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ANABAPTISTAS

ANABAPTISTAS

(También se les conoce en castellano como «anabautistas».)
Movimiento religioso de la época de la Reforma evangélica del siglo XVI. Los anabautistas tienen su origen en seguidores de la reforma de Ulrico Zwinglio en Zurich, Suiza. En 1523 empezó a tomar forma el anabautismo bajo la dirección de Conrado Grebel y Félix Manz, entre otros. Baltasar Hubmaier y Hans Denck propagaron sus ideas en el sur de Alemania, y Jacobo Hutter lo hizo en Moravia (® HUTTERITAS, HERMANOS). Otro lí­der importante, Menno Simons, los organizó en el norte de Alemania y Holanda (® MENONITAS).
Sus creencias básicas eran las mismas de la Reforma, pero solo bautizaban a creyentes y rebautizaban a los que habí­an recibido ese sacramento cuando niños (de ahí­ el nombre anabautistas o rebautizadores). También creí­an en la autoridad de la iglesia local, la separación de la Iglesia y el Estado, así­ como en cierto grado de pacifismo y el aislamiento de las cuestiones polí­ticas. Su estilo de reforma era más profundo que el adoptado por los otros evangélicos del siglo XVI. Una posición más radical la encontramos en los llamados «profetas de Zwickau» (Alemania), los seguidores de Tomás Muntzer (importante lí­der en la revuelta de los campesinos alemanes del siglo XVI), y los «profetas» Juan Matthys y Juan de Leyden.
Los «profetas» fueron derrotados militarmente después de un corto experimento teocrático durante su breve control de la ciudad alemana de Münster, donde impusieron una forma de comunismo y favorecieron la poligamia. Además, fueron rechazados por otros anabautistas por ciertas excentricidades y por recurrir a las armas, lo cual les está prohibido a los anabautistas de tipo evangélico. Tomás Muntzer es considerado héroe por muchos socialistas y comunistas, y precursor del socialismo en Alemania.
Los mayores grupos anabautistas de la actualidad son los menonitas, los schwenckfelders (® SCHWENCKFELDER, IGLESIA), los hermanos hutteristas (® HUTTERITAS, HERMANOS) y varios grupos que se identifican como hermanos. Los amish también pueden remontarse a esa tradición y mantienen una vida en comunidad en lugares relativamente aislados. Los primeros bautistas recibieron la influencia anabautista (mediante los menonitas) a principios del siglo XVII.

Fuente: Diccionario de Religiones Denominaciones y Sectas

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Grupo sectario surgido en Suiza y Alemania en los primeros momentos de la Reforma. Fueron promovidos por Stork y Münzer, que negaban el valor del bautismo infantil y volví­an a bautizar a los adultos. Combatidos duramente por el mismo Lutero, actuaron en la Guerra de los campesinos (1524-1525). Más tarde se apoderaron durante tres años de Münster (1532) y, vencidos, fueron exterminados.

Volvieron a resurgir bajo la animación del pastor Menno en 1535 y se han mantenido hasta nuestros dí­as bajo la denominación de «Bautistas», siendo numerosos en Estados Unidos de América y diversos lugares.

Pedro Chico González, Diccionario de Catequesis y Pedagogí­a Religiosa, Editorial Bruño, Lima, Perú 2006

Fuente: Diccionario de Catequesis y Pedagogía Religiosa

Los anabaptistas (palabra de raí­z griega que significa «bautizar de nuevo») fueron un ala radical de la Reforma. Perteneciendo en su mayor parte a clases sociales bajas, estuvieron muy lejos de constituir un grupo homogéneo, ya que se fundaron en distintos paí­ses siguiendo orientaciones teológicas diferentes. Es un rasgo común a todos el literalismo bí­blico, derivado originariamente del primer >Zwinglio 1. Este, sin embargo, se opuso a su rechazo del valor o validez del bautismo de los niños, que habrí­a de convertirse pronto en su rasgo distintivo. Pero, a diferencia de los donatistas, no se consideraban a sí­ mismos como rebautizados, por lo que solí­an denominarse «hermanos cristianos». Pronto repudiaron otras doctrinas que consideraban no contenidas en la Escritura, especialmente las relativas a la organización de la Iglesia 2. Se encontraron también errores cristológicos, por ejemplo en el predicador laico anabaptista Melchior Hoffman (11543 ca.) 3, quien propugnó además una visión milenarista. Su influyente visión se prolongó en la rama «melchiorita» de los anabaptistas, que perduró tras su muerte.

Uno de los anabaptistas más influyentes, y cabecilla de la Guerra de los Campesinos, fue Thomas Münzer/Müntzer (ca. 1490-1525) 4. El centenario de su nacimiento dio lugar a algunos estudios importantes 5. Algunos grupos de anabaptistas del siglo XVI sobrevivieron 6. Los «hutteritas», que buscaron refugio en Moravia bajo el liderazgo de Jacob Hutter (11536), practicaron la comunidad de bienes, y todaví­a continúan en Estados Unidos. Los «mennonitas» (de Menno Simons, 11561), también conocidos como «amish» (de Jacob Ammann, 11730), tuvieron sus orí­genes en Holanda y Suiza, y más tarde cruzaron también el Atlántico 7. La Confesión de Schleitheim (1527) 8, redactada por el ex-monje benedictino Michael Sattler, así­ como la Confesión mennonita de Dordrecht (1623), pueden considerarse como representativas de la teologí­a de ambos grupos 9: insistencia en el bautismo de adultos; «prohibición» o estricta disciplina de la comunidad; separación de los que no son miembros; triple rechazo de los juramentos, del uso de las armas y de la participación en la vida polí­tica. Un rechazo más radical aún de la organización eclesiástica fue la de los seguidores de Casper Schwenckfeld (11561) 10, que mantuvo la creencia en una Iglesia invisible a la que pertenecí­an todos los que eran fieles a «la Palabra Interior del Espí­ritu», similar a la «Luz Interior» predicada antes por T. Münzer. Más tarde la Sociedad Religiosa de los Amigos (>Cuáqueros) incorporarí­a algunas de las ideas de la Iglesia de Schwenckfeld.

En la época de la Reforma, los anabaptistas fueron ferozmente perseguidos tanto por los católicos como por los reformadores dominantes. Las polémicas de aquel tiempo juzgaron duramente sus posiciones doctrinales, así­ como algunas desafortunadas desviaciones, entre ellas la poligamia, durante el asedio de Münster (15331535). Ha sido sólo en nuestro siglo, especialmente a través de los mismos escritores mennonitas, cuando la profundidad e importancia de su teologí­a del martirio, el sufrimiento resignado y el pacifismo 11 han empezado a apreciarse, así­ como su insistencia en la dimensión comunitaria de la eclesiologí­a, con particular énfasis en la participación común en las riquezas 12. Es importante también su búsqueda de una actitud cristiana en la polí­tica dentro de una sociedad pluralista 13, especialmente por la influyente «Sojourners community» en Washington y en Latinoamérica 14.

Los mennonitas se reúnen internacionalmente en la Conferencia Mundial Mennonita, cuya XII asamblea se celebró en 1990 en Winnipeg. En 1984 iniciaron conversaciones ecuménicas formales con la Alianza Mundial de Iglesias Reformadas 15 y en 1989 con la Alianza Baptista Mundial. Algunas de las conferencias nacionales de mennonitas pertenecen a la Conferencia Mundial de las Iglesias y otras mantienen diálogos ecuménicos de ámbito local.

NOTAS:
1 E. ISERLOH, La lucha por la inteligencia de la libertad del cristiano, en H. JEDIN (dir.), Manual de historia de la Iglesia V, Herder, Barcelona 1986, 180-306; L. DUCH, Los movimientos al margen de la Iglesia confesional, en E. VILANOVA, Historia de la teologí­a cristiana II, Herder, Barcelona 1989, 438-517; H. TÜCHLE-C. A. BOUMAN, Los anabaptistas, en J. ROBIER-R. AUBERT-M. D. KNOWLES (dirs.), Nueva historia de la Iglesia III, Cristiandad, Madrid 1966, 113-116; R. GARCíA VILLOSLADA-B. LLORCA, Edad nueva. La Iglesia en la época del Renacimiento y de la Reforma católica, en B. LLORCA-R. GARCíA VILLOSLADA-F. J. MONTALBíN (dirs.), Historia de la Iglesia católica III, BAC, Madrid 1967, 687ss; J. D. WEAVER, Becoming Anabaptist: The Origin and Significance of Sixteenth Century Anabaptism, Scottdale 1987; F. FERRARIO, L’anabattismo delle origini e il problema ermeneutico, RasT 29 (1988)382-400.
2 G. H. WILLIAMS-A. M. MERGAL (eds.), Spiritual and Anabaptist Writers, Westminster 1957; M. LIENHARD (ed.), Les débuts et caractéristiques de l’Anabaptisme. Actes du colloque Strasbourg 1875, La Haya 1977.
3 L. DUCH, Anabaptismo apocalí­ptico, en E. VILANOVA, o.c., 498503; K. DEPPERMANN, Melchior Hoffman: Social Unrest and Apocalyptic Visions of the Age of Reformation, Edimburgo 1987.
4 Obras recopiladas en P. MATHESON (ed.), Edimburgo 1988; L. DUCH, Reformas y ortodoxias protestantes: siglos XVI y XVII, en E. VILANOVA, o.c., 444-466; T. ScoTT, Fmm Polemics to Sobriety: Thomas Miintzer in Recent Research, JEH 39 (1988) 557-572.
5 S. BRíuER-H. JUNGHAMS (eds.), Der Theologe Thomas Müntzer: Untersuchungen zu seiner Entwicklung und Lehre, Gotinga 1989; H. G. GoERTZ, Thomas Müntzer, Mystiker, Apokalyptker Revolutiondr, Munich 1989; E. W. GRrrSCH, Thomas Müntzer: A Tragedy of Errors, Minneapolis 1989; B. LOHSE, Thomas Müntzer in neuer Sicht, Gotinga 1991; T. Scan, Thomas Müntzer: Theology and Revolution in the German Reformation, Basingstoke 1992; G. VOGLER, Thomas Müntzer. Schrii tenreihe Geschichte, Berlí­n 1989.
6 G. W. FORELL, Anabaptists, en NCE 1, 459-460.
7 L. DUCH, Menno Simons y los mennonitas, en E. VILANOVA, o.c., 503-505; E. FRIESEN, Iglesia de los hermanos mennonitas, en AA.VV., Pluralismo religioso 1, Atenas, Madrid 1981; AA.VV, The Mennonite Encyclopedia, 4 vols., Scottdale 1955-1960; J. C. WENGER, The Mennonite Church in America, Scottdale 1966.
8 Texto en L. VON MURALT-W. SCHMIDT, Quellen für Geschichte der Tüufer in der Schweiz II, Zurich 1952, 26-36.
9 A. C. SNYDER, The life and Thought of Michael Sattler, Scottdale 1984.
10 R. EMMET McLOUGHLIN, Casper Schwenckfeld: Reluctant Radical, vale 1986.
11 Cf J. A. MIHEVC, The Politicization of the Mennonite Peace Wilnesss in the Twentieth Century, St. Michael, Toronto 1988 (tesis doctoral).
12 L. MILLAR, Mennonite World Conference and Mennonites, DictEcuinMov, 668-669; J. SEGUY, Un cas d’institutionalisation du croire: Les Assemblées anabaptistes-mennonites de France, RechSR 77 (1989) 165-196.
13 D. W. BROWN, Communal Ecclesiology: The Power of the Anabaptist Vision, TI’od 36 (1979-1980) 22-29; J. R. BURKHOLDER-C. REDEKOP (eds.), Kingdom, Cross and Community, Scottdale 1976; R. FRIEDMANN, The Theology of Anabaptism, Scottdale 1973.
14 L. A. RUTSCHMAN, Latin American Liberation Theology and Radical Anabaptism, JEcuSt 19 (1982) 38-56.
15 R. T. BENDER, Baptism, Peace and the State in the Reformed and Mennonite Traditions: Phase Two, Mid-Stream (1992) 41-43.
DicEC

Christopher O´Donell – Salvador Pié-Ninot, Diccionario de Eclesiologí­a, San Pablo, Madrid 1987

Fuente: Diccionario de Eclesiología

(v. protestantes)

(ESQUERDA BIFET, Juan, Diccionario de la Evangelización, BAC, Madrid, 1998)

Fuente: Diccionario de Evangelización

Grupo religioso que apareció en Alemania y otros países de Europa como resultado de la reforma luterana, pero sin ser parte esencial de ella. Sin embargo, el hecho de que Lutero hiciese temblar el fundamento del orden político y eclesiástico, hizo que este movimiento fuese posible. Las semillas de una revolución económica y política habían sido bien plantadas en la mente alemana, y sólo un cataclismo de grandes proporciones se necesitaba para que saltaran a la vida. Aunque esencialmente religioso en su naturaleza, el alzamiento anabaptista tenía una combinación de aspectos religiosos, sociales, económicos y políticos que eran radicales. El término mismo señalaba a la forma en que este grupo se oponía a la práctica prevaleciente de los luteranos y católicos romanos en cuanto al bautismo de niños, insistiendo en que se debía bautizar a los adultos y por inmersión. Repudiaron el concepto que los luteranos y católicos tenían de la iglesia y su gobierno, por lo cual el movimiento representó una específica ruptura dentro de la iglesia como organismo histórico. Ritschl afirma que su origen se remonta a los franciscanos espirituales de la última parte de la Edad Media, otros creen que su origen se remonta al movimiento de los valdenses. Los anabaptistas no eran un grupo coherente, representando varios grados de ortodoxia, desde la posición evangélica de Conrad Grebel (1498–1528) hasta el mucho más radical Baltazar Huebmaier (1485–1528), y Hans Denk (muerto en 1527). Su común denominador era su insistencia en que sólo los adultos debían ser bautizados. El elemento más radical enfatizaba la importancia de la palabra interior más bien que la palabra exterior de las Escrituras. Negaban las doctrinas de la depravación total del hombre, el pecado original, la elección y el castigo eterno, sosteniendo que el hombre tenía libre albedrío y que es capaz de una comunión directa y mística con Dios. Huebmaier y Denk predicaron un comunismo moderado junto con un quilialismo radical, lo que resultó en su persecución tanto por los católicos romanos como por los luteranos. Después de 1536 Menno Simons llegó a ser su líder, trayéndolos dentro de la tradición de los reformadores.

BIBLIOGRAFÍA

  1. Horsch, The Mennonites in Europe; R.H. Bainton, «The Left Wing of the Reformation», Journal of Religion, XXI, 1941; G.F. Hershherger, The Recovery of The Anabaptist Vision.

Gregg Singer

Harrison, E. F., Bromiley, G. W., & Henry, C. F. H. (2006). Diccionario de Teología (26). Grand Rapids, MI: Libros Desafío.

Fuente: Diccionario de Teología

Del griego ana, de nuevo, y baptizo, bautizar; rebautizados).
Un grupo violento extremadamente radical de reformistas eclesiástico-civiles que apareció por primera vez en 1521 en Zwickau, en el actual reino de Sajonia y que todavía existe aunque en formas más moderadas.

I. NOMBRE Y PRINCIPIOS DOCTRNARIOS

El nombre anabaptistas, aplicable etimológicamente y, algunas veces, aplicado a denominaciones cristianas que practican el re-bautizo está, en el uso histórico general, restringido a aquellos que, negando la validez del bautizo infantil, adquirieron prominencia durante el gran movimiento reformista del siglo dieciséis. Este nombre fue generalmente repudiado por parte de aquéllos a quienes se les aplicaba, ya que la discusión no se centraba alrededor de la pregunta de si el bautizo podía repetirse, sino sobre la validez del primer bautizo. Los principios sobre los cuales los anabaptistas estaban, generalmente, de acuerdo eran los siguientes:

Pretendían restaurar lo que ellos argumentaban que eran las bases del cristianismo primitivo. Esta restauración incluía el rechazo de juramentos y la pena capital y abstenerse del ejercicio del magisterio.
De una forma más consistente que la mayoría de los reformistas protestantes, los anabaptistas sostenían la supremacía absoluta y la competencia única de las Escrituras canónicas como una norma de fe. Sin embargo, la inspiración individual y sentimientos religiosos jugaban un papel importante entre ellos.
El bautizo de infantes y la doctrina luterana de la justificación sólo por la fe eran rechazados por carecer de fundamento en las Escrituras.
El nuevo Reino de Dios, que ellos pretendían haber encontrado, consistía en la reconstrucción, sobre una base totalmente diferente, de tanto la sociedad civil como eclesiástica. El comunismo, incluido para alguno de ellos la comunidad de mujeres, era el principio fundamental del nuevo estado.

II. ORIGEN E HISTORIA

La pregunta sobre la validez del bautizo aparece en dos grandes fases de la historia eclesiástica. La primera controversia se puso de moda en una fecha temprana (Siglos III y IV) y se refería al ministerio del sacramento (el bautizo conferido por herejes). Fue mucho después que se originó una segunda discusión, en la cual el tema del bautizo de infantes era el punto en controversia. En los Siglos XI y XII, los petrobrusianos rechazaban el bautizo de infantes y tanto ellos como otros herejes medievales (seguidores de Enrique de Lausana, (n.tr. Henricians) Waldenses, Albigenses y Hermanos de Bohemia, tenían puntos de vista que se asemejaban en ciertos aspectos a los principios de los anabaptistas. Sin embargo, hay escasa, o ninguna conexión histórica entre los anabaptistas y aquellas sectas originales. Los principios de Lutero y sus ejemplos ejercieron una mayor influencia sobre el nuevo movimiento. Sin embargo, las interpretaciones privadas de las Escrituras, y las enseñanzas del Espíritu Santo podían ser mantenidas por cualquier individuo y lógicamente llevaron a los puntos de vista extremos de los anabaptistas.

(a) El Anabaptismo en Sajonia y Turingia (1521-25)

Nicolás Storch, un tejedor (f. 1525) y Tomás Münzer, un predicador luterano (c.1490-1525), junto con los otros auto-llamados “Profetas de Zwickau” hicieron, durante la Reforma, el primer ataque contra el bautizo de infantes. La doctrina de absoluta igualdad de todos los hombres y la completa comunidad de bienes y los subsiguientes disturbios muy pronto les ocasionaron conflictos con las autoridades civiles de Zwicau. Antes de que se tomara represalias contra él, Storch se dirigió con dos seguidores a Wittenberg, y los procedimientos iconoclastas de Carlstadt obligaron a Lutero a abandonar Wartburg para apersonarse en Wittenberg. Él predicó contra los nuevos apóstoles con tal vehemencia que ellos tuvieron que abandonar la ciudad. Hasta su muerte en Munich, Stoch viajó por Alemania, divulgando sus doctrinas, específicamente en Turingia (1522-24) donde fue uno de los principales instigadores de la Guerra de los Campesinos. Münzer rechazó, en teoría, el bautizo de infantes, pero en la práctica lo retuvo. Fue expulsado de Zwickau (1521) y fue a Bohemia; pero tuvo poco éxito como propagandista. En 1522 fue a Alstedt (Sajonia Electoral) como predicador y se casó con una monja. Muy pronto se vio rodeado por muchos seguidores, introdujo un servicio religioso alemán y atacó a Lutero como también al orden establecido. Su estadía temporal en Mühlhausen (Turingia), que fue interrumpida por un viaje a través del sur de Alemania, fue igualmente exitosa. Enrique Pfeifer, un monje apóstata, quien fue su colaborador en Mühlgause, había preparado el terreno para el nuevo evangelio. Münzer y Pfeifer se convirtieron en los amos absolutos de la ciudad, y multitudes de campesinos y vecinos de la ciudad descontentos con las condiciones existentes, se les unieron, saquearon y devastaron las áreas vecinas. Para sofocar el movimiento revolucionario, Juan, el Elector de Sajonia, Felipe, landrave de Hesse, y Enrique, duque de Brunswick, se unieron y, comandados por Münzeer, atacaron a los campesinos en Frankenhausen (1525). Los insurgentes fueron totalmente derrotados. Después de la batalla, Münzer fue descubierto en Frankenhausen en una cama en la que se había escondido y fue entregado al verdugo. Recibió los sacramentos de la Iglesia Católica antes de su muerte, mientras que su compañero Pfeifer, sin haberse arrepentido, se le aplicó la pena capital (1525).

(b) El Movimiento Anabaptista Suizo (1523-25)

Al igual que Lutero, Zwingly, el iniciador de la Reforma en Suiza, prontamente encontró más competidores radicales. En 1525 algunos de sus seguidores se separaron de él y predicaron el rebautismo y el comunismo. El partido encontró dos líderes muy capaces en Juan Denk y Baltazar Hubmaier. Sus seguidores, reclutados especialmente de la clase obrera, fueron numerosos no solamente en Suiza, sino también en el sur de Alemania y Austria; Augsburg, Nuremberg y, en fecha posterior, Estrasburgo, vinieron a ser los principales centros del movimiento. Se encontró resistencia a su esparcimiento desde dos fuentes. Las enseñanzas anabaptistas apoyaron sustancialmente la causa de la Lucha del Campesinado que estalló en 1524 en el mismo territorio donde los anabaptistas había efectuado su propaganda. Como resultado de la derrota del campesinado (1525)se produjo, en gran medida, la dispersión de los anabaptistas. Por otro lado, algunos de los ayuntamientos como el de Zúrich (1526) decretaron las más severas penas contra sus seguidores. No obstante, a pesar de la derrota y la represión constante, la secta sobrevivió.

(c) Los anabaptistas en Münster (1533-35)

La expansión de los anabaptistas por el sur de Alemania y de Holanda debe acreditársele principalmente al trabajo de Melchior Hofmann, un curtidor de pieles muy viajado. El arribo de algunos de sus discípulos (melquioritas) a Westfalia (1533-34) marca el inicio del período más extraordinario de la historia de los anabaptistas y la ciudad de Münster. En esta última, Bernardo Rothmann, un capellán, y Knipperdollinck, un comerciante de telas, ya habían tenido éxito en difundir las ideas luteranas. Se unieron al movimiento anabaptista, del cual John Matthys o Matthiessen, un antiguo panadero, y John Bockelsohn o Bockold, un sastre holandés, se convirtieron en dos grandes representantes locales. Knipperdollinck fue electo burgomaestre (Febrero 1534) y la ciudad estuvo bajo el completo e irrestricto control de los seguidores del rebautismo. Münster, en vez de Estrasburgo, se convertiría así en el centro de la conquista proyectada del mundo, la “Nueva Jerusalén”, cuya fundación fue caracterizada por un reino de terror y orgías indescriptibles. Se destruyeron tesoros literarios y artísticos; y se introdujeron el comunismo, la poligamia y la comunidad de mujeres. Rothmann tomó para sí mismo cuatro mujeres y John de Leyden, dieciseis. Este último fue proclamado Rey de la “Nueva Sión”, cuando Francis de Waldeck, Obispo y señor temporal de la ciudad, ya había iniciado su sitio (1534). En junio 1535, la defensa de la ciudad, fue cada vez más difícil y John, como último recurso para escapar, decidió incendiar la ciudad. Su plan fue frustado por la inesperada captura por los sitiadores (24 de junio de 1535). El Rey, su teniente Knipperdollinck, y su canciller Krechting fueron capturados y luego de seis meses de prisión y torura, fueron ejecutados. Como advertencia espantosa, sus cuerpos fueron colgados en jaulas de hierro en la torre de la iglesia de San Lamberto.

III. CONSECUENCIAS

Los anabaptistas en Inglaterra

Conjuntamente con el elemento del fanatismo, siempre existió dentro del partido de los anabaptistas una corriente más pacífica representada principalmente por los seguidores suizos. El efecto de la caída de Münster y la decidida represión de los anabtistas tanto por los católicos, luteranos y zwinglianos dio como resultado la marcada y, finalmente, completa eliminación de las violentas características del movimiento. Menno Simonis, originalmente presbítero católico, quien se unió al partido en 1536, ejerció una influencia positiva en esa dirección. El mismo nombre de anabaptistas fue reemplazado por otros, particularmente el de menonitas. Es bajo esta última denominación que se conocen a los antiguos anabaptistas principalmente en Holanda, Alemania y los Estados Unidos. Otra consecuencia de la captura de Münster pudo haber sido la aparición de anabaptistas en Inglanterra cuando se les comienza a ver frecuentemente luego de estos eventos y se les continúa mencionando en los siglos XVI y XVII. Sus seguidores estaban formados muy probablemente por refugiados holandeses y alemanes. Las penas de muerte y las deportaciones forzadas a las que flueron sometidos evitó que la secta creciera en importancia. Las enseñanzas de los anabaptistas con relación al bautizo de los infantes fue adoptada por los Baptistas de Inglaterra y los Estados Unidos.

Información sobre la Publicación
Escrito por N. A. Weber. Transcrito por Robert H. Sarkissian. The Catholic Encyclopedia, Volumen I, Publicadado 1907. Nueva York: Robert Appleton Company. Nihil Obstat, 1 de marzo de 1907. Remy Lafort, S.T.D., Censor. Imprimartur. +John Cardenal Farley, Arzobispo de Nueva York.

Bibliografía

Kerssenbroch, Anabaptistici furoris monasterium inclitam Westphaliae metropolim evertentis historica narratio, ed. Detmer (Münster, 1899, 1900); Cornelius, Geschichte des m nsterischen Aufruhrs (Leipzig, 1855, 1860); Janssen, Geschichte des deutschen Volkes (Freiburg and St. Louis, Mo., 1897) II, 231-238, 394-416, 557-571, III, 109-121, 326-351, tr. Hist. of the German People (St. Louis, Mo., and London, 1900, 1903), III, 256-263, IV, 87-117, 217-222, 291-310, V, 150-165, 449-485; Newman, A History of Anti-Pedobaptism from the Rise of Pedobaptism to A.D. 1609 (Philadelphia, 1897), with extensive bibliography, 395-406; Idem, A History of the Baptist Churches in the United States (New York, 1894), in Amer. Church Hist. Series, II, 1-56; Bax, Rise and Fall of the Anabaptists (London, 1903); Burrage, A History of the Anabaptists in Switzerland (Philadelphia, 1905); Tumbult, Die Wiedert ufer (Leipzig 1899).

Traductor Domingo Latorraca Donato
Panamá, 14 de abril del 2008

Fuente: Enciclopedia Católica