DECRETO(S) ETERNO(S)

Las confesiones reformadas enseñan que todo lo que sucede ocurre por el decreto eterno de Dios. Los arminianos, por su parte, han modificado el punto de vista reformado en el sentido de que ellos reconocen que la existencia de los decretos divinos se basa en el conocimiento anticipado que Dios tiene de los sucesos. El punto de vista reformado va mas allá; reconoce que los decretos de Dios no se basan en la sabiduría de su conocimiento de los eventos, y enseña que las cosas ocurren porque Dios las ha decretado. Esta doctrina encuentra su explicación en la misma naturaleza de Dios. Como soberano, nada escapa a su dominio; el azar es eliminado. Eterno e inmutable en su ser, sus propósitos son eternos e invariables. Cuando los hombres cambian sus planes lo hacen porque no los han cumplido o porque una mayor sabiduría los ha conducido a planearlos en forma diferente. Pero a causa de las perfecciones de Dios, sus planes no requieren revisiones, sus decretos nunca serán revocados. Tanto las malas como las buenas acciones están cubiertas por sus decretos, pero nunca en el sentido que él se vea envuelto en el mal. Cuando ocurren cosas malas suceden por lo que los reformados llaman su decreto permisivo, como distinto de su decreto expreso. Pero incluso el evento malo está comprendido en el gran propósito de su decreto eterno, llamado su propia gloria. En conexión con esto se cita a menudo Hch. 2:23. El «determinado consejo de Dios» operó incluso en la crucifixión de su Hijo por «manos de inicuos». Y, sin embargo, al ejecutar su propósito, Dios no violó la libertad moral de los agentes a través de los cuales se llevó a efecto su decreto permisivo en la muerte de su Hijo.

La doctrina de los decretos eternos de Dios inevitablemente causa que surjan interrogantes: ¿Por qué permite Dios el pecado? La modificación arminiana antes mencionada de esta doctrina no soluciona el problema. El problema es para nosotros insoluble porque como lo dice A.A. Hodge «está basado en las inescrutables relaciones de lo eternal y lo temporal, de lo infinito y lo finito».

BIBLIOGRAFÍA

W.C.T. Shedd, Dogmatic Theology, I, pp. 391–462; L. Boettner, The Reformed Doctrine of Predestination, pp. 228–353.

George N.M. Collins

Harrison, E. F., Bromiley, G. W., & Henry, C. F. H. (2006). Diccionario de Teología (158). Grand Rapids, MI: Libros Desafío.

Fuente: Diccionario de Teología