DINEOS/AS

Dineos/as (aram. dinâyê’). Nombre que aparece en la versión Reina Valera de 1909 (Ezr 4:9) como el nombre de una de las naciones transplantadas a Samaria por Asurbanipal, e identificada con los Dayeni de las inscripciones asirias. Sin embargo, los papiros de Elefantina han mostrado que la palabra aramea significa “jueces”. Por ello, actualmente se la traduce en esa forma en Ezr 4:9, y el arameo se vocaliza dayyânayyâ. Dinero. Medio de intercambio, emitido por la autoridad de un gobierno reconocido, que representa un valor fijo y que circula en los tiempos modernos como monedas o como certificados en papel. El mundo antiguo no conocí­a el dinero en la forma de materiales perecederos, como el papel moneda o las monedas metálicas, hasta el s VIII a.C. Antes de esa época, todos los pagos se hací­an en productos o en metal, el valor de los cuales se medí­a por el peso. Se usaban balanzas con pesas de piedra o de metal más o menos normalizadas. Como la plata era el metal más usado para el intercambio, con frecuencia se usaba la palabra heb. keseÆ’, “plata”, con el sentido de “dinero” (como ocurrí­a también con el bab. kaspu y el fen. ksp). Del mismo modo, los términos “pagar” y “pesar” se expresaban con el mismo verbo heb. shâqal (ac. shaqâí­u). Por ello encontramos que Abrahán pesó 400 siclos de plata por la tierra que compró cerca de Hebrón (Gen 23:16), y que David dio a Omán “el peso de seiscientos siclos de oro” por la era del jebuseo (1Ch 21:25). Véanse Balanza; Medidas y Pesas. El sistema monetario que se usaba en Canaán durante el 2º milenio a. C. era el babilónico, como lo revelan las Cartas de Amarna* del s XIV a.C. Dado que los términos del AT para los valores monetarios, “siclo” y “mina”, derivan del bab. shiqlu y manû, por lo general se supone que los israelitas también usaban el sistema monetario babilónico en vez del egipcio, el que aparentemente no usaban fuera del Egipto ni siquiera sus vasallos. Véase Mina; Siclo; Talento. Las frases “pieza de dinero” o “moneda”* son traducciones un tanto vagas de palabras hebreas no claras que denotan cierta cantidad de metal precioso cuyo equivalente exacto se desconoce (Gen 33:19; 1Sa 2:36). En algunos pasajes se añadió la palabra “siclos” (Jdg 17:2; 2Sa 18:11) que se deberí­a tomar en sentido neutro para indicar un peso o valor implí­citos en el hebreo, pero no expresado. En las notas de Gen 33:19 (BJ) y Jos 24:32 (DHH) aparece la palabra kesitas, transliteración del heb. qeí‘îtah, que representa una antigua unidad de peso que se usaba para los pagos. Parece que se dejó de emplear después de la conquista de Canaán, ya que nunca más se la menciona en los libros posteriores de la Biblia. Se desconoce su valor. En Mat 26:15 y 27:9 la frase “piezas de plata” representa un siclo o su equivalente (cÆ’ Zec 11:12). La moneda acuñada se introdujo por 1ª vez en Lidia, c 700 a.C. Desde allí­, el proceso de fabricar monedas de metal de tamaño y peso uniformes se difundió rápidamente en Grecia, cuyas primeras monedas datan de antes del 650 a.C. Cuando Ciro tomó Sardis (547 a.C.) y toda el Asia Menor llegó a ser posesión de los persas, éstos adoptaron la moneda acuñada y la introdujeron en todas partes de su imperio -que abarcaba todo el Cercano Oriente-, pocos años después de la conquista de Lidia. Las monedas de oro eran acuñadas sólo por el rey, pero las de plata también eran emitidas por los gobiernos provinciales. Según se conoce, las monedas persas son las primeras que llevaban retratos humanos (la del rey que las emití­a) en vez de figuras de animales o de divinidades. Darí­o I introdujo la moneda de oro normalizada, que se llamó dareikós, “dárico”, y que pesaba unos 8,4 g (fig. 366). Como el valor del oro y de la plata varí­a mucho actualmente, no se puede dar un precio exacto de las monedas, de modo que si el lector desea saberlo deberá multiplicar su peso en gramos por el valor corriente del gramo de oro o de plata en su paí­s, como lo indiquen las páginas financieras de los diarios locales. Las monedas acuñadas más antiguas, mencionadas en el AT, son las “dracmas” griegas o el “dárico” (Ezr 2:69; Neh 7:70-72). En Betsur se descubrió una moneda del s V a.C., que imitaba la dracma ateniense (fig 365). Su inscripción hebrea menciona: 1. A un cierto Ezequí­as, probablemente el sumo sacerdote a quien Josefo sindica como amigo de Tolomeo I. 2. El nombre “Judá” como paí­s emisor. Este descubrimiento muestra que los judí­os usaban dracmas como monedas de plata, y que aun; las emitieron localmente durante los perí­odos persa y helení­stico temprano. Al mismo tiempo, también usaron las monedas persas como el dárico (Ezr 8:27). Las “dracmas” de 1 Cr 29:7 son la traducción del heb. ‘ªdarkôn. Este término probablemente fue usado por el autor de 1 Cr. para convertir el valor monetario del tiempo de David a la moneda de su propia época. En realidad, muchos comentadores creen que las diversas referencias a monedas que hay en Cr., Esd. y Neh., no importa cuál haya sido el empleo de los términos hebreos, 331 se aplican al dárico persa, y que esta moneda bien conocida se usó para que los valores monetarios anteriores fueran significativos para los lectores de su época. Alrededor del 140 a.C., Antí­oco VII dictó un decreto que permitió a Simón Macabeo (143/42-135 a.C.) emitir su propia moneda (1 Mac. 15:6). Sin embargo, esta concesión parece haber sido anulada algún tiempo después, pues no se han encontrado hasta ahora monedas de este Simón. (Las monedas anteriormente atribuidas a él son de la primera rebelión contra los romanos.) Juan Hircano I, hijo de Simón, por lo tanto, fue el primer gobernante judí­o que emitió monedas macabeas. Estas, que incluyen las de los sucesores de Hircano, todas de bronce, fueron emitidas; hasta el perí­odo romano. En armoní­a con el mandato de no hacer imágenes, no presentan semejanzas de animales o de seres humanos, sino más bien diseños de sí­mbolos militares, como la de un naví­o de guerra (fig 89) o un casco, o sí­mbolos religiosos, como un cálice que se usaba para las libaciones (fig 462). Generalmente, llevaban inscripciones griegas y hebreas, pero, desde Herodes el Grande, algunas sólo tení­an textos en hebreo. 169. Monedas romanas durante los tiempos del NT. Los números 1, 6, 9 y 12 son dupondii; las 3 y 5 son assarii; las 2, 4, 7, 8, 10, 11, y 13-15 son denarii. Como la emisión de monedas era una señal de soberaní­a, especialmente las de plata y de oro, a los judí­os se les permitió sólo emitir de bronce o cobre, Esta restricción presentaba un problema cuando se trataba de las necesidades del templo. El impuesto anual para el templo, que cada judí­o varón desde los 20 años debí­a pagar, equivalí­a a 1/2 siclo de plata. Cabe señalar que en tiempos del NT la palabra siclo se usó para aplicarla al tetradracma (4 dracmas) de Tiro (gr. stater, “estatero”; Mat 17:27), la moneda que se aceptaba para pagar el impuesto anual destinado al templo. Por consiguiente, los gobernantes judí­os escogieron para pagar el impuesto anual el tetradracma 332 de Tiro, acuñada en esa ciudad entre el 126 a.C. y el 66 d.C., pues por lo general era de buena cualidad, uniforme en peso y bastante abundante (fig 170). Esta era la moneda que junto con el didracma (llamadas respectivamente siclo y medio siclo), habí­an aprobado los sacerdotes para el uso del templo. Los visitantes que tení­an monedas de otros paí­ses y de otros valores debí­an cambiarlas por estas monedas autorizadas. Judas traicionó a Jesús por 30 tetradracmas tirias del tesoro del templo. Véanse Cambista; Tributo del templo. 170. Un tetradracma de Tiro, usado como un siclo para el pago de los impuestos del templo. El anverso muestra al dios fenicio Melkart (Baal). El anverso retrata un águila y tiene una flecha (equivalente al 30 a.C.) con la inscripción: “Tiro, la santa e inviolable”. Bib.: F. A. Banks, Coins oÆ’ Bible Days [Monedas de los tiempos bí­blicos] (Nueva York, 1955); A. Reifenberg, “Ancient Jewish Coins” [Antiguas monedas judí­as], JPOS 19 (1941):59-81, 286-313; F. W. Madden, History oÆ’ Jewish Coinage and oÆ’ Money in the Old and New Testament [Historia de la acuñación judí­a y del dinero en el AT y el NT] (ed. rev., Nueva York, 1967); M. Wacks, The Handbook oÆ’ Biblical Numismatics [Manual de numismática bí­blica] (Houston, 1976); Herodoto i.94; FJ-AA i.22. Dintel. Trozo horizontal de madera o piedra en la parte superior del marco de una puerta o de una ventana. El término hebreo apropiado es mashqôÆ’ (Exo 12:7, 22, 23). En Sof. 2:14, dintel es la traducción del heb. kaÆ’tôr, que designa en realidad el capitel* de una columna. El vocablo heb. ‘ayil de 1Ki 6:31 (BJ) es considerado por algunos eruditos como una columna* (la misma palabra hebrea ocurre en Eze_40 y 41; cÆ’ distintas versiones).

Fuente: Diccionario Bíblico Evangélico