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CIRILO BERTRAN. SAN

CIRILO BERTRAN. SAN

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El siglo XX estuvo lleno de personas sacrificadas por sus ideales religiosos en diversos paí­ses. Un emblema hermoso de esta realidad eclesial y procedente del campo de la educación cristiana y de la catequesis puede ser el martirio de los ochos educadores, Hermanos de las Escuelas Cristianas, martirizados por «haber enseñado el catecismo y llevado a los niños a misa», en la localidad de Turón, en Asturias, España. Fueron los primeros santos canonizados en el siglo XXI por Juan Pablo II, el 21 de Noviembre de 2000.

Sucedió durante la Revolución de Asturias, el 9 de Octubre de 1934. En la ceremonia de beatificación del 29 de Octubre de 1990 les acompañaba el religioso de la misma Intitutción Jaime Hilario, martirizado en la guerra del 1937. Con la comunidad de Turón fue fusilado en el cementerio el pasionista Inocencio de la Inmaculada.

El martirio de estos religiosos fue mártires de una persecución religiosa, preludio de lo que sucederí­a tres años más tarde en toda la España republicana. Los Hermanos dirigí­an una escuela en Turón. Sus nombres fueron:

Hno. Cirilo Bertrán (José Sanz Tejedor), nacido en Lerma (Burgos) en 1888.

Hno. Marciano José (Filomeno López y López), nacido en El Pedregal (Sigüenza-Guadalajara) en 1900.

Hno. Victoriano Pí­o (Claudio Bernabé Cano), nacido en San Millán de Lara (Burgos) en 1905.

Hno. Julián Alfredo (Vilfrido Fernández Zapico), nacido en Cifuentes de Rueda (León) en 1903.

Hno. Benjamí­n Julián (Vicente Alonso Andrés), nacido en Jaramillo de la Fuente (Burgos) en 1908.

Hno. Augusto Andrés (Román Martí­nez Fernández), nacido en Santander en 1910. H. Benito de Jesús (Héctor Valdivielso Sáez), nacido en Buenos Aires en 1910. H. Aniceto Adolfo (Manuel Seco Gutiérrez), nacido en Celada Marlantes (Santander) en 1912; y el P. Inocencio de la Inmaculada (Manuel Canoura Arnau), nacido en el Valle de Oro, Mondoñedo (Lugo) en 1887. Estaba con los Hermanos porque le habí­an llamado para preparar a los niños a celebrar el primer viernes de mes, que coincidí­a el 5 de octubre.

El Hno de La Salle, Jaime Hilario (Manuel Barbal Cosán), fue martirizado en Tarragona en 1937, por haber negado a disimular su condición de religioso.

Los dichos mártires fueron concentrados en la Casa del Pueblo de Turón, a la espera de la decisión que habí­a de tomar el Comité revolucionario. Bajo la presión de algunos extremistas, el Comité decidió la condena a muerte, contra el deseo de las familias de la localidad que llevaban a sus hijos a su escuela. Por eso la decisión se tomó en secreto y la ejecución se hizo a la una de la madrugada, el dí­a 9 de octubre de 1934.

Los asesinos fueron reclutados de otros lugares, porque en el pueblo de Turón no encontraron quienes estuvieran dispuestos a perpetrar semejante crimen. Las ví­ctimas comprendieron de inmediato las intenciones del Comité y se prepararon generosamente al sacrificio con la oración, la confesión, y otorgaron el perdón a sus asesinos . Tardaron de ocho a diez minutos en conducirlos hasta el cementerio y, juntos y serenos, recibieron de frente las balas asesinas, mientras miraban con paz las paredes de su escuela cristiana

El jefe de los asesinos dí­as después, detenido en la cárcel de Mieres, reconocí­a: «Los Hermanos y el Padre oyeron tranquilamente la sentencia y fueron con paso firme y sereno hasta el cementerio. Sabiendo a dónde iban, fueron como ovejas al matadero; tanto que yo, que soy hombre de temple, me emocioné por su actitud… Me pareció que por el camino, y cuando estaban esperando ante la puerta, rezaban en voz baja.

Pedro Chico González, Diccionario de Catequesis y Pedagogí­a Religiosa, Editorial Bruño, Lima, Perú 2006

Fuente: Diccionario de Catequesis y Pedagogía Religiosa