AGAR

Gen 16:1-16; Gen 21:9-21; Gal 4:22-31.


Agar (heb. Hâgâr, “huida [fuga]” o “forastera”; en inscripciones nab., sudar., pal. y en un sello encontrado en Jericó aparecen las formas hgr y hgrw, “ciudad [distrito]”; gr. Hagár). Sierva egipcia de Abrahán, tal vez adquirida durante su estada en Egipto (Gen 16:1; cf 12:10,16). Por insistencia de Sara, Abrahán tomó a Agar como esposa secundaria de acuerdo con las costumbres de la época, después de haber estado en Canaán unos 10 años (CBA 1:329,330). Entonces tení­a 84 años de edad y no tení­a hijos, y mediante este acto esperaba tener un heredero. Cuando Agar supo que estaba embarazada, miró con desprecio a su ama. Por ello Sara trató con dureza a su sierva la que huyó al desierto. Mientras deambulaba entre Cades y Bered, en camino a Egipto, un ángel del Señor se le apareció junto a un pozo y la envió de vuelta a su ama, prometiéndole que su hijo originarí­a una gran nación. Esta experiencia la condujo a llamar al pozo: Pozo del Viviente-que-me-ve.* Obedeció la indicación del ángel, regresó al campamento de Abrahán y más tarde dio a luz un varoncito, a quien Abrahán llamó Ismael* (16:1-16). Algunos años más tarde, Ismael se burlaba del pequeño Isaac, quien le habí­a nacido luego a Sara (Gen 21:9). La “burla” se describe en Gá. 4:29 como una persecución. Entonces Sara pidió que Agar e Ismael fueran expulsados del grupo familiar. Abrahán no accedió a la demanda, pero recibió indicación divina de que debí­a hacerlo. Agar y su hijo fueron despedidos. Se perdieron en el desierto de Beerseba y estaban a punto de perecer de sed cuando se les apareció otra vez el ángel del Señor, los dirigió a un pozo y le recordó a Agar su promesa anterior con respecto a Ismael (Gen 21:9- 19). La última mención de Agar en el AT es una referencia a su elección 26 de una mujer egipcia como esposa de su hijo (v 21). En el NT se la señala como un sí­mbolo del antiguo pacto (Gá. 4:22-31).

Fuente: Diccionario Bíblico Evangélico

posiblemente, del árabe hadchara, hidshra, huir. Esclava egipcia de Sara, la esposa de Abraham. Como ésta era estéril, le pidió a Abraham que la tomara como concubina a fin de que la esclava le diera descendencia Gn 16, 2. De acuerdo con el derecho mesopotámico, una esposa estéril podí­a entregar a su marido una esclava como concubina, y reconocer como propios los hijos habidos en esta unión, tal como sucedió después con ® Raquel y ® Lí­a. Así­, A. concibió de Abraham y le parió un hijo, Ismael, tronco del que descienden los pueblos llamados ismaelitas y agarenos Gn 25, 12-16. Ya encinta, A. miraba a Sara con desdén, y ésta le pidió Abraham que definiese la situación entre las dos.

Este la dejó al arbitrio de Sara quien comenzó a maltratarla por lo cual A. huyó al desierto Gn 16, 4-6, de ahí­ su nombre alegórico. Una vez allí­, el íngel de Yahvéh la encontró y le ordenó volver y someterse a Sara y le prometió multiplicar grandemente su descendencia Gn 16, 11-15. A. regresó junto a Abraham y parió a Ismael. Sara también tuvo a su hijo Isaac. Ya crecidos los niños, un dí­a en que jugaban juntos, Sara pidió a su esposo que echará a A. y a Ismael, pues no concebí­a cómo el hijo de la esclava pudiera heredar junto con el suyo. El Señor instó a Abraham para que llevara a cabo lo que su mujer le pedí­a, lo cual ejecutó a la mañana siguiente, habiéndoles suministrado provisiones. Errando A. con su hijo por el desierto, y a punto de perecer de sed, el íngel de Dios le enseñó un pozo de agua. A. se quedó a vivir allí­ y le dio a Ismael una egipcia por mujer Gn 21, 8-21.

Pablo en su epí­stola a los Gálatas, compara a las dos mujeres, la esclava, A., y la libre, Sara, con las dos alianzas, la antigua y la nueva, la esclavitud de la ley antigua y la libertad que trajo Cristo Ga 4, 22-31.

Diccionario Bí­blico Digital, Grupo C Service & Design Ltda., Colombia, 2003

Fuente: Diccionario Bíblico Digital

(heb., haghar, emigración, vuelo). La sierva egipcia que Sara, siguiendo las costumbres de su tiempo, dio por mujer a su marido Abram (Gen 16:1-16). Cuando Agar se dio cuenta de que habí­a concebido despreció a su ama, causando problemas en ese hogar. Agar huyó de Sara, pero el ángel del Señor se le apareció y la envió de regreso a su ama (Gen 16:7-14). Durante una gran fiesta dada en conexión con el destete de Isaac, Ismael se burló del procedimiento (Gen 21:9), por lo que Sara insistió en que Agar y su hijo fueran echados, a lo cual Abraham accedió en contra de su voluntad. Dios le dijo a Abraham que los descendientes de Ismael llegarí­an a ser una nación. La última mención de Agar está relacionada con su acción de tomar de Egipto, su tierra natal, una mujer para que fuera esposa de su hijo (Gen 21:1-21). Pablo alegorizó la experiencia de Agar en relación con la diferencia que existe entre la ley y la gracia (Gal 4:21—Gal 5:1).

Fuente: Diccionario Bíblico Mundo Hispano

(Ciudad, distrito).

Nombre de la criada de Sara, quien le engendró un hijo a Abraham, Ismael, del que descienden los musulmanes, un pueblo profetizado en Gen 21:13, Gen 16:1-16, Gen 21:1-21.

– Su historia constituye una alegorí­a de la diferencia entre la ley y la gracia, en Gal 4:21 a 5:1.

Diccionario Bí­blico Cristiano
Dr. J. Dominguez

http://biblia.com/diccionario/

Fuente: Diccionario Bíblico Cristiano

(La que vaga o huye). Sierva de †¢Sara, probablemente una de las que Faraón regaló a Abraham (Gen 12:16). Viendo Sara que pasaban los años y ella no concebí­a hijo, hizo que su esposo se llegara a A., pensando quizás que así­ se cumplirí­a la promesa que le habí­a sido hecha por Dios al patriarca de que tendrí­a descendencia (Gen 16:2). A. quedó encinta, tras lo cual menospreciaba a su ama, que era estéril (Gen 16:4). Sara la echó del hogar y A. vagó por el desierto, donde un ángel le dice que su hijo serí­a llamado †¢Ismael, Dios oye, el cual serí­a padre de muchas gentes (Gen 16:10), pero que debí­a volver a su ama y someterse (Gen 16:9).

A. nombra al lugar de esta revelación †œPozo del Viviente-que-me-ve† (Gen 16:14). Abraham tení­a ochenta y seis años cuando nació Ismael (Gen 16:16). Más tarde, Sara concibió conforme a la promesa divina y tuvo a Isaac. Cuando éste fue destetado Abraham hizo una gran fiesta, en la cual Ismael se burlaba de Isaac, lo cual vio Sara, que pidió de nuevo a Abraham que la echara †œporque el hijo de esta sierva no ha de heredar con Isaac mi hijo† (Gen 21:8-10). Eso preocupó a Abraham, pero Dios le dijo que protegerí­a a Ismael, por lo cual A. fue despedida, yendo al desierto, donde faltándole agua, puso a su hijo †œdebajo de un arbusto† para no verle morir. Un ángel le habló, reafirmándole la promesa divina y mostrándole una fuente (Gen 21:17-19). Cuando Ismael creció, A. le buscó esposa en Egipto (Gen 21:21).
Pablo toma estos incidentes como †œuna alegorí­a† en la cual se representa a †œlos dos pactos† (Gal 4:24), uno de †œla Jerusalén actual† y otro de †œla Jerusalén de arriba†. La primera †œestá en esclavitud† y la segunda †œes libre† (Gal 4:25-26). Las descendencias de ambas representan, uno a los nacidos †œsegún la carne† y otro a los nacidos †œsegún el Espí­ritu†, que son los creyentes, esto es, †œlos hijos de la promesa†, los cuales son libres en Cristo. En leyendas y tradiciones judí­as se dice de A. que: a) Era hija de Faraón, que la dio por sierva a Abraham; b) Su crí­tica a Sara consistió en acusar a su ama de evitar los hijos para conservar la belleza de su cuerpo; c) †¢Cetura, la mujer que Abraham tomó después de la muerte de Sara, era A., que volvió a la fe verdadera.

Fuente: Diccionario de la Biblia Cristiano

tip, BIOG TIPO MUJE MUAT

ver, ISMAEL = “errante”. Forma griega del nombre hebreo “Hagar”, esclava egipcia de Sara. Abraham la aceptó como concubina, según costumbre semí­tica de entonces, siendo Sara estéril (Gn. 16:1), y teniendo ya 76 años. Agar fue aceptada como tal a petición de Sara, que querí­a obtener el tí­tulo de madre y hacer posible la sucesión de Abraham. Cuando Agar, enorgullecida por estar encinta, se burló de Sara, ésta recurrió a Abraham, puesto que era ya esclava de él; éste terminó el concubinato y entregó la esclava a su dueña, quien la ultrajó de tal modo que Agar huyó al desierto; allí­ se le apareció un ángel, el cual le ordenó volver a casa de Sara y le anunció que el hijo de sus entrañas, (Ismael), serí­a padre de pueblos y hombre fuerte (Gn. 16). (Véase ISMAEL) Después del nacimiento de Isaac la rivalidad continuó entre las dos mujeres y de nuevo Agar y su hijo marcharon al desierto, donde estaban a punto de morir de sed, cuando otra vez el ángel les mostró las fuentes de agua. Con la ayuda de Dios sobrevivieron en el desierto e Ismael creció allí­ (Gn. 21). El último pasaje que menciona a Agar en el Antiguo Testamento nos muestra a ésta buscando mujer para su hijo en Egipto, paí­s de donde ella misma habí­a salido (Gn. 21:1-21). Pablo nos da la aplicación alegórica de estos sucesos (Gá. 4:21-31), mostrando la libertad en que nos sitúa el nuevo pacto, en la gracia, frente a la esclavitud en que recaen aquellos que se vuelven a sujetar a la ley (Gá. 5:1).

Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico Ilustrado

[011]

Agar (o Hagar) es la esposa egipcia de Abraham. (Gn. 16. 1-16 y 21 9-33). Siendo esclava de Sara, su esposa primera, le dio un hijo, Ismael. Serí­a el padre de las 12 tribus o clanes árabes (Gn. 21. 18). Es figura central en la genealogí­a mahometana, que venera su memoria, como los judí­os y cristianos celebran a Isaac, el hijo de la promesa, y luego a Jacob o Israel. Según el Corán, Ismael es el “veraz en la promesa y el enviado como profeta” (sura 16.55). Es el “preferido de Alá” (sura 38. 48) por ser el primero.

Los celos de Sara impulsaron a Abraham a despedir Agar con su hijo. Ella cruzó el desierto. Fue objeto de la protección divina y su hijo fue hecho padre de muchos pueblos.

La mejor catequesis de esta figura la ofrece San Pablo, quien, por su calidad de esclava, la compara con el Antiguo Testamento, en contraste con Sara, la libre, la elegida, signo de la Nueva Alianza (Gal. 4. 21-31). La exégesis de este texto es complicada, pero orientadora.

Pedro Chico González, Diccionario de Catequesis y Pedagogí­a Religiosa, Editorial Bruño, Lima, Perú 2006

Fuente: Diccionario de Catequesis y Pedagogía Religiosa

“Y también del hijo de la sierva haré una nación, porque es tu descendiente” Génesis 21:9-21.

Léase: Gn 21:9-21. Agar habí­a sido sacada de Egipto cuando era una niña y vendida como esclava. Probablemente habí­a estado ya con Sara en Ur de los Caldeos. El caso es que entre muchos criados y criadas, Agar era tenida en gran estima por su ama Esto es evidente por el hecho que cuando Sara querí­a que Abraham tuviera un hijo, cuando ella creí­a ser estéril, se la dio a Abraham, para que naciera de Agar el hijo de la promesa. Desde el punto de vista de Sara era imposible conceder mayor honor a una esclava.

Y con todo, esto constituyó un pecado delante de Dios, para los tres aunque menos para Agar. Era un pecado y como tal permaneció, pues el acto sexual no es permisible fuera del matrimonio. Es verdad que las costumbres de la época eran diferentes, pero esto no anula las leyes de Dios. Por tanto, los tres eran culpables. En el caso de Abraham y Sara a esta violación de los preceptos de Dios se añadí­a el pecado de la incredulidad. El intento de asegurar el Hijo de la promesa a través de Agar era el resultado de una falta de fe en la omnipotencia de Dios y la certeza de sus promesas. Agar, siendo una esclava era, naturalmente, la menos responsable por tener menos libertad.

Por tanto, no es de sorprender que ni resulte de este arreglo humano ninguna bendición. Agar “miraba con desprecio a su señora”, ya antes de nacer Ismael, y se escapa de su dueña. Luego, cuando Sara dio a luz a un hijo, aparecen los celos entre las dos, celos que luego se trasladan de las madres a los hijos. Ismael se burla de Isaac. Aparece la discordia entre Abraham y Sara. Sólo después de la intervención de Dios Abraham despide a Agar. Esta vez sale para el desierto con el hijo.

Pero esto no completa el episodio de Agar, pues de él ha habido consecuencias visibles aún hoy. De Ismael proceden los árabes, de los cuales salió Mahoma. Así­ que la fuerza del Islam que todaví­a es potente en tres continentes, está en su origen unida al nombre de Agar.

De hecho, hay en esta circunstancia un misterio que no ha sido bien comprendido todaví­a. Es indudable que esta muchacha egipcia habí­a llegado a un conocimiento del verdadero Dios en la tienda de Abraham. Por la gracia de Dios habí­a aparecido la fe en su corazón. Y a través de esta promesa habí­a en ella fe en el Mesí­as. Agar tiene que haber soñado que iba a dar a luz al antecesor del Mesí­as. Y así­ lo creerí­a durante años, pero en el curso del tiempo sus ojos se abrirí­an y entró la desilusión.

Sin embargo, antes y después de esta ilusión de la fe, Agar fue objeto de un especial cuidado por parte de Dios. Dos veces tuvo el privilegio de ser testimonio de la aparición del Señor. La primera vez en el camino de Shur, cuando se habí­a escapado; la segunda en el desierto de Beerseba, cuando Ismael se estaba muriendo de sed. Con toda esta atención por parte de Dios es natural que tenga un gran significado en la historia de su reino. Porque el Señor le dio ricas promesas. En el desierto de Beerseba le dijo claramente que harí­a de su hijo una gran nación. Antes le habí­a dicho que “serí­a hombre fiero, la mano de todos contra él, su mano contra todos.” Y a Abraham, Dios le dijo que darí­a prosperidad a Ismael por ser la simiente de Abraham. Todo esto está registrado en Génesis 16:10-12 y en 21:13, mucho antes del nacimiento de Mahoma. Vemos que la profecí­a se ha cumplido literalmente. Y con todo, esta página de la historia, que empieza con la fe de Agar y termina con la falsa fe del Islam, permanece envuelto en la niebla. Sólo se puede decir que el pueblo nacido de Agar ha sido empleado por Dios para disciplinar a su Iglesia. Pero hemos de considerar también que poseen grandes territorios que constituyen una barrera contra el paganismo. Todos ellos, muchos millones, creen en un solo Dios, y en la revelación profética de Dios. Hemos de recordar que los mahometanos reconocen a Jesús como profeta. Su error es no creer en Jesús como Mesí­as, y en colocar un falso profeta por encima de El. Por ello permanecen en parte del Antiguo Testamento y rechazan el Nuevo. Colocan su fe en el contenido del Corán.

Esto es quizá lo que insinúa Pablo cuando en Gálatas 4:22 compara a Sara con una mujer libre y a Agar con una esclava, y mí­sticamente lo interpreta significando que los que no encuentran al Mesí­as permanecen “hijos de la esclava”, y los otros “hijos de la libre”. Es posible que se refiera a la Jerusalén terrenal, y a la religión cristiana, que no busca su Jerusalén sobre la tierra, sino eternamente en los cielos.

Sea como sea, Agar aparece en las Escrituras por más razones que meramente estimular nuestra simpatí­a por el hecho que se perdió en el desierto. Aparece como un eslabón en la cadena de la Providencia insondable de Dios. El nombre de Agar está entrelazado con las raí­ces de la historia de la Iglesia de Dios.

Preguntas Sugeridas Para Estudio Y Discusión:
1- ¿Cuál fue el pecado de Agar? ¿Por qué era mayor el pecado de Sara y de Abraham que el suyo?
2- ¿Qué profetizó Dios a Agar que se ha cumplido?
3- ¿Cuál es el mensaje particular de la vida de Agar para nosotros?

Fuente: Mujeres de la Biblia

Sierva egipcia de Sara; posteriormente se convirtió en concubina de Abrahán y madre de Ismael. Durante su estancia en Egipto, debida a un hambre que hubo en la tierra de Canaán, Abrahán (Abrán) llegó a tener siervos y siervas, y puede que fuese entonces cuando Agar llegó a ser la sierva de Sara. (Gé 12:10, 16.)
Puesto que Sara (Sarai) era estéril, ella misma le solicitó a Abrahán que tuviese relaciones con Agar, y se la dio por esposa; pero después de quedar encinta, Agar empezó a despreciar a su ama hasta tal grado que esta se quejó a su esposo. †œDe modo que Abrán dijo a Sarai: †˜Â¡Mira! Tu sierva está a disposición tuya. Hazle lo que parezca bien a tus ojos†™. Entonces Sarai se puso a humillarla de modo que esta huyó de ella.† (Gé 16:1-6.) El ángel de Jehová halló a Agar †œjunto a la fuente en el camino a Sur†, y le mandó que regresase a su ama y que se humillase bajo su mano. Además, le dijo que Jehová multiplicarí­a en gran manera su descendencia y que al hijo que le nacerí­a debí­a llamársele Ismael. Abrahán tení­a ochenta y seis años cuando nació Ismael. (Gé 16:7-16.)
Años más tarde, cuando Abrahán preparó †œun gran banquete el dí­a en que Isaac fue destetado†, aproximadamente a la edad de cinco años, Sara se dio cuenta de que Ismael, el hijo de Agar, que para entonces tení­a unos diecinueve años, †œse burlaba†. No se trataba de un juego de niños inocente; más bien, como deja entrever el siguiente versí­culo del relato, pudo haberse tratado de una mofa sobre el derecho de Isaac como heredero. Ismael empezaba a manifestar así­ los rasgos antagónicos que el ángel de Jehová habí­a profetizado. (Gé 16:12.) Temiendo al parecer por el futuro de su hijo Isaac, Sara le solicitó a Abrahán que expulsase a Agar y a su hijo. Esto desagradó a Abrahán, pero por orden de Jehová accedió a la petición de su esposa. Al dí­a siguiente, muy de mañana, los despidió, dándoles pan y un odre de agua. (Gé 21:8-14.)
Agar anduvo errante por el desierto de Beer-seba. †œPor fin se agotó el agua […] y ella arrojó al niño bajo uno de los arbustos.† No es un anacronismo referirse a Ismael como un †œniño†, puesto que la palabra hebrea yé·ledh, que aquí­ se vierte †œniño†, también significa †œjoven†, que es como se traduce en Génesis 4:23. En cuanto a que se le arrojara debajo de uno de los arbustos, es posible que no haya sido muy fuerte durante su adolescencia, a pesar de que se hubiera profetizado que serí­a un †œhombre con caracterí­sticas de cebra†. (Gé 16:12.) Por lo tanto, tal vez se agotó primero y necesitó que su madre lo ayudase, lo que no serí­a de extrañar, puesto que en aquellos dí­as las mujeres, en especial las esclavas, estaban acostumbradas a llevar cargas pesadas. Parece que con el tiempo Agar también quedó exhausta, no pudo ayudarle más y lo dejó caer, quizás de forma algo brusca, bajo el arbusto más próximo que le sirviese de cobijo. Ella se sentó †œcomo a la distancia de un tiro de arco† de su hijo (expresión hebrea común que denotaba la distancia a la que los arqueros solí­an colocar los blancos). (Gé 21:14-16.)
El ángel de Dios llamó entonces a Agar y le dijo que no temiese y que Ismael serí­a constituido en una gran nación. Después, Dios le abrió los ojos, de manera que vio un pozo de agua; en él llenó el odre, y dio de beber a su hijo. †œDios continuó estando con el muchacho†, y con el tiempo llegó a ser arquero y †œse puso a morar en el desierto de Parán†. Más tarde, Agar le consiguió una esposa de la tierra de Egipto. (Gé 21:17-21.)
Según el apóstol Pablo, Agar fue parte de un drama simbólico en el que representaba a la nación del Israel carnal, que estaba unida a Jehová por medio del pacto de la Ley, inaugurado en el monte Sinaí­, pacto que dio a luz †œhijos para esclavitud†. Debido a su naturaleza pecaminosa, a la nación le fue imposible cumplir con las condiciones de ese pacto. Bajo él, los israelitas no llegaron a ser un pueblo libre, sino que se hallaron condenados como pecadores merecedores de muerte; eran, por lo tanto, esclavos. (Jn 8:34; Ro 8:1-3.) La Jerusalén del dí­a de Pablo correspondió a Agar, puesto que esta ciudad capital, que representaba a la organización del Israel natural, estaba en esclavitud con sus hijos. Sin embargo, los cristianos ungidos por espí­ritu son hijos de la †œJerusalén de arriba†, la mujer simbólica de Dios. Al igual que Sara, la mujer libre, esta Jerusalén de los cielos nunca ha estado en esclavitud, pero tal como a Isaac lo persiguió Ismael, así­ también los hijos de la †œJerusalén de arriba† (libertados por el Hijo) experimentaron persecución a manos de los hijos de la Jerusalén esclavizada. No obstante, tal como a Agar y a su hijo se les expulsó, Jehová desechó al Israel natural como nación. (Gál 4:21-31; véase también Jn 8:31-40.)

Fuente: Diccionario de la Biblia

Nombre semítico, no egipcio, y por eso quizás dado por Abraham a la mujer cuando dejó Egipto. Puede significar “huida” o algo semejante; cf. el ár. hegira. Agar era una esclava egp. en la casa de Abraham, asignada a Sara; probablemente Abraham la adquirió durante su visita a Egipto. Con el pasar de los años Abraham comenzó a sentir profundamente la falta de un hijo y heredero, y después de la guerra de los reyes (Gn. 14), con gran fe creyó en la promesa de Dios de que realmente iba a tener un hijo (Gn. 15.2–6). Pero a medida que iba pasando el tiempo, Abraham y Sara tuvieron algunas dudas, y trataron de asegurarse un heredero por sus propios esfuerzos, sin la mediación de Dios. De acuerdo con la costumbre de la época (corroborada por tablillas de Ur y Nuzi), Sara, que no podía tener hijos, estimuló a Abraham a que tuviera uno con su sierva Agar: así nació Ismael, hijo de la esclava (Gn. 16). Estando encinta, Agar despreció a la estéril Sara, y tuvo que huir al desierto a causa de la ira de su ama. Al llegar a un pozo Dios le ordenó volver, y le prometió numerosos descendientes. Sobrecogida por esta experiencia con Dios, Agar llamó al pozo “Pozo del Viviente-que-me-ve” (Beer-lahai-roi). A su debido tiempo nació el hijo prometido, Isaac (Gn. 21.1–7), como don de la iniciativa y la gracia sobrenatural de Dios. Cuando Isaac fue destetado, Ismael, el hijo de la esclava, se burló; Dios entonces ordenó a Abraham (contrariando la costumbre de la época) expulsar a Agar y a su hijo (Gordon, BA, 3, 1940, pp. 3), porque la línea de la promesa estaba en Isaac, y Dios tenía otro destino para Ismael (Gn. 21.9–14). Pronto se les acabó el agua a Agar y a su hijo en el desierto, y Agar se sentó aparte de Ismael para no tener que presenciar su muerte. Dios entonces le mostró un pozo de agua. Ismael se crió en Parán (en el NE de Sinaí) como tirador de arco, y Agar le consiguió esposa en Egipto, su patria (Gn. 21.15–21).

Dos milenios después Pablo tuvo que reprender a los creyentes de Galacia por procurar una engañosa “justicia” sobre la base de esfuerzos por cumplir lo estipulado por la ley en lugar de continuar poniendo su fe en Cristo (Gá. 3–5). El apóstol utilizó la historia de Agar e Ismael, y la de Sara e Isaac, como alegoría. Ismael es el hijo de Agar la esclava, que nació por voluntad humana. De la misma manera, los judíos (o sea, “la Jerusalén actual”) eran “hijos” del pacto de Sinaí (personificado en Agar); el no poder cumplirlo sin faltar a él demostraba el poder del pecado y la futilidad de buscar justificación por medio del esfuerzo propio. Isaac es el hijo de la promesa recibida por fe, el don de la gracia de Dios: Sara tipifica el pacto de promesa y gracia (cf. Gn. 15), y todos los nacidos de nuevo espiritualmente se computan con Isaac. Así como Isaac era el verdadero heredero y Agar e Ismael fueron expulsados, también la ley, como fase limitada en el plan de redención concebido por Dios, a su tiempo fue sustituida por el pacto de fe establecido en forma definitiva y eterna en Jesucristo (Gá. 4.21–5.1).

Bibliografía.G. von Rad, El libro de Génesis, 1977, pp. 233ss; J. R. Díaz, “Agar”, °EBDM, t(t). I, cols. 208–209; H. Schlier, La carta a los Gálatas, 1975; J. M. González Ruiz, Epístola de san Pablo a los Gálatas, 1971.

K.A.K.

Douglas, J. (2000). Nuevo diccionario Biblico : Primera Edicion. Miami: Sociedades Bíblicas Unidas.

Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico