CITAS (EN EL NUEVO TESTAMENTO)

El NT contiene unas 250 citas expresas del AT. Si añadimos a ello las citas indirectas o parciales, y las alusiones, el total pasa de mil. El libro de Apocalipsis, p. ej., no contiene citas, pero está virtualmente entretejido con alusiones a los textos del AT. La importancia del AT, que se desprende de este uso, queda posteriormente definida más claramente con las fórmulas introductorias: afirmar “dice la Escritura” equivale a decir, “dice Dios” (p. ej. Mt. 19.4); “para que se cumpliese” (p. ej. Mt. 2.15) nos muestra la relación esencial entre el mensaje de Dios en el antiguo pacto y en el nuevo (cf. Ellis, Prophecy, pp. 148ss, 165–169; id., Paul, pp. 22–25).

Algunas citas provienen de un Tg. veterotestamentario (Ro. 12.19) o del mismo texto hebreo (Ro. 11.35; 1 Co. 3.19). Sin embargo, como podríamos esperar de un documento griego escrito para lectores griegos, la gran mayoría de las citas se han tomado de la LXX, aunque con diferentes grados de exactitud. (Si bien textualmente es anticuado, todavía resulta útil el manual de Turpie para clasificar y comparar los textos griegos y hebreos). Las inexactitudes que encontramos demuestran la despreocupación (más bien que fallas de la memoria) de los escritores bíblicos en lo que se refiere a precisión verbal; lo que importa es el significado, más que las palabras en sí.

En un considerable número de casos se han elegido deliberadamente traducciones diferentes, ad hoc, o de otras vss. conocidas, a fin de lograr el “cumplimiento” en la forma que la entendían los autores de los libros del NT (p. ej. 1 Co. 15.54s). Según este procedimiento, conocido por su uso en Qumrán como midrash pesher, se incluye el comentario dentro de la cita a fin de darle una aplicación escatológica actual. K. Stendahl ha mostrado la afinidad de este método hermenéutico en Mateo con las prácticas de la comunidad de Qumrán; también lo vemos en otras partes del NT (véase Ellis, Prophecy). Las traducciones interpretativas no provienen quizás del escritor neotestamentario mismo. Rendel Harris ha sugerido que por detrás de algunas citas neotestamentarias se encuentra un “libro de testimonios” precanónico, colección de pasajes del AT seleccionados, combinados (p. ej. Mr. 1.2s), e interpretados, que se utilizaba en la comunidad cristiana primitiva con fines apologéticos. Si bien C. H. Dodd sugirió algunas modificaciones a esta teoría, la presencia de testimonios en los manuscritos del mar Muerto indica que la práctica no era desconocida, y apoya, en cierta medida, la conjetura de Harris. También parecería probable que algunas de estas paráfrasis hayan surgido de las enseñanzas de los primitivos profetas cristianos (Ellis, Paul, pp. 107–112; id., Prophecy, pp. 130–138, 182–187, 224–229). Por ello el problema de las variaciones textuales se extiende mas allá de sí mismo hasta tocar el problema mayor de la interpretación y la aplicación del AT por el NT.

A menudo se aplican pasajes veterotestamentarios con considerables diferencias, si se tiene en cuenta su significado histórico original. Por ejemplo, la referencia de Oseas al éxodo de Israel se “cumple” en el retorno del niño Jesús de Egipto (Mt. 2.15). Una cantidad de pasajes que aluden a la historia de Israel son citados por el NT con referencia a la iglesia (p. ej. Ro. 8.36; Ef. 4.8). Un pasaje que se refiere a Salomón, rey de Israel, se aplica a Jesucristo (He. 1.5) y a la iglesia (2 Co. 6.18). Aparentemente la lógica de este uso se encuentra en (1) una correspondencia tipológica entre la Heilsgeschichte del AT y el cumplimiento de “la nueva era” en Jesucristo; (2) la idea semítica de la solidaridad corporativa en la que el rey de Israel e Israel, Cristo (el verdadero rey de Israel) y el “cuerpo de Cristo” se relacionan entre sí de un modo realista; y (3) la convicción de que la iglesia es el verdadero Israel, y, consecuentemente, la heredera de las promesas y el objeto de las profecías. Aunque el tema de las citas neotestamentarias cubre virtualmente todos los asuntos doctrinales, a lo largo de todo el NT se pone el acento en el Mesías y el cumplimiento de lo que atañe a la era mesiánica. A veces la aplicación de las citas depende del contexto más amplio del AT (p. ej. Hch. 7.49s); también puede ocurrir que esta clase de citas “señaladoras” hayan surgido con el objeto de llamar la atención del lector sobre un tema o tópico más amplio (Dodd, pp. 126).

Cierto número de citas aparece en esquemas expositivos similares, en diferentes grados, a los que vemos en los escritos de Filón (cf. Borgen), Qumrán, y la literatura rabínica (cf. Ellis, Prophecy, pp. 147–236). Uno de estos esquemas empieza con una cita (o resumen) del AT seguida por un comentario, que a veces incluye una parábola y/o citas de apoyo, y termina con una cita final (Mt. 21.33–46; 1 Co. 1.18–31; Gá. 4.21–5.1; He. 10.5–39; 2 P. 3.5–13; cf. Hch. 13.17–41). Puede ser que algunos testimonios representen pasajes tomados de tales exposiciones. También aparecen citas que no son del AT. Ef. 5.14 (cf. 1 Co. 15.45b; 1 Ti. 5.18b) puede ser un trozo de un himno u oráculo cristiano primitivo; Jud. 14 fue tomado del libro seudoepigráfico de Enoc; y Hch. 17.28 es una cita de un autor pagano.

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D. L. Baker, Two Testaments, One Bible, 1976; R. Bloch, “Midrash”, en Approaches to Ancient Judaism, eds. W. S. Green, 1978; P. Borgen, Bread from Heaven, 1965; C. H. Dodd, According to the Scriptures, 1953; E. E. Ellis, Paul’s Use of the Old Testament, 1957; id., Prophecy and Hermeneutic, 1978; id., en The Jewish People in the First Century, eds. M. de Jonge, 2, ii, 1979; R. T. France, Jesus and the Old Testament, 1971; L Goppelt, TYPOS², 1969 (trad. ing. l979); J. R. Harris, Testimonies, 2 t(t). 1916, 1920; L. Hartman, Prophecy Interpreted, 1966; B. Lindars, New Testament Apologetic, 1961; R. L. Longenecker, Biblical Exegesis in the Apostolic Period, 1975; H. M. Shires, Finding the Old Testament in the New, 1974; K. Stendahl, The School of St Matthew², 1969; D. M. Turpie, The Old Testament in the New, 1868.

E.E.E.

Douglas, J. (2000). Nuevo diccionario Biblico : Primera Edicion. Miami: Sociedades Bíblicas Unidas.

Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico