DIALOGO ECUMENICO
Significado del diálogo ecuménico
El diálogo es siempre intercambio de «palabra», como actitud interrelacional para comprender y compartir. El diálogo «ecuménico» es uno de los medios principales para conseguir la unidad de todos los creyentes en Cristo. Su objetivo no puede ser otro que el de reconstruir la unidad rota desde hace siglos en el seno del cristianismo.
Sin perder de vista los fundamentos y modalidades del diálogo en general y del diálogo interreligioso en particular, el diálogo ecuménico se desarrolla con las características peculiares que derivan de la fe común en Cristo, el Hijo de Dios hecho hombre, muerto y resucitado. El punto de referencia es no sólo esta fe, sino también la misma realidad de la presencia activa de Cristo resucitado (cfr. Mc 16,20). Hay diálogo ecuménico en la medida en que haya fidelidad al Señor y a la acción del Espíritu Santo.
Diversas modalidades e interlocutores
El diálogo ecuménico puede tener diversas modalidades doctrinal o bíblico-teológico, espiritual o de oración y sacrificio, pastoral o de colaboración en la acción evangelizadora, caritativo o de ayuda a los necesitados, cultural o de cooperación en el campo de la cultura, etc. (UR 4).
Los interlocutores de este diálogo se mueven en tres líneas o «pulmones», que pueden dar pie a una interrelación triangular. Por parte del catolicismo, se hace hincapié en la comunión con todas las Iglesias y en relación con el carisma del sucesor de Pedro como servidor de la comunión («cata-olon» en sintonía con el todo de la única Iglesia universal y con todas las Iglesias particulares). Por parte de la «ortodoxia» y demás Iglesias orientales no unidas a Roma, se subraya la realidad de los dones que el Espíritu Santo ha dado a las Iglesias, en relación con las tradiciones apostólicas de cada Iglesia particular y con fidelidad a la primeros concilios ecuménicos (cfr. UR 14-18). Las Iglesias llamadas «reformadas» acentúan los valores evangélicos de renovación, a la luz de la palabra revelada, la fe, la gracia (cfr. UR 19-23). Todos tienen en cuenta la referencia necesaria a Cristo y a su Espíritu, que conducen hacia el Padre de todos.
Es siempre diálogo de amor a la verdad, de aceptación de la jerarquía de valores en las mismas verdades, de flexibilidad para elaborar formulaciones doctrinales diversas, de aceptar las divergencias que no rompan la unidad fundamental. En el diálogo ecuménico se aprende a escuchar sin ver segundas intenciones, responder o exponer sin dominar, comprender y hacerse comprender, cuestionarse y dejarse cuestionar, amar a las personas y a las comunidades por encima de las limitaciones y opiniones.
En la búsqueda común de la santidad y de la evangelización
El diálogo ecuménico tiene necesidad de interlocutores que busquen sinceramente la perfección cristiana (cfr. UR 4). Sólo entonces se puede hablar con libertad (sin miedos y sin condicionamientos propios o ajenos) y con caridad (con aprecio de las personas y dispuestos a ceder en los propios intereses humanos). Con estas actitudes de diálogo, se reconoce con gozo y humildad, que «son diversas las vías que llevan a la luz de la fe y cómo es posible hacerlas converger hacia el mismo fin. Aun siendo divergentes, pueden hacerse complementarias, impulsando nuestro razonamiento fuera de los senderos comunes y obligándole a profundizar en sus investigaciones y a renovar sus expresiones» (ES 77).
Todas las comunidades cristianas, por fidelidad a la Palabra y a los dones del Espíritu, están atentas a la realidad ejemplar de María, quien, antes que nadie, dijo el «sí» a la Palabra y a la acción del Espíritu (Lc 1,38). Su presencia en el Cenáculo, donde los discípulos de reunieron «en oración con María la madre de Jesús» (Hech 1,14), sigue siendo un hecho programático para cualquier situación de Iglesia, a fin de que vuelva a darse la realidad eclesial de que, por el hecho de compartir fraternalmente los bienes, sea «un solo corazón y una sola alma» (Hech 4,32). Conseguir esta unidad «pertenece específicamente al oficio de la maternidad espiritual de María» (MC 33).
Se puede decir que cada paso que se dé en el diálogo ecuménico y, por tanto, en la unidad de la Iglesia, tiene valor evangelizador hacia todos los pueblos. Si, después de veinte siglos, «la misión se halla todavía en los comienzos» (RMi 1), en gran parte es debido a la falta de unidad. La Palabra necesita ser presenta con «signos» (cfr. Mc 16,20); y el signo principal es el de la comunión, en el corazón, en la vida, en la comunidad eclesial.
Referencias Diálogo, diálogo interreligioso, ecumenismo, Iglesia comunión, unidad de la Iglesia.
Lectura de documentos UR; UUS; CEC 820-822, 855-856, 1636.
Bibliografía AA.VV., Diccionario Teológico Interdisciplinar (Salamanca, Sígueme, 1982-1983); Y. CONGAR, Cristianos en diálogo (Barcelona, Estela, 1967); A. GONZALEZ MONTES, Enchiridum oecumenicum. Relaciones y documentos de los diálogo interconfesionales de la Iglesia católica y de otras Iglesias cristianas (1964-1984) (Salamanca 1986); A. JAVIERRE, Misión, diálogo, ecumenismo, en Evangelizzazione e culture (Roma, Pont. Univ. Urbaniana, 1976) vol. 1, 335-370; A. SANTOS HERNANDEZ, Teología sistemática de la misión (Estella, Verbo Divino, 1991) V (el diálogo ecuménico); L. VISCHER, Documentos de la Comisión Fe y Constitución ( BAC, Madrid, 1972); J. WICKS, La cuestión eclesiológica en el diálogo católico-luterano, en Vaticano II. Balances y perspectivas (Salamanca, Sígueme, 1989) 663-689.
(ESQUERDA BIFET, Juan, Diccionario de la Evangelización, BAC, Madrid, 1998)
Fuente: Diccionario de Evangelización
La Iglesia existirá siempre como un acontecimiento dialógico (GS 92), en el que cada uno de los miembros, segÚn su propia función y capacidad, va avanzando libremente en la fe, esperanza y caridad (DH 3: DV lO; CD 13.
28; AA 25). Por eso la eclesiología de comunión del concilio Vaticano II presupone que el diálogo es un elemento esencial dentro de la vida de la Iglesia.
Además, el concilio trata de tres formas de diálogo con todos aquellos con los que están fuera de los límites visibles de la Iglesia católica: el diálogo ecuménico (UR), el diálogo interreligioso (NA y AG) y el diálogo con el mundo (GS). Aquí hablaremos del diálogo ecuménico. En este diálogo » cada uno explica con mayor profundidad la doctrina de su Comunión y presenta con claridad sus características» (UR 4); por eso mismo, queda excluido aquel falso irenismo que preferiría una armonía superficial, a costa de un consentimiento más profundo en la verdad (UR 11). La doctrina de las diversas comunidades debería presentarse en su integridad, mientras que al mismo tiempo los teólogos católicos implicados en este diálogo » han de recordar que existe un orden o «jerarquíá» en las verdades de la doctrina católica, ya que es distinta su conexión con el fundamento de la fe cristianan (UR 11). Si este diálogo se lleva a cabo con espíritu de apertura y de igualdad, no sólo se seguirá de él- una mejor comprensión mutua (UR 9), sino que además, «por medio de esta emulación fraternal, todos se sentirán movidos hacia un conocimiento más profundo y una manifestación más clara de las riquezas insondables de Cristo» (UR 11). Estos dos objetivos -una mejor comprensión mutua y un mejor conocimiento y expresión de la riqueza de Cristo- són complementarios. La reflexión sobre las fuentes ofrece la posibilidad de un nuevo consenso, que de otro modo no podría conseguirse: pero al mismo tiempo la unidad en la fe no se realizará sin la reconciliación de las cuestiones concretas que fueron el primer motivo de la división.
Ha habido centenares de diálogos ecuménicos a niveles locales, regionales, nacionales e internacionales desde el concilio Vaticano II, La mayor parte de ellos han sido bilaterales, es decir entre dos comunidades : una forma d~ diálogo que se inició va en los diálogos entre anglicanos y católicos romanos bajo la guía del Padre Portal y de Lord Halifax en el último decenio del siglo XIX y más tarde en Malinas, por el año 1920.
Los diálogos bilaterales que implican a la Iglesia católica en un nivel internacional se desarrollaron con las Iglesias ortodoxas, con la Comunión anglicana, con la Federación luterana mundial, con la Alianza mundial de las Iglesias reformadas (calvinistas), con el Colegio metodista mundial, con los Discípulos de Cristo, con la Alianza mundial bautista y con representantes de las Iglesias pentecostales.
Mientras que la Iglesia católica ha sido de las comunidades más activas empeñadas en el diálogo ecuménico, no todas las conversaciones bilaterales internacionales han incluido a los católicos. Un panorama completo tiene que comprender los intercambios de otras comunidades, como los diálogos anglicanos-ortodoxos calcedonenses, bautistas-reformados, luteranos-metodistas, ortodoxos calcedonenses-viejos católicos y reformados-anglicanos.
Los dialogos multilaterales son los que se han desarrollado entre más de dos comunidades: el más importante de ellos es el que tiene lugar en el ámbito de la Comisión Fe y Constitución del Consejo Ecuménico de las Iglesias.
La organización de esta comisión, compuesta de 120 miembros nombrados oficialmente por sus respectivas Iglesias, hace de este diálogo ecuménico el más ampliamente representativo del mundo.
Además de los diálogos oficiales bilaterales y multilaterales a nivel internacional, nacional, regional y local, deberían mencionarse también los intercambios no oficiales, como el Grupo de Dombes. Sus miembros, aunque ocupan posiciones de responsabilidad dentro de sus respectivas Iglesias, no se reúnen como representantes oficiales de sus comunidades, sino simplemente por su interés en promover la unidad. El Grupo de Dombes ha publicado influyentes declaraciones sobre la eucaristía, el ministerio, el Espíritu Santo, la Iglesia y los sacramentos.
El diálogo ecuménico ha dado origen a un cuerpo significativo de literatura, revelando muchas áreas de acuerdo en la fe, y ha dado origen muchas veces a un aprecio genuino entre sus participantes. El diálogo ha mostrado un carácter progresivo y dinámico. La comprensión más clara de las divergencias y diferencias abre nuevas áreas de diálogo. El éxito de tantos diálogos que han logrado llegar a alguna forma de declaración concorde ha planteado el problema y la tarea de la recepción, es decir, la cúestión del modo en que los resultados de un pequeño grupo de representantes pueden ser aceptados o modificados por las comunidades representadas.
De suvo, el diálogo no crea la unidad en 1~ fe. Pero crea una disponibilidad por parte de las diversas comunidades cristianas divididas para recibir la gracia de la unidad en la fe, que puede venir solamente de la acción del Espíritu Santo.
W Henn
Bibl.: J. F Puglisi – S. J. Voicu, A Bibliographv of Interchurch and Interconfessional FheolOgical Dialogues, Roma 1984: A. González Montes (ed,), Enchiridion oecumenicum, Relaciones y documentos de los didlogos interconfesionales de la Iglesia católica y otras Iglesias cristianas (1964- 1984), Salamanca 1986; L, Vischer, Documentos de la Comisión Fe y Constitución, BAC, Madrid 1972: y, Congar, Cristianos en diálogo. Estela, Barcelona 1967. . J E, VercruVsse, Introducción a la teologia ecuménica, Verbo Divino, Estella 1993, 91-106; J. Wicks, La cuestión eclesiológica en el diálogo católicoluterano, en R. Latourelle (ed.), Vaticano II Balance y perspectivas , Sígueme. Salamanca 1989, 663-689; para una constante información sobre el tema: Revista Concilium, Verbo Divino, Estella.
PACOMIO, Luciano [et al.], Diccionario Teológico Enciclopédico, Verbo Divino, Navarra, 1995
Fuente: Diccionario Teológico Enciclopédico
Diálogo Ecuménico
Contenido
- 1 El camino de la reconciliación y de la unidad
- 2 Criterios que pautan la unidad
- 3 Hitos principales
- 4 Profesamos una sola Fe
- 5 La doctrina común de los Padre de la Iglesia
- 6 Introducción a la Historia de la Exégesis Patrística: Bertrand de Margerie S.J.
- 7 Los Concilios del Primer Milenio
- 8 El Patrimonio común de la liturgia bizantina
- 9 Otras liturgias orientales
- 10 Temas de interés relacionados
El camino de la reconciliación y de la unidad
- Papa Pablo VI
- Afecto oriental de los Papas:Pablo VI, el diálogo como método
- Entrevista Pablo VI – Atenágoras I
- Papa Juan Pablo II
- Bartolomé I, Patriarca de Constantinopla
- Papa Benedicto XVI
- Afecto oriental del Papa Francisco
Criterios que pautan la unidad
- El mandato de unidad de Cristo
- Guarda del depósito
- Ecumenismo
- Decreto Unitatis Redintegratio sobre el ecumenismo[1]
- Encíclica Ut unm sint sobre el empeño ecuménico [2]
- Testimoniar juntos el mensaje de salvación: Palabras del Patriarca Bartolomé I
Hitos principales
- Invocación a los Padres de la Iglesia
- la investigación bíblica y Exégesis bíblica
- La doctrina Patrística
- La declaración conjunta de S. S. Pablo VI y de S. S. el Patriarca Atenágoras I y las recíprocas abrogaciones de la excomunión del año 1054.
- Restitución de las reliquias de los patriarcas San Juan Crisóstomo y San Gregorio Nacianceno
- Restitución de las reliquias de San Marcos al Patriarcado de Alejandría
- el inicio de diálogos importantes, y las visitas recíprocas en nuestras respectivas sedes.
Profesamos una sola Fe
- Credo de Nicea: texto griego
- Credo de Nicea
- Credo de Nicea: Introducción
- Credo de Nicea: La Fe como preámbulo
- Credo de Nicea: Creo en Dios Padre
- Credo de Nicea: Creo en Dios Hijo
- Credo de Nicea: Creo en Dios Hijo (II)
- Credo de Nicea: El «filioque»
- Credo de Nicea: Los dos símbolos, ayer hoy y siempre
- Credo de Nicea: Lista de abreviaturas
La doctrina común de los Padre de la Iglesia
- San Justino
- San Ireneo
- Orígenes y Origenismo
- Exégesis Patrística
- San Juan Crisóstomo
- San Ambrosio
- San Jerónimo
- San Atanasio
- San Agustín
Introducción a la Historia de la Exégesis Patrística: Bertrand de Margerie S.J.
- Exégesis Patrística: San Justino
- Exégesis Patrística: San Ireneo
- Exégesis Patrística: San Clemente de Alejandría
- Exégesis Patrística: Orígenes
- Exégesis Patrística: San Atanasio
- Exégesis Patrística: San Efrén
- Exégesis Patrística: Escuela de Antioquía
- Exégesis Patrística: San Juan Crisóstomo
- Exégesis Patrística: San Gregorio de Nisa
- Bertrand de Margerie S.J.
Los Concilios del Primer Milenio
- Primer Concilio de Nicea
- Segundo Concilio: Primer Concilio Ecuménico de Constantinopla
- Tercer Concilio: Concilio de Éfeso
- Cuarto Concilio: Calcedonia (451
- Quinto Concilio: Segundo Concilio de Constantinopla
- Sexto Concilio: Tercer Concilio Ecuménico de Constantinopla
- Séptimo Concilio: Segundo Concilio de Nicea
El Patrimonio común de la liturgia bizantina
- Liturgia de San Juan Crisóstomo: Discurso de Benedicto XVI
- Rito de Constantinopla
- Vocabulario litúrgico bizantino
- Rito bizantino: Ektenía antes del Padre Nuestro
- Ornamentos de la liturgia ortodoxa griega
- Sacerdote: Ceremonia de ordenación en la Iglesia Ortodoxa
- Obispo: Ceremonia de consagración en la Iglesia Ortodoxa
- Maitines en la Iglesia Ortodoxa
- Voces litúrgicas bizantinas en la Enciclopedia católica
Otras liturgias orientales
- Liturgia Alejandrina
- Liturgia de Jerusalén
- Liturgia Africana
- Liturgia de Adeus y Maris
Temas de interés relacionados
- Concepto de Paz Justicia en la Iglesia Ortodoxa
- Corte Europea de Derechos Humanos vs. el Crucifijo
- Escatología en la Iglesia Ortodoxa
- Papado
- Títulos canónicos de los Papas
- Besarión: Las Iglesias y el Renacimiento
- Cisma
- Cisma de Oriente
- Focio
- Studion
- Fanar
Fuente: Enciclopedia Católica