CARDENALES
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Titulo pontificio que se da a determinados dignatarios de la Iglesia, los cuales ayudan al Sumo Pontífice en el gobierno de los fieles. El nombre proviene de ser ejes (cardo-cardinis en latín) de determinadas oficinas, congregaciones romana o dicasterios dependiente del Papa.
Tal título parece que se inició ya con Silvestre I (314-335) para denominar a los sacerdotes «incardinados» en Iglesias de Roma. Pero con el tiempo se aplicó sólo a los colaboradores del Papa.
Desde Nicolás II en 1059 los colaboradores fueron tomando más importancia. Sólo ellos podían elegir al nuevo Obispo de Roma. En 1150 se estableció un Decano., que fue el Obispo de Ostia, y un Camarlengo, para administrar la Iglesia de Roma cuando la Sede quedaba vacante.
Según el Derecho Canónico (c.349) «Los Cardenales… constituyen un Colegio especial cuya responsabilidad es proveer a la elección del Romano Pontífice de acuerdo con la norma del derecho» Por otra parte son también consejeros «colegiados» del Pontífice en el gobierno de la Iglesia. El Canon 350 dice: «El Colegio cardenalicio se divide en tres órdenes: el episcopal, al que pertenecen los Cardenales a quienes el Pontífice asigna como título una Iglesia suburbicaria y los Patriarcas orientales adscritos al Colegio cardenalicio: el presbiteral y el diaconal».
Las sedes vicarias de Roma son siete: Albano, Frascati, Ostia, Palestrina, Porto-Santa Ruffina y Velletri, Segni).
Por su misión solían ser italianos por la cercanía al Papa. Pero en los últimos decenios el Colegio de cardenales se hizo internacional.
El número varió con los tiempos, pero creció en los últimos. Los Concilios de Constanza (1414-18) y Basilea (1431-37) limitaron el número a 24. Sixto V, con la Constitución «Postquam verus» de 1586, fijó el número en 70. Pablo IV (1555-59) elevó el número a 76. El número llegó a 144, tras el Consistorio de Marzo de 1973 con Pablo VI.
El 8 de Febrero del 2001 los cardenales eran 140. En el 2002 llegaron a 184, de los cuales 135 tenían menos de 80 años para poder elegir un Pontífice. Según la Constitución «Universi Dominici Gregis», no pueden participar del cónclave para elegir nuevo Pontífice los que tengan más de 80 años. Al comienzo del 2002 había 135 de menos de 80 años de los 184 existentes.
Su nacionalidad es muy variada. A comienzos del 2002 había 65 europeos (sólo 24 italianos), 27 latinoamericanos, 13 norteamericanos, 13 africanos, 13 asiáticos y 4 de Oceanía. Los había de los cinco continentes y de 69 países.
Pedro Chico González, Diccionario de Catequesis y Pedagogía Religiosa, Editorial Bruño, Lima, Perú 2006
Fuente: Diccionario de Catequesis y Pedagogía Religiosa
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El origen del cardenalato es oscuro. Se han propuesto dos etimologías: incardinare, de >Gregorio I, que trasladó a diócesis vacantes a obispos cuyas diócesis habían sido invadidas; cardo (gozne), referido a alguien en torno al cual gira la administración. Al principio la palabra «cardenal» podía aplicarse a los sacerdotes vinculados de manera permanente a una iglesia. Más tarde, los cardenales-sacerdotes fueron los sacerdotes encargados de las distintas iglesias romanas, 25 desde el siglo VI, aunque luego subieron a 28. Los cardenales-diáconos eran los que se ocupaban de los pobres en los siete distritos de Roma. A partir del siglo VIII se nombraron cardenales-obispos como representantes del papa. Hasta los tiempos de León IX (1049-1054) los cardenales constituyeron un cuerpo no muy fuertemente trabado. Con el tiempo fueron elevados al rango de príncipes de Roma, teniendo la preferencia inmediatamente después del papa. Unidos en colegio (consistorio), se convirtieron en los consejeros inmediatos del papa1. El canon 1 del sínodo de Roma de 1059, celebrado bajo Nicolás II, estableció que el papa sería elegido por los cardenales, decreto implícitamente confirmado por el concilio de >Letrán III (1179), cuyo primer canon se remite a decretos anteriores sobre el asunto.
Después del cisma, cuando trece cardenales eligieron al antipapa Clemente II en 1084, la reflexión sobre el papel de los cardenales se fue convirtiendo poco a poco en una ideología, que duraría hasta la victoria del papado en los concilios de >Florencia y >Trento. San Pedro Damián había visto a los cardenales como un senado al modo del que en la antigua Roma compartía la soberanía con el emperador. Otros en la Edad media consideraban que los cardenales constituían la «Iglesia romana» junto con el papa, y que este no podía actuar independientemente de ellos. En la época del concilio de Florencia la noción de cardenal estaba muy magnificada; se pensaba que el cardenalato era de origen divino y que el rango de los cardenales estaba por encima del de los patriarcas.
Los cardenales son nombrados por el papa. Sixto V en 1586 fijó su número en 70. Juan XXIII revocó esta norma en 1958, de modo que en la actualidad no hay límite máximo. Este mismo papa decidió en 1962 que todos los cardenales debían ser obispos, decisión que era reflejo de la doctrina de la colegialidad episcopal en el gobierno de la Iglesia. Pablo VI reorganizó en dos ocasiones el colegio cardenalicio, en particular limitando el derecho a participar en los cónclaves para la elección de nuevo papa a los cardenales de más de 80 años.
El Código de Derecho canónico trata de los cardenales principalmente en los cáns. 349-359. Considera básicamente dos tipos de cardenales: los que desempeñan un cargo en la >curia romana, que deben residir en Roma y tienen que dejar además el cargo a los 75 años (CIC 354), y los que son obispos diocesanos, que acuden a Roma cuando el papa los convoca (CIC 356). Tienen tres funciones principales: la elección del nuevo papa; la asistencia colegial al papa cuando este los congrega para tratar de determinados temas graves, y servir al papa a través de diversos oficios (CIC 349). Cuando muere un papa, es el colegio de los cardenales el que asume en el interregno (sede vacante) el gobierno de la Iglesia, de acuerdo con las normas establecidas en la constitución apostólica de Pablo VI Romano Pontifici eligendo (1975), [confirmadas por Juan Pablo II en la constitución apostólica Universi dominici gregis (1996), donde se modifica la forma de elección ya que se excluye la aclamación, inspiración o compromiso, quedando únicamente la realizada por escrutinio (n 62). A su vez, se cambian los lugares que se deben considerar «cónclave», que a partir de ahora serán: por un lado, la Domus Sancta Marthae, donde residirán los cardenales electores; por otro, la Capilla Sixtina, donde se realizarán las elecciones, y, finalmente, los lugares destinados a las celebraciones litúrgicas].
Christopher O´Donell – Salvador Pié-Ninot, Diccionario de Eclesiología, San Pablo, Madrid 1987
Fuente: Diccionario de Eclesiología
(v. Curia romana, Papa)
(ESQUERDA BIFET, Juan, Diccionario de la Evangelización, BAC, Madrid, 1998)
Fuente: Diccionario de Evangelización