BELEN

Gen 35:19 sepultada en el camino de Efrata .. B
1Sa 16:4 luego que él llegó a B, los ancianos de
Mic 5:2 tú, B Efrata, pequeña para estar entre
Mat 2:1 cuando Jesús nació en B de Judea, en
Mat 2:6 y tú, B, de la tierra de Judá, no eres la
Mat 2:16 matar a todos los niños .. había en B
Luk 2:4 a la ciudad de David, que se llama B
Luk 2:15 pasemos, pues, hasta B, y veamos esto
Joh 7:42 de la aldea de B .. ha de venir el Cristo?


Belén (heb. Bêth-lejem, “casa del pan”; bêthhallajmî, “belen[m]ita” [1Sa 16:l; etc.]; am. Bît-Lahmi, “casa [templo] de Lahmu” [un dios]; gr. B’thléem). 1. Pueblo en la parte montañosa de Judá. Parece haber pertenecido a Jerusalén antes de la invasión israelita, como se deduce de una referencia en las Cartas de Amarna.* A veces se la llama Efrata (Gen 35:19), y para distinguirla de la Belén de Zabulón se la denomina Belén de Judá o Belén Efrata (Jdg 17:7; Mic 5:2). En tiempos patriarcales se la menciona primero como el lugar hacia donde Jacob viajaba cuando murió Raquel (Gen 35:16,19; 48:7). Si el texto de Jos 15:60 en la LXX es confiable, parece haber sido asignada a Judá cuando se dividió el paí­s, pero el texto masorético (hebreo) no lo incluye en la lista de aldeas de esa tribu. Fue el hogar de varios personajes bí­blicos famosos: Booz (Rth 2:4), Isaí­ (1Sa 16:1), 152 los hijos de Sarvia (2Sa 2:18, 32) y David (1Sa 17:12; etc.). De acuerdo con la predicción de Miqueas (5:2), el Mesí­as habrí­a de venir de Belén. Parece que en tiempos del AT se ofrecieron sacrificios a Dios allí­ (1Sa 16:2-5; 20:6, 29). En los dí­as de David fue una ciudad amurallada, y por algún tiempo estuvo ocupada por los filisteos (2Sa 23:14, 15). Roboam la fortificó (2Ch 11:6), y los judí­os la volvieron a ocupar después del exilio babilónico (Ezr 2:1, 21; Neh 7:26; figs 28, 72-74, 362). 72. Entrada de la Iglesia de la Natividad en Belén. A Belén se la conoce más generalmente como el lugar donde nació Jesucristo y donde ocurrieron muchos hechos relacionados con su venida al mundo: el anuncio de su nacimiento a los pastores, la visita de los sabios de Oriente y el asesinato de los niñitos de la ciudad por Herodes el Grande (Mat 2:1-18; Luk 2:4-20). Tradiciones que se remontan hasta Justino Mártir (c 148 d.C.) afirman que Jesús nació en una cueva. Constantino el Grande construyó una iglesia sobre ella, lo que atrajo a una hueste de peregrinos a través de los siglos. El pueblo, ahora mayormente cristiano, está a unos 8 km al sur de Jerusalén y se llama Beit La1m. Acerca de las exploraciones que se llevaron a cabo en Belén y sobre la historia de la Iglesia de la Natividad, véase la bibliografí­a. Mapa VI, E-3. Bib.: ANET 489; EAEHL I:198-206. 2. Pueblo en el territorio de Zabulón (Jos 19:15), probablemente el hogar del juez Ibsán (Jdg 12:8-11); se la identifica con Beit La1m, a unos 16 km al norte de Meguido. 3. Descendiente de Judá (1Ch 2:51, 5 4; 4:4).

Fuente: Diccionario Bíblico Evangélico

en hebreo y arameo, casa del pan. 1. Ciudad en la Cisjordania, cerca de Jerusalén, en el territorio de la tribu de Judá. La primera mención en la Escritura de esta ciudad se encuentra en Gn 35, 19 y 48, 7, donde se dice que camino de Efratá, nombre con el que se le conoció primero, o B., Jos 15, 58, murió y fue sepultada Raquel, mujer de Jacob, en cuyo sepulcro éste levantó una estela.

En Jc 17 se narran los acontecimientos del levita de B. quien emigra hacia Efraí­n y es acogido en casa de Micá ; en Jc 19, se encuentran las incidencias del levita que residí­a en Efraí­n y tomó una concubina de B., la cual fue asesinada en Guibeá. Los acontecimientos consignados en el libro de Rut se desarrollan en B. Booz tomó a la viuda Rut por mujer, la que le parió un hijo, Obed, abuelo de David, de los cuales desciende Jesús, Rt 4, 9 ss.

De B. efrateo, era el linaje del rey David, hasta donde manda Yahvéh a Samuel a ungirlo como rey, 1 S 16, 1 y 4; 17, 12 y 58; 20, 6 y 28-29.

Tras la Batalla de Gabaón guerra entre Israel y Judá, Azael, muerto por Abner, fue enterrado en el sepulcro de su padre en B. 2 S 2, 32. Cuando David estaba refugiado en la cueva de Adullam, los filisteos tení­an un puesto militar en B., 2 S 23, 14-16; 1 Cro 11, 16-18. Eljanán, de los Treinta de David, era hijo de Dodó de B. 2 S 23, 24; 1 Cro 11, 26. Roboam, rey de Judá 931-913 a. C., hijo de Salomón, fortificó varias ciudades, entre ellas, B. 2 Cro 11, 6, esto cuando el cisma de Jeroboam.

Entre los que regresaron a sus ciudades después del exilio en Babilonia se cuentan 123 hombres de B., Esd 2, 21; en Ne 7, 26, se lee que los de B. y Netofá eran 188 hombres.

El Mesí­as del linaje de David, efrateo, como dicen los profetas Is 11, 1 y Jr 23, 5, nacerá en B. Efratá, la fecunda, Mi 5, 1. Este texto de Miqueas se cita en Mt 2, 1-17, cuando el evangelista narra la llegada a Jerusalén de los magos de Oriente, a quienes Herodes interroga sobre el lugar del nacimiento del Cristo. Herodes lleva a cabo en B. la matanza de los niños menores de dos años, pensando con esto dar muerte al Cristo. En Jn 7, 42, en una discusión sobre el origen de Cristo, se pregunta si no está en la Escritura que es de B.

Cuando César Augusto emperador romano del 30 a. C. al 14 d. C., ordenó un censo, José y Marí­a, embarazada, fueron de Nazaret a B., que el evangelista llama †œciudad de David†, a empadronarse, y allí­ nació Jesús, Lc 2, 1-7. Los pastores de la comarca, a quienes el ángel del Señor les anunció el nacimiento del Salvador, fueron a B. y encontraron a José, Marí­a y al niño en un pesebre, Lc 2, 15-20.

En B. está la más antigua iglesia del cristianismo la de la Natividad, erigida por Constantino I el Grande, el primero de los emperadores romanos en convertirse al cristianismo, a instancias de su madre Santa Elena, en el año 330. La construcción se llevó a cabo en el sitio que por tradición se tiene como el del nacimiento del Salvador. Justiniano I, emperador romano, la reconstruyó en el siglo VI. 2. Ciudad situada en el territorio de la tribu de Zabulón, Jos. 19, 15-16. Ibsán, juez de Israel, según Jc 12, 8, nació, murió y fue sepultado en B., aunque no se especifica en el texto de cuál de las ciudades se trata, la de Judá o la de Zabulón.

Diccionario Bí­blico Digital, Grupo C Service & Design Ltda., Colombia, 2003

Fuente: Diccionario Bíblico Digital

(heb., beth-lehem, casa de pan).
1. Un pueblo a 8 km. al sudoeste de Jerusalén, llamado Efrata (fértil) en tiempo de Jacob; lugar de sepultura de Raquel (Gen 35:16, Gen 35:19; Gen 48:7). Después de la conquista de Canaán se le llamó Belén de Judá (Rth 1:1) para distinguirlo de otro Belén (ver abajo).

Era el hogar de Ibzán, el décimo juez (Jdg 12:8-10); de Elimelec, suegro de Rut (Rth 1:1-2), así­ como de su marido Boaz (Rth 2:1, Rth 2:4).

David fue ungido rey por Samuel aquí­ (1Sa 16:13, 1Sa 16:15); por tanto, fue conocida como la ciudad de David (Luk 2:4, Luk 2:11). Aquí­ nació el Mesí­as (Mat 2:1; Luk 2:1-7), de quien este pueblo que era pequeño entre las familias de Judá (Mic 5:2) logró su gran fama. Sus niños varones menores de dos años fueron asesinados en el intento de Herodes por matar al rey de los judí­os (Mat 2:16).
2. Un pueblo de Zabulón (Jos 19:15), que es ahora la villa de Beit Lahm, 12 km. al noroeste de Nazaret.

Fuente: Diccionario Bíblico Mundo Hispano

A 7 km largos de Jerusalén, sobre la carretera que conduce a Hebrón, se asienta †œBelén, en el paí­s de Judᆝ (hoy una pequeña ciudad). El topónimo Betlejem es antiquí­simo y recibe distintas interpretaciones. Probablemente hay que derivarlo de un lugar de culto cananeo, como sugiere la designación de Bit Ilu Lajama (†œcasa de la diosa Lajama†) que aparece en las cartas de Amarna (290:16). La forma acuñada bet-lejem (†œcasa del pan†) podrí­a haberse formado después, cuando el culto de la diosa pertenecí­a ya al pasado, cuando ya ni siquiera era un cambio consciente del antiguo topónimo cultual en una designación general que podí­a referirse a la fertilidad cerealista de los valles de Belén.
La Belén del siglo XI a.C. se considera generalmente una aldea pequeña de criadores de ovejas y campesinos. Pero, aun siendo pequeña, no hay duda de que se la subestima un tanto insistiendo exclusivamente en esa caracterí­stica. En Judá siempre fue la avanzadilla más adelantada frente a la ciudad yebusea de Jerusalén, que por su importancia militar para la seguridad del paí­s debió de estar siempre ocupada por hombres de singular valor.
Además, también en el perí­odo israelita Belén siguió siendo un lugar ilustre por su centro de culto que entonces era ya un lugar de culto yahvista. Así­ puede deducirse de 1Sa 16:2 :†œLleva contigo una becerra y di: He venido a ofrecer un sacrificio a Yahveh.† Así­ hace hablar el narrador a Dios, que da instrucciones a Samuel, cuando éste temí­a acudir a Belén para ungir a uno de los hijos de Isaí­ (Jesé). El lugar de sacrificios (a la diosa y más tarde a Yahveh) hay que suponerlo en las cuevas del lugar, que hoy se muestran como las cuevas del nacimiento (de Jesús); el lugar quedaba al este de la ciudad antigua.
Queda, pues, demostrada la condición de Belén como lugar de sacrificios al tiempo en que se redactaron los libros de Samuel. Pero en 1Sa 16:2 se podrí­a ver simultáneamente una indicación precisa del tiempo de redacción de dichos libros, pues que el lugar se menciona con toda ingenuidad como un centro legí­timo de sacrificios a Yahveh, por lo que cabrí­a suponer que tales historias fueron consignadas por escrito antes del rey Yosí­as (641-609 a.C.), que desplegó su celo contra los lugares altos.
Con la ascensión del betlemita David a la dignidad de rey no parece que Belén lograse nada especial; David eligió para lugar de su unción el santuario tribal de Mamré, y la ciudad cercana de Hebrón para su residencia.
El sucesor de Salomón en Judá, su hijo Roboam, sí­ que hizo fortificar la aldea de Belén, incrementando así­ una vez más su importancia militar.
En los siglos de la penetración del espí­ritu helenista en Palestina (desde aproximadamente el 330 a.C.), el antiguo lugar de culto experimentó un nuevo esplendor, favorecido tal vez por la presencia de las cuevas, y Belén se convirtió en lugar de culto a Adonis. Lo cual demuestra, por una parte, que el recuerdo de la †œcasa de la diosa Lajama,† una diosa de la fertilidad, nunca habí­a desaparecido por completo, de modo que Lajama pudo ser sustituida por Adonis, el dios del ciclo de la floración y marchitamiento de las plantas. Por otra parte, las cuevas de la región ofrecí­an un emplazamiento ideal para las lamentaciones del culto funerario en pleno verano. En los tiempos de mayor rigidez religiosa judí­a (la época de Jesús y la siguiente) es posible que tales cultos se interrumpieran; pero volvieron a florecer más tarde, cuando la comunidad judí­a desapareció en tiempos del emperador Adriano (137 d.C.).
Varios evangelistas se refieren a Belén como lugar de nacimiento de Jesús. El sentido kerigmático de esa distinción se apoya en Miq 5:1 :†œPero tú, Belén, éfrata, aunque eres pequeña entre los clanes de Judá, de ti ha de salir el que dominará en Israel.† Como David y, por ende, la dinastí­a legí­tima de Judá, ¡también el rey Mesí­as tení­a que proceder de Belén!
Sobre el lugar preciso del nacimiento de Jesús en Belén nada seguro se nos ha transmitido. Las cuevas tradicionales se brindaban casi espontáneamente como lugar de veneración del misterioso nacimiento. Ciertamente que con ello no se excluye el que José pudiera elegir las cuevas de culto abandonadas como lugar de refugio; menos aún se descarta el que buscase alguna otra cueva, o que el nacimiento de Jesús tuviera lugar en una casa tal vez parcialmente excavada en la roca: el pesebre puede también referirse a una casa. Comoquiera que fuese, el emperador Constantino hizo levantar una basí­lica cristiana sobre las cuevas, que desde aproximadamente el 160 d.C. eran veneradas como el lugar de nacimiento de Jesús.
El campo de los pastores, al que se refiere el Evangelio de Lucas, debe de entenderse como la elevación al este de la ciudad. Con esa representación tradujo Jerónimo en el texto de Lev 2:15 el propósito de los pastores: †œTranseamus, pasemos a Belén…† Esos campos de los pastores constituyen el terreno de transición de la hondonada fértil, al oeste de la cual se alzaba Belén, hacia el desierto estéril. Esos campos de los pastores son también los pastizales en que el joven David apacentaba el ganado menor, según refiere el libro de 1Sa 16:11.
En cualquier caso, con la †œiglesia de los pastores† la tradición ha desplazado el lugar de la vela nocturna de los pastores al valle al este de Belén. Lo cual obedecerí­a al hecho de que los pastores no vigilaban a las ovejas pastantes, sino a las ovejas cuando dormí­an, sin que necesariamente los establos tuvieran que hallarse en el lugar de los pastos. Pero esa †œiglesia de los pastores† (keniset er-rawat) podrí­a también transmitir el nombre de †œRut,† que espigaba en el campo de cebada de Booz, en el valle de Belén.
La tumba de Raquel, la esposa favorita del patriarca Jacob, en el valle junto a Belén, no es histórica. Raquel — que según las narraciones bí­blicas murió al dar a luz a Benjamí­n (Gen 35:16-19) — fue sepultada junto al camino de Bet-El a Efratá. Pero esa †œEfratᆝ no puede ser Belén, aunque también se llame así­, por su ocupación por el clan efratí­. La tumba o la supuesta tumba de la tradición del Génesis de la madre de la tribu de Benjamí­n sólo podí­a encontrarse en el territorio tribal benjaminita; cualquier otra localización de la misma privarí­a de sentido al relato de que fue enterrada en el camino de Bet-El a Efratá. La mención del nombre de †œBelén† en Gen 35:19 es una glosa del tiempo en que ya se veneraba la tumba de Raquel en la ciudad daví­dica.
Mucho antes del tiempo de Jesús se veneraba en el valle cerca de Belén la tumba de Raquel, tal vez ya desde la época de la división de los reinos (que se inició el 932 a.C.), cuando la tumba que todos veneraban como de la madre tribal quedó en territorio del Israel separado o fue destruida. No puede ponerse en duda que en tiempos de Jesús se veneraba en Belén la verdadera tumba de Raquel, de modo que Mateo pudo citar espontáneamente el versí­culo de Jer 31:15 al referirse a la matanza de los inocentes, aunque allí­ se hablase de Rama: †œRaquel está llorando a sus hijos† (Mat 2:18).
La actual †œtumba de Raquel† es una pequeña construcción musulmana con cúpula, en que tanto las madres mahometanas como las judí­as y las cristianas invocan la ayuda de la †œmadre Raquel† para sus necesidades, adornando su cenotafio respetuosamente con paños multicolores. De ahí­ que los habitantes del lugar designen también la tumba como †œla casa de las telas abigarradas.†

Fuente: Diccionario de Geografía de la Biblia

El lugar de nacimiento de Jesús y el hogar del rey David es una villa situada ca. 10 kms. al sur de Jerusalén cerca del camino que conduce a Hebrón y al Neguev. Belén se menciona en las *cartas de Amarna como Bit-Lahmi la cual habí­a pasado a ser posesión del pueblo †˜Apiru.
La tradición de que Jesús nació en una cueva de Belén data del siglo II. En el año 325, el emperador Constantino construyó una basí­lica sobre un grupo de cuevas en Belén. Cuando la basí­lica de Constantino fue destruida, un templo más grande y nuevo fue edificado por Justiniano (527–565). La lglesia actual de la Natividad es básicamente la estructura construida por Justiniano.
BIBLIOGRAFIA: R. W. Hamilton, †œExcavations at the Atrium of the Church of the Nativity, Bethlehem†, QDAP , III (1933), págs. 1–8. E. T. Richmond, †œBasilica of the Nativity: Discovery of the Remains of an Earlier Church†, QDAP , V (1936), págs. 75–81. J. W. Crowfoot, Early Churches in Palestine (1941), págs. 22–30; 77–85.

Fuente: Diccionario Bíblico Arqueológico

(Casa del pan).

Ciudad donde nació Jesús. Como habí­a profetizado Miq 5:2 : (Mat 5:6).

– En esta ciudad fue ungido David, 1Sa 2:4, 1Sa 2:11.

– Allí­ enterraron a Raquel, Gen 35:19.

Diccionario Bí­blico Cristiano
Dr. J. Dominguez

http://biblia.com/diccionario/

Fuente: Diccionario Bíblico Cristiano

(Casa del pan). Nombre de lugares del AT.

1. Ciudad natal de David y del Señor Jesús. Se encuentra en la ví­a que conecta a Jerusalén con †¢Hebrón, a unos 8 km al SO de la primera. Allí­ fue enterrada †¢Raquel (Gen 35:19). Fue habitada por miembros de la tribu de Judá. Natural de B. fue †¢Booz, el que fue esposo de Rut, la moabita (Rut 2:4), que le dio a luz a Obed, que engendró a †¢Isaí­, el padre de David (Rut 4:21-22).

En B. ungió Samuel a David por rey sobre Israel (1Sa 16:1-13). Hubo un momento en que B. cayó en manos de los filisteos. David quiso beber agua del pozo de B. y tres de los suyos arriesgaron sus vidas para traerla, pero él no quiso tomarla y la derramó (2Sa 23:14-17; 1Cr 11:16-19). Cuando el reino se dividió, †¢Roboam fortificó a B. (2Cr 11:6). Los que mataron a †¢Gedalí­as, el gobernador puesto por los caldeos, se escondieron cerca de B. para luego irse hacia Egipto (Jer 41:17). Ciento veintitrés †œhijos de B.† regresaron del exilio en tiempos de Esdras (Esd 2:21). Un oráculo de Miqueas profetizó que en B. nacerí­a el Mesí­as (Miq 5:2; Jua 7:42). Eso fue lo que dijeron †œlos principales sacerdotes, y los escribas del pueblo† cuando fueron consultados por †¢Herodes a causa de la visita de los magos (Mat 2:4-6). éstos hallaron al niño en una casa de B. (Mat 2:11). Al parecer ya †¢José y Marí­a habí­an abandonado el pesebre cuando los magos llegaron. Herodes, cuando se vio burlado por los magos, hizo una matanza en B. de †œlos niños menores de dos años†, pero ya José, advertido por un ángel del Señor en sueños, habí­a tomado a la familia y salido para Egipto (Mat 2:12-16).

2. Villa que correspondió a la tribu de Zabulón en la repartición de la tierra (Jos 19:15). Es probable que †¢Ibzán, que juzgó a Israel después de †¢Jefté, era de este B. (Jue 12:8-10). Se le identifica con Bet-lam, a unos 11 km al NO de Nazaret.

Fuente: Diccionario de la Biblia Cristiano

tip, CIUD

sit, a3, 360, 100

vet, (heb. “Bethlehem” = “casa de pan”). Ciudad de Judá también llamada Belén de Judá (Jue. 17: 7-9) Es mencionada por vez primera en relación con la muerte y sepultura de Raquel (Gn. 35:19) La historia de Rut tiene relación con Isaí­ el belenita por lo que evidentemente fue el lugar del nacimiento del rey David (1 S. 16:4; 17:12, 15) Fue también el lugar de nacimiento del Señor Jesús. Originalmente se llamaba “Efrata” (Gn. 35:16, 19; 48:7; Rt. 4:11; Sal. 132:6). Es una vez llamada Belén Efrata, esto es, “el fructí­fero”, porque el Señor de Israel iba a proceder de allí­ (Mi. 5:2; Lc. 2:4, 15; Jn. 7:42). Esta profecí­a llevó a Herodes a masacrar a los pequeños de Belén y de sus contornos (Mt. 2:16, 18). Está situada a unos 10 kilómetros al sur de Jerusalén, 31° 42′ N, 35° 12′ E, sobre una estrecha serraní­a que tiene su inicio en el sistema central. La serraní­a está cubierta de terrazas, dedicadas al cultivo del olivo y de la vid. Hay conventos de las iglesias latina, griega y armenia, y la llamada iglesia de la Natividad. Desde 1967 en poder de los israelitas (antes formaba parte de la Cisjordania palestina anexionada por Transjordania el año 1948), tiene unos 30.000 habitantes. Su nombre árabe es “Beit Lahm”.

Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico Ilustrado

[243]
Etimológicamente significa “casa del pan”. Es el nombre de la localidad donde nació Jesús, a 7 Kms. al sur de Jerusalén. En el Antiguo Testamento aparece numerosas veces citada con cierto prestigio por ser lugar del nacimiento de David. Miqueas (5. 1-4) la señala como cuna del futuro Salvador. Eso darí­a pie a los evangelistas (Mt. 5. 2-1) para convertirla en lugar del nacimiento de Jesús.

Destruida por los romanos en la guerra contra los judí­os, quedó abandonada hasta que el Emperador Constantino hizo construir allí­ la Basí­lica en honor del Nacimiento.

Entre diversos avatares históricos, ha llegado a hasta nuestros dí­as como emblema de paz, de culto y de amor al Redentor, que nació en sus entornos, entre pastores, al no haber lugar para su Madre y S. José en el mesón o posada.

Pedro Chico González, Diccionario de Catequesis y Pedagogí­a Religiosa, Editorial Bruño, Lima, Perú 2006

Fuente: Diccionario de Catequesis y Pedagogía Religiosa

(v. Navidad, Sagrada Familia)

(ESQUERDA BIFET, Juan, Diccionario de la Evangelización, BAC, Madrid, 1998)

Fuente: Diccionario de Evangelización

DJN
 
Ciudad de Judea a 8 Km. al sur de Jerusalén. Hoy en dí­a cuenta con 35.000 habitantes. Aunque en la tierra fértil de la Montaña, se encuentra ya en zona limí­trofe con el desierto de Judá, por lo que es frecuentada por los pastores que conducen por aquél sus rebaños de ovejas y cabras. Etimológicamente Beth-lehem significa “Casa del pan”, lo que está de acuerdo con la fertilidad del llano al pie de la ciudad por el Este (Beth Sahur), donde se recogen buenas cosechas de trigo y cebada. Es conocido con el nombre de Campos de Rut, en recuerdo de los pasajes narrados en el Libro de Rut. La ciudad está edificada sobre un alto alargado en forma de loma. No tiene fuentes dentro de su recinto, por lo que el agua procedente de la lluvia se conservaba en oscuros y frescos aljibes, a los que alude David cuando, durante sus correrí­as, deseaba apagar su sed con aquella agua (2 Sam 23, 13-17). Aunque Belén es ya citada en las famosas cartas egipcias de Tell el-Amarna en el siglo XIV a. C., nunca fue una ciudad muy importante. Su fama en la Biblia le viene de ser la patria del rey David, el hijo de Isaí­, quien durante su infancia se habí­a dedicado al pastoreo de ganado menor (1 Sam 16, 11; 17, 15 y 34-35). Algunas alusiones en la Biblia tal vez permitan suponer que en Belén debió existir en un tiempo un pequeño santuario o “lugar alto”, donde tení­an lugar ciertos sacrificios (1 Sam 16, 2-5; 20, 6 y 27-29). La pequeña ciudad fue amurallada en los tiempos del rey Roboam (1 Cron 11, 6). A la vuelta del destierro, Belén fue repoblada (Esd 2, 1 y 21; Neh 7, 6 y 26). En el A.T. no hay ningún pasaje en que se diga expresamente que el Mesí­as tenga que nacer en Belén, sino más bien que Belén será dichosa porque uno de los descendientes de esa ciudad -de la familia de David- será quien gobierne a Israel (Miq 5, 1). Sin embargo, la insistencia en los evangelios, incluido el de Juan (Jn 7, 42), en que el mesí­as tení­a que nacer en Belén parece apoyar el hecho real del nacimiento de Jesús en esta ciudad, en los dí­as de Herodes el Grande. Por entonces Belén no era una aldea, pero sí­ una ciudad pequeña y pobre, probablemente con la muralla en ruinas, aunque se debí­a notar la altivez y prosapia de algunas de las viejas familias que tení­an allí­ sus antiguos solares. José, cuya ascendencia está reflejada con mayor verosimilitud en la genealogí­a de Lucas (Lc 4, 23-38) que en la de Mateo (Mt 1, 1-16), debí­a tener allí­ la casa de sus mayores y a ella acudirí­a con motivo de un empadronamiento de tipo catastral, que no es ciertamente el del gobernador Quirino, como con evidente error apunta el evangelio de Lucas (Lc 2, 2), tal vez por tratarse de una interpolación. Las casas de Belén en aquella comarca, como en otras de Palestina con subsuelo de caliza, solí­an aprovechar las cuevas naturales para infraestructura de las mismas, destinándolas a establos, despensa, taller y graneros. El evangelio de Lucas dice textualmente que Marí­a, que probablemente viví­a por aquellos dí­as en la casa familiar de José, “dio a luz a su hijo primogénito, le envolvió en pañales y le acostó en un pesebre porque la “sala” (katályma) no era el sitio apropiado para ellos” (Lc 2, 7). Cabe pensar que José, cuando llegó el momento del parto de su mujer, la retiró a una de las dependencias inferiores de la casa, acondicionándola debidamente, para evitar el espectáculo del nacimiento en la gran sala común, donde viví­a y dormí­a el resto de la familia, según era costumbre. Esta parece hoy en dí­a la interpretación más adecuada y está de acuerdo con la tradición de que Jesús nació en una cueva, recogida en testimonios fidedignos a partir ya del siglo II. Tras los acontecimientos navideños que Mateo (Mt 2, 11) localiza expresamente en una casa (olida), no hay otros indicios en las fuentes que hablen de que Jesús haya vuelto a Belén, desde el traslado de sus padres a Nazaret; por eso recibirá el nombre de Jesús de Nazaret, de acuerdo con su pueblo de adopción.

Sabemos que sólo unos cien años después de la muerte de Jesús era ya de dominio público el lugar donde habí­a nacido, pues el emperador Adriano, en su afán de “paganizar” los lugares santos de judí­os y cristianos en Jerusalén y sus alrededores, convirtió la cueva y su entorno en un jardí­n sagrado dedicado al dios Tammuz o Adonis, según nos cuenta el betlemita de adopción San Jerónimo, para lo cual se debió arrasar la casa y las otras construcciones contiguas. Evidentemente éstas se hallaban en la zona alta más oriental de la ciudad, justamente donde hoy se encuentra la basí­lica de la Natividad. Algunos restos arqueológicos, tumbas y graffiti en el antiguo baptisterio nos hablan de un antiquí­simo santuario de Belén en manos de una comunidad judeocristiana. Como en los primeros tiempos de la iglesia palestina estas comunidades solí­an estar regidas por personas de la familia de Jesús (Jerusalén, Nazaret…), cabe pensar que también en Belén ocurrirí­a algo similar con los parientes que allí­ viví­an. Desgraciadamente la datación precisa de tales restos resulta algo ambigua. El año 339 se consagró la basí­lica construida por Constantino, que tení­a un ábside octogonal en cuyo centro una apertura hacia abajo permití­a contemplar la cueva original. De esta primitiva iglesia se conservan aún algunos mosaicos. Cuando en el 384 San Jerónimo fue a vivir a Belén, se estableció en una de las cuevas que forman aquel complejo kárstico subterráneo. Tanto el propio San Jerónimo como sus discí­pulas Paula y Eustoquio, así­ como Eusebio de Cremona, fueron enterrados tras su muerte en estas cuevas contiguas y comunicadas con la del Nacimiento. En el 529 el emperador Justiniano levantó la actual basí­lica, magní­fico edificio de cinco naves, en cuya cabecera están las escalinatas que descienden a la cueva del Nacimiento, ya no visible desde arriba. La basí­lica contaba con espléndidos mosaicos. En el que existí­a a la entrada del nartex o atrio estaba representada la adoración de los magos. El hecho de que éstos se hallaran vestidos con atuendos de tipo persa fue lo que salvó a la basí­lica de su destrucción el año 614, cuando los persas invadieron el paí­s y arrasaron otras iglesias. Durante el reino de los Cruzados la basí­lica fue de nuevo remozada y adornada con bellos mosaicos y pinturas. Los reyes cristianos de Jerusalén eran allí­ solemnemente coronados. Las excavaciones e investigaciones arqueológicas actuales han sido realizadas en Belén principalmente entre los años “cincuenta” y “ochenta”, bajo al dirección de B. Bagatti y E. Testa. -> ; infancia.

BIBL. – CABEZí“N MARTíN, A., én. El Evangelio de Navidad, la Gruta, la Basí­lica del Nacimiento, 2 ed., Jerusalén 1991; GONZíLEZ ECHEGARAY, J., í­a y Evangelios, 22 ed., Estella 1999; MURPHYO’CONNOR, J., Holy Land, Oxford 1998.

. González Echegaray

FERNANDEZ RAMOS, Felipe (Dir.), Diccionario de Jesús de Nazaret, Editorial Monte Carmelo, Burbos, 2001

Fuente: Diccionario de Jesús de Nazaret

Belén está situada como a 9 Kms. al sur de Jerusalén en una posición de grande fortaleza, como a 716 ms. sobre el nivel del mar. Se piensa que tiene más de 4.000 años de edad y fue llamado Efrata, actualmente se conoce como Ephrat, pero los árabes la llaman Beit Sahm, que quiere decir “casa de pan”. Está afuera de la ruta principal a Hebrón y hacia el sur, pero está en pleno camino a Tecoa y En-gadi. Algunos eruditos piensan que Efrata era una aldea separada que vino a formar parte de Belén cuando esta creció.
En el tiempo de Cristo era un lugar pequeño y sin importancia. En el primer siglo d. de J.C., fue devastado por Adriano el emperador romano, quien también estableció allí­ un huerto sagrado a Adonis. Como en 330 d. de J.C. Constantino edificó un templo arriba de la cueva que era usada como establo, que se cree que fue el escenario del natalicio de Cristo. Este templo todaví­a permanece y todaví­a es la atracción principal del pueblo.
Durante las cruzadas, Belén fue un lugar de gran importancia y prosperidad. Después del que el Reino Latino fue vencido, quedó en manos cristianas y hoy es,
en cosas materiales, uno de los centros cristianos más prósperos en la Tierra Santa. Tiene una población de más de 19.000 habitantes, pero le falta un buen abastecimiento de agua. Casi no hay otro lugar en Palestina donde la tierra sea tan productiva como la que le rodea. Es el centro en la producción de maí­z, olivas e higos, y en la crí­a de reses y ovejas. Además hacen adornos de madreperla y otras cosas útiles, y los pintan para que se vean muy hermosos. Aquí­ está el sitio tradicional de la tumba de Raquel.
Se menciona en conexión con la sepultura de Raquel, Génesis 35:19; 48:7.
Fue la ciudad donde vivió y fue sepultado Ibzán, juez de Israel, Jueces 12:8-10. Micaí­a alquiló un levita de Belén como sacerdote, Jueces 17:7-13.
La concubina levita ultrajada en Gabaa era de Belén, Jueces 19. La historia de Rut y Booz aquí­ sucedió, libro de Rut.
El lugar de nacimiento de David y su ungimiento, 1 Samuel 16:1-14; 17:12. David fue de allí­ a donde se encontraba el ejército de Saúl y mató a Goliat, 1
Samuel 17: 12-58.
David dijo que necesitaba ir a Belén cuando tuvo que huir de Saúl, 1 Samuel
20:6-28.
David obtuvo agua del pozo que estaba junto a la puerta, 2 Samuel 23:14-17;
1 Crónicas 11:15-19.
Llegó a ser insignificante después de David, fue fortificada por Roboam, 2
Crónicas 11:6.
Miqueas profetizó que aquí­ nacerí­a Cristo, Miqueas 5:2.
El nacimiento de Jesús fue aquí­, Mateo 1:18-25; Lucas 2:1-7. La visita de los pastores, Lucas 2:8-20.
La visita y la adoración de los magos, Mateo 2:1-12.
La matanza de los niños y la huida a Egipto, Mateo 2:13-23.
El Campo de los Pastores
Al oeste de Belén, al otro lado del tradicional “campo de Booz”, está el “campo de los Pastores”.
que probablemente alguna vez fue usada como cisterna, pero ahora es un lugar de adoración donde la tradición dice que los ángeles visitaron a los pastores, Lucas
2:8-14.

Fuente: Diccionario Geográfico de la Biblia

(Casa de Pan).

1. Ciudad situada en la región montañosa de Judea desde la que se dominaba la ruta que iba de Jerusalén a Beer-seba. Hoy se llama Beit Lahm (Bet Lehem) y se encuentra a unos 9 Km. al SSO. del monte del Templo. Su altitud es de unos 777 m. sobre el nivel del mar, la misma que la de Jerusalén. La zona rural, a pesar de ser rocosa, produce aceitunas, uvas y varios cereales. (Rut 1:22.)
Belén debió llamarse en un principio Efrat o Efrata. Jacob enterró a Raquel †œen el camino a Efrat, es decir, Belén†. (Gé 35:19; 48:7.) Entre los primeros descendientes de Judá, hijo de Jacob, se mencionan †œSalmá el padre de Belén† (1Cr 2:51, 54) y †œHur el primogénito de Efrata el padre de Belén†. (1Cr 4:4.) El que se llame así­ a estos personajes puede indicar que eran antepasados de los israelitas que más tarde llegaron a ocupar Belén. (Véase EFRATA núm. 2.) Cuando los israelitas entraron en Canaán, Belén se encontraba dentro del territorio asignado a Judá, aunque no se la menciona especí­ficamente en ninguna lista de ciudades judí­as, ni se sabe nada de su tamaño o importancia en aquel tiempo. Como habí­a otra Belén en el territorio de Zabulón (Jos 19:10, 15), por lo general se distinguí­a a la ciudad de Judá relacionándola con Efrat o llamándola †œBelén de Judᆝ. (Jue 17:7-9; 19:1, 2, 18.)
Así­, puede que el juez Ibzán fuera de Belén de Judá, pero la ausencia de cualquier referencia a Judá o Efrat hace que muchos lo consideren natural de Belén de Zabulón. (Jue 12:8-10.) Elimélec, su esposa Noemí­ y sus hijos eran de Belén de Judá, adonde Noemí­ volvió con Rut la moabita después de haber vivido en Moab. (Rut 1:1, 2, 19, 22.) Boaz también era de Belén; esta ciudad y sus campos fueron escenario de los acontecimientos registrados en el libro de Rut con relación a los antepasados de Jesús. (Mt 1:5, 6; Rut 2:4; 4:11.)
David, hijo de †œJesé el betlemita†, nació en Belén de Judá, y era en esta región donde cuidaba las ovejas de su padre y donde más tarde lo ungió Samuel para que llegara a ser el futuro rey de Israel. (1Sa 16:1, 4, 13, 18; 17:12, 15, 58; 20:6.) Tiempo después, mientras era fugitivo, David anheló beber del agua de la cisterna de Belén, que en aquel entonces estaba bajo el control de una guarnición filistea. (2Sa 23:14, 15; 1Cr 11:16, 17.) Hoy dí­a aún hay tres pozos en la parte septentrional de la ciudad. Elhanán, uno de los guerreros sobresalientes de David, era hijo de un hombre de Belén (2Sa 23:24), así­ como los sobrinos de David: Joab, Abisai y Asahel. Allí­ se enterró al veloz Asahel cuando Abner lo mató. (2Sa 2:18-23, 32.)
David no escogió Belén como su capital a pesar de estar emplazada en una ruta importante, tener una buena posición militar (pues se encontraba a considerable altitud) y ser su ciudad natal. No se vuelve a mencionar a Belén hasta el reinado de Rehoboam, hijo de Salomón, cuando se la incluye entre las ciudades que aquel rey fortificó. (2Cr 11:5, 6.) El resto del pueblo que quedó en Judá después de la caí­da de Jerusalén ante Babilonia hizo un alto en las proximidades de Belén antes de emprender la marcha hacia Egipto. (Jer 41:17.) Entre aquellos que regresaron de Babilonia después del exilio habí­a hombres de Belén. (Esd 2:21; Ne 7:26.)
Como se señaló antes, Belén no estaba incluida entre las ciudades de Judá en los registros de las divisiones tribales. Aunque en la Biblia se hace mención de esta ciudad en relación con ciertos personajes, no parece que haya sido una ciudad importante ni que tuviese una gran población; cuando Jesús estuvo en la Tierra era solo una †œaldea†. (Jn 7:42.) Por esa razón, en su profecí­a mesiánica Miqueas (5:2) pudo referirse a Belén Efrata como †œel demasiado pequeño para llegar a estar entre los miles de Judᆝ. Sin embargo, su profecí­a mostró que el pequeño pueblo de Belén tendrí­a el honor singular de ser el lugar de procedencia del Mesí­as. Los judí­os entendí­an que esta profecí­a significaba que el Mesí­as o Cristo saldrí­a de Belén (Jn 7:40-42), creencia que también expresaron sus principales sacerdotes y escribas. (Mt 2:3-6.)
Por lo tanto, aunque Marí­a quedó encinta en Nazaret de Galilea, dio a luz a Jesús en Belén de Judea, para que se cumpliera la profecí­a divina. (Lu 1:26-38; 2:4-7.) Esto significó un viaje que, por las carreteras actuales, cubre una distancia de unos 150 Km. a través de un terreno accidentado.
Cuando nació Jesús, habí­a †œpastores que viví­an a campo raso y guardaban las vigilias de la noche sobre sus rebaños†. (Lu 2:8.) Puede llevarse a pastar a los rebaños durante el dí­a en cualquier época del año, pero el que se diga que los pastores estaban a campo raso de noche con sus rebaños suministra un claro indicio de la época en la que pudo producirse el nacimiento de Jesús. La temporada de lluvias empieza en Palestina a mediados de octubre y dura varios meses. En las noches de diciembre, tanto en Belén como en Jerusalén hay frecuentes heladas. Por tanto, el que los pastores de Belén estuvieran en los campos durante la noche apunta a un tiempo anterior a la temporada de las lluvias. Es también muy improbable que César Augusto provocara sin necesidad a los judí­os mandando una inscripción en el mes invernal y lluvioso de diciembre, cuando era particularmente difí­cil viajar. (Lu 2:1-6; compárese con Mt 24:20.)
Se desconoce la ubicación original del establo en el que nació Jesús. Algún tiempo después del nacimiento, cuando sus padres residí­an, no en un establo, sino en una casa, unos astrólogos orientales fueron a Belén en busca del †œniñito†. (Mt 2:1-12.) Aunque se evitó la muerte de Jesús por intervención divina, Belén y sus distritos circundantes sufrieron la pérdida de todos los niños varones menores de dos años, asesinados por orden del rey Herodes. (Mt 2:12, 16.) En Mateo 2:17, 18 el escritor inspirado citó la profecí­a de Jeremí­as 31:15 y la aplicó a lo que habí­a ocurrido. (Véase RAQUEL.)

2. Ciudad del territorio de Zabulón. (Jos 19:10, 15.) El juez Ibzán probablemente procedí­a de esta Belén, y fue en esta ciudad donde se le enterró, ya que en el relato no se hace mención de Efrat ni de Judá. (Jue 12:8-10.) Se ha identificado a Belén de Zabulón con Beit Lahm (Bet Lehem Ha-Gelilit), a unos 11 Km. al ONO. de Nazaret.

[Fotografí­a en la página 302]
Vista actual de Belén, el lugar donde nació Jesús

Fuente: Diccionario de la Biblia

(heb. bêṯ leḥem, ‘casa de pan’, esta última palabra quizá en el sentido más amplio de ‘alimento’). Se ha sugerido que la palabra final leḥem es Lakhmu, deidad asiria; pero no hay ninguna prueba de que dicha deidad fuese reverenciada jamás en Palestina. Hay dos ciudades con este nombre en el AT, a las que hoy se les da el nombre árabe de Bayt Lahm, equivalente exacto del hebreo.

1. La afamada ciudad de David, como se estilaba llamarla. Se encuentra 9 km al S de Jerusalén. Su nombre anterior era Efrata (Gn. 35.19), y se la conocía como Belén de Judá, o Belén Efrata, para distinguirla de la otra ciudad del mismo nombre. La tumba de Raquel se encontraba cerca; los antepasados de David vivieron allí; los filisteos pusieron una guarnición en ella; y el Mesías estaba destinado a nacer allí. Consecuentemente Jesús nació allí, y los relatos de los pastores y los magos se centran en ella. Belén sufrio a manos de Adriano en el ss. II d.C., y todos los judíos fueron expulsado de ella; y parece ser que el sitio de la gruta de la natividad no se pudo localizar por dos siglos; de manera que la Iglesia de la Natividad que erigió Helena durante el reinado de Constantino puede o no indicar el lugar exacto.

2. La segunda Belén se encontraba en territorio zabulonita (Jos. 19.15); se encuentra 11 km al NO de Nazaret. La mayoría de los entendidos sostiene que el juez Ibzán (Jue. 12.8) residió allí, pero la tradicion antigua favorece a Belén de Judá.

Bibliografía. EAEHL, 1, pp. 198–206.

D.F.P.

Douglas, J. (2000). Nuevo diccionario Biblico : Primera Edicion. Miami: Sociedades Bíblicas Unidas.

Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico

Basílica mandada edificar por Santa Helena ] El antiguo nombre hebreo bêth lehem, cuyo significado es “casa del pan”, ha sobrevivido hasta el día de hoy. Sin embargo, en su forma arábiga bêt lahm, significa “casa de la carne”. Algunos eruditos (Smith, Hist. Geog. of the Holy Land, 1906, 318. n. 2) sostenían que el nombre está relacionado con Lakhmu, una de las deidades del mito babilónico de la Creación, y que en la antigüedad Belén fue un santuario de dicho dios; aunque es probable, no existe ninguna evidencia que apoye la especulación. A través de las Sagradas Escrituras se conocen dos ciudades con ese nombre: Belén y Belén de Judea.

Belén

Belén se menciona en Josué 19:15 como una de las doce ciudades pertenecientes a la tribu de Zabulón. Es apenas un pequeño pueblo sin demasiada importancia y construido con pobreza (Buhl, Geog. des alten Palästina, 1896, 215) unos once kilómetros al suroeste de Séforis (Saffurieh), y once kilómetros al noroeste de Nazaret, el hogar de Nuestro Señor. Los críticos no se ponen de acuerdo si la Belén descrita en Jueces 12:8 y 12:10 como hogar de Abesán (Ibzán), uno de los jueces menores, es la misma que la de Josué 19:15, o si se trata de Belén de Judá. Un gran número de comentadores modernos, si no es que la mayoría, creen que se trata de la Belén de Zabulón; pero la tradición antigua (Josephus, Antiq., V, vii, 13; cf. también Moore, Judges, Int. Crit. Com.) hizo que Abesán saliera de Belén de Judá y la creencia es hábilmente defendida por el Padre Lagrange en su comentario (Smith, op cit.; Hogg, Encyc. Bib., IV, 5389). En cualquier caso, la importancia de esta ciudad nunca fue grande; pero los esfuerzos de algunos críticos modernos la han hecho más famosa. Al no poder aceptar como históricos los relatos del nacimiento de Nuestro Señor en Belén de Judá, estos eruditos colocarían la Natividad en Belén de Zabulón, a la que se hace referencia en el Talmud (Megilla, 70, a) como Bethlehem seriyyah, considerada como equivalente a noseryyah, es decir Belén de Nazaret (de Galilea), una combinación ciertamente notable de dos nombres, muy conocida a través de los evangelios (Réville, Jésus de Nazareth, 2a ed., París, 1906, I, 360).

Belén de Judea

“Belén de Judea” [como dice el texto griego de Mat. 2:1, erróneamente corregido por san Jerónimo a Belén de Judá, pensando que en su texto original el evangelista se había conformado al uso del Viejo Testamento (Jueces, 17:7, 19:1; I Sam. 17:12)] es mucho más celebrada que su homónima norteña como el lugar de nacimiento de David y, sobre todo, de Nuestro Señor. La ciudad, que hoy cuenta con unos 10,000 habitantes, casi exclusivamente cristianos, está situada ocho kilómetros al sur de Jerusalén a una distancia muy corta de la carretera Jerusalén-Hebrón, a la mitad de un campo hermosísimo (Buhl, op. cit., 19), lo que contrasta favorablemente con el barrio de Jerusalén. Se extiende entre Wadi el Hrobbe al norte y Wadi er-Rahib al sur, a una altitud de 716 metros; la tierra de Moab se vislumbra al sureste, detalle que ha de recordarse al leer la hermosa historia de Rut la moabita, cuyo escenario es Belén (Smith, op. cit.). Las principales actividades económicas de Belén son la agricultura y la venta de artículos religiosos; la ciudad es también el mercado de los campesinos y beduinos de las cercanías.

De acuerdo con el texto de Gén. 35:16,19; 48:7, a Belén se relacionaba con la historia de los patriarcas. El sepulcro de Raquel, o Qubbet Ràhil (bóveda de Raquel) como se le llama ahora, aproximadamente 1.6 kilómetros al norte de Belén, aún mostrado a los peregrinos y venerado por los cristianos, mahometanos y judíos, aparece nuevamente en I Sam. 10:2 y Mat. 2:16-18; cf. Jer. 31:15. Como muestra el examen de estos pasajes, la tradición presenta algunas ambigüedades, y los críticos ponen en duda la exactitud del comentario (Gén. 35:19) que identifica a Efratá con Belén, asumiendo que se trata del resultado de una confusión entre Belén-Efratá [Rut, 4:11; Miq. 5:2(1)], es decir, nuestra Belén y otra Efratá localizada en el norte, por lo demás desconocida, o se dan por hechas dos diferentes tradiciones con respecto al sepulcro de Raquel (Cf. commentaries: Driver in Hast., “Dict. of the Bible”, IV, 193, a; Buhl, op. cit., 156, 159; Bädeker-Benzinger, “Palästina und Syrien”, 1904, 91). También en Jueces se menciona a Belén como hogar del joven levita hospedado por Micá (17:7s.) y de una joven (19:1s.) cuya muerte causó la expedición contra la tribu de Benjamín. Sin embargo, en el Viejo Testamento está conectada especialmente con el gran Rey David (I Reyes 16:1 y otros pasajes), y su nombre es dado a las tres cisternas (Bi’ Da’ud) que se encuentran al noroeste del pueblo, no muy lejos de la tumba de Raquel. Según Bädeker-Bezinger (p. 91), una tradición que no data de más allá de la última parte del siglo quince, ve ahí la cisterna mencionada en II Reyes 23:14f. y I Crónicas 11:16 y siguientes. Más adelante la ciudad fue fortificada por Roboam (II Crón. 11:6), y Esdras 2:21 [cf. Nehem. 7:26] nos informa acerca del regreso de 123 betlemitas desde el cautiverio.

En el Nuevo Testamento, con excepción de Juan 7:42 encontramos referencias a Belén sólo en las narraciones de Mat. 2 y Luc. 2 acerca del nacimiento del Salvador en la ciudad de David, por lo que los cristianos la tienen en gran estima. Sin embargo, muchos críticos modernos están haciendo nuevamente de Belén la “pequeña entre las miles de Judá” (Schmidt, The Prophet of Nazareth, 1905, 246) al atacar el valor histórico de los relatos del evangelio. Algunos ubican el nacimiento de Nuestro Señor en Nazaret, llamada Su patria en los evangelios (Marcos 6:1 y paralelos; cf. 1:9; 1:24, etc.); esto lo hacen casi todos los que niegan la historicidad de la Infancia, esforzándose por explicar nuestros relatos como leyendas surgidas de la tradición judía de que el Mesías debía nacer en Belén, y basadas en el texto de Miqueas 5:2(1) (Cf. Targum; también Juan 7:42; Strauss, Life of Christ, trad. Eliot de la 4ta ed. Alemana, 1840, sect. 32, fin, sect. 39; Usener en “Encyc. Bib.”, III 3346-47; Schmidt, op. cit., 243, 246; Weiss en “Die Schriften des N. T.”, Göttingen, 1906, I, 1, p. 46, 221-223, 393-395). Otros rara vez dan la explicación mencionada.

Este asunto, porción de un problema mayor relacionado con cc. I-ii de Mateo y Lucas, no se puede discutir aquí. [Vea además las vidas de Jesús y sus comentarios; Ramsay, “Was Christ born at Bethlehem?”, 1898, y QUIRINIUS, CENSUS OF.] Baste mencionar que aunque la segunda explicación elimina algunas dificultades, nos exige ir más atrás que los relatos de Marcos y Lucas, quienes con mayor claridad se refieren solamente a Belén de Judá (vea “Dictionary of Christ and the Gospels” de Knowling, Nueva York, 1906, I, 204). Contra la primera explicación podemos decir, como muchos críticos, que Mateo y Lucas concuerdan independientemente al ubicar el nacimiento en Belén, en el caso de san Lucas sin ningún indicio de influencia de la profecía de Miqueas (Knowling, op. cit.; Nichol, “Dictionary of Christ”, I, 195, a; Jacquier “Hist. des livres du N. T.”, Paris, 1905, II, 209). Sin embargo, no debemos exagerar el valor de ese argumento. (Cf. Revue d’histoire et de littérature religieuses, Jan.-Feb., 1906, 62f.) Los antiguos escritores desconocían estás dificultades, ya que simplemente reproducían los relatos del Evangelio con algunas adiciones, en algunos casos posiblemente históricas. Aproximadamente en el año 150 san Justino Mártir menciona (Dial., lxxviii) que el nacimiento del Salvador tuvo lugar en una cueva cercana a la villa de Belén; tales establos dentro de cuevas no son raros en Palestina (cf. Massie in Hast., Dict. of the Bible, III, 234; Expository Times, Mayo, 1903, 384; Bonaccorsi, “Il Natale”, Roma, 1903, 16-20.) La tradición del nacimiento en una cueva fue ampliamente aceptada, como podemos comprobar a partir de las palabras de Origen aproximadamente un siglo después: “En Belén, señalada está la cueva donde Él nació y el pesebre donde fue envuelto en pañales, y el rumor en esos lugares y entre los forasteros es de la fe que por cierto Jesús nació en esta cueva”. (Contra Celsum, I, li.). También se reproduce en los evangelios apócrifos (Pseudoevangelio de Mateo 13, ap. Bonaccorsi, op. cit., 159-163; Protevangelio de Santiago, 17 sqq., Bonaccorsi, 155-159; Evangelio de la Infancia, II-IV, Bonaccorsi, 163-164). Sobre el sitio tradicional de la Natividad se erige una iglesia (Santa María de la Natividad), rodeada por el noroeste y suroeste por los conventos de los latinos (franciscanos), griegos, y armenios, respectivamente. El edificio es en su mayoría obra de Constantino (alrededor del año 330), excepto por las adiciones y modificaciones hechas por Justiniano (527-565). Debajo de ese tan venerado y antiguo monumento a la cristiandad se encuentra un centro turístico muy visitado por los peregrinos a través de los siglos: la gruta de la Natividad. La capilla de la Natividad, que corre en la misma dirección que la iglesia (de este a oeste), está situada bajo el coro; en el extremo del este hay una estrella de plata con la inscripción: Hic de Virgine Maria Jesus Christus natus est y cerca se encuentra la capilla del Pesebre (vea Bonaccorsi, op. cit., 77-113). Hacia el norte y el noroeste existen otras grutas relacionadas con la Natividad –principalmente por tradiciones recientes (c. siglo quince)–, con los relatos de Mateo 2, y con la memoria del gran sabio san Jerónimo y su compañía de devotos y cultos amigos (Sanders, Etudes sur S. Jérome, París, 1903, 29f.).

EDWARD ARBEZ
Transcrito por las Hermanas Dominicas Enclaustradas, Monasterio del Niño Jesús, Lufkin, Texas.
Traducido por Leonardo Molina D.
Dedicado a la Encarnación del Hijo de Dios.

  • Primera evidencia histórica de Belén [1]

Fuente: Enciclopedia Católica