DALILA

Dalila (heb. Delîlâh, “coqueta” o “lánguida” ). Mujer filistea, del valle de Sorec, que fue la amante de Sansón y la causa final de su ruina (Jdg 16:4-22).

Fuente: Diccionario Bíblico Evangélico

rizo ondulado. Mujer que viví­a en la vaguada de Soreq, utilizada por los filisteos para que sedujera a Sansón, a quien éste le reveló el secreto de su fuerza, la cual residí­a en sus cabellos, haciéndole faltar a su voto de nazireo. D. le cortó el cabello y lo entregó a los filisteos, quienes lo llevaron a la ciudad de Gaza, lo encarcelaron y le sacaron los ojos. Posteriormente, Sansón derribarí­a el templo al dios Dagón de esta ciudad, en donde todos murieron, Jc 16, 4-21.

Diccionario Bí­blico Digital, Grupo C Service & Design Ltda., Colombia, 2003

Fuente: Diccionario Bíblico Digital

(delicada). Una mujer filistea que descubrió el secreto de la fuerza de Sansón por medio de sus ardides seductivos y lo llevó a la ruina (Jdg 16:4-20).

Fuente: Diccionario Bíblico Mundo Hispano

Mujer que viví­a en el valle de Sorec y de la cual Sansón se enamoró. La Biblia no dice si se casó con ella o si ésta era israelita o filistea. Lo cierto es que se vendió a †œlos prí­ncipes de los filisteos† para que descubriera †œen qué consiste su gran fuerza†. Después de tres intentos fallidos, Sansón le dijo el secreto. Ella le hizo dormir, cortó sus cabellos y lo entregó a los filisteos quienes †œle echaron mano y le sacaron los ojos y le llevaron a Gaza† (Jue 16:4-21). Una tradición judí­a dice que D. logró sacarle la verdad a Sansón mientras consumaba con él el acto sexual y que supo que decí­a la verdad porque éste dijo †œsoy nazareo de Dios† (Jue 16:17) y ella sabí­a que él no usarí­a el nombre de Dios en vano.

Fuente: Diccionario de la Biblia Cristiano

tip, BIOG MUJE MUAT

vet, = “coqueta, veleidosa”. Filistea del valle de Sorec, que entregó a Sansón a los filisteos después de haber llegado a conocer el secreto de su fuerza.

Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico Ilustrado

[012]

Personaje femenino filisteo, que aparece en la Biblia como modelo de mujer falaz por sus argucias y asechanzas para Sansón. A pesar de ser un héroe, la mujer fue la causa de su ruina. Pero indirectamente origino la liberación de Israel. (Jue. 16. 4-22)

Pedro Chico González, Diccionario de Catequesis y Pedagogí­a Religiosa, Editorial Bruño, Lima, Perú 2006

Fuente: Diccionario de Catequesis y Pedagogía Religiosa

“Después de esto aconteció que se enamoró de una mujer en el valle de Sorec, la cual se llamaba Dalila.” (Jueces 16:4>
Léase: Jueces 16:4-20. Dalila tení­a su casa junto a la orilla del rí­o Sorek, una mujer que fue instrumento de los jefes de los filisteos para reducir a la impotencia a Sansón.

Sansón es el héroe de Dios. Su aparición como liberador de Israel permanece en misterio. Fue escogido y equipado por Dios para este propósito en una forma singular. Pero Sansón, el héroe, mostró un defecto fatal, el de sucumbir fácilmente a los encantos de las mujeres. Una mujer lo subyugó y sacó ventaja de su dominio sobre él.

Incluso ya antes de conocer a Dalila, Sansón en Gaza vio a una ramera y se llegó a ella. Los filisteos lo acecharon a las puertas de la ciudad para echarse sobre él al amanecer. Pero a media noche Sansón se levantó y ” tomando las puertas de la ciudad con sus dos pilares y su cerrojo, se las echó al hombro y se fue.

Después de esto se enamoró de esta mujer en el valle de Sorec, que se llamaba Dalila. El nombre nos suena hermoso, y lo que halló Sansón en su casa fue peor que la muerte. La mujer le fingió amor y le sedujo para que en prueba del amor con que él habí­a de corresponder al suyo, le dijera cuál era el secreto de su fuerza. “¿Cómo dices: Yo te amo, cuando tu corazón no está conmigo ?” Tres veces consecutivas Sansón le dio una falsa respuesta. Al tratar de ponerla a prueba Sansón se demostraba invencible: el secreto no habí­a sido revelado.

Dalila fue tejiendo una red inextricable de engaño y seducción. Fue presionándole cada dí­a, e importunándole, hasta conseguir reducir su alma “a mortal angustia”. Entonces él le reveló finalmente el secreto. Esta vez Sansón fue reducido a la impotencia en manos de sus numerosos enemigos.

La execrable calidad moral de esta mujer, que se pone al servicio por “cien ciclos de plata” concedidos por cada uno de los jefes filisteos no exonera de su culpa a Sansón. Dalila es una criatura infame en las páginas de la Biblia, pero Sansón no debí­a visitar prostitutas en Gaza o en Sorec. Sansón habí­a perdido el temor de Jehová.

El aspecto que nos interesa hacer resaltar de la conducta de Dalila es simplemente que usó su atractivo femenino ilegí­timamente, con un propósito destructor y homicida. Sin embargo, toda mujer que finge amor y usa las armas de su vanidad y coqueterí­a para conseguir sus fines egoí­stas, está haciendo un juego paralelo al de Dalila. El encanto femenino y el atractivo del cariño son dones de Dios. La mujer los ha recibido del Creador. Dios castigará a quien los use de un modo trivial o frí­volo, pues los ha concedido con propósitos mucho más elevados.

Fuente: Mujeres de la Biblia

(posiblemente: Colgante).
Mujer que viví­a en el valle torrencial de Soreq. En la Biblia se relata que Sansón se enamoró de Dalila cuando se aproximaba al fin de sus veinte años de judicatura. (Jue 16:31.)
Ansiosos por matar a Sansón, cada uno de los señores del eje de los filisteos le ofrecieron a Dalila 1.100 piezas de plata (si eran siclos, 2.422 dólares [E.U.A.]) para que averiguase dónde residí­a la enorme fuerza de este juez. Ella se prestó a cooperar, por lo que le preguntó a Sansón qué le harí­a perder su fuerza. Dalila comunicó a los filisteos cada una de las respuestas que Sansón le dio, y hasta ocultó guerreros en su casa preparados para aprovechar el momento en que Sansón perdiese su fuerza. Después de haber sido engañada en tres ocasiones, Dalila continuó importunándole y †œlo apremiaba con sus palabras en todo tiempo, y seguí­a instándolo, [de manera que] el alma de él se impacientó hasta desear morir†. Fue entonces cuando Sansón le explicó que era nazareo y que ninguna navaja habí­a tocado jamás su cabeza. Segura de tener esta vez la verdad, mandó llamar a los señores del eje de los filisteos, y ellos fueron para llevarle el dinero. Mientras Sansón dormí­a sobre sus rodillas, un servidor le cortó las siete trenzas de su cabellera. Cuando despertó, se dio cuenta de que esta vez no contaba con la fuerza que Dios le otorgaba. Los filisteos que estaban escondidos le agarraron, le cegaron y le hicieron prisionero. (Jue 16:4-21.) Después de este suceso no se vuelve a mencionar a Dalila en el registro bí­blico.
La Biblia no dice que Sansón y Dalila tuvieran relaciones sexuales o que ella fuese una prostituta. La prostituta mencionada en Jueces 16:1, 2 no es Dalila, pues esta prostituta viví­a en Gaza, mientras que Dalila residí­a en el valle de Soreq. Además, Dalila probablemente era una israelita, no una filistea, pues los señores del eje le ofrecieron una suma exorbitante de dinero para comprar su traición, y no apelaron a su patriotismo. (Jue 16:5.)

Fuente: Diccionario de la Biblia

Abogado y estadista nacido en Sydney, Nueva Gales del Sur, en 1831; murió allí el 28 de octubre de 1888. Fue educado en parte en el Colegio de Santa María, en Sydney, y fue llamado al Colegio de Abogados en 1856. En 1857 fue representante de Sydney en el primer parlamento electo bajo gobierno responsable en Nueva Gales del Sur; fue Procurador General (1858-9), y Fiscal del Tribunal Supremo (1883-5). Luego de la caída de Khartoum (1885) Dalley (entonces Primer Ministro Accesitario) envió un contingente de novecientos hombres a Sudán para auxiliar a las tropas imperiales. Dalley, que había rechazado ser nombrado caballero y el cargo de Presidente de Sala de Nueva Gales del Sur, fue nombrado, en 1887, miembro del Consejo Privado – primer australiano en recibir tal honor. Fue reconocido como el principal representante laico y defensor del cuerpo católico, era distinguido por su elocuencia parlamentaria y poseía una considerable habilidad literaria. Muchos de sus artículos periodísticos y apuntes fueron reimpresos en 1866 en “Poets and Prose Writers of New South Wales” (Poetas y Escritores en Prosa de Nueva Gales del Sur).
HENRY W. CLEARY
Transcrito por David M. Cheney
Traducido por A.L.C.

Fuente: Enciclopedia Católica