CAMINO

v. Calzada, Senda, Vereda, Viaje
Exo 18:20 muéstrales el c por donde deben andar
Deu 8:2 te acordarás de todo de el c .. te ha traído
8:6


Camino (heb. ‘ôraj y nâthîb, “sendero” para caminante y/o animal; derek, “camino” debidamente acondicionado para carros; Mesillâh, “lo que está levantado” [del verbo sâlal, “allanar” o “terraplenar”], que se refiere a los caminos bien trazados y formados por levantar un terraplén o dique; gr. jodós). Los mesillôth de la antigüedad eran de tierra y pequeñas piedras sueltas; en consecuencia, el tránsito pesado tendí­a a rebajar el centro, lo que hací­a necesario rellenar regularmente las depresiones con la grava y la tierra de los bordes. Este método de construir caminos nuevos y de reparar los deteriorados todaví­a se observa en algunos lugares del Cercano Oriente. La red de caminos de Palestina y Siria seguí­a la topografí­a natural del terreno. Un mapa de las rutas antiguas muestra que las principales corrí­an de norte a sur (fig 107): I. Camino de la Tierra de losFilisteos (Exo 13:17). Vení­a desde la Mesopotamia ví­a Alepo hacia Cades, sobre el Orontes, y de allí­ costeaba hasta Aco (Tolemaida. Acre). Luego cruzaba el cordón del Carmelo y bordeaba las bases montañosas de Samaria y de Judá, a través de la llanura de Sarón y la filistea, desde donde seguí­a a través del desierto hasta Egipto. II. Camino del Mar (derek hayyâm; Isa 9:1). Llamado Ví­a Maris en la Edad Media, esta 2a ruta conducí­a desde Cades (al norte) hacia Damasco, bordeando los montes Antilí­bano (por el este). De Damasco seguí­a hasta la Palestina occidental, cruzando el Jordán (al sur del Mar de Galilea) y pasando por ciudades importantes, como Bet-seán y Meguido, antes de unirse al camino de la costa en el sur del cordón del Carmelo. III. Camino Real (derek hammelek). Era la ruta más importante de la Transjordania: corrí­a desde Damasco hasta el Golfo de Aqaba, ví­a Rabá, Hesbón y Dibón, y más allá de Petra. Los edomitas y Sihón de Hesbón prohibieron a los israelitas usar este camino (Num 20:17-21; 21:21-23). El nombre quizá no 194 se deba a sus buenas cualidades; más bien era la designación oficial dada por algún acontecimiento importante en la historia, ya sea porque algún rey lo construyó o lo usó en forma especial. Se puede seguir toda su longitud por las ruinas de ciudades que datan de fines del 3er milenio a.C. y comienzos del 2º. Este camino fue probablemente la ruta de la invasión de Quedorlaomer y sus aliados en tiempos de Abrahán (Gen_14). En el s II d.C. el emperador Trajano lo transformó en un camino romano pavimentado; actualmente es una moderna ruta asfaltada. IV. Camino de Shur (derek Shûr; Gen 16:7). Conducí­a desde Beerseba hasta Egipto a través del desierto. Para comprender la historia de Israel es importante notar que si bien. Palestina está situada entre Egipto y los reinos mesopotámicos, en realidad sólo un camino internacional pasaba por el reino del norte de Israel. El de Judá estaba fuera de todas las ví­as internacionales; lo que evitó ser molestado con frecuencia. En cambio el reino del norte estaba continuamente en guerra con los grandes poderes de su tiempo. Además, habí­a muchos caminos menores que conectaban los pueblos y las aldeas con las rutas principales. El más importante de los caminos secundarios era el de las montañas, desde Hebrón hasta Siquem y Samaria, el que pasando por Jerusalén seguí­a las cumbres de los montes. Además, habí­a varios muy transitados que cruzaban el paí­s de oeste a este, como el que conectaba la costa palestina con Transjordania (ví­a Jerusalén y Jericó), y, más al norte, uno que iba desde el puerto de Berota (Beirût) hasta Damasco, pasando sobre el Lí­bano y el Antilí­bano. Los caminos de Petra a Gaza y de Ezión-geber al oeste formaban las principales conexiones entre Arabia y Egipto. En Pro 9:15 y Eze 39:11, 14, 15 se habla de los transeúntes, los que andan por los caminos (del verbo heb. ‘âbar, “pasar por el lado o cerca de”, “pasar de largo”, “atravesar [cruzar]”). El término se usa con la connotación de “pasajero”, “viajero”, “caminante”, “transeúnte”, “viandante”. 107. Mapa rutero de la Palestina antigua. Camino de un dí­a. Véase Dí­a de camino. Camino de un dí­a de reposo (sábado). Véase Sábado, Camino de un. Camino Real. Véase Camino (III).

Fuente: Diccionario Bíblico Evangélico

tierra hollada y preparada de cierto modo, por donde se pasa para ir de un sitio a otro. Este término es muy usado en sentido figurado. Practicar la justicia y el derecho, es estar en el c. de Yahvéh, Gn 18, 19; guardar los mandamientos de Yahvéh, es seguir sus caminos Dt 11, 22; 26, 17; no hay que torcer ni a la derecha ni a la izquierda, se debe seguir el c. trazado por Yahvéh, Dt 5, 33. Cuando el pueblo se pervirtió en el desierto, Yahvéh le dice a Moisés que se han apartado del c. prescrito, Ex 32, 8; Dt 9, 12 y 16; 11, 28; 13, 6; 31, 29. Moisés le pide a Yahvéh que le enseñe su camino, para poder dirigir al pueblo, Ex 33, 13; el salmista pide a Yahvéh que le señale su c., Sal 25 (24), 4; 27 (26), 11; 86 (85), 11; 119 (118), 27 y 33; 143 (142), 8. En la Biblia es común enfrentar los dos caminos, el bueno y el malo, el de la vida y el de la muerte, Dt 30, 15-20; Sal 1, 6; Pr 4, 18-19; 12, 28; Si 15, 17; 33, 14; estrecho es el c. de la vida, ancho el de la perdición, Mt 7, 13-14. Morir, para Job, es emprender un c. sin retorno, Jb 16, 22.

Juan Bautista es el mensajero enviado para preparar el c. del Mesí­as Mt 11, 10; Mc 1, 2; según la profecí­a en Ml 3, 1. †œYo soy el camino†, Jn 14, 5-6, le dijo Jesús a Tomás; es decir, Cristo nos enseña el c. para llegar al Padre, nos ilumina el c. Mt 22, 16; Jn 8, 12; 12, 35. El Camino se llama a la doctrina de Cristo entre los primeros creyentes, y a éstos, seguidores del Camino, Hch 9, 1; 18, 25; 19, 9; 22, 4; 24, 14.

Diccionario Bí­blico Digital, Grupo C Service & Design Ltda., Colombia, 2003

Fuente: Diccionario Bíblico Digital

Hay unas 25 palabras heb. y gr. traducidas †œcamino† en la Biblia. Se utiliza a menudo metafóricamente para describir la conducta o modo de vida ya sea de Dios o del hombre (Deu 5:33; Psa 1:6; Pro 16:17). En el NT el plan de salvación de Dios es llamado el camino del Señor (Mat 3:3). El término se usa también para significar el cristianismo o el judaí­smo (Act 9:2; Act 19:9; Act 22:4).

Fuente: Diccionario Bíblico Mundo Hispano

(Luc 10:30).

– Jesús es el camino hacia el Padre: Jua 14:4-7, Mat 22:16, Mat 27:51-53, Luc 14:27.

– El Bautista prepara el camino del Senor: Mat 3:13, Mat 11:10, Luc 1:76-79, Luc 7:29.

– Exigencias del camino hacia Dios: Mat 7:13-14; Mat 7:21-27; Mat 16:26-27, Mar 10:21.

Diccionario Bí­blico Cristiano
Dr. J. Dominguez

http://biblia.com/diccionario/

Fuente: Diccionario Bíblico Cristiano

La ví­a para llegar a un sitio. Después de la †¢caí­da, Dios tuvo que impedirle al hombre †œel c. del árbol de la vida† (Gen 3:24). Se utiliza la palabra para aludir a la manera de vivir de las personas, que viene a ser †œsus c.†. Así­, leemos que antes del diluvio †œtoda carne habí­a corrompido su c.† (Gen 6:12). Pero Dios tiene sus maneras, o sus c. y da testimonio de que sabí­a que Abraham mandarí­a †œa sus hijos … que guarden el c. de Jehovᆝ (Gen 18:19). Los c. de Dios no son como los c. del hombre, sino mucho más altos (Isa 55:8-9). Por eso los hombres deben pararse †œen los c.† y preguntar †œpor las sendas antiguas, cuál sea el buen c.† (Jer 6:16), para andar por él. Pues el hombre que no †œestuvo en c. de pecadores† es bienaventurado (Sal 1:1), ya que †œJehová conoce el c. de los justos† (Sal 1:6). El Salmo 119, que habla tanto de la ley de Jehová, usa muchí­simo el término c., enfatizando que el conocimiento de esa ley es para afectar la práctica, el comportamiento (Sal 119:1, Sal 119:3, Sal 119:5, Sal 119:9, Sal 119:14-15, Sal 119:26-27, etcétera). El Señor Jesús dijo: †œYo soy el c.† (Jua 14:6). En el libro de los Hchhos se habla de †œC.† aludiendo al conjunto de las doctrinas y prácticas de los cristianos (Hch 9:2; Hch 24:14; Hch 24:22).

Fuente: Diccionario de la Biblia Cristiano

tip, CONS TIPO LEYE COST

vet, Junto al significado literal (comunicación de ciudades y lugares), el Antiguo Testamento habla de la vida humana como un camino (Sal. 37:5) en el que el hombre es guiado por Dios (Ex. 13:21) y que cada uno puede andar (Jb. 23:11) o rechazar (Mt. 2:9). Por esto los profetas exhortan a apartarse de los falsos caminos (Jer. 25:5) y a dirigirse por los caminos verdaderos (Jer. 31:21). El piadoso pide a Dios que le muestre el camino (Sal. 27:11; 119). El tiempo de la nueva alianza es iniciado con la llamada del Bautista a preparar un camino para el Señor (Mr. 1:3 y paralelos). Jesús es la coronación del camino que Dios ha planeado para la salvación (Ro. 11 :33 ss); se denomina a sí­ mismo camino (Jn. 14:6). Cristo, con su encarnación, ha abierto un nuevo camino por el que el hombre puede llegar hasta Dios (He. 10:19 s). Tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo Testamento puede encontrarse la figura de los dos caminos, entre los que el hombre debe elegir (Sal. 1:6; Pr. 15:19; Mt. 7:13 s). Los romanos construyeron carreteras y caminos por todo el imperio, algunas de las cuales todaví­a están en uso. Una de las más famosas es la Ví­a Apia (Hch. 28:13-16). Tan extensa era la red de caminos, que se llegó a decir que “todos los caminos conducen a Roma”.

Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico Ilustrado

[016]

Senda o lugar para el tránsito. Pero en la Escritura se denomina como tal el modo de vivir conforme a la Palabra de Dios. El término camino, ví­a, senda, aparece con abundancia en casi todos los libros del Antiguo Testamento, pero sobre todo en los Profetas (Is. 59. 6. camino de la paz; Jer. 5.4, camino de la santidad; en los Salmos, Sal. 1.6, camino de Yaweh) y en los libros Sapienciales (Prov. 14.12: “camino de la muerte”; Ecco. 11.15: “camino recto”).

En el Nuevo Testamento, de las 118 veces que se cita el término camino (odos, en griego), en dos tercios se hace referencia a un sentido figurado: camino como sí­mbolo de orientación, de cumplimiento, de vida conforme al plan de Dios.

Jesús mismo se presentó como camino, verdad y vida. “Yo soy el camino” (Jn. 14.6). Y en el Nuevo Testamento se recoge la doctrina de los dos caminos abundantemente citada en la literatura de los entornos culturales del siglo I en el Mediterráneo (Mt. 7.13)

El cristianismo es camino de salvación: Jn 14. 5. Y seguirlo es acomodarse al plan de Dios. Mt. 22.16
La vida cristiana se llama camino en Hech 9.2; 16.17; 18.25; 19.9; 22.4; 24. 14; 24.22. Y las cartas apostólicas se hacen eco de tal interpretación: 2 Pedr. 2. 2; 1 Cor. 4.17; Rom. 3.17; Hebr. 10. 19; entre otros muchos textos.

No es justo pues restringir la idea de camino a otra cosa que no sea la vida evangélica. Cualquier movimiento cristiano antiguo o reciente que crea poseer la exclusividad de la rectitud del camino se aleja del sentido evangélico de camino, según el plan de Dios, sobre todo se asume como propio el término.

Por eso, en catequesis es importante educar bien a los cristianos en el sentido de los caminos de Dios abiertos y plurales. Cualquier pretendido monopolio en la exégesis de tantos texto en que que se habla del “camino” es antievangélico.

Pedro Chico González, Diccionario de Catequesis y Pedagogí­a Religiosa, Editorial Bruño, Lima, Perú 2006

Fuente: Diccionario de Catequesis y Pedagogía Religiosa

Camino, en sentido figurado, tiene en la Biblia varias acepciones. Se habla de dos caminos, “el camino de la vida y de la muerte”, que Dios pone ante hombre (Jer 21,8); el camino bueno (1 Sam 12,13) y el malo (Jer 18,11), el camino de los justos y el de los pecadores (Sal 1,6). Los caminos de Dios (Sal 25,10) son distintos de los caminos del hombre (Is 55,8-9). Sus caminos (Is 40,3; Mt 22,16; Mc 1,3) conducen a la paz (Is 59,6; Lc 1,79) y a la vida (Mt 7,14). Los del hombre (1 Re 16, 3; Is 55,8-9) llevan a la muerte (Pr 14,12) y a la perdición (Mt 7,13). Los caminos de Dios son su misma voluntad, las normas de conducta que ha trazado (Mt 22,16; Mc 12,14; 20,21), siempre rectas, verdaderas y justas (Ap 15,3). Misión fundamental de Jesucristo fue enseñar al hombre estos caminos (Mt 22,16). El mismo es el camino, la verdad y la vida (Jn 14,6). En los Hechos de los Apóstoles, al conjunto de las enseñanzas cristianas se le llama camino, el camino del Señor (Act 9,2; 18,25.26; 19, 9.23; 22,4; 24,14-22).

E. M. N.

FERNANDEZ RAMOS, Felipe (Dir.), Diccionario de Jesús de Nazaret, Editorial Monte Carmelo, Burbos, 2001

Fuente: Diccionario de Jesús de Nazaret

La palabra †œcamino† se usa varias veces en la Biblia para designar cierto trayecto. (Gé 31:23; Ex 3:18; Nú 10:33; 33:8.) La distancia recorrida en un dí­a dependí­a del medio de transporte utilizado, de las circunstancias y del tipo de terreno. Como promedio, un dí­a de viaje por tierra correspondí­a a unos 30 Km. o más, si bien la distancia recorrida †œen dí­a de sábado† era bastante inferior. (Mt 24:20.) Hechos 1:12 indica que Jerusalén distaba del monte de los Olivos †œel camino de un sábado†. En una ocasión Josefo dijo que esta distancia era de cinco estadios (925 m.), y en otra, que era de seis estadios (1.110 m.), probablemente porque la calculó desde dos puntos de partida distintos. Por otra parte, basándose en Josué 3:4, las fuentes rabí­nicas indican que el †œcamino de un sábado† equivale a 2.000 codos (890 m.).

Fuente: Diccionario de la Biblia

1. jodos (oJdov”, 3598) denota: (a) camino natural, carretera, senda, y aparece con frecuencia en los Evangelios Sinópticos y en otros pasajes (p.ej., Act 8:26; 1Th 3:11; Jam 2:25; Rev 16:12); (b) el camino de un viajero (véase VIAJE); (c) metafóricamente, de una manera de proceder, o de pensar, p.ej., de justicia (Mat 21:32; 2Pe 2:21); de Dios (Mat 22:16, y paralelos), esto es, el camino marcado y aprobado por Dios; así­, Act 18:26 y Heb 3:10 “mis caminos” (cf. Rev 15:3); del Señor (Act 18:25); “que lleva a la perdición” (Mat 7:13); “a la vida” (7.14); de paz (Luk 1:79; Rom 3:17); del proceder de Pablo en Cristo (1Co 4:17, en plural en el original); “más excelente” (de amor,1Co 12:31); de verdad (2Pe 2:2); del camino recto (2.15); de Balaam; de Caí­n (Jud_11); de un camino que consiste en lo que es de Dios, p.ej., de la vida (Act 2:28, plural); de la salvación (Act 16:17); personificado, de Cristo como medio de acceso al Padre (Joh 14:6); del curso seguido y caracterizado por los seguidores de Cristo (Act 9:2; 19.9, 23; 24.22). Véanse PROCEDER, VIAJE. 2. odoiporia (oJdoiporiva, 3597), camino, viaje (cf. poros, camino, paso). Se usa del viaje del Señor a través de Samaria (Joh 4:6), y de los “caminos” de Pablo (2Co 11:26).¶ 3. amfodon (a[mfodon, 296), propiamente rodeo (amfi, alrededor; jodos, camino). Aparece en Mc 11.4, “recodo del camino” (RV: “entre dos caminos”).¶ Notas: (1) oudeuo se traduce con la cláusula verbal “ir de camino” en Luk 10:33: Véase IR.¶ (2) El verbo odoiporeo se traduce con la cláusula verbal “mientras iban por el camino”. Véase IR.¶ (3) El verbo peripateo se traduce con la cláusula verbal “que iban de camino” en Mc 16.12. Véanse ALREDEDOR, ANDAR, CAMINAR, CONDUCIR, HACER, IR. (4) El verbo poreuo se traduce “yendo de camino” en Luk 10:38; “siga mi camino” en Luk 13:33; y “yendo por el camino” en Act 9:3: Véase CAMINAR, Nº 3.

Fuente: Diccionario Vine Nuevo testamento

El antiguo semita es nómada. Camino, ví­a. y sendero desempeñan en su existencia un papel esencial. Como la cosa más normal utiliza este mismo vocabulario para hablar de la vida moral y religiosa, y tal uso se mantuvo en la lengua hebrea.

1. LAS DOS VíAS. Existen dos maneras de conducirse, dos caminos: el bueno y el malo (Sal 1,6; Prov 4, 18s; 12,28). El buen camino, el ca-mino recto y perfecto (ISa 12,23; IRe 8,36; Sal 101,2.6; ICor 12,31) consiste en practicar la *justicia (Prov 8,20; 12,28), en ser fiel a la *verdad (Sal 119,30; Tob 1,3), en buscar la *paz (Is 59,8; Lc 1,79). Los escritos sapienciales proclaman que ése es el camino de la *vida (Prov 2,19; 5,6; 6,23; 15,24) ; tal camino asegura una existencia larga y próspera.

El mal camino, tortuoso (Prov 21, 8), es el que siguen los insensatos (Prov 12,15), los pecadores (Sal 1,1; Eclo 21,10), los malvados (Sal 1,6; Prov 4,14.19; Jer 12,1). Conduce a la perdición (Sal 1,6) y a la muerte (Prov 12,28). Entre estos dos cami. nos, el hombre es libre para escoger y sobre él carga la responsabilidad de su elección (Eclo 15,12; cf. Mt 7,13s).

II. Los CAMINOS DE Dios. Israel no puede contentarse con generalidades de orden moral. Su experiencia religiosa le lleva mucho más lejos. Abraham se puso en camino siguiendo el llamamiento de Dios (Gén 12.1-5); desde entonces comenzó una inmensa aventura, en la cual el gran problema consiste en reconocer los caminos de Dios y *seguirlos. Caminos desconcertantes: “mis caminos no son vuestros caminos)), dice el Señor Os 55.8). pero que conducen a realizaciones maravillosas.

1. El *éxodo es de ello el ejemplo privilegiado. Entonces experimenta el pueblo lo que es “marchar con su Dios” (Miq 6,8) y entrar en su *alianza. Dios mismo se pone al frente para abrir el camino, y su presencia se sensibiliza con la columna de *nube o con la columna de *fuego (Ex 13,’Is). El mar no le detiene : ((Fue el mar tu camino, y tu senda la inmensidad de las aguas” (Sal 77,20), tanto que Israel, liberado, se salva de los egipcios. Viene luego la marcha por el desierto (Sal 68,8); en él combate Dios por su pueblo y lo sostiene “como un hombre sostiene a su hijo”; le procura alimento y bebida; “busca un lugar para acampar” y procura que nada le falte (Dt 1,30-33). Pero interviene también para castigar a Israel por sus faltas de fe. La marcha con Dios es, en efecto, difí­cil. El tiempo del *desierto puede considerarse como un tiempo de *prueba, que permite a Yahveh sondear a su pueblo has-ta el fondo de su corazón y corregirle en consecuencia (Dt 8,2-6). Por eso el camino de Dios se hizo largo y sinuoso (Dt 2,1s). Pero no deja de llegar al término: Dios conduce a su pueblo al *reposo, a un paí­s dichoso, donde Israel, colmado, bendecirá a Yahveh (Dt 8,7-10). Resulta así­ manifiesto que “las sendas de Yahveh son amor y verdad” (Sal 25,10; cf. Sal 136), como también que “todas sus ví­as son justí­simas” (Dt 32,4).

El recuerdo del Exodo, reanimado cada año con ocasión de la pascua y de la fiesta de los tabernáculos, deja profunda huella en el alma judí­a. Las peregrinaciones (Siquem, Silo, luego Jerusalén) contribuyen a grabar la noción de camino sagrado que conduce al reposo de Dios. Cuan-do la idolatrí­a amenaza con suplantar al yahvismo, *Elí­as rehace el camino del Horeb. Más tarde los profetas idealizan el tiempo en que Yahveh marchaba con su hijo (Os ll,lss).

2. La *ley. Israel, llegado a la tierra prometida, no debe por ello dejar de seguir “caminando por las ví­as del Señor” (Sal 128,1). *Conocerlas es su gran privilegio (cf. Sal 147,19s). En efecto, Dios ha revelado a su pueblo “todo camino del conocimiento”; “es el libro de los preceptos de Dios, la ley qúe subsiste eternamente” (Bar 3,37; 4,1). Hay, pues, que “caminar en la ley del Señor” (Sal 119,1), a fin de mantenerse en su alianza y de avanzar hacia la luz, hacia la paz, hacia la vida (Bar 3,13s). La ley es el verdadero camino del hombre, dado que es el camino de Dios.

La desobediencia a la ley es un extraví­o (Dt 31,17) que conduce a la catástrofe. Su última sanción será el *exilio (Lev 26,41), camino que va a la inversa del Exodo (Os 11,5). Pero Dios no puede conformarse con la decadencia de su pueblo (Lev 26,44s); de nuevo hay que “preparar en el desierto una ví­a para Yahveh” (Is 40,3); él mismo “trazará sendas en la *soledad” (Is 43,19) y “de todas las montañas hará caminos” (Is 49,11) para un retorno triunfal.

III. CRISTO, CAMINO VIVO. El retorno del exilio no es todaví­a más que una imagen de la realidad definitiva. Esta es anunciada por Juan Bautista en los mismos términos que empleaba el segundo Isaí­as acerca del nuevo Exodo: “Preparad el camino del Señor” (Lc 3,4 = Is 40,3). La era mesiánica es, en efecto, un nuevo Exodo, que esta vez conduce efectivamente hasta el reposo de Dios (Heb 4,8s). Jesús, nuevo *Moisés, es el guí­a, el acompañante, el que nos arrastra (Heb 2,10s; 12,2ss). Llama a los hombres a *seguirle (Mt 4,19; Lc 9,57-62; Jn 12,35s). La *transfiguración, que da un gusto anticipado del *reino glorioso, ilumina un momento este camino, pero el anuncio de la pasión recuerda que hay que pasar primero por el Calvario; la entrada en la gloria no es posible sino por el camino de la *cruz (Mt 16,23; Lc 24,26; 9,23; Jn 16,28). Jesús se pone, pues, resueltamente en camino hacia *Jerusalén, subida cuyo término es su sacrificio. Pero, a diferencia de los ritos antiguos, este sacrificio desemboca en el *cielo mismo (Heb 9,24) y por el hecho mismo nos despeja el camino: por la *sangre de Jesús tenemos ahora ya acceso al verdadero santuario; a través de su carne ha inaugurado Jesús para nosotros un camino nuevo y vivo (Heb 10,19ss).

En los Hechos se llama al cristianismo naciente “la ví­a” (Act 9,2; 18,25; 24,22). De hecho, ios cristianos tienen conciencia de haber hallado el verdadero camino, que hasta entonces no se habí­a manifestado (Heb 9,8), pero este camino no es una ley, sino una persona, *Jesús (Jn 14,6). En él se hace su pascua y su éxodo; en él deben marchar (Col 2,6), siguiendo la ví­a del amor (Ef 5,2; 1Cor 12,31), pues en él judí­os y gentiles tienen acceso, en un solo Espí­ritu, cerca del Padre (Ef 2,8).

-> Exilio – Exodo – Reposo – Seguir.

LEON-DUFOUR, Xavier, Vocabulario de Teologí­a Bí­blica, Herder, Barcelona, 2001

Fuente: Vocabulario de las Epístolas Paulinas

Una de las primeras designaciones para la fe cristiana fue hē hodos, «el Camino». Las seis referencias se encuentran en Hechos y en conexión con el apóstol Pablo. La palabra aparece dos veces en referencia a su persecución a los cristianos antes de su conversión (9:2; 22:14); dos veces en conexión con la oposición a su ministerio en Éfeso (19:9, 23), y dos veces en su defensa ante Félix (24:14, 22). Este marco de hostilidad sugiere que para el mundo no cristiano el término hē hodos, como el despectivo christianos, era decididamente despreciativo. La expresión bien puede marcar una crisis significativa en el crecimiento de la cristiandad primitiva. Ante los ojos del sacerdocio en Jerusalén el siempre expansivo grupo de discípulos se estaba convirtiendo en una secta herética y distinta dentro del judaísmo (cf. esp. 24:14).

El trasfondo del término ha de encontrarse en la enseñanza de Jesús en relación a los dos caminos, el camino sencillo que lleva a destrucción y el camino opuesto al camino difícil que lleva a la vida (Mt. 7:13–14). Jesús, además, habló de sí mismo como «el camino … hacia el Padre» (Jn. 14:6). El autor de Hebreos dice que Jesús a través de su carne ha abierto el «camino nuevo y vivo» hacia el santuario celestial (Heb. 10:20). Tras esto descansa la riqueza de enseñanza del AT, especialmente de los Salmos, en relación a «el camino del justo» y la «senda del malo» (Sal. 1:6; cf. además Is. 30:21 y Jer. 21:8).

El concepto de los dos caminos estableció una forma de pensamiento para una buena parte de la instrucción catequista en la iglesia primitiva. La Didache comienza, «Hay dos caminos, uno de vida y uno de muerte», y a continuación siguen seis capítulos de comentarios sobre estos dos caminos. Estrechamente relacionados están los últimos capítulos de Bernabé (xviiixx) que tratan de los «dos Caminos … uno de luz y uno de oscuridad».

BIBLIOGRAFÍA

ISBE; Commentaries sub Acts 9:2; HDB.

Robert H. Mounce

ISBE International Standard Bible Encyclopaedia

HDB Hastings’ Dictionary of the Bible

Harrison, E. F., Bromiley, G. W., & Henry, C. F. H. (2006). Diccionario de Teología (95). Grand Rapids, MI: Libros Desafío.

Fuente: Diccionario de Teología