El término matrimonio de levirato se deriva de la palabra latina levir, que significa el hermano del esposo. Se conoce por las tabletas de Nuzi que cuando un padre conseguía una novia para su hijo y el hijo moría, la muchacha debía casarse con otro de los hijos. La costumbre pudo haber surgido del concepto del †œprecio de novia†. Ya que el padre tenía una inversión en la muchacha, él estaba en libertad para dársela a otro de sus hijos.
La fórmula del matrimonio de levirato se incorporó a la ley bíblica (Dt. 25:5-10). Su violación está ilustrada en Génesis 38. Onán tomó la esposa de su hermano; pero rehusó tener un hijo con ella y murió. Judá, habiendo perdido dos hijos, rehusó dar el tercer hijo en matrimonio a Tamar, con el resultado de que ella tomó el asunto en sus propias manos, se vistió como ramera y tuvo hijos de Judá mismo. El episodio ilustra el hecho de que el matrimonio por levirato exigía obligaciones tanto por parte del suegro como de la esposa. Judá reconoció que había hecho mal al no permitir que Tamar se casara con el tercer hijo. El libro de Rut ofrece otro ejemplo bíblico del matrimonio de levirato. Allí se sabe que cuando no hay más hermanos, un pariente cercano del fallecido podía casarse con la viuda. El primer hijo nacido en tales circunstancias se reconocía como del esposo fallecido, recibiendo su nombre y heredad.
Fuente: Diccionario Bíblico Arqueológico