ADAN, EVA
(Adam, Eua)
La referencia a Adán, tan frecuente en el judaismo, es poco utilizada de forma explícita por Pablo: 6 menciones de Adán y 2 de Eva (en un contexto de asamblea cultual: 2 Cor 11,3; 1 Tim 2,13s).
Pablo utiliza la referencia a Adán (1 Cor 15; Rom 5) para una lectura tipológica de la Escritura: Adán es figura (tipo) de Cristo. El recurso a Adán, mediador de muerte para todos los hombres, permite afirmar que con mayor razón (argumento a fortio-ri) Cristo es mediador de vida para todos los hombres por la fuerza de su resurrección. Esta concierne a todo lo creado y no solamente a los creyentes: el tema cristológico de la resurrección va acompañado de la cuestión teológica sobre la capacidad de Dios para ser creador y salvador. Cristo se opone también a Adán gracias a todos los beneficios que concede (totalidad, perfección y universalidad).
Por otra parte, Pablo, al referirse a la figura de Adán, recurre a una figura anterior a la de Abrahán o a la de Moisés, y por tanto anterior a la ley. Esta figura le permite situar e inscribir sobre todo la existencia de Adán en una perspectiva universalista que los judíos no pueden rechazar. Por eso el pecado ligado a la figura de Adán no entra en los términos de la argumentación más que por tener un alcance universal. Así pues, la función de la referencia a Adán en la argumentación paulina es lo que le da todo su interés a esta mención.
C. R.
AA. VV., Vocabulario de las epístolas paulinas, Verbo Divino, Navarra, 1996
Fuente: Vocabulario de las Epístolas Paulinas