ATAR Y DESATAR

Llevar una llave o llaves era un sí­mbolo del poder delegado de abrir y cerrar. Jesús dio a Pedro el poder de las llaves (Mat 16:19), y el uso que Pedro hizo de las llaves se narra en lo que podemos llamar las †œtres etapas de Pentecostés†. En Pentecostés (Act 2:14-40) Pedro abrió el reino de los cielos a lo que se convirtió en la iglesia hebreo-cristiana; luego Pedro abrió el reino a los samaritanos (Act 8:14-17); y más tarde, en la casa de Cornelio, abrió el reino a los gentiles (Act 10:44-48). De esta manera la iglesia llegó a ser universal. La enseñanza del medioevo acerca de Pedro, en pie a la puerta del cielo para recibir o rechazar las almas de los hombres, no tiene base en la enseñanza bí­blica.

Fuente: Diccionario Bíblico Mundo Hispano

El uso de estos términos formaba parte del vocabulario rabí­nico de la época, refiriéndose a la autoridad que se atribuí­a a los rabinos para dictaminar en asuntos doctrinales y disciplinarios. Hablando sobre lo que serí­a la disciplina dentro de la Iglesia, el Señor Jesús dijo a sus discí­pulos: †œDe cierto os digo que todo lo que atéis en la tierra, será atado en el cielo, y todo lo que desatéis en la tierra, será desatado en el cielo† (Mat 18:15-20) Anteriormente esta autoridad habí­a sido conferida a Pedro (†œ… y todo lo que atares en la tierra será atado en los cielos; y todo lo que desatares en la tierra será desatado en los cielos† [Mat 16:19]). Al señalar el resultado que las acciones disciplinarias eclesiásticas tendrí­an en los cielos el Señor enfatizó la importancia de ellas. La posibilidad de un arrepentimiento y retorno a la comunidad del miembro disciplinado queda siempre abierta, como puede deducirse por el uso de la palabra †œdesatar†.

Fuente: Diccionario de la Biblia Cristiano

tip, DOCT LEYE

vet, En el uso de los rabinos, declarar doctrinalmente una cosa lí­cita o ilí­cita (también: imponer o levantar el anatema o excomunión). Por medio de conceptos contradictorios (como, por ejemplo, bien y mal) se significa, en el lenguaje de los semitas, la idea de derecho a la totalidad. Entre los hebreos la expresión aludí­a a la autoridad que tení­an los rabinos e intérpretes de la ley para dirimir cuestiones doctrinales y disciplinarias basados en la ley (Mt. 23:13; Lc. 11:52). Mas Jesús dice a sus discí­pulos que ellos tienen autoridad, (y con ellos toda la Iglesia), para desatar a los pecadores o para declarar en pecado a quienes obedezcan o rechacen el poder del Espí­ritu Santo (Jn. 20:23). Estas palabras, “atar y desatar”, son dichas para todos los creyentes y no solamente para Pedro y los apóstoles. Dios desata y libera, pero deja esta gran responsabilidad también a todos los creyentes formalmente reunidos como asamblea para el trato de cuestiones de disciplina (Mt. 18:15-18; cp. 1 Co. 5).

Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico Ilustrado

Estos son términos para referirse al ejercicio de la autoridad disciplinaria que Cristo confirió junto con las llaves del reino; primero, a Pedro en Mt. 16:19, y después a todos los discípulos en 18:18. Esto no quiere decir que ellos tenían derecho a comunicar decisiones en materias de conducta; esto es, para prohibir o permitir deberes específicos o funciones morales.

Lo que se da a entender es la autoridad para excomulgar y readmitir a la gente dentro de la comunidad de los creyentes. Aunque los verbos griegos equivalentes dēo y luō no poseen en sí mismos este sentido técnico, son una traducción del arameo ʾāsar y šәrāʾ, palabras que representaban la fórmula judía para la excomunión y readmisión. Con todo, debemos notar que en el judaísmo atar y desatar también significaba «prohibir» y «permitir» en asuntos de casuística.

Jn. 20:23 se relaciona con el sentido de atar y desatar del texto de Mateo. La exclusión de la comunidad siempre se debe a alguna ofensa y, por tanto, presupone el retener los pecados; mientras que la readmisión incluye el perdón de los pecados.

En los padres de la iglesia se puede encontrar este sentido de atar y desatar: Tertuliano (De Pud. 21), Cipriano (73, 7 ad Jub), Orígenes (Com. in Mt., Vol. XII). De la misma forma, en el tiempo de la Reforma, Lutero interpretó este poder como (1) el retener o remitir los pecados, y (2) lo cual se concedía a todos los cristianos en el ejercicio de la predicación y la absolución privada. El concilio de Trento reconoció el primero, pero declaró que Mt. 18:18 sólo se aplicaba a los obispos y sacerdotes.

BIBLIOGRAFÍA

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Herman C. Waetjen.

SBK Kommentar zum Neuen Testament aus Talmud und Midrasch (Strack and Billerbeck)

HERE Hastings’ Encyclopaedia of Religion and Ethics

Harrison, E. F., Bromiley, G. W., & Henry, C. F. H. (2006). Diccionario de Teología (65). Grand Rapids, MI: Libros Desafío.

Fuente: Diccionario de Teología

(arm. ˒aṣar y še; gr. deō, lyō). Términos rabínicos usados en Mt. 16.19 acerca de la autoridad doctrinal de Pedro para declarar lo que está prohibido o permitido; y en Mt. 18.18 en cuanto a la autoridad disciplinaria de los discípulos para condenar o absolver. La autoridad disciplinaria difiere del poder rabínico personal en que es inseparable del evangelio que se proclama; así en Mt. 10.12–15 los discípulos al predicar no pronuncian juicios humanos; y en Mt. 13.30; 22.13, el simbolismo de “atar” significa juicio divino. La autoridad doctrinal es ejercida a través de la enseñanza apostólica (Hch. 2.42) y el ministerio docente (2 Ti. 2.24–26), no indiscriminadamente.

deō (solo) se usa simbólicamente en relación al matrimonio (1 Co. 7.29), a los lazos legales (Ro. 7.2), y al servicio de Pablo (Hch. 20.22). lyō (solo) se usa con respecto al quebrantamiento de leyes (Mt. 5.19), a los pecados perdonados (Ap. 1.5), y (cf. deō) a la liberación (Lc. 13.16).

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D.H.T.

Douglas, J. (2000). Nuevo diccionario Biblico : Primera Edicion. Miami: Sociedades Bíblicas Unidas.

Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico