DIEZ

Diez (heb. femenino ‘eser; masculino ‘as>r>h; aram. ‘asar y ‘asr>h; gr. déka). Número importante que aparece con frecuencia en la Biblia. Hubo 10 patriarcas antes del diluvio (Gen_5), y 10 después de ese evento hasta Abrahán inclusive (cp 11:10-26). Si hubiera habido 10 justos en Sodoma, el Señor la habrí­a perdonado (cp 18:32). Cayeron 10 plagas sobre Egipto (Exo 7:17; 8:2, 16, 21; 9:3, 9, 18; 10:4, 21; 11:5). Los mandamientos son 10 (cp. 20:2-17). El número 10 aparece con frecuencia en las parábolas de nuestro Señor, pues hay 10 ví­rgenes (Mat 25:1), 10 monedas de plata (Luk 15:8) y 10 siervos a los cuales se les dieron 10 minas (cp 19:13); al más capaz de entre ellos se le confiaron 10 ciudades (v 17). En visión simbólica se le asignaron 10 dí­as de tribulación a la iglesia de Esmirna (Rev 2:10); la bestia de Dan 7:7, Rev 13:1 y 17:3, y el dragón de Rev 12:3 tienen 10 cuernos. También parece que se usa el 10 como número redondo para referirse a un tiempo o a una cantidad indeterminados (Gen 31:7; Neh 4:12; Dan 1:20; etc.). El diezmo* era la décima parte de las entradas. Diez Mandamientos. La ley, registrada en Exo 20:2-17 y también llamada Decálogo, que resume lo que Dios demanda de los hombres y define su deber para con sus semejantes (cf Mat 22:34-40). Los principios enunciados por los Diez Mandamientos son eternos, porque se basan en el carácter de Dios, pero la forma de estos principios dados en el Sinaí­ estaba adaptada a la comprensión e instrucción de los hombres en su estado de pecaminosidad y natural inconformidad a la voluntad divina. Los 10 mandatos del Decálogo tienen la singular distinción de ser las únicas palabras que en forma audible Dios dirigió a toda la congregación de Israel (Exo 20:1, 18, 19; Deu 4:10-13; 5:22). Todas las demás leyes y reglas que Dios ordenó fueron comunicadas mediante Moisés como intermediario (Exo 20:19- 22; Deu 4:14; 6:1). Después de la entrega oral de la ley, Dios escribió estos 10 mandatos sobre 2 tablas de piedra que dio a Moisés para conservarlas en el arca (Exo 31:18; 32:19; 34:1-4; Deu 5:22; 10:1-5). El informe mosaico original de la ley, como fue proclamado por Dios y más tarde grabado sobre tablas de piedra, presenta el Decálogo con las palabras de Exo 20:1-17 Más tarde, Moisés repitió la ley en forma oral con ligeras variantes en las palabras (Deu 5:6-21). La única diferencia significativa en esta repetición de la ley es la razón especí­fica para la observancia del sábado: la liberación de la esclavitud egipcia, en lugar de la creación del mundo en 6 dí­as, como estaba en la forma original. Las muchas reglas civiles puestas en vigencia en el monte Sinaí­ eran una aplicación de los principios de la 2a tabla del Decálogo para la sociedad y para las necesidades del pueblo judí­o. La ley ceremonial, que presenta un sistema de adoración ordenado divinamente y apropiado para el perí­odo de la historia de la tierra en que fue dada la ley, era una extensión y un desarrollo de los principios enunciados en el Decálogo, en particular con respecto a la relación del hombre para con Dios. En tiempos de Cristo, los judí­os habí­an ordenado y numerado los 10 mandatos del Decálogo como los tienen la mayorí­a de los protestantes en la actualidad. La disposición y enumeración que sigue la Iglesia Católica Romana, dividiendo el 10º (sobre la codicia), es la que adoptó San Agustí­n, que prefirió, de los 2 métodos que habí­a en su tiempo, el que combina el 1º y el 2º mandamientos y divide el 10º. De este modo, él asignó 3 mandamientos a la 1a tabla del Decálogo, y 7 a la 2a. Una de sus razones para adoptar esta disposición fue la de incluir los números simbólicos 3, 7 y 10 en el Decálogo. El 1er mandamiento ordena el monoteí­smo, o la adoración exclusiva al único y verdadero Dios, Yahweh,* en contraste con el politeí­smo, o la adoración a muchos dioses. El 2º prohibe la idolatrí­a de todo tipo; es decir, el intento de adorar al Dios invisible mediante formas visibles (cf Hos 8:6; Col 1:15- 17). El 3º prohibe toda irreverencia, en especial la mención innecesaria del nombre de Dios en la conversación ordinaria, el perjurio acompañado por una invocación del nombre divino. El 4º ordena la observancia del sábado e identifica al verdadero Dios como el Creador del cielo y de la tierra. Si al guardar el sábado los hombres debí­an recordarlo como tal, habrí­an quedado protegidos contra toda falsa adoración. El 5° ordena el respeto y la sumisión a los padres, a quienes Dios ha designado como agentes para la transmisión de su voluntad revelada a las generaciones sucesivas (véase Deu 4:9; 6:7). El 6º protege la vida como algo sagrado. El 7º ordena la pureza y así­ salvaguarda la relación matrimonial para que el hogar pueda cumplir sus objetivos divinamente señalados. El 8º protege la propiedad. El 9° salvaguarda la verdad y previene contra el perjurio. El 10º ataca la raí­z de todas las relaciones humanas al disponer que el hombre no codicie 324 lo que pertenece a otro, y mucho menos, privarlo de ello por la fuerza. Una hoja fragmentaria de papiro, el famoso Papiro Nash, contiene el Decálogo en la forma presentada en Deu_5 junto con la “Shemá”, una cita de Deu 6:4 y 5. Este famoso documento hebreo, proveniente del s I a.C., está ahora en Cambridge, Inglaterra. Hasta el descubrimiento de los Rollos del Mar Muerto era el documento más antiguo en hebreo que contení­a una porción de la Biblia (fig 165). Bib.: FJ-AJ iii.5.5. 165. Los Diez Mandamientos en el Papiro Nash (c 100 a.C.).

Fuente: Diccionario Bíblico Evangélico

†¢Números en la Biblia.

Fuente: Diccionario de la Biblia Cristiano

Véase NÚMERO.

Fuente: Diccionario de la Biblia

1. deka (devka, 1176), de donde proviene el prefijo castellano deca–. Algunos lo consideran como la medida de la responsabilidad humana (p.ej., Luk 19:13,17; Rev 2:10). Se usa en un marco figurado en Rev 12:3; 13.1; 17.3,7,12,16. Nota: para murias y murioi (este último el plural de murios), véase DECENA.

Fuente: Diccionario Vine Nuevo testamento