ABSALON

2Sa 13:1-18:33


Absalón (heb. ‘Abshâlôm, “mi Padre [Dios] es paz”, “padre de la paz [pací­fico]”; ac. abushalum, ab-shalim; aram. ‘Abîsalâmu, que en fuentes seculares era un gobernante de Gozán en la Mesopotamia superior durante los ss X y IX a.C.). 13 1. Tercer hijo de David con su esposa Maaca, hija de Talmai, rey de Gesur (2Sa 3:3). Fue notable por su buena apariencia (2Sa 14:25, 26). Para vengar el crimen cometido por su hermanastro Amnón contra su hermana Tamar, lo mató y luego huyó a casa de su abuelo, Talmai, para escapar de una posible represión por parte de David (cp 13). Unos 3 años más tarde, mediante una mujer sabia de Tecoa, Joab tuvo éxito en conseguir permiso para que volviera a Jerusalén. Dos años después se reconcilió con su padre (cp 14). Al poco tiempo de esto, Absalón comenzó a conspirar contra su padre para desplazarlo del reino y se hizo proclamar rey en Hebrón (2Sa 15:1, 12). Marchó sobre Jerusalén -lo que obligó a David a huir de la capital- y tomó posesión del palacio real y del harén. No aceptó el consejo de Ahitofel de perseguir inmediatamente a la pequeña fuerza que acompañaba a David, sino que siguió el de Husai, amigo de David, quien le recomendó que movilizara a todo el ejército de Israel para esta tarea. Eso le dio tiempo a David para reorganizar sus fuerzas y prepararse para el encuentro decisivo (15:13-17:23). La batalla se libró en el “bosque de Efraí­n”, en Galaad, probablemente cerca de Mahanaim. Las fuerzas de Absalón fueron ampliamente superadas, y en la confusión Absalón quedó atrapado por los cabellos en las ramas de un árbol, colgando indefenso. Mientras se encontraba así­, suspendido, fue muerto por Joab en contra del explí­cito mandato de David. Fue sepultado como un criminal en un gran hoyo en el bosque, y se levantó un alto montón de piedras sobre su tumba (2Sa 17:24-18:17). Durante su vida, Absalón se habí­a construido un monumento (una columna) en el “valle del rey” (2Sa 18:18), que de acuerdo con Josefo estaba a 2 estadios de Jerusalén (c 402 m). La así­ llamada Tumba de Absalón, en el valle del Cedrón, es un monumento-tumba del perí­odo helení­stico. De acuerdo con 2Sa 14:27, Absalón tuvo 3 hijos y una hija, Tamar. Véase Abisalom. Bib.: FJ-AJ vii. 10.3. 2. Padre de la Maaca mencionada en 1Ki 15:2, 10 y 2Ch 11:20, 21. Pero es muy probable que en vez de ser la hija de Absalón fuera su nieta (cf 13:1, 2). A veces la Biblia usa la expresión “hija” para indicar “nieta”. Véase Hija 1.

Fuente: Diccionario Bíblico Evangélico

Ver Absalom.

Diccionario Bí­blico Digital, Grupo C Service & Design Ltda., Colombia, 2003

Fuente: Diccionario Bíblico Digital

(heb., †™avshalóm, el padre es paz). Tercer hijo de David, con Maaca (2Sa 3:3; 1Ch 3:2). Amnón, el hijo mayor de David y medio hermano de Absalón, violó a Tamar, hermana de Absalón (2Sa 13:1-19). David, aunque enfurecido por ello, nunca castigó a Amnón (2Sa 13:21). Absalón mantuvo vivo su odio durante dos años, al cabo de los cuales engañosamente organizó un complot para asesinar a Amnón (2Sa 13:22-29). Absalón huyó refugiándose con su abuelo con quien se quedó durante tres años (2Sa 13:37-38). Luego Joab, por medio de una estratagema, convenció a David de que hiciera volver a Absalón, pero aun habiendo regresado, David no lo vio por dos años más (2Sa 14:1-24). Absalón finalmente fue restaurado totalmente al conseguir que Joab intercediera por él ante David (2Sa 14:28, 2Sa 14:33).

En todo Israel no habí­a hombre tan alabado por su belleza y por la abundancia de su cabellera como Absalón (2Sa 14:25-26). Tení­a tres hijos y una hija, a ésta llamó Tamar, como su hermana. Absalón luego empezó a actuar como candidato para el trono (2Sa 15:1-6), haciendo alarde de muchos seguidores e indicando sutilmente que él mejorarí­a la administración de la justicia en favor del pueblo.

Después de cuatro años, Absalón simuló una razón valedera para ir a Hebrón y allí­ se proclamó rey y atrajo a su bandera a los descontentos (2Sa 15:7-14). David salió apresuradamente de Jerusalén (2Sa 15:13-18).

Ajitofel aconsejó a Absalón que atacara inmediatamente a David, antes de que éste pudiera juntar mucho apoyo (2Sa 17:1-4). Husai (secretamente leal a David) le aconsejó que demorara hasta que todo el poder militar del reino pudiera organizarse bajo Absalón mismo, para asegurarse de tener una fuerza lo suficientemente grande como para derrotar al guerrero David y sus leales soldados (2Sa 17:5-14). Absalón se decidió por este último consejo y fue totalmente derrotado (2Sa 18:1-8); quedó enganchado por su cabellera de las ramas de un roble, y la mula que montaba lo dejó allí­ colgando impotente. Fue muerto por Joab y sus hombres siendo enterrado en un pozo cercano (2Sa 18:9-17).

El gran y prolongado dolor de David por la muerte de su hijo casi le cuesta la lealtad de sus súbditos (2Sa 18:33—2Sa 19:8). El que David no gobernara con justicia a toda la nación se nota en la facilidad con que Absalón atrajo a las tribus del norte (más adelante Israel) y fue un mal presagio para el futuro del reino unido.

Fuente: Diccionario Bíblico Mundo Hispano

Tercer hijo de David, contra quien se rebeló, y por ello perdió su vida, 2 S. 13-18.

Diccionario Bí­blico Cristiano
Dr. J. Dominguez

http://biblia.com/diccionario/

Fuente: Diccionario Bíblico Cristiano

(Padre de paz). Tercero de los hijos de David. Su madre era una princesa de †¢Gesur (2Sa 3:3). Famoso por su hermosura fí­sica, especialmente su pelo (2Sa 14:25-26), era el hijo favorito de David. Y como tení­a ascendencia real por padre y madre, se creí­a destinado al trono. Su hermano de padre †¢Amnón se enamoró de †¢Tamar y la deshonró (2Sa 13:1-19), lo cual produjo grande odio en A. que era hermano de padre y madre de Tamar (2Sa 13:14-20). A. mató a Amnón y huyó hacia †¢Gesur, la tierra de sus abuelos maternos, donde estuvo tres años exiliado (2Sa 13:37-38). Después de un tiempo, David estaba triste por el exilio de su hijo preferido y †¢Joab, dándose cuenta, usó a una mujer con una historia triste para poder tratarle el tema al rey, que ordena que A. regrese. Joab fue a Gesur a buscarlo y lo trajo a Jerusalén, pero David no lo recibió en audiencia (2Sa 14:23-24) por unos dos años más, al cabo de los cuales A. quiso hablar con Joab, y al negarse éste, mandó a quemarle un campo de cebada, lo cual forzó a la entrevista en la cual A. pidió que el rey le recibiera. David accedió y le recibió con un beso (2Sa 14:29-33).

Pero A. elaboró una conspiración contra su padre, yendo a Hebrón, proclamándose rey (2Sa 15:1-10) y marchando sobre Jerusalén. David tuvo que huir de la ciudad y A. la ocupó. Por consejo de †¢Ahitofel, y a fin de demostrar la radicalidad de su rompimiento con su padre, se allegó, a la vista de todo el pueblo, a varias concubinas de David que se habí­an quedado cuidando la casa (2Sa 16:22). Pero David sabiamente dejó a †¢Husai, un amigo confiable, para que fingiera traicionarlo quedándose con A. Debí­a confundir el consejo de Ahitofel y mantener a David bien informado (2Sa 15:32-37), lo cual logró hacerse. A. sustituyó a Joab como general del ejército, poniendo a †¢Amasa (2Sa 17:25).
los seguidores de A. se enfrentaron con los de David en el bosque de Efraí­n, siendo la batalla desfavorable para A., que tuvo que huir montado en un mulo, pero su pelo se enredó en las ramas de una encina y quedó colgando allí­. Avisado Joab, vino y le mató (2Sa 18:6-15). David, de manera pública habí­a rogado que tuvieran piedad de su hijo. Y cuando se enteró de su muerte lo lloró amargamente. A. tuvo tres hijos y una hija. No se dan los nombres de los hijos, lo que hace suponer que murieron pequeños. Algunos piensan que por eso A. †œhabí­a tomado y erigido una columna … porque habí­a dicho: Yo no tengo hijo que conserve la memoria de mi nombre† (2Sa 14:27; 2Sa 18:18). La hija se llamaba Tamar. †¢Roboam casó con †¢Maaca, †œhija de A.†. Si Maaca no es otro nombre de Tamar, entonces se trata probablemente de una nieta de A. (2Cr 11:20-21).

Fuente: Diccionario de la Biblia Cristiano

tip, BIOG HOMB HOAT HSHA = “padre de la paz”. Tercer hijo de David. Fue notable por su hermosura y por la abundancia de su cabello (2 S. 1:25, 26). Amnón, otro hijo de David, se enamoró de su hermanastra Tamar, hermana de Absalón por parte de su padre y de su madre Maaca, hija de Talmai (2 S. 3:3), y éste, en venganza, lo mató (2 S. 13:1-29). Luego huyó a Gesur, donde su abuelo por parte de madre era rey (2 S. 13:37-39). Después de tres años de destierro Absalón regresó a Jerusalén por la intercesión de Joab, pero no fue recibido por su padre David sino hasta dos años después (2 S. 14:28), cuando se reconcilió con éste. Al no existir por entonces en Israel leyes fijas sobre la sucesión, Absalón querí­a ser el heredero al trono a toda costa. Absalón hací­a todo cuanto le era posible para que conociese el pueblo sus derechos de primogénito después de la muerte de Amnón. Ganaba partido no solamente entre los poderosos y ricos, sino especialmente entre los pobres, por su carácter sencillo y su fama de hombre amigo de la justicia. Absalón sabí­a, como lo sabí­an todos en Israel, que Salomón serí­a el sucesor de David en el trono y tramó varias veces contra la vida de David, se hizo proclamar rey en Jerusalén en ausencia de David, y finalmente, habiendo querido darle batalla de una manera traidora al otro lado del Jordán, mientras huí­a, su cabellera se enredó en un árbol y fue muerto por Joab, uno de los hombres de David (2 S. 18:17, 18; Jos. 7:26), y enterrado con deshonra. Su padre sintió tanto su muerte que entró silencioso en Jerusalén como si hubiese perdido la batalla. En Jerusalén existe una “tumba de Absalón” construida en los tiempos de Herodes.

Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico Ilustrado

[011]
Hijo de David. Asesinó a su hermano Amón, que habí­a violado a su hermana Tamar (2 Sam. 13). Luego de perdonado por David, se rebeló contra su padre originando una guerra civil, en la cual pereció a manos de Joab, general de las tropas israelitas. (2 Sam. 16 y 17)

En la historia cristiana se presenta como el hijo ingrato, rebelde, violento, a quien su padre amaba a pesar de todo y cuyo amor él traicionó.

Pedro Chico González, Diccionario de Catequesis y Pedagogí­a Religiosa, Editorial Bruño, Lima, Perú 2006

Fuente: Diccionario de Catequesis y Pedagogía Religiosa

(Padre [es decir, Dios] Es Paz).
El tercero de los seis hijos que le nacieron a David en Hebrón. Su madre era Maacá, la hija de Talmai, el rey de Guesur. (2Sa 3:3-5.) Absalón engendró tres hijos y una hija. (2Sa 14:27.) En 1 Reyes 15:2, 10 se le da el nombre de Abisalom. (Véase 2Cr 11:20, 21.)
La familia de Absalón se destacó por su belleza fí­sica. En toda la nación se alababa la sobresaliente hermosura de Absalón. Todos los años se afeitaba la cabeza, y el peso de su abundante cabellera, probablemente incrementado por el uso de aceites o ungüentos, era de unos doscientos siclos (unos 2,3 Kg.). Su hermana Tamar también era hermosa, y su hija, llamada Tamar como su tí­a, era †œde apariencia sumamente hermosa†. (2Sa 14:25-27; 13:1.) Sin embargo, lejos de favorecerles, su belleza hasta contribuyó a ciertos sucesos lamentables que causaron inmenso desconsuelo a David, el padre de Absalón, y también a otros, y que produjeron gran perturbación a la nación.

Asesinato de Amnón. La hermana de Absalón, Tamar, era una mujer de gran belleza. Amnón, el medio hermano mayor de Absalón, se enamoró locamente de ella. Fingiéndose enfermo, se las arregló para que se enviara a Tamar a su habitación a fin de cocinar para él, y entonces la violó. El amor erótico de Amnón se convirtió en odio y desprecio, e hizo que se la echara a la calle. Allí­ la encontró Absalón, con ceniza sobre la cabeza y después de haberse rasgado el traje talar rayado que la habí­a distinguido como hija virgen del rey. En seguida se dio cuenta de lo sucedido y sospechó de Amnón, lo que indica que antes de este suceso ya era consciente del deseo apasionado de su medio hermano. Sin embargo, le dijo a su hermana que no presentase ninguna acusación, y se la llevó a su casa para que residiera allí­. (2Sa 13:1-20.)
Según John Kitto, el que fuese Absalón quien se encargase de Tamar y no su padre estaba de acuerdo con la costumbre oriental, pues en una familia polí­gama los hijos de la misma madre son los que están más unidos y las hijas †œllegan a estar bajo el cuidado y la protección especial de su hermano, a quien, […] en todo lo que tiene que ver con su seguridad y honra, se acude más que al padre mismo†. (Daily Bible Illustrations, Samuel, Saúl y David, 1857, pág. 384.) Mucho antes, Leví­ y Simeón, dos de los hermanos carnales de Dina, también fueron quienes asumieron la responsabilidad de vengar la deshonra de su hermana. (Gé 34:25.)
Al enterarse de la humillación de su hija, David se encolerizó mucho, pero no juzgó al ofensor, quizás por no existir ninguna acusación directa o formal respaldada con pruebas o testigos. (Dt 19:15.) Absalón tal vez prefirió que no trascendiera el hecho de que Amnón habí­a violado la ley registrada en Leví­tico (Le 18:9; 20:17) con el fin de evitar mala publicidad para su familia y su propio nombre, pero de todas formas abrigó un odio asesino contra Amnón, aunque exteriormente se controlaba a la espera del momento propicio para vengarse a su propio modo. (Compárese con Pr 26:24-26; Le 19:17.) Desde entonces en adelante su vida es un ejemplo clásico de perfidia, y ocupa la mayor parte de seis capí­tulos de Segundo de Samuel. (2Sa 13:21, 22.)
Pasaron dos años. Llegó el tiempo de esquilar las ovejas, y como era una ocasión festiva, Absalón organizó un banquete en Baal-hazor, a unos 22 Km. al NNE. de Jerusalén, e invitó a los hijos del rey y al rey David mismo. Cuando este se excusó de asistir, Absalón insistió en que enviara en su lugar a su primogénito, Amnón. (Pr 10:18.) Durante el banquete, cuando Amnón estaba de †œhumor alegre con el vino†, Absalón ordenó a sus siervos que le dieran muerte. Los otros hijos volvieron a Jerusalén y Absalón se fue al exilio a Guesur, al E. del mar de Galilea, donde reinaba su abuelo sirio. (2Sa 13:23-38.) La †œespada† que habí­a predicho el profeta Natán acababa de entrar en la †œcasa† de David, donde continuarí­a por el resto de su vida. (2Sa 12:10.)

Recupera el favor. Después de tres años, cuando el dolor de David por la pérdida de su primogénito se habí­a aliviado hasta cierto grado, empezó a sentir nostalgia por su hijo Absalón. Leyendo los pensamientos de su tí­o el rey, Joab se valió de una estratagema para conseguir que concediera un perdón condicional a Absalón y lo repatriara, aunque sin tener derecho a comparecer en la corte de su padre. (2Sa 13:39; 14:1-24.) Absalón aguantó este extrañamiento por dos años y luego empezó a manejar los asuntos para obtener el perdón completo. Cuando Joab, como funcionario de la corte real, rehusó visitarle, Absalón mandó quemar su campo de cebada, y cuando este le visitó indignado, le dijo que deseaba que el rey tomara una decisión final, y añadió: †œSi hay error alguno en mí­, él entonces tiene que darme muerte†. Después que Joab remitió el mensaje, David recibió a su hijo, quien inmediatamente cayó al suelo en sí­mbolo de total sumisión, ante lo que el rey le dio un beso en señal de perdón completo. (2Sa 14:28-33.)

Se vuelve traidor. Sin embargo, parece que todo afecto natural o filial que Absalón hubiera sentido por David desapareció durante los cinco años que estuvo separado de su padre. Es posible que los tres años de asociación con la realeza pagana plantaran en él la influencia corrosiva de la ambición. Posiblemente Absalón se veí­a como heredero al trono debido a que era de ascendencia real tanto por parte de padre como de madre. Puesto que no se hace mención de Kileab (Daniel), el segundo hijo de David, después del relato de su nacimiento, es posible que hubiera muerto, con lo que Absalón serí­a el mayor de los hijos que aún le quedaban con vida a David. (2Sa 3:3; 1Cr 3:1.) No obstante, después del nacimiento de Absalón, Dios le habí­a prometido a David que habrí­a una †œdescendencia† futura que heredarí­a el trono, de manera que Absalón debió haber sabido que Jehová no lo habí­a escogido para ser rey. (2Sa 7:12.) De todos modos, una vez que recuperó su rango real, empezó una campaña polí­tica solapada. Con consumada pericia, fingió gran interés en el bienestar público y se presentó como un hombre del pueblo. Insinuaba con cuidado a la gente, y en particular a los que no eran de la tribu de Judá, que la corte del rey no se interesaba lo suficiente en los problemas del pueblo y que se necesitaba con urgencia un hombre de gran corazón como él. (2Sa 15:1-6.)
No se sabe con seguridad a qué perí­odo aplicar la expresión †œal cabo de cuarenta años†, que aparece en 2 Samuel 15:7, y en la Septuaginta (edición de Lagarde), la Versión Peshitta siriaca y la Vulgata latina se vierte †œcuatro años†. Sin embargo, no parece probable que Absalón esperara seis años para cumplir un voto, si se cuentan los †œcuatro años† desde que fue completamente perdonado. (2Sa 14:28.) Puesto que durante el reinado de David, y después de los acontecimientos considerados aquí­, sobrevino un hambre de tres años, se peleó una guerra contra los filisteos y tuvo lugar el intento de Adoní­as de apoderarse del trono, es evidente que el punto de partida desde donde el escritor cuenta los †œcuarenta años† tuvo que haber sido muy anterior al principio del reinado de cuarenta años de David, y quizás se refiera a cuatro décadas desde que Samuel lo ungió por primera vez. Esto explicarí­a que Absalón todaví­a fuera un †œjoven† para ese tiempo (2Sa 18:5), puesto que nació entre los años 1077 y 1070 a. E.C.
Convencido de que habí­a conseguido bastantes seguidores por todo el reino, Absalón usó un pretexto a fin de obtener el permiso de su padre para ir a Hebrón, la capital original de Judá. Desde allí­ organizó rápidamente una conspiración a gran escala a fin de apoderarse del trono, para la que contó con una red nacional de espí­as que tení­a que proclamar su gobernación real en un momento fijado de antemano. Después de ofrecer sacrificios para invocar la bendición de Dios sobre su gobernación, obtuvo el apoyo del consejero más respetado de su padre, Ahitofel, y muchas personas se pusieron de su parte. (2Sa 15:7-12.)
Debido a que se encaraba a una importante crisis y preveí­a un ataque a gran escala, David optó por abandonar el palacio junto con todos los miembros de su casa, aunque contaba con el apoyo leal de una gran cantidad de hombres fieles, como los sacerdotes principales, Abiatar y Sadoc, a quienes envió de regreso a Jerusalén para que sirvieran de enlaces. Mientras subí­a por el monte de los Olivos, descalzo, con la cabeza cubierta y llorando, salió a su encuentro Husai, el †œcompañero† del rey, y David también lo envió a Jerusalén para que frustrara el consejo de Ahitofel. (2Sa 15:13-37.) Acosado por oportunistas, uno en busca de favor, otro con espí­ritu partidista y dando rienda suelta a sus sentimientos de odio, David demuestra un talante humano muy superior al de Absalón por su sumisión humilde y por negarse a devolver mal por mal. Cuando Simeí­ le tiró piedras y lo maldijo, David rechazó la petición de su sobrino Abisai de †œquitarle la cabeza†, con el siguiente razonamiento: †œMiren que mi propio hijo, que ha salido de mis mismas entrañas, anda buscando mi alma; ¡y cuánto más ahora un benjaminita! ¡Déjenlo para que invoque el mal, porque así­ se lo ha dicho Jehová! Quizás vea Jehová con su ojo, y Jehová realmente me restaure el bien en vez de su invocación de mal este dí­a†. (2Sa 16:1-14.)
Después de ocupar Jerusalén y el palacio, Absalón aceptó la aparente defección de Husai, aunque primero hizo una referencia sarcástica al hecho de que hubiera sido el fiel †œcompañero† de David. Luego, siguiendo el consejo de Ahitofel, tuvo relaciones ante los ojos de todo Israel con las concubinas de su padre como prueba de que habí­a roto por completo con él y estaba absolutamente resuelto a mantener el control del trono. (2Sa 16:15-23.) De este modo se cumplió la parte final de la profecí­a inspirada de Natán. (2Sa 12:11.)
Entonces Ahitofel instó a Absalón para que le diera autoridad con el fin de conducir una fuerza de combate contra David aquella misma noche y así­ darle el golpe de gracia antes de que sus fuerzas pudieran organizarse. Aunque complacido, Absalón todaví­a pensó que serí­a sabio oí­r la opinión de Husai. Este, dándose cuenta de que David necesitaba tiempo, le describió gráficamente un plan ideado quizás con el propósito de aprovecharse de cualquier conato de cobardí­a de Absalón (quien hasta ese momento habí­a demostrado más arrogancia y astucia que valor), así­ como de estimular su vanidad. Husai recomendó tomar tiempo primero para reunir un ejército abrumador que debí­a ponerse bajo el mando del mismo Absalón. Por intervención divina, se aceptó este consejo. Ahitofel debió considerar que la sublevación era una causa perdida y se suicidó. (2Sa 17:1-14, 23.)
Como medida precautoria, Husai mandó unos emisarios a David para que le informaran sobre el consejo de Ahitofel, y a pesar de que Absalón intentó prender a estos correos clandestinos, David recibió la advertencia, cruzó al otro lado del Jordán y subió a las colinas de Galaad hasta Mahanaim (donde Is-bóset habí­a tenido su capital). Allí­ se le recibió con muestras de generosidad y bondad. Al prepararse para el conflicto, David organizó sus fuerzas cada vez mayores en tres divisiones, que puso bajo Joab, Abisai e Ittai el guitita. Aceptó el consejo de permanecer en la ciudad, ya que su presencia era de más valor allí­, y de nuevo demostró su sorprendente magnanimidad hacia Absalón al ordenar en público a sus tres capitanes: †œTraten con suavidad, por mi causa, al joven Absalón†. (2Sa 17:15–18:5.)

Batalla decisiva y muerte de Absalón. Las fuerzas recién formadas de Absalón sufrieron una derrota aplastante a manos de los expertos combatientes de David. La batalla llegó hasta el bosque de Efraí­n. Mientras huí­a cabalgando sobre su mula real, Absalón pasó por debajo de las ramas bajas de un gran árbol y debió de enredársele el pelo en la horquilla de una rama, de manera que quedó suspendido en el aire. El hombre que informó a Joab que le habí­a visto dijo que no hubiera desobedecido la solicitud de David matando a Absalón ni por †œmil piezas de plata [si eran siclos, c. 2.200 dólares (E.U.A)]†, pero Joab no sintió tal reparo. Lanzó tres dardos y se los clavó en el corazón, después de lo cual diez de sus hombres se unieron a su capitán, compartiendo así­ la responsabilidad de la muerte de Absalón. Luego arrojaron su cuerpo en un hueco y lo cubrieron con un montón de piedras, indicando de este modo que no era digno de recibir sepultura. (2Sa 18:6-17; compárese con Jos 7:26; 8:29.)
Cuando los mensajeros llegaron a Mahanaim, donde estaba David, su principal preocupación era su hijo. Al enterarse de su muerte, se puso a andar de acá para allá en la cámara del techo, llorando: †œÂ¡Hijo mí­o, Absalón, hijo mí­o, hijo mí­o, Absalón! ¡Oh, que yo pudiera haber muerto, yo mismo, en lugar de ti, Absalón, hijo mí­o, hijo mí­o!†. (2Sa 18:24-33.) El razonamiento directo y categórico de Joab fue lo único que consiguió sacar a David de su gran pesar debido al trágico desenlace y el final que habí­a tenido este joven astuto y de gran atractivo fí­sico, cuya ambición desenfrenada le habí­a llevado a luchar contra el ungido de Dios y a su propia ruina. (2Sa 19:1-8; compárese con Pr 24:21, 22.)
A juzgar por el encabezamiento del Salmo 3, David lo escribió durante el tiempo de la sublevación de Absalón.

Monumento de Absalón. Absalón erigió una columna en la †œllanura baja del Rey†, llamada también †œllanura baja de Sav醝, cerca de Jerusalén. (2Sa 18:18; Gé 14:17.) Levantó este monumento debido a que no tení­a hijos mediante quienes conservar su nombre después de su muerte. Por lo tanto, parece ser que sus tres hijos mencionados en 2 Samuel 14:27 murieron siendo aún jóvenes. A Absalón no se le enterró en la ubicación de su monumento, sino que lo arrojaron a un †œhueco† del bosque de Efraí­n. (2Sa 18:6, 17.)
En el valle de Cedrón hay un monumento cortado de la misma roca llamado †œtumba de Absalón†, pero su estilo arquitectónico indica que es del perí­odo grecorromano, quizás del tiempo de Herodes. Por consiguiente, no hay ninguna base para relacionar el nombre de Absalón con este monumento.

Fuente: Diccionario de la Biblia

(heb. ˒aḇšālôm, ‘padre es/de paz’). 1. Tercer hijo de David, de madre extranjera, Maaca, hija de Talmai, rey de Gesur (2 S. 3.3). Su gracia personal era compartida también por su hermana Tamar, razón por la cual fue violada por Amnón, el primogénito de David de otra madre (2 S. 13.1–18). Cuando Absalón se enteró de este incidente provocó la muerte de Amnón, lo que disgustó a su padre, ante lo cual huyó a Gesur (2 S. 13.19–39). Se había cumplido la primera parte de la profecía de Natán (2 S. 12.10). Después de tres años en el exilio y dos años más de no permitírsele la entrada a la corte, David recibió nuevamente a su hijo; su recompensa fue un complot contra su trono (2 S. 15.1–15). Aparentemente los “cuarenta años” del vv. 7 (cf. °vm) no concuerdan con 18.5, y se ha sugerido que se debe entender “cuatro” (así (°vrv2). Luego se cumplió la segunda parte de la profecía de Natán (2 S. 12.11a). La tercera parte (v. 11b) también se cumplió pronto (2 S. 16.20–23), y no hubo rectificación posible. Hay quebrantamiento y beneficio espiritual en las palabras de David cuando los levitas trataron de llevar el arca en la huida con el rey depuesto (2 S. 15.25–26). El fin de Absalón es muy conocido. Con la ayuda de Husai (2 S. 15.32–37 y 17.1–16) y Joab (2 S. 18.1–21; véase tamb. 19.1–7) David pudo derrotarlo en batalla. 2 S. 18.9–17 describe su ignominiosa muerte. Parecería que el Sal. 3 proviene de la época de la rebelión de Absalón.

2. Suegro de Roboam (2 Cr. 11.20–21; llamado Abisalom en 1 R. 15.2, 10).

3. En los libros apócrifos, un embajador de Judas Macabeo, padre de Matatías y Jonatán (1 Mac. 11.70; 13.11; 2 Mac. 11.17).

T.H.J.

Douglas, J. (2000). Nuevo diccionario Biblico : Primera Edicion. Miami: Sociedades Bíblicas Unidas.

Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico

Abhshalom en hebreo; Abessalom, Apsalomos en griego).

Se refiere al nombre de varias personas distinguidas mencionadas en el Antiguo Testamento (Reyes, Crónicas, Mac.), interpretado como “El Padre de Paz.”

Absalón, Hijo de David: Es el tercero, en el orden mencionado por el cronista (2 Sam. 3,2-3) de los hijos nacidos en Hebrón durante los turbulentos primeros años del reinado de David sobre Judá, cuando Isboseth, hijo de Saúl, aún reclamaba por derecho de herencia gobernar sobre Israel. Su madre era Maaká, hija de Tholmai, Rey de Gessur. El escritor sagrado que esboza para nosotros la carrera de Absalón (2 Sam. 13-18) enfatiza en la belleza impecable de la apariencia del joven, y menciona en particular la lujosa riqueza de su cabello que, cortado, pesaba más de diez onzas. La relevancia de esta última nota es evidente cuando recordamos a parte importante que la cultura del pelo representó en las devociones de los orientales (observe aun hoy día las oraciones ceremoniales de los derviches). Así como afeitar la cabeza constituía señal de luto, el ofrecer un agradable crecimiento de cabello al sacerdote era señal de un sacrificio personal análogo a la ofrenda anual de los primeros frutos en el santuario. Probablemente el cronista tenía en mente que fue este regalo de la naturaleza el origen de la muerte fatal de Absalón. A su grata apariencia el joven Absalón unía un temperamento que, aunque aficionado a ostentar, era sin embargo reservado, intrépido y reflexivo. Estas calificaciones se adaptaban para alimentar el deseo natural de ser un día el representante de ese poder magnífico creado por su padre, del goce futuro del cual su minoría de nacimiento solamente parecía privarle. A pesar de su ambición, parecía haber en el joven ese instinto generoso de honor que inspira impulsos nobles, cuando éstos no se oponen a las más seductoras perspectivas del propio interés. Bajo tales circunstancias no es extraño que Absalón, idolatrado por aquéllos que estaban alrededor de él, mientras que su sentido natural de gratitud y deber filial se apagaron gradualmente, fue movido a cultivar una especie de egoísmo que se vuelve despiadado a medida que cuenta con el afecto ciego de los amigos.

Hubo otras causas que distanciaron a Absalón de su padre. El hijo mayor de David, Amnón, nacido de madre yizreelita, y probable heredero al trono debido a su mayoría de edad, había concebido una pasión violenta por Tamar, la hermosa hermana de Absalón. Incapaz de controlar su afecto, aunque prevenido de acercársele dados los convencionalismos de la corte real, que separaba las esposas del Rey y mantenía a Tamar en la casa de su madre, Amnón, con el consejo de su primo Jonadab, finge estar enfermo, y al ser visitado por el Rey, su padre, le solicita que fuera Tamar quien lo alimentase. Fue así que Amnón encontró la oportunidad de privar de la inocencia a su hermanastra. Una vez mancillado el objeto de su pasión, él empieza a odiarla enseguida, y arroja de su lado a la agraviada doncella, la cual era un recordatorio constante de su maldad. Absalón encuentra a Tamar en la amargura de su dolor y la obliga a revelar el secreto de la violencia de Amnón hacia ella. David es informado pero, aparentemente reacio a permitir que la deshonra de su futuro heredero se haga pública, no castiga el crimen. Esto le da el pretexto a Absalón para vengar la ofensa de su hermana, para la cual ahora no sólo Amnon, el heredero al trono sino también su padre David, aparecen como responsables ante él. Se lleva a Tamar a su casa y callada, pero resueltamente, traza su plan. El escritor sagrado señala que Absalón nunca habló a Amnon, ni buenas ni malas palabras, pero lo odió con una aversión a muerte.

Durante dos años Absalón llevó su resentimiento en silencio, cuando al fin encontró ocasión para actuar abiertamente. Desde los días de los patriarcas los príncipes de los pastores de Israel acostumbraban celebrar como un festival público de acción de gracias el esquileo anual de la oveja. La primicia del esquileo de los rebaños estaba destinada a los sacerdotes (Deut. 18,4) y la santidad de la fiesta hacía difícil que cualquier miembro de la familia tribal se ausentara. El escritor sagrado no expresa que en la mente de David hubiese una sospecha secreta de que Absalón planeaba el mal, pero para uno cuya visión de eventos pasados y futuros estaba tan clara como aquella del vidente real, fácilmente se le pudo haber ocurrido que en tiempos de su antepasado Jacob, otra Tamar, (Gén. 38,6) que se hallaba adrede en un esquileo de ovejas, y que halló los medios de vengar un mal similar recibido, aunque de un modo menos sangriento que el contemplado por Absalón en esta ocasión. Aunque David se excusa de asistir al gran esquileo de las ovejas, finalmente cede a la súplica de Absalón de enviar allí a Amnón para representarlo. La reunión festiva de la casa real se realiza en Baalhasor, un valle al este del camino que lleva a Siquem, cerca de Efraím.

Cuando el banquete está en su apogeo, y Amnón se ha entregado a los placeres del vino, se imponen sobre él los fieles sirvientes de Absalón y lo asesinan. El resto de los invitados huyen. El propio Absalón escapa de la ira inevitable de su padre buscando refugio en la casa de su abuelo materno en Gessur. Él espera quedarse ahí hasta que, habiéndose extinguido el dolor de su padre, él pueda ser perdonado y llamado a la corte real. Pero David no cede tan rápidamente. Después de tres años de destierro, a Absalón, a través de la intervención de Joab, sobrino de David y el general de confianza, se le permite regresar a la ciudad, sin embargo, no se le permitirá presentarse ante el Rey. En esta condición Absalón vive durante dos años, buscando recuperar el favor de su padre con la mediación de Joab. El propio Joab está renuente a presionar sobre el asunto, hasta que Absalón prende fuego a las cosechas de su pariente, obligando a Joab a venir a él con miras a buscar una compensación por el daño. Absalón convierte la oportunidad de su altercado con Joab a buena cuenta declarando su condición desdeñada y olvidada: preferiría morir ignominiosamente, argumenta, que tener el rencor del Rey pesando sobre mí todos los días de mi vida. Como resultado Absalón es recibido por el Rey.

Reintegrado a su principesca dignidad anterior y a la aparente confianza de su padre, Absalón emprende el trayecto de conspiraciones secretas, al cual su ambición y su oportunidad parecían impulsarle, y que ha sellado su nombre como sinónimo de sublevación desnaturalizada. Congraciándose con la buena voluntad de las personas, y al mismo tiempo fomentando el descontento con las condiciones del reinado de su padre, él logra preparar las mentes de los insatisfechos para un levantamiento general. Después de cuatro años (los Setenta indica “cuarenta”, lo cual es evidentemente una lectura errónea, como aparece del hebreo (Keri), siríacos, y las versiones árabes] de vigorosa actividad secreta Absalón pide permiso al Rey para dirigirse a Hebrón, para poder cumplir un voto auto-impuesto, que hizo mientras estaba en cautiverio en Gessur. Ya habían concluido los preparativos para un levantamiento simultáneo de los partidarios secretos de Absalón en diferentes partes del país, y los emisarios estaban listos para proclamar al nuevo rey. Ajitófel, uno de los consejeros más antiguos de David, se había unido a los conspiradores, y por medio de su plan, una corriente fuerte estaba dirigiéndose contra David. Cuando, en medio del sonido de trompetas y los gritos del ejército, David se entera de la proclamación del nuevo rey, rápidamente convoca a sus seguidores de confianza escapa hacia el Monte de los Olivos, esperando cruzar el Jordán a tiempo para escapar de la ambiciosa furia de su hijo. En el camino se encuentra a su fiel funcionario Jusay, quien le aconseja unirse a Absalón.

“Serás inútil para mí si vas con nosotros. Pero si te unes a Absalón, y le dices: Yo soy tu seguidor, oh, Rey, como una vez lo fui de tu padre, él te recibirá, y tendrás en ti el poder de frustrar los planes de Ajitófel que me ha traicionado.”

Jusay actúa de acuerdo al consejo y logra ganar la confianza de Absalón. El desempeña tan hábilmente su rol de seguidor del partido rebelde que, mediante su sugerencia, alegando falsamente la inutilidad de perseguir a David, prevalece contra el consejo urgente de Ajitófel que apremia a Absalón a atacar al Rey, no sea que gane tiempo para organizar su guardia personal, últimamente fortalecida por la accesión de seiscientos soldados en Gat. El evento prueba la exactitud de la previsión de Ajitófel.

David es informado secretamente del retraso de Absalón, e inmediatamente envía a sus tres generales, Joab, Abisai, y Ethai, a atacar a las huestes rebeldes desde el lado oriental de la colina. Escudados por un bosque, los hombres de David avanzan y encuentran a las indefensas fuerzas de Absalón en el borde de los bosques que bordean la llanura circular, en un punto en el que (probablemente) hoy día es Mukaah. Allí ocurre una matanza espantosa, y el desorganizado partido rebelde es derrotado rápidamente. Absalón huye desesperadamente. De pronto se encuentra aturdido por un golpe, mientras su cabeza se ve atrapada en la horqueta de las ramas bajas de un árbol de terebinto. Al mismo tiempo su largo pelo suelto se enreda en el espeso follaje, mientras que el asustado animal debajo de él huye, dejándolo suspendido sobre la tierra. Antes de que él pueda desenredarse, es espiado por uno de los soldados quien, recordando las palabras del Rey, “Guardadme la vida de Absalom”, guía la atención de Joab a la condición difícil del desventurado joven. El viejo general, menos escrupuloso y ávido de librar a su amo de tan peligroso enemigo, perfora tres veces el cuerpo de Absalón con su jabalina. Cuando le dan la noticia de la muerte de Absalón, David se vuelve inconsolable. “Mi hijo Absalón, Absalón, mi hijo: Dios me diera haber muerto en tu lugar, Absalón, mi hijo, mi hijo Absalón”.

La Sagrada Escritura establece que Absalón fue enterrado bajo un gran montón de piedras ([[2 Sam. 18,17]]) cerca de la escena de su desastre. El viajero hoy puede ver una tumba de estilo greco-judío, al este del Kidrón, que se designa como el sepulcro de Absalón, pero que es evidentemente de construcción mucho más tardía y que probablemente pertenece a uno de los reyes judíos del período asmoneo (Josefo, De Bell. Jud., V, XII, 2).

Absalón tuvo tres hijos que murieron antes que él. Él dejó una hija, Maaca, (Thamar), la cual se casó luego con Roboam, hijo de Salomón (2 Crón. 11,20), aunque hay alguna duda acerca de la identidad de este nombre mencionado en los Libros de los Reyes y en Paralipómenos.

Absalón, padre de Matatías, (1 Mac. 11,70). Quizás idéntico con Absalón, padre de Jonatán (1 Mac. 13,11).

Absalón, padre de Jonatán, Uno de los dos embajadores a quienes Judas Macabeo envió a Lisias, procurador de Antíoco (2 Mac. 11,17), idéntico con el anterior.

Fuente: Heuser, Herman. “Absalom.” The Catholic Encyclopedia. Vol. 1. New York: Robert Appleton Company, 1907. 22 Dec. 2011
http://www.newadvent.org/cathen/01058c.htm

Traducido por Giovanni E. Reyes. rc

Fuente: Enciclopedia Católica