Biblia

NUNC DIMITTIS

NUNC DIMITTIS

Oración preciosa de Simeón en el Templo, al tener a Jesús en sus brazos, Luc 2:29-32.

Diccionario Bí­blico Cristiano
Dr. J. Dominguez

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Fuente: Diccionario Bíblico Cristiano

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Palabras iniciales de Simeón, al recibir en el Templo a Jesús en la presentación que se solí­a hacer de los primogénitos. (Luc. 2.29-32). La Liturgia y la Tradición lo convertirí­an luego en himno religioso.

En la exégesis de este fragmento de Lucas conviene hacer alusión a los oráculos proféticos: Is. 40.5, 42.6 y 49,6,. En ellos se aclara el sentido salví­fico del niño que se ofrece a Dios, como primicia de un sacrificio mucho mayor que aquel que en ofrecimiento ritual iniciaba.

Pedro Chico González, Diccionario de Catequesis y Pedagogí­a Religiosa, Editorial Bruño, Lima, Perú 2006

Fuente: Diccionario de Catequesis y Pedagogía Religiosa

DJN
 
Para muchos comentaristas el «Nunc dimittis» es el más bello, entrañable, luminoso y lleno de universal esperanza de los cánticos lucanos. Se llama así­ por las primeras palabras con que se traduce al latí­n el texto griego (Nunc dimittis=Ahora puedes dejar…). desde el siglo V se ha recitado en la plegaria nocturna como parte del oficio monástico de las horas. Tiene como marco dos hechos realizados en el templo que definen la manifestación de Jesús: -la purificación de la madre a los cuarenta dí­as del parto (Lc 2,22a y 24), -y el rescate del primogénito al mes del nacimiento (22b y 23). Prescindiendo de los problemas crí­ticos y literarios, lo que se pone de relieve es la escrupulosa fidelidad de José y Marí­a a las prescripciones de la ley mosaica: «La gran novedad de la actuación salví­fica de Dios entra en la historia humana a través de una aceptación de su palabra, expresada en la ley».

1) La manifestación de Jesús se desarrolla en torno a dos personajes: -Simeón, cuyos í­ntimos sentimientos se proyectan en cántico de alabanza y de anuncio profético, -y Ana, la profetisa, que lo hace en forma de acción de gracias y magnificando la figura del niño.

a) Primera manifestación de Jesús (2,25-35). Esta primera manifestación se realiza por medio de la figura venerable del anciano Simeón («Dios ha escuchado»). Hombre «honrado y piadoso», «aguarda la restauración mesiánica de Israel», y le habí­a sido revelado por el Espí­ritu Santo que no morirí­a antes de ver al Ungido del Señor». El «Nunc dimittis», en el que Simeón ensalza la figura del niño, lo mismo que Zacarí­as predice la grandeza de Juan en el Benedictus, comienza en el vers. 28: «Simeón tomó en brazos al niño y bendijo a Dios diciendo». El segundo oráculo en labios de Simeón comienza en vers. 34ab: «Simeón los bendijo y dijo a Marí­a su madre». «Lo más importante es que Simeón reconoce en este niño al portador de las promesas mesiánicas de paz, salvación, luz. En él, la promesa se va a revelar a los gentiles, y redundará en gloria para Israel; por más que la salvación está destinada a «todos los pueblos», tanto a Israel como a las naciones paganas» (J. A. FITZMYER, bibl. 247).

El anuncio profético de Simeón va dirigido a la madre del niño (vers. 34bc-35ab). Al describir al niño como fuente de división el evangelista está proyectando una realidad histórica y una vivencia religiosa que tiene su origen en la misma persona de Jesús y en su mensaje (Lc 12,51-53). «Ten en cuenta que éste está puesto para caí­da y resurgimiento de muchos en Israel y para señal de contradicción, y a ti misma una espada te traspasará el alma, para que salgan los pensamientos del fondo de muchos corazones». Aparece ya el tema del rechazo que irá adquiriendo diversas manifestaciones en el transcurso de la historia (Lc 4,29; 13,33-35; 19,44.47-48; 20,14-17). También Marí­a experimentará en su propia carne esta postura de rechazo, que irá más allá de los lazos de sangre y de la carne y afectará a la fidelidad del discí­pulo.

Simeón puede partir en paz, no porque haya terminado su tarea, sino porque Dios ha cumplido su palabra. «Ahora, Señor, puedes dejar que tu siervo vaya en paz…» Es el «ahora» de la irrupción total de Dios en la historia mediante Jesucristo salvador; termina un tiempo y comienza otro: Dios ha cumplido su palabra.

b) Análisis del Nunc dimittis: La estructura del cántico es muy sencilla: consta de tres dí­sticos diáfanos y claros (vers. 29,30-31 y 32). El vocabulario está tomado en gran parte de las dos últimas partes de Isaí­as (52,9-10;49.6;46,13;42,6;40,5). El Nunc dimittis es un tejido, un empedrado de temas isaianos, lo que nos orienta para descubrir el género midráshico, por ejemplo «el tema de la salvación», frases como «a la vista de todas las naciones, luz de los gentiles, gloria para Israel». También en Isaí­as se habla de universalismo, pero es un universalismo subordinado a Israel: la luz llegará a los gentiles, pero tendrán que acudir a Jerusalén, porque Israel es el pueblo de Dios. El cántico de Zacarí­as decí­a en 1,68 que el Dios de Israel habí­a «venido a liberar a su pueblo»; el cántico de Simeón tiene una perspectiva más amplia de la redención de Dios. «La apertura de Nunc dimittis a los gentiles incorpora al relato lucano de la infancia un tema que vimos en el relato mateano de los magos. En su segundo capí­tulo ambos evangelistas anticipan el futuro del evangelio incorporando al relato del nacimiento el tema de los gentiles que son atraí­dos por la luz del Hijo de Dios. De hecho Lucas presenta a Simeón expresando una idea que posteriormente estará asociada con los dos grandes protagonistas de Hechos» (R. E. BROWN, bibl. 479-480). Igualmente la proyección universalista es mucho más amplia en el Nunc dimittis que en el Gloria, proclamado por los ángeles (=en quienes Dios se complace); Simeón (=»luz para iluminar a los gentiles»), una salvación exuberante, manifestada tanto a las naciones paganas como a Israel. Desde el «origen», Lucas subraya la universalidad de la liberación cristiana, en conformidad con el plan que va a desarrollar en su obra completa.
c) Naturaleza del cántico: Encontramos en el evangelio de la Infancia, de Lucas, tres composiciones que la tradición cristiana conoce con el nombre genérico de «himnos». Tienen unas caracterí­sticas muy similares: un esquema uniforme, el relato es un tejido de textos viejotestamentarios, en los tres se describe la figura, destino y función de un personaje: (Juan Bautista, Marí­a, Jesús) = Benedictus, Magnificat, Nunc dimittis; el himno lo pronuncia una persona destacada (=Zacarí­as, Marí­a, Simeón). Claramente nos hallamos ante un género llamado «midrashico», muy usado, tanto entre los judí­os como entre los cristianos. «Según René Bloch, citado por R. E. Brown, «Midrás rabí­nico es una reflexión o meditación homilética sobre la Biblia que intenta reinterpretar o actualizar un texto del pasado teniendo en cuenta las circunstancias actuales» (BIbI. 582). Ejemplo tí­pico es el libro del Apocalipsis cristiano.

Estas caracterí­sticas uniformes nos impulsan a preguntarnos -¿Fueron los discursos pronunciados así­, materialmente, por las personas en cuyos labios se colocan? -¿Tanto estos tres «himnos» o «discursos» como los muchos otros de la entera obra lucana, de las mismas caracterí­sticas, son composiciones libres de Lucas o están fundados en «memorias» o documentos? Apuntamos unas sugerencias para la solución.

– Ordinariamente los historiadores antiguos suplen los análisis psicológicos o reflexiones sobre el sentido de la historia que narran mediante discursos colocados en boca de personajes. Manifiestan el sentido de la situación que describen, los sentimientos del personaje que habla y también los sentimientos del que escribe.

– En 1949 se publica una comunicación hecha en 1944 por M. Dibelius, muerto en 1947, a la Academia de Heildelberg, que arroja mucha luz sobre el problema. Según las reglas de la historiografí­a griega, una obra bien compuesta debe incluir cierto número de discursos. Sirven para dar más agilidad, más vida, más interés a la narración. Los discursos, según esta tradición historiográfica, deben entenderse, no en función de los personajes en cuyos labios se ponen, sino en función del papel que juegan en el plan general de la obra.

– Utilizando una técnica historiográfica admitida, Lucas hace realmente obra original. Esto se debe en parte al fin propio que intenta, que no es solamente contar la historia, sino entregar una enseñanza religiosa. ->infancia, evangelios de la.

BIBL. – J. WINANDY, La prophetie de Simeon (Lc 2,34-35), RB 72 (1965) 321-351; R. E. BROWN, El nacimiento del Mesí­as. Comentario a los relatos de la Infancia, Madrid, 1982; J. A. FITZMYER, El Evangelio según Lucas (1-8,21), vol. II., Madrid, 1986; O. SPINETOLI, Introduzione al Vangeli dell’Infanzia, Brescia, 1966.

Carlos de Villapadierna

FERNANDEZ RAMOS, Felipe (Dir.), Diccionario de Jesús de Nazaret, Editorial Monte Carmelo, Burbos, 2001

Fuente: Diccionario de Jesús de Nazaret

Véase Cántico.

Fuente: Diccionario de Teología

Las profecías que acompañan la venida de Cristo no ocurren (como en el caso de Juan el Bautista) durante la circuncisión, sino durante los ritos de purificación un mes más tarde. Según una antigua costumbre, se llevaba a los niños a un anciano médico o rabino en el templo para que fuesen bendecidos. Quizás fue en estas circunstancias que Simeón, al tomar en sus brazos al Señor Jesús, pronunció su nunc dimittis (Lc. 2.29–35). De Simeón se dice que había recibido un espíritu que era “santo”, lo que en la tradición judía equivalía al “espíritu de profecía”. Según los rabinos, el Espíritu abandonó a Israel después del profeta Malaquías, y su retorno indicaría el comienzo de la era mesiánica (cf. SB, in loc.). En el caso de Simeón, se producen tres “actos (específicos) del Espíritu”: (1) por revelación divina se le asegura que verá al Mesías del Señor; (2) sometido a la influencia del Espíritu (cf. Ap. 1.10) es llevado a encontrarse con Jesús y a reconocerlo como el Mesías (cf. 1 S. 16.6ss); (3) hace una plegaria y predicción que, en el contexto de Lucas, claramente debemos considerar como profética.

El Nunc dimittis se divide en dos partes, la primera de las cuales es una oración a Dios (litúrgicamente, sólo esta parte recibió el nombre de Nunc dimittis); la segunda es una profecía dirigida a María. Su espíritu y tema contrastan marcadamente entre sí. La plegaria es gozosa, y expresa la esperanza mesiánica del judaísmo en su tono más exaltado: en el Mesías los gentiles recibirán la verdad de Dios, y, de ese modo, en él se manifestará plenamente la gloria de Israel como instrumento divino de revelación y redención (cf. Is. 49.6; Hch. 1.8; Ro. 15.8ss). Pero en la segunda sección, como si se quisiera equilibrar la impresión que deja la plegaria, la alabanza da lugar a la advertencia. El Mesías producirá divisiones, y será rechazado por muchos (cf. Ro. 9.33).

En la profecía de Simeón dirigida a María aparece el concepto de un Mesías sufriente. El destino de Israel es glorioso, pero es un destino de conflicto. Como señal o indicación de la redención de Israel, Jesús será atacado y rechazado (cf. Lc. 11.30), porque el tipo de redención que representa no resultará agradable a todos. Aunque esto angustiará a María, por medio de este sufrimiento los hombres serán llamados a decisión, y de este modo se descubrirá lo que realmente son en su ser íntimo, en su ser oculto, (* Benedictus )

E.E.E.

Douglas, J. (2000). Nuevo diccionario Biblico : Primera Edicion. Miami: Sociedades Bíblicas Unidas.

Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico

(El cántico de Simeón).

Se encuentra en el Evangelio según San Lucas (2,29-32), y es el último en la secuencia histórica de los tres grandes cánticos del Nuevo Testamento, siendo los otros dos el Magnificat (cántico de María) y el Benedictus (cántico de Zacarías). Los tres son llamados, a modo de distinción, los “cánticos evangélicos” (vea cántico).

El título procede de las palabras iniciales en la versión latina o Vulgata, (Nunc dimittis servum tuum, Domine, etc.). («Ahora, Señor, puedes dejar que tu siervo se vaya”, etc.). Las circunstancias en que Simeón pronunció su canto de petición, acción de gracias y profecía son narradas por San Lucas (2, 21-35). (vea Candelaria). Las palabras que siguen a las arriba citadas, “en paz según tu palabra», se explican en el versículo 26: “Le había sido revelado por el Espíritu Santo que no vería la muerte antes de haber visto al Cristo del Señor.» Aunque el cántico es breve, abunda en alusiones al Antiguo Testamento. Así en los siguientes versículos, “porque han visto mis ojos tu salvación” alude a Isaías 52,10, citado más adelante por San Lucas (3,6), “Y todos verán la salvación de Dios”. El versículo 31, “que has preparado a la vista de todos los pueblos” concuerda con el salmista (98(97),2); y el versículo 32, “luz para iluminar a los gentiles y la gloria de tu pueblo Israel”, recuerda a Is. 42,6.

El texto del Nunc Dimittis aparece completo en la breve oración vespertina que se encuentra en las Constituciones Apostólicas (Libro VII, XLVIII) (P.G., 1, 1057). En el Oficio romano, el cántico es asignado a completas. Si San Benito no creó esta hora canónica, le dio su carácter litúrgico; pero sin embargo él no incluyó el cántico, que fue incorporado más adelante al más rico servicio de completas del rito romano, donde está precedido del hermoso responsorio, In manus tuas, Domine, commendo spiritum meum (En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu), etc., con la antífona que le sigue, Salva nos, Domine, vigilantes, custodi nos dormientes (Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos) etc., todo esto armonizando exquisitamente con el espíritu del Nunc Dimittis y con el carácter general de la hora del Oficio.

En la bendición de las velas en la Fiesta de la Purificación de María, el cántico, por supuesto, recibe gran prominencia tanto en su texto como en las referencias a Simeón en las oraciones que le preceden. Su último versículo, Lumen ad revelationem etc., compone la antífona que no sólo precede y sigue al cántico, sino que también precede a cada versículo de él y al Gloria Patri y al Sicut erat de la doxología final. El simbolismo del cántico y de su antífona está además subrayado por las velas encendidas de la Candelaria. El cántico completo también forma el tracto de la Misa de la fiesta, cuando el 2 de febrero sigue a la septuagésima.

Bibliografía: Para una explicación más completa del Nunc Dimittis, pueden consultarse (en inglés) los siguientes comentarios: CORNELIUS A LAPIDE, St. Luke’s Gospel, tr. MOSSMAN (Londres, 1892), 113-116; MCEVILLY, An Exposition of the Gospel of St. Luke (Nueva York, 1888), 61, 62; BREEN, A Harmonized Exposition of the Four Gospels, I (Rochester, N.Y., 1899), 209-16; MARBACH, Carmina Scripturarum (Estrasburgo, 1907), 438-40 (da detalladas referencias del uso de sus versículos en la Misa y el Oficio); El Oficio de completas, en latín e inglés, según el rito romano, con la notación gregoriana completa (Roma, 1907); SQUIRE en GROVE, Dict. of Music and Musicians, da, i.v. Nunc Dimittis, una explicación de su uso en las vísperas anglicanas; HUSENBETH, The Missal for the Use of the Laity (Londres, 1903), 562-66, para las oraciones y cánticos de la fiesta de la Purificación.

Fuente: Henry, Hugh. «Nunc Dimittis.» The Catholic Encyclopedia. Vol. 11. New York: Robert Appleton Company, 1911.
http://www.newadvent.org/cathen/11159a.htm

Traducido por Francisco Vázquez. rc

Fuente: Enciclopedia Católica