DOCTORES DE LA IGLESIA

DicEc
 
Aparte de los grados académicos modernos, hay otros dos sentidos en que se usa el término «doctor» en la Iglesia. En las escuelas medievales a algunos teólogos se les daba el nombre de «doctor» con un sobrenombre; por ejemplo, Doctor angelicus/communis (Tomás de Aquino), Doctor mellifluus (Bernardo de Claraval), Doctor seraficus (Buenaventura), Doctor subtilis (Duns Scoto), Doctor universalis (Alberto Magno).

Más importante es el tí­tulo de «doctor de la Iglesia» concedido a los teólogos más sobresalientes del pasado. En los tiempos modernos los requisitos fueron establecidos por Benedicto XIV antes de ser papa: deben estar canonizados, ser renombrados por su doctrina y recibir la proclamación de «doctor» por algún concilio ecuménico o algún papa. Algunos teólogos destacados e influyentes como Orí­genes (+ 254) no son doctores de la Iglesia porque no son reconocidos como santos.

Desde el siglo VIII fueron reconocidos cuatro doctores de Occidente: Ambrosio (+ 397), Agustí­n (+ 430), Jerónimo (+ 420) y Gregorio Magno (+ 604). Con el tiempo se reconocieron también cuatro grandes doctores de Oriente: Juan Crisóstomo (+ 407), Basilio Magno (+ 379), Gregorio de Nacianzo (+ 389) y Atanasio (+ 373).

No se añadió ninguno más a la lista hasta la época de Pí­o V (1566-1572).

Después se han añadido otros 24: en 1556, Tomás de Aquino (+ 1274); en 1588, Buenaventura (+ 1274); en 1720, Anselmo (+ 1109); en 1722, Isidoro de Sevilla (+ 636); en 1729, Pedro Crisólogo (+ ca. 450); en 1754, León Magno (+ 461); en 1828, Pedro Damián (+ 1072); en 1830, Bernardo de Claraval (+ 1153); en 1851, Hilario de Poitiers (+ ca. 368); en 1871, Alfonso Marí­a de Ligorio (+ 1787); en 1877, Francisco de Sales (+ 1622); en 1882, Cirilo de Alejandrí­a (+ 444) y Cirilo de Jerusalén (+ 386); en 1890, Juan Damasceno (+ ca. 749); en 1899, Beda el Venerable (+ 735); en 1920, Efrén (+ 373); en 1925, Pedro Canisio (i 1597); en 1926, Juan de la Cruz (+ 1591); en 1931, Roberto Belarmino (+ 1621); en 1932, Alberto Magno (+ 1280); en 1946, Antonio de Padua (+ 1231); en 1959, Lorenzo de Brindisi (+ 1619), y en 1970, Teresa de Jesús (+ 1582) y Catalina de Siena (+ 1380); en 1997, Teresa de Lisieux (+ 1897).

Hay pues veinticuatro de Occidente y ocho de Oriente; dos papas, dieciocho obispos, nueve sacerdotes, un diácono y tres mujeres. Como prueba de la ruptura entre la espiritualidad y la teologí­a dogmática cabe notar que, aparte de los controversistas, el último teólogo dogmático que fue declarado doctor de la Iglesia fue Alberto Magno, que murió en 1280. De los que murieron después de él pueden destacarse los cuatro doctores del ámbito de la espiritualidad (Francisco de Sales, Juan de la Cruz, Teresa de Jesús y Catalina de Siena) y de la moral (Alfonso Marí­a de Ligorio), pero ningún exegeta de importancia.

Dos de los nombramientos más recientes, el de Antonio de Padua y el de Lorenzo de Brindisi, no parecen haber ejercido ninguna influencia relevante en la historia de la teologí­a.

Christopher O´Donell – Salvador Pié-Ninot, Diccionario de Eclesiologí­a, San Pablo, Madrid 1987

Fuente: Diccionario de Eclesiología

(Latín, Doctores Ecclesiae). Ciertos escritores eclesiásticos han recibido este título debido a las grandes ventajas que la Iglesia universal ha obtenido de su doctrina. En la Iglesia Occidental cuatro eminentes Padres de la Iglesia obtuvieron este honor a principios de la Edad Media: el Papa San Gregorio I el Grande, San Ambrosio, San Agustín y San Jerónimo. Los “cuatro doctores” fueron algo común entre los escolásticos y un decreto de Bonifacio VIII (1298) ordenando que sus fiestas fueran consideradas como dobles en toda la Iglesia se conserva en su sexto libro de decretales (Capítulo “Gloriosus”, de relique et vener. Sanctorum, in Sexto, III, 22).

En la Iglesia Oriental tres doctores fueron los más sobresalientes: San Juan Crisóstomo, San Basilio el Grande y San Gregorio Nacianceno. El Papa León VI el Sabio, el que depuso a Focio hizo obligatorias las fiestas de estos tres santos a para todo el imperio oriental. Más tarde se instituyó una fiesta en su honor llamada “la Fiesta de los Tres Jerarcas”, la cual se celebraría el 30 de enero. En el Menaion para ese día se dice que los tres doctores se le aparecieron en sueños a Juan, obispo de Euchaitae ordenándole que instituyera una fiesta en su honor con el fin de detener las rivalidades entre sus adeptos y panegiristas. Esto fue bajo Alexio Comneno (1081-1118; vea Acta S.S., 14 de junio, bajo San Basilio, c. XXXVIII). Pero los sermones en manuscritos para la fiesta se atribuyen a Cosmas Vestitor, quien floreció en el siglo X. Los tres son tan comunes en el arte oriental como son los cuatro en el occidental. Durandus (I, 3) enfatiza que los doctores deben ser representados con libros en sus manos. En Occidente la analogía llevó a la veneración de los cuatro doctores orientales, al ser San Atanasio propiamente añadido a la lista de los tres jerarcas

Posteriormente se añadieron otros a estos grandes nombres, para lo cual se requieren tres condiciones: eminens doctrina, insignis vitae sanctitas, Ecclesiae declaratio (es decir, conocimiento eminente, un alto grado de santidad y proclamación por la Iglesia). Benedicto XIV explicó la tercera como una declaración del Soberano Pontífice o de un Concilio General. Pero a pesar de que los concilios generales han aclamado los escritos de ciertos doctores, ningún concilio ha conferido el título de Doctor de la Iglesia. En la práctica, el procedimiento consiste en extender a la Iglesia universal el uso del Oficio Divino y Misa del santo al cual se le aplica el título de doctor. La Congregación de Ritos Sagrados emite el decreto y el Papa lo aprueba, después de un cuidadoso examen, si es necesario, de los escritos del santo. No es de ningún modo una decisión ex cátedra, ni siquiera es una declaración que indique que no existen errores en las enseñanzas del Doctor. Ciertamente, se sabe que los más grandes de ellos no están completamente inmunes al error. Ningún mártir ha sido incluido en la lista, puesto que el Oficio y la Misa son para confesores. Por lo tanto, como señala Benedicto XIV, San Ignacio de Antioquía, San Ireneo y San Cipriano de Cartago no son llamados Doctores de la Iglesia.

La Misa propia de los Doctores tiene el introito “In medio”, tomado del “Theologus” por excelencia, San Juan el Evangelista, junto con oraciones especiales y el Evangelio, además se recita el Credo. La principal peculiaridad del Oficio es la antífona al Magnificat en ambas Vísperas, “O DOCTOR OPTIME”, y es más bien por esta antífona que por una Misa especial que se percibe si un santo es un doctor (S.r.C., 7 de septiembre de 1754). De hecho, San Juan Damasceno tiene su Misa propia, mientras que Atanasio, Basilio, León y San Cirilo de Jerusalén no tienen el Evangelio de los Doctores, y muchos no tienen la colecta.

Las fiestas de los cuatro doctores latinos no fueron añadidas sino hasta el siglo XVI, cuando Santo Tomás de Aquino fue declarado Doctor por el dominico Papa San Pío V en su nueva edición del Breviario (1568), en el cual las fiestas de los cuatro doctores griegos también fueron también elevadas a la categoría de dobles. El franciscano Sixto V (1588) añadió a San Buenaventura.

La lista completa de los Doctores de la Iglesia es como sigue:

  • San Agustín (354-430). Obispo de Hipona. Uno de los cuatro doctores originales de la Iglesia Latina. «Doctor de la Gracia». Aclamado doctor el 20 de septiembre de 1295 por el Papa Bonifacio XIII.
  • San Alberto Magno (1200-1280). Dominico. Patrón de las ciencias naturales; llamado «Doctor Universallis» «Doctor Expertus». Aclamado doctor el 16 diciembre de 1931 por Pío XI.
  • San Alfonso María de Ligorio (1696-1787). Patrón de confesores y moralistas. Fundador de los redentoristas. Aclamado doctor el 7 de julio de 1871 por Pío IX.
  • San Ambrosio: (340-397). Uno de los cuatro tradicionales Doctores de la Iglesia latina. Combatió el arrianismo en Occidente. Obispo de Milán y mentor de San Agustín. Aclamado doctor el 20 de septiembre de 1295 por Bonifacio VIII.
  • San Anselmo (1033-1109). Arzobispo de Canterbury. Padre del escolasticismo. Aclamado doctor el 3 de febrero de 1720 por Clemente XI.
  • San Antonio de Padua (1195-1231). Fraile franciscano. Doctor Evangélico. Aclamado doctor el 16 de enero de 1946 por Pío XII.
  • San Atanasio (296-373). Obispo de Alejandría (Egipto). Principal opositor al arrianismo. Padre de la Ortodoxia. Aclamado doctor en el año 1568 por Pío V.
  • San Basilio el Grande (329-379). Uno de los tres Padres capadocios. Padre del monacato oriental. Aclamado doctor en 1568 por San Pío V.
  • San Beda el Venerable (673-735). Sacerdote benedictino. Padre de la historia inglesa. Aclamado doctor el 13 de noviembre de 1899 por León XIII.
  • San Bernardo de Claraval (Clairvaux) (1090-1153). Cisterciense. Llamado «Mellifluous Doctor» por su elocuencia. Aclamado doctor el 20 de agosto de 1830 por Pío VIII.
  • San Buenaventura (1217-1274). Teólogo franciscano. «Doctor Seráfico». Aclamado doctor el 14 de marzo de 1588 por Sixto V.
  • Santa Catalina de Siena. (1347-1380). Mística. Segunda mujer doctora de la Iglesia. Aclamada doctora el 4 de octubre de 1970 por Pablo VI.
  • San Cirilo de Alejandría (376-444). Patriarca. Combatió el nestorianismo. Hizo contribuciones claves a la cristología. Aclamado doctor el 28 de julio de 1882 por León XIII.
  • San Cirilo de Jerusalén (315-387). Obispo opositor del arrianismo en Oriente. Aclamado doctor el 28 de julio de 1882 por León XIII.
  • San Efrén de Siria (306-373). Exégeta de la Biblia y escritor eclesiástico. Llamado «el arpa del Espíritu Santo”. Aclamado doctor el 5 de octubre de 1920 por Benedicto XV(http://www.aciprensa.com/exegesis/capitulo6.htm)
  • San Francisco de Sales (1567-1622). Obispo y líder de la contrarreforma. Patrón de los escritores y la prensa católica. Aclamado doctor el 16 de noviembre de 1871 por Pío IX.
  • Papa San Gregorio I Magno (540-604). Papa. Cuarto y último de los cuatro Doctores originales de la Iglesia Latina. Defendió la primacía papal y trabajó por la reforma del clero y la vida monástica. Aclamado doctor el 20 de septiembre de 1295 por Bonifacio VIII.
  • San Gregorio Nacianceno. (330-390). Llamado el Demóstenes cristiano por su elocuencia y, en la Iglesia Oriental, «El Teólogo». Uno de los tres Padres Capadocios. Aclamado doctor en 1568 por Pío V.
  • San Hilario de Poitiers (315-368). Obispo. Llamado el Atanasio de Occidente. Aclamado doctor el 13 de mayo de 1851 por Pío IX.
  • San Isidoro de Sevilla (560-636). Arzobispo, teólogo, historiador. Reconocido como el hombre más sabio de su época. Aclamado doctor el 25 de abril de 1722 por Inocencio XIII.
  • San Jerónimo (343-420). Uno de los cuatro Doctores originales de la Iglesia Latina. Padre de las ciencias bíblicas y traductor de la Biblia al latín. Aclamado doctor el 20 de septiembre de 1295 por Bonifacio XIII.
  • San Juan Crisóstomo (347-407). Obispo de Constantinopla. Patrón de los predicadores. Llamado «boca de oro» por su gran elocuencia. Aclamado doctor en 1568 por Pío V.
  • San Juan Damasceno (675-749). Teólogo griego. Aclamado doctor el 19 de agosto de 1890 por León XIII.
  • San Juan de la Cruz. (1542-1591). Cofundador de los carmelitas descalzos. Doctor en teología mística. Aclamado doctor el 24 de agosto de 1926 por Pío XI.
  • Papa San León I Magno (400-46l). Papa. Escribió contra las herejías del nestorianismo, el monofisismo, el maniqueísmo y el pelagianismo. Aclamado doctor el 15 de octubre de 1754 por Benedicto XIV.
  • San Lorenzo de Brindis (1559-1619). Vigoroso predicador de gran influencia en el período post Reforma. Aclamado doctor el 19 de marzo de 1959 por Juan XXIII.
  • San Pedro Canisio. (1521-97). Teólogo jesuita. Líder de la contrarreforma. Aclamado doctor el 21 de mayo de 1925 por Pío XI.
  • San Pedro Crisólogo (400-50). Obispo de Rávena. Llamado «Palabra de Oro». Aclamado doctor el 10 de febrero de 1729 por Benedicto XIII.
  • San Pedro Damián (1007-72). Benedictino. Reformador eclesiástico y clerical. Aclamado doctor el 27 de septiembre de 1828 por León XII.
  • San Roberto Bellarmine (1542-1621). Jesuita. Defensor de la doctrina durante y después de la Reforma Protestante. Escribió dos catecismos. Aclamado doctor el 17 de septiembre 17 de 1931 por Pío XI.
  • Santa Teresa de Ávila. (1515-82). Española, fundadora de las carmelitas descalzas, mística. Primera mujer Doctora de la Iglesia. Aclamada doctora el 27 de septiembre de 1970 por Pablo VI.
  • Santa Teresa de Lisieux. (1873-1897) Religiosa francesa carmelita. Autora de «La Historia de un Alma». Aclamada doctora el 19 de octubre de 1997 por Juan Pablo II.
  • Santo Tomás de Aquino. (1225-74). Filósofo dominico y teólogo. Llamado «Doctor Angélico». Autor de la Suma Teológica, obra insigne de teología. Patrón de las escuelas católicas y de la educación. Aclamado doctor el 11 de abril de 1567 por Pío V.

Hay por lo tanto a la fecha, treinta y tres Doctores de la Iglesia, de los cuales hay ocho orientales y veinticinco occidentales. En la lista hay tres carmelitas, dos jesuitas, tres dominicos, tres franciscanos, un redentorista y cinco benedictinos. Son treinta hombres y tres mujeres.

Bibliografía: POHLE en Kirchliches Handlexikon (Munich, 1907). II, 384; FESSLER-JUNGMANN, Instit. Patrologiae (Innsbruck, 1890); BARDENHEWER, Patrology, tr. SHAHAN (Friburgo im Br., St. Louis, 1908), 2-3. Para los primeros doctores vea WEYMAN en Hist. Jahrbuch (1894), XV, 96; y en Rev. d’hist. et de litt. religieuses (1898) III, 562; para los doctores griegos vea NILLES en Zeitschrift f. kath. Theologie (1894), XVIII, 742. Vea también BOUVY, Les Peres de l’Eglise en Rev. Augustinienne (1904) 461-86, y PESCH Praelect. Dogmat. (Friburgo, 1903), 346 ss.

Fuente: Chapman, John. «Doctors of the Church.» The Catholic Encyclopedia. Vol. 5. New York: Robert Appleton Company, 1909.
http://www.newadvent.org/cathen/05075a.htm

Traducido por Antonio Hernández Baca
Revisado y corregido por José Gálvez Krüger

Fuente: Enciclopedia Católica