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CONVIVENCIA

CONVIVENCIA

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Encuentro con otros en clave de vida compartida. Puede ser permanente como acontece en las comunidades religiosas o no religiosas en las que se habita de forma material, pero se convive d manera afectiva, moral y espiritual.

Y pueden darse convivencias pasajeras en el tiempo, limitadas en las esferas que se comparten, moderadas en la fuerza de la adhesión.

Lo que no es convivencia es la simple cohabitación material, la coexistencia tolerada, la mera residencia compartida, el hospedaje y alojamiento ocasional.

Pedro Chico González, Diccionario de Catequesis y Pedagogí­a Religiosa, Editorial Bruño, Lima, Perú 2006

Fuente: Diccionario de Catequesis y Pedagogía Religiosa

Se puede entender por » convivencia» ante todo la convivencia fraterna, es decir, la condición de vida común, bajo el mismo trecho, de un hombre y de una mujer, que se tratan como hermanos, es decir, en una relación que se distingue de la que existe entre el esposo y la esposa, ya que no sólo no se permiten el acto conyugal, sino ni siquiera aquellos actos – de confianza y de libertad que son propios de los esposos.

Pero la mayor parte de las veces se entiende por «convivencia» la cohabitación entre un hombre y una mujer que mantienen entre sí­ una relación de tipo conyugal, sin ningún ví­nculo institucional reconocido públicamente, ni civil, ni religioso; o bien la cohahitación de unos católicos unidos solamente por el matrimonio civil.

Desde el punto de vista ético es obvia la inmoralidad de estas situaciones irregulares, ya que les falta la dimensión social de la sexualidad y, en el caso de los creyentes, también la dimensión sacramental. Pastoralmente es oportuno «conocer estas situaciones y sus causas concretas, caso por caso acercarse con discreción y respeto a los que conviven; emplear – una actitud de paciente iluminación, de corrección caritativa, de testimonio familiar cristiano, que pueda allanarles el camino hacia la regularización de su situación» (Familiaris consortio. 81). Sobre todo es necesario realizar una obra de prevención entre los jóvenes para que aprecien la institución matrimonial, que no está en contraposición con el amor, y para que comprendan la rica realidad humana y sobrenatural del matrimonio-sacramento.

Según las disposiciones de la Iglesia, los que conviven irregularmente no pueden ser admitidos a los sacramentos mientras perdura la situación de irregularidad. Cuando esas uniones no pueden sanarse con un verdadero matrimonio y, por otra parte, por razones muy graves (por ejemplo, la educación de los hijos, la mutua ayuda, etc.), no pueden interrumpirse, desde el punto de vista moral se impone la convivencia fraterna.

G. Cappelli

Bibl.: G. Sessolo, Convivencia fraterna, en DTM. 297-298: R. F Aznar, Cohabitación, matrimonio civil. divorciados. casados de nuevo, Salamanca 1984: F J Elizari, Pastoral de divorciados y de otras «situaciones irregulares», San Pablo, Madrid 1980.

PACOMIO, Luciano [et al.], Diccionario Teológico Enciclopédico, Verbo Divino, Navarra, 1995

Fuente: Diccionario Teológico Enciclopédico