Biblia

CONGAR. YVES

CONGAR. YVES

[975] (1905-1995)

Teólogo dominico belga que se destacó por su sentido del ecumenismo y por las grandes aportaciones que hizo a la eclesiologí­a hacia mediados de siglo y en las actividades preparatorias del Concilio Vaticano II.

Desde 1940 Congar formó un movimiento de renovación junto con el también dominico Marie Dominique Chenu y el jesuita Henri de Lubac. Sus escritos sobre ecumenismo y eclesiologí­a, audaces y renovadores pero no heterodoxos, no cayeron bien en determinados ambientes vaticanos. En 1954 fue retirado de profesor en el noviciado dominico de Le Saulchoir, en Bélgica. Estuvo en Jerusalén y luego en Cambridge con prohibición de enseñar o publicar. De entonces es su «Diario de un teólogo» (1946-56) más tarde publicado. En Julio de 1960, sin aviso previo, fue invitado por decisión personal de Juan XXIII a ser consultor de la comisión teológica preparatoria del Concilio, junto con Henri de Lubac. Ante la sorpresa de la convocatoria conciliar habí­a dicho: «O es una locura pura, y por lo tanto una catástrofe total, o es obra del Espí­ritu Santo; en tal caso, cualquiera cosa es posible».

Al ser elegido Juan XXIII en 1958, quedó defraudado y llegó a escribir: «Roma necesita una conversión completa. Necesita renunciar a tener el derecho a controlarlo todo». Aceptó el ser consultor y las impresiones de su trabajo en las comisiones preparatorias y en el desarrollo del Concilio quedaron registradas en un libro de dos tomos: «Mi diario del Concilio». El volumen primero abarcó de 1960 a 1963; el segundo de 1964 a 1966. Al morir dejó indicación de que no deberí­a publicarse antes del año 2000 para no herir a nadie de los que aun vivieran de aquella lejana época. Por eso salió a la luz en ese año.

En la etapa preparatoria quedó muy amortiguada su influencia ideológica, pues la Comisión doctrinal le miraba con recelo y prácticamente fue marginado. Pero el obispo Jean Julien Weber de Estrasburgo lo acogió como su teólogo personal y con él preparó diversas intervenciones. Desde ese momento su influencia fue muy valiosa y amplia.

El 8 de Junio de 1964 Pablo VI le recibió en audiencia privada. Expuso con valentí­a su opinión de que era necesaria una nueva formulación de la teologí­a de la Iglesia, idea que el Papa se resistió a entender y menos a atender. El Papa le indicó que, en la proyectada revista Concilium, de la que el era uno de los promotores y en la que formaba parte del consejo editorial, deberí­a haber teólogos romanos. Al negarse a retirar su nombre del Consejo Editorial de la revista, una vez que fue presentada ante los lectores como promotora de nueva Teologí­a conciliar, la tensión surgió con las autoridades romanas.

Fue el motivo por lo que no se le concediera el capelo cardenalicio, honor que Pablo VI ofreció poco después de terminado el Concilio a Henri de Lubac y Jean Danielou. Cuando años más tarde Juan Pablo II reparó con el nombramiento cardenalicio tal marginación, parece que el ya casi moribundo dominico dijo: «Trop tard, trop tard».

Ocho meses después Yves Congar murió dejando el recuerdo de un incansable defensor de la Iglesia y el modelo de uno de los espí­ritus católicos más clarividente del siglo XX.

Pedro Chico González, Diccionario de Catequesis y Pedagogí­a Religiosa, Editorial Bruño, Lima, Perú 2006

Fuente: Diccionario de Catequesis y Pedagogía Religiosa