AJAB

nombre de varón. 1. Hijo de Colaí­as, al igual y junto con Sedecí­as, falso profeta cuando el exilio en Babilonia. Jeremí­as predijo su muerte, y fue asado al fuego con su compañero, por Nabucodonosor, rey de Babilonia, Jr 29, 21-23. 2. Séptimo rey de Israel, accedió al trono después de Omrí­, su padre, 1 R 16, 29. Estrechó las relaciones comerciales con Fenicia, para lo cual estableció una alianza matrimonial tomando por mujer a Jezabel, hija de Ittobaal (Etbaal en hebreo), sacerdote de Astarté, que fue rey de Tiro al mismo tiempo que Omrí­ en Israel. Jezabel, mujer muy enérgica, influyó malamente sobre A. y lo sedujo a caer en la idolatrí­a 1 R 21, 25-26, y quiso imponer en Israel su propia religión, hasta el punto que el rey hizo levantar un templo en Samaria al dios Baal 1 R 16, 32-33. Jezabel quiso exterminar a los profetas de Yahvéh 1 R 18, 4 y acabar sus altares 1 R 19, 10, pero Abdí­as escondió en una cueva a cien de ellos. El profeta Elí­as, por orden de Yahvéh, anunció a A. el castigo de Dios por tanta abominación, una sequí­a, 1 R 17, 1; después fue el profeta a buscar a A., avisado éste ya por Abdí­as del encuentro, y le ordenó al rey que reuniera al pueblo y a los profetas de Baal en el monte Carmelo, donde Elí­as hizo degollar a todos éstos 1 R 18, tras lo cual terminó la sequí­a; enseguida, Yahvéh le mandó ungir a Jehú como rey de Israel 1 R 19, 16. Jezael hizo gobernar a A. con el estilo totalitario de Tiro, como lo muestra el episodio de la muerte por lapidación a que sometió a Nabot de Yisreel para quitarle su viña 1 R 21, 1-16. Por este crimen, Elí­as le vaticinó a A. que su dinastí­a serí­a exterminada. Ante esto, el rey se arrepintió, hizo penitencia y se humilló en presencia de Yahvéh, por lo que su castigo quedó suspendido, y se llevó a cabo en Joram, hijo y sucesor de A. 1 R 21, 19-29.

El éxito acompañó a A. en sus esfuerzos por asegurar la supremací­a de su paí­s en Palestina. Concluyó un pacto de paz con el reino de Judá 1 R 22, 1 y casó a su hija Atalí­a con Ocozí­as, prí­ncipe de dicho reino 2 R 8, 26. Pero la concertación de la paz solamente pudo lograrse cuando Josafat de Judá reconoció a Israel como el reino más poderoso y aceptó el caudillaje de A. de I. ® Josafat de Judá. La reconstrucción y fortificación de la destruida ciudad de Jericó aseguró la frontera contra los moabitas 1 R 16, 34. En el capí­tulo 20 del libro primero de los Reyes se relata una guerra entre A. de I. y Ben Hadad III, de Damasco, pese a que éste era coetáneo de Joás de Israel. Las campañas de Joás se atribuyen aquí­ a A. de I., pero en realidad quien reinaba a la sazón en Damasco era Hadad Eser. Por iniciativa de A. de I. se creó una coalición, sirio-palestina que fue derrotada en el año 885 por Salmanasar, rey de Asiria, en la batalla de Carcar. A. de I. murió en el curso de una campaña contra Damasco 1 R 22, 1-40.

Diccionario Bí­blico Digital, Grupo C Service & Design Ltda., Colombia, 2003

Fuente: Diccionario Bíblico Digital

(‘A’h’abh, Achaab en Jeremías 29,22, ‘Ehabh, Achiab )

Hijo de Omrí y rey de Israel, 918-897 A.C. de acuerdo a 1 Rey. 16,29; pero de 875-854 de acuerdo con documentos asirios. La versión original de 1 Reyes puede haber sido cambiada; este rey estuvo casado con Jezabel, una princesa sidonia, quien lo indujo a la idolatría (1 Rey. 16,31s.), a la persecución de los profetas (1 Rey. 18,13s.) y a la muy atroz injusticia contra Nabot (1 Rey. 21). Obtuvo dos victorias en sus guerras contra Siria (1 Rey. 20,13-28) y pactó una alianza con el rey sirio Benadad, a pesar de la advertencia profética (1 Rey. 20,33). En el sexto año de Salmanassar II los aliados fueron derrotados por los asirios cerca de Karkar, y su convenio terminó. Ajab ahora aliado con Josafat, rey de Judá, comenzó una guerra contra Siria a fin de conquistar Ramoth Galaad (1 Rey. 22,3s). Los falsos profetas predijeron la victoria, mientras que Miqueas predijo la derrota. La batalla comenzó a pesar de esta advertencia, y una flecha hirió a Ajab entre los pulmones y el estómago (1 Rey. 22,34). Murió esa noche, y cuando su carruaje fue lavado en la piscina de Samaria, los perros lamieron su sangre (1 Rey. 22,38).

Bibliografía: MECHINEAU in VIG., Dict. de la Bible (Paris, 1895); HAGEN, Lexicon Biblicum (Paris, 1905); WELTE in Kirchenlex.

Fuente: Maas, Anthony. «Achab.» The Catholic Encyclopedia. Vol. 1. New York: Robert Appleton Company, 1907. 25 Jan. 2009
http://www.newadvent.org/cathen/01101b.htm

Traducido por Amparo Cabal. L H M

Fuente: Enciclopedia Católica