Biblia

ARABE

ARABE

Isa 13:20 ni levantará allí tienda el á, ni pastores
Jer 3:2 te sentabas .. como á en el desierto


En las Escrituras se emplea el gentilicio árabe con un sentido muy amplio, aplicado principalmente a los habitantes de la inmensa extensión de tierra que queda al E. y al S. de Palestina. A veces, según el contexto y el uso, el término se utiliza con referencia a una tribu o grupo étnico determinados. (1Re 10:15; 2Cr 9:14; 21:16.)
Un número considerable de tribus árabes era de origen semí­tico, descendientes de Sem por medio de Joqtán; otras procedí­an del linaje de Cam mediante su hijo Cus. (Gé 10:6, 7, 26-30.) También se establecieron en Arabia algunos de los descendientes de Abrahán por Agar y Queturá, como los hijos de Ismael, quienes †œse pusieron a residir desde Havilá cerca de Sur, que está enfrente de Egipto, hasta Asiria†. (Gé 25:1-4, 12-18.) Lo mismo es cierto de la prole de Esaú, que se afincó en la región montañosa de Seí­r, de modo que quedó comprendida en la amplia clasificación de pueblos árabes. (Gé 36:1-43.)
La mayorí­a de los árabes llevaban una vida nómada dedicada al pastoreo, y habitaban en tiendas de campaña. (Isa 13:20; Jer 3:2.) Sin embargo, hubo otros que se dedicaron al comercio, y se dice de algunos que fueron mercaderes empleados por Tiro. (Eze 27:21.) Los siervos de Dios tuvieron relación con ellos en numerosas ocasiones. Los mercaderes madianitas que iban camino de Egipto y a quienes se vendió a José eran árabes, al igual que los sabeos provenientes del S. de Arabia que saquearon el ganado y las asnas de Job. (Gé 37:28; Job 1:1, 15.) En el transcurso de sus cuarenta años de vagar por el desierto, los israelitas se relacionaron con los adoradores de Baal, los madianitas, con resultados nefastos para ellos. (Nú 25:6, 14-18.) Ya en el perí­odo de los jueces, hordas de árabes montados en camellos hicieron incursiones continuas contra Israel por siete años, hasta que el juez Gedeón les infligió una severa derrota. (Jue 6:1-6; 7:12-25.)
Tiempo después, los gobernantes de los reinos árabes le pagaron tributo al rey Salomón (1Re 10:15; 2Cr 9:14) y también a Jehosafat, a quien daban 7.700 carneros y una cantidad igual de machos cabrí­os. No obstante, cuando Jehoram sucedió a su padre Jehosafat, los árabes y los filisteos se aliaron contra él, y condujeron a sus partidas merodeadoras a dar muerte a casi todos sus hijos. (2Cr 17:11; 21:16; 22:1.) Uzí­as, sin embargo, los combatió con éxito durante su reinado. (2Cr 26:1, 7.) Cuando se reconstruí­an los muros de Jerusalén, también habí­a opositores árabes que dificultaban el trabajo de Nehemí­as. (Ne 2:19; 4:7, 8; 6:1.)
Aunque los árabes eran nómadas, solí­an mantenerse independientes y estaban apartados de la corriente de acontecimientos que conformaba la vida de aquel tiempo, no escaparon de la referencia profética del juicio divino. (Isa 21:13; Jer 25:17-24.) Siglos más tarde, es posible que hubiese algunos árabes entre los que llegaron a formar parte de la congregación cristiana en el Pentecostés. (Hch 2:11, 41; véase ARABIA.)

Fuente: Diccionario de la Biblia