sucesor de su padre Jotam, reinó en Judá de 736 a 725 a. C. Por su entrega al culto de los ídolos, es juzgado desfavorablemente por los cronistas bíblicos: †œIncluso hizo pasar por el fuego a su hijo, según las abominaciones de las naciones que Yahvéh había arrojado ante los israelitas. Ofreció sacrificios y quemó incienso en los altos, en las colinas y bajo todo árbol frondoso† 2 R 16, 3-4; 2 Cro 28, 3-4. Su negativa a unirse a la coalición con el rey Pecaj de Israel, dirigida contra los asirios por iniciativa del rey Rasón de Aram, dio principio a la llamada guerra sirioefraimita: Damasco e Israel atacaron Judá, sitiaron a A. de J. en Jerusalén, y Rasón conquistó Elat para Edom 2 R 16, 5-6; 2 Cro 28, 5-8 y 16-18.
Las derrotas sufridas por A. de J. motivaron la llamada señal de Emmanuel del profeta, Is 7, con la que se exhorta a A. de J. para que no se desaliente, porque Yahvéh exterminará a los enemigos. Pero A. de J. en lugar de atender al profeta se sometió voluntariamente al rey Teglatfalasar III, de Asiria que, tras conquistar Damasco, ordenó matar al rey Rasón 2 R 16, 7-9: Judá quedó convertida en Estado vasallo asirio y como señal de su dependencia de Asiria, A. de J. introdujo la idolatría.
Mientras que bajo la dinastía de los Omrí se fomentó el culto al dios Baal tiro, los cultos introducidos por A. de J. seguían las creencias asirias 2 R 16, 10-18; 2 Cro 28, 23, 25. El sucesor de A. de J. fue su hijo Ezequías.
Diccionario Bíblico Digital, Grupo C Service & Design Ltda., Colombia, 2003
Fuente: Diccionario Bíblico Digital