Biblia

ATANASIO

ATANASIO

Vida: Nació hacia el 295 en Alejandrí­a, y en su juventud parece haberse relacionado con los monjes de la Tebaida. En el 319 fue ordenado diácono por el obispo Alejandro en cuyo secretario se convirtió, acompañándole a Nicea (325), donde desempeñó un destacado papel. Tres años después sucedió a Alejandro en la sede episcopal, iniciándose así­ un perí­odo de conflictos que llegaron a su punto máximo cuando se negó a obedecer la orden de Constantino que le instaba a admitir nuevamente a Arrio a la comunión. Reunidos en un sí­nodo en Tiro (335), sus enemigos procedieron entonces a deponerlo, siendo desterrado poco después a Tréveris por el emperador. A la muerte de Constantino (337), Atanasio regresó a su diócesis para verse depuesto en el 339 por el sí­nodo de Antioquí­a, que eligió como obispo a Pisto, un sacerdote excomulgado. Ante la incapacidad de éste, se obligó a Gregorio de Capadocia a hacerse cargo del gobierno episcopal. Atanasio, mientras, se habí­a refugiado en Roma, donde un sí­nodo, celebrado en el 341 por convocatoria del papa Julio I, lo declaró libre de culpas, siendo reconocido como único obispo legí­timo de Alejandrí­a, en el 343, por el sí­nodo de Sárdica. Tras la muerte de Gregorio de Capadocia (345) regresó a Egipto (346), pero los problemas no tardaron en presentarse. El emperador Constancio convocó un sí­nodo en Arles (353) y otro en Milán (355) para condenar a Atanasio, y sentó en la sede de Alejandrí­a a Georgio de Capadocia. Por tercera vez huyó Atanasio, permaneciendo seis años entre los monjes de Egipto. Al subir al trono, Juliano llamó del exilio a varios obispos, y el 362 Atanasio volvió a entrar en Alejandrí­a. La convocatoria de un sí­nodo en Alejandrí­a le ocasionó un nuevo destierro imperial que concluyó en el 363 al fallecer Juliano. En el 365 se produjo su quinto destierro cuando Valente se convirtió en emperador de Oriente. La presión popular obligó al emperador a derogar tal medida, y el 366 Atanasio volvió de nuevo a Alejandrí­a donde fallecerí­a en el año 373.

Obras: Resulta admirable la fecundidad de Atanasio en medio de las innegables turbulencias que atravesó durante su vida. Redactó obras dogmáticas como la Oración contra los gentiles, la Oración acerca de la encarnación del Verbo, las tres Oraciones contra los arrí­anos y un tratado Acerca de la Encarnación y contra los arrí­anos; escritos históricos como la Apologí­a contra los arrí­anos, la Apologí­a al emperador Constancio, la Apologí­a por su huida y la Historia de los arrí­anos; escritos exegéticos como la Epí­stola a Marcelino acerca de la interpretación de los salmos, el Comentario sobre los salmos y comentarios a Eclesiastés, el Cantar y el Génesis; obras de ascética como la Vida de Antonio — que inaugura prácticamente un género, un tratado Acerca de la virginidad; sermones y diversos tipos de cartas (nos han llegado trece festales, tres sinodales, dos encí­clicas, dos dirigidas A Serapión, cuatro Acerca del Espí­ritu Santo, una A Epicteto obispo de Corinto, una A Adelfio obispo, una al filósofo Máximo, otra relacionada con los decretos del concilio de Nicea, otra relacionada con los sí­nodos de Rí­mini y de Seleucia, otra dirigida A Rufiano, otra A los monjes y dos ascéticas. Se le han atribuido asimismo obras que no son suyas, como los dos libros Acerca de la Encarnación contra Apolinar, el Sermón mayor acerca de la fe, la Exposición de la fe, la Interpretación del Sí­mbolo, dos Diálogos contra los macedonianos, cinco Diálogos Acerca de la santa Trinidad, el Sí­mbolo atanasiano y doce libros Acerca de la Trinidad.

Teologí­a: Atanasio no fue un teólogo especulativo sino más bien un pastor preocupado por la amenaza de paganización helenista que implicaba la herejí­a de Arrio. Su deseo es salvaguardar la pureza de †œla tradición, doctrina y fe de la Iglesia católica que el Señor dio, los apóstoles predicaron y los Padres conservaron† (Ep. ad. Serap. I, 28). Defendí­a la existencia de la Trinidad †œen verdad y realidad† (Ep. ad. Serap. I, 28) y afirmaba que el Verbo no habí­a sido creado sino engendrado de la misma esencia que el Padre. El Hijo tiene la plenitud de la divinidad — un reflejo de la tesis paulina contenida en Colosenses 2, 9 — y es completamente Dios. Padre e Hijo tienen la misma naturaleza y son eternos. Esta tesis tiene una importancia suprema para la redención ya que no podrí­amos ser salvos de no ser por el hecho de que Dios se hizo hombre. A partir de este punto puede considerarse a Marí­a como Madre de Dios (Zeotokos) (Or. Arian. III, 29). El Espí­ritu Santo no puede ser criatura al formar parte de la Trinidad sino que es también Dios. Es más que posible que la oposición al arrianismo que tiñó toda su vida fuera lo que impulsó a Atanasio a negar la validez del bautismo arriano. La base de su actitud no procedí­a del hecho de que los arrí­anos no usaran la fórmula trinitaria en el bautismo sino de la creencia en que los mismos conferí­an una fe distorsionada (Discurso contra los arrí­anos XLII-XLIII) y puede verse su influencia en el canon 19 del concilio de Nicea donde se ordena que los paulianistas que deseen volver a la Iglesia católica han de ser bautizados de nuevo. La postura de Atanasio acerca de la Eucaristí­a no es del todo clara. En Epist. ad. Serap. IV, 19 parece interpretar la Eucaristí­a como sí­mbolo del cuerpo y la sangre de Cristo. No obstante, en el fragmento de su sermón a los recién bautizados — que se nos ha conservado a través de Eutiquio de Constantinopla (PG 26, 1325)— afirma que tras pronunciarse las oraciones †œel pan se convierte en cuerpo de Nuestro Señor Jesucristo y el vino se convierte en su sangre.† Se ha intentado explicar esta aparente contradicción entre las dos posturas afirmando que en la primera Atanasio querí­a contraponer la comida del cuerpo y sangre de Cristo como alimento espiritual a la tesis de aquellos que creí­an tomar la carne de Cristo en su estado natural. Con todo, el tema sigue sujeto a controversia. Ver Arrio; Eutiques.

VIDAL MANZANARES, César, Diccionario de Patrí­stica, Verbo Divino, Madrid, 1992

Fuente: Diccionario de Patrística