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CAFARNAUM

CAFARNAUM

El lugar se localiza hoy por casi todos en la zona de minas y escombros de tell Hum, en que se han excavado los restos de una sinagoga. A esa región, situada apenas a 5 km al oeste de la desembocadura del Jordán en el lago de Genesaret, apuntan también los datos de los Evangelios.
Jesús, †œdejando Nazaret, se fue a vivir a Cafarnaúm, la ciudad marí­tima, en los confines de Zabulón y Neftalí­† (Mat 4:13); el territorio de la tribu de Zabulón estaba en la ribera occidental del lago de Galilea. Como Jesús puso allí­ su residencia, Cafarnaúm es †œsu ciudad† (Mat 9:1), con una expresión que no ha de interpretarse en un sentido afectivo sino meramente administrativo.
También la orilla noroccidental del lago era territorio de Cafarnaúm, si se trataba de tell Hum. Hacia esa orilla noroccidental apunta la vocación del publicano Leví­/Mateo (Mat 9:9), porque el rí­o Jordán, que allí­ desemboca en el lago, formaba la frontera entre el territorio de Herodes Antipas y el de Filipo. También la presencia de una pequeña guarnición, a la que alude el †œcenturión de Cafarnaúm† (Mat 8:15), pone de relieve el carácter de región fronteriza.
Este centurión, tal vez un griego al servicio de Heredes Antipas, habí­a construido una sinagoga a los judí­os de Cafarnaúm (Luc 7:5). Los restos ahora visibles de la sinagoga proceden sin duda de una construcción de hacia el año 200 d.C.; pero algunos arqueólogos israelí­es piensan que los fundamentos serí­an de la sinagoga mencionada en Luc 7:5; serí­an los cimientos de la sinagoga en que Jesús enseñó con frecuencia.
Cafarnaúm fue el lugar de residencia de Simón Pedro y de su hermano Andrés, oriundos ambos de Betsaida.
Aunque Cafarnaúm fue la ciudad residencial de Jesús y el centro geográfico de una buena parte de su ministerio, lo cierto es que en la ciudad hizo pocos seguidores (Mat 11:23). El lugar debió de ser por entonces muy pequeño, y quizá tuviera de mil a dos mil habitantes. Pero en tiempos posteriores (hacia el 200 d.C.) debió de crecer. Difí­cil resulta decir si su población participó o no en las dos guerras judí­as contra Roma (el 66-73 y el 135 d.C.); su asentamiento hacia el 200, que comportaba una sinagoga costosa para aquel tiempo, hace suponer que no empuñaron las armas. Y es posible que allí­, en un lugar fronterizo orientado a las ganancias económicas, tanto en tiempo de Jesús como en la época de las guerras judí­as contra Roma fuera el mismo motivo el que mantuvo alejados a los pobladores de las proclamas mesiánicas de Jesús, por una parte, como de las guerras nacionales, por la otra. Así­ que el edicto de expulsión del 135 d.C. no habrí­a afectado a los habitantes de Cafarnaúm y habrí­a hecho de la ciudad un enclave marginal del judaí­smo palestino, que — a cuanto sabemos — se forjó algunos de ese estilo sobre todo en Galilea.
Cafarnaúm quedaba en el borde septentrional de la llanura de Genesaret. No se la menciona en el AT. Su nombre significa: †œaldea de Nahúm,† sin que el tal Nahúm nos sea conocido.

Fuente: Diccionario de Geografía de la Biblia

(Véase CAPERNAUM)

Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico Ilustrado

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Ciudad de la ribera del Genezareth, al norte del lago. En ella, según el Evangelio, fijó su residencia Jesús (Mt. 9.1.).

Era lugar de cierta importancia: tení­a sinagoga (Mt. 8.15 y Lc. 7.1), contaba con una guarnición romana, en ella tení­a su casa Pedro, allí­ se reclamó el tributo legal a Jesús (Mt. 17. 23). En su entorno Jesús realizó diversos milagros (Lc. 4. 23; Jn. 4.46; Mc. 2.1) En ella terminaba una de las rutas de las caravanas. La población era muy diversa y se culcula en unos 2.000 habitantes. En ese contexto podí­a pasar Jesús más desapercibido que en Nazareth.

Los datos que la arqueologí­a han logrado de la localidad en la primera parte del siglo I son suficientes para pensar cómo era y cómo se viví­a en ella, y cómo debí­a ser más o menos la sinagoga en la que Jesús habló.

Pedro Chico González, Diccionario de Catequesis y Pedagogí­a Religiosa, Editorial Bruño, Lima, Perú 2006

Fuente: Diccionario de Catequesis y Pedagogía Religiosa

DJN
 
Ciudad de Galilea, perteneciente a la tetrarquí­a de -> Herodes Antipas, que se halla situada en el extremo noroeste de las riberas del lago de Genesaret o Mar de Galilea. Se trata ya de una ciudad fronteriza, cuyo territorio lindaba con la Tetrarquí­a de Filipo, de la que le separaba el curso del Alto Jordán. Su etimilogí­a (Kfar Nahúm) hace referencia a la finca o alquerí­a de un individuo llamado Nahúm. La ciudad aparece citada en Flavio Josefo y multitud de veces en los cuatro evangelios, que la consideran como la ciudad de Jesús (Mt 9, 1), base de operaciones y punto de partida para sus desplazamientos evangelizadores por todo el norte del paí­s. Era una ciudad más bien pequeña y, a diferencia de las grandes ciudades galileas como Sephoris y Tiberias, su población debí­a de ser en su mayor parte de origen y religión judí­as. No obstante, el hecho de tratarse de una plaza fronteriza suponí­a la existencia en ella de numerosos recaudadores de impuestos (publicanos), encargados preferentemente del cobro de los arbitrios que por aquella importante frontera entraban en el pequeño estado autónomo de Antipas. E igualmente habí­a una guarnición de soldados mercenarios pertenecientes al ejército del tetrarca, cuyo capitán (centurión) debí­a tener también a su cargo la vigilancia naval en ese conflictivo sector del lago. En los evangelios se hace referencia tanto a tales publicanos, entre los que Jesús escogió a uno de sus discí­pulos (Mt 9, 9, Mc 2, 14; Lc 5, 27), como al referido centurión (Mt 8, 5-13; Lc 7, 1-10). Pero eran los pescadores quienes ocupaban un lugar muy destacado entre la población de la ciudad. Cafarnaúm, lo mismo que Betsaida, se hallaba emplazada en la zona de pesca más rica de todo el lago, donde se obtení­an buenas y abundantes capturas sobre todo en invierno; de ahí­ la importancia de su puerto y de su flota pesquera. Los evangelios nos hablan expresamente de dos familias, cuyos componentes se dedicaba al negocio de la pesca. La de Pedro y Andrés, que, aunque originarios de Betsaida, se habí­an avecindado en Cafarnaúm (Mt 8, 14; Mc 1, 29-31; Lc 4, 38) y la de Zebedeo, cuyos hijos Santiago y Juan fueron llamados también como discí­pulos de Jesús (Mt 4, 21-22; Mc 1, 19-20). Zebedeo tení­a al menos un barco propio y jornaleros que trabajaban para él, además de sus hijos; Pedro también tendrí­a su propia barca según el evangelio de Lucas (Lc 5, 1-11; Cf. Jn 21, 1-13).

Las excavaciones arqueológicas en Cafarnaúm, sólo iniciadas a principios del siglo XX por K. Watzinger, W. von Meneden y el P. Orfali, han sido llevadas acabo por el estudio Bí­blico Franciscano de Jerusalén entre 1969 y 1985, bajo la dirección de V. Corbo y S. Loffreda. De ellas se deduce que ya hubo allí­ un asentamiento en el Bronce Medio en torno a la primera mitad del II milenio a. C. En época persa, hacia el siglo V a. C., el lugar vuelve a ser habitado, hasta que en época helenistica, en torno al siglo 1 a. C., comienza la construcción de la ciudad que conoció Jesús. Por lo que hasta ahora sabemos, Cafarnaúm ocupaba una extensión de unas 6 ha. y su población probablemente no sobrepasarí­a los 5.000 habitantes. Tení­a un trazado regular con calles rectas y perpendiculares, entre las que sobresale la «calle mayor» cardo maximus, que se dirigí­a hacia el lago pasando junto a una importante sinagoga y sendas manzanas de casas grandes (insulae) con patios interiores y numerosas habitaciones, aunque probablemente de una sola planta. A mano izquierda del habí­a casas menores con tiendas que daban a la calle (tabernae). Las casas son de piedra basáltica negra, por lo general sin revocar, y los pisos suelen estar empedrados. Son caracterí­sticas las ventanas en serie, tí­picas de las casas galileas de la época, destinadas a una mayor ventilación de las habitaciones en un clima cálido como es el de las riberas del lago. Los tejados en la mayorí­a de los casos debieron ser de elementos vegetales renovables (troncos, ramaje…), mezclados tal vez con tierra endurecida. La abundancia de molinos de mano para el grano, así­ como de prensas de aceite, indican la existencia en la ciudad de actividades industriales o artesanales derivadas de la agricultura.

El edificio más sobresaliente entre las ruinas de la ciudad es, sin duda, la sinagoga, llamada «Sinagoga blanca» a causa de la tonalidad de la piedra caliza en la que está construida, la cual contrasta vivamente con la piedra negra de las demás construcciones. Se trata de un edificio de casi 800 m.2 construido sobre una plataforma o podio. En su interior hay una hilera de 16 altas columnas, con bellos capiteles corintios, que forma en planta una «U» con la apertura hacia la puerta principal. Esta se halla orientada al sur, es. decir, hacia Jerusalén. El edificio tiene también sendas puertas menores sobre la misma fachada, que comunican directamente con las «naves» laterales originadas por la estructura de columnas. Las paredes laterales en el interior presentan todo a lo largo bancos corridos de doble grada. En el extremo noroeste hay una dependencia de planta cuadrada que comunica con la gran sala, y en el costado oriental hay un gran patio adosado, con un pórtico de 13 columnas, destinado a escuela sinagogal. La gran sinagoga estaba espléndidamente adornada en sus frontones y cornisas con motivos vegetales. Su construcción data al parecer del siglo IV d. C., mientras que la escuela sinagogal debe ser un siglo posterior. Las excavaciones han demostrado que la sinagoga blanca fue edificada sobre las ruinas de una «sinagoga negra» en basalto, más modesta pero que tení­a parecidas caracterí­sticas y dimensiones. No es seguro si a esta sinagoga negra o a otra de cronologí­a aún más antigua pertenece un extenso piso enlosado que data del siglo 1 d. C. y que en todo caso corresponderí­a a la sinagoga de que repetidamente se habla en los evangelios, y que, según Lucas, fue construida bajo el mecenazgo del capitán de la guarnición militar (Lc 7, 5). Todaví­a en un nivel arqueológico más profundo han aparecido las ruinas de una manzana de casas, similar a las otras descubiertas en las proximidades, que datarí­an del siglo 1 a. C., la cual debió ser demolida para levantar la primera sinagoga.

El otro edificio notable, descubierto tras las excavaciones, pertenece a una basí­lica cristiana del siglo V, con planta octogonal y pisos de mosaico, el más importante de los cuales tiene en su centro la figura de un pavo real, sí­mbolo de la inmortalidad. Dicha basí­lica, que es citada ya en siglo VI por el Peregrino de Piacenza identificada con lo que fue en su dí­a la casa de Pedro, fue construida sobre las ruinas de una ecclesiae resultante de la adaptación progresiva de una de las habitaciones de la antigua casa que allí­ se encontraba y que era similar a la que los arqueólogos han llamado «í­nsula II» (entre aquella y la sinagoga). Las paredes de esa habitación y los suelos fueron enlucidos repetidas veces, tapando las piedras de basalto. Las paredes conservan restos de pintura de motivos vegetales, así­ como numerosos con alusiones reverenciales a Jesús, expresiones litúrgicas y el nombre de Pedro. Las inscripciones están en griego y latí­n, pero también en arameo y sirí­aco. Se trata, sin duda, de la habitación destinada a Jesús en la primitiva «Casa de Pedro», transformada después en iglesia y que como tal es descrita en el siglo IV por la peregrina Egeria. Su emplazamiento está muy próximo a la ribera del lago, en la que se han podido estudiar asimismo los restos de la dársena del puerto del siglo 1.

BIBL. – LOFFREDA, ., Recovering Capharnaum, Jerusalén 1985; GONZíLEZ ECHEGARAY, J., í­a y Evangelios, 21 ed., Estella 1999.

. González Echegaray

FERNANDEZ RAMOS, Felipe (Dir.), Diccionario de Jesús de Nazaret, Editorial Monte Carmelo, Burbos, 2001

Fuente: Diccionario de Jesús de Nazaret

Una sede titular de Palestina. Su nombre (también Kapernaum) significa “villa de Nahum” o “consolación”. Es frecuentemente mencionada en los Evangelios: cuando Jesucristo fue rechazado por los nazarenos, la hizo Su nueva morada (Mt. 4,13; Lc. 4,31; Jn. 2,12). Ahí eligió sus primeros discípulos: Pedro, Andrés, Santiago, Juan y [[Mateo] (Mt. 4,18, 21; 9,9; Mc. 1,16); Curó ahí al siervo del centurión; a la suegra de Pedro, a un paralítico y a un endemoniado; a la hemorroísa ; fue ahí también en donde trajo nuevamente a la vida a la hija de Jairo y donde pronunció numerosos discursos, especialmente uno concerniente a la Institución de la Eucaristía. (Juan 6). Sin embargo, los habitantes, a instigación de los fariseos, rompieron con El, y al dejar la ciudad, Jesús la maldijo (Mt. 11,23). Bajo [[Constantino el Grande], el Conde José, un judío (v. judaísmo) convertido (v. conversión), construyó ahí una iglesia que los peregrinos conocieron como “Pseudo-Antonina”, visitada en el siglo VI. Desde entonces, la ciudad no ha sido mencionada en la historia de Palestina. Nunca fue una sede griega ni tampoco latina en la Edad Media. Es verdad que Lequien (III, 719) cita un documento que contiene una referencia a la provincia eclesiástica de Escitópolis en Palestina Secunda, donde leemos «Ibi sunt adhoc Bethsaida, Naim et Capharnaum, sed alio nomine vocitantur nec habent episcopos». No fue conocida hasta que llegó a ser sede titular latina; el título lo porta ahora el coadjutor al Patriarca Latino de Jerusalén. Cafarnaúm debe ser identificada con Tell – Houm, en la rivrera norte del lago de Tiberíades. Pueden admirarse espléndidas ruinas en el lugar, mayormente las de una magnífica sinagoga de 72 pies de largo por 54 de ancho. En un pequeño convento, residen algunos franciscanos (v. Orden Franciscana) para la recepción de peregrinos. Sin embargo, según algunos arqueólogos, el sitio de Cafarnaúm no es Tell-Houm, sino las cercanías, camino a Tiberias, o en Khan-Minieh o en Ain-Tabigah. En el último lugar mencionado, la Sociedad Católica Colonial conduce una colonia dedicada a la agricultura.
Bibliografía: Wilson, Tierras de la Biblia, II, 139-149; Thomson, La Tierra y el Libro, I, 542; Robinson, Biblical Researches (1856), III, 347-357; Conder, Tentwork in Palestine, II, 182; Kitchener in Quarterly Statement of the Palestine Exploration Fund (July, 1979).
Vailhé, Siméon. «Capharnaum.» The Catholic Encyclopedia. Vol. 3. New York: Robert Appleton Company, 1908.
http://www.newadvent.org/cathen/03309a.htm
Transcrito por Fr. Paul-Dominique Masiclat, O.P. Traducido por Carlos Posadas Ruiz. Revisado y corregido por Luz María Hernández Medina.

Fuente: Enciclopedia Católica