EDAD

v. Año, Día, Siglo
Psa 90:10 los días de nuestra e son setenta años
Joh 9:21 e tiene, preguntadle a él; él hablará por
1Co 7:36 pase ya de e, y es necesario que así
Eph 3:21 a él sea gloria en la .. por todas las e


Edad (heb. zôqen, “edad” madura; y^m, “año”, “edad”, “dí­as”; gr. h’likí­a, “madurez”, “edad”; teléiôs, “completo”, “plenitud de vida”; etc.). 1. Medida, en años, de la duración de la vida de una persona en un momento dado. La edad Generalmente se da en números enteros y, según el uso moderno, en términos de los años transcurridos desde la fecha de nacimiento. Es decir, un hombre de 30 años ya ha pasado su 30o aniversario de nacimiento y comenzó su año 31o; tendrá 31 años de edad cuando complete este 31er año. Pero en algunas partes del Lejano Oriente ha sobrevivido un cómputo inclusivo según el cual un hombre tiene 31 años de edad en su 31er, año (el 31er año calendario que incluye el año de su nacimiento). Algunos chinos (como lo hicieron los japoneses hasta después de la Segunda Guerra Mundial) dicen que un niño tiene un año de edad desde el momento en que nace hasta el fin del año calendario. El dí­a de año nuevo comienza su 2o año, y se acepta que tiene 2 aunque haya nacido sólo unos pocos dí­as antes del año nuevo. Un año más tarde, cuando haya vivido 1 año completo y parte de otro año (para los occidentales tendrá 1 año de edad), su edad aceptada será de 3 años, porque ha entrado en el 3er año calendario de su vida. La Biblia no nos da suficiente información acerca del sistema para permitirnos saber cómo calculaban su edad los personajes bí­blicos; es decir, si seguí­an exactamente el método que rige en el Lejano Oriente. Pero Noé tení­a “600 años”, literalmente “un hijo de 600 años” en el año 600 de su vida, en vez de tenerlos al fin de él (Gen 7:6, 11). Pero no sabemos si los años de Noé se contaban por los aniversarios de su nacimiento o por años en el calendario. Tampoco sabemos si los judí­os calculaban la edad por el mismo método del Génesis. Sin embargo, como el cómputo inclusivo se empleaba comúnmente en varios paí­ses en los tiempos bí­blicos, es probable que la edad se contara en forma similar; que por lo menos una persona tení­a 30 años de edad tan pronto comenzaba su 3o año de vida. Hay referencias en la Biblia a 2 cumpleaños, ambos celebraciones reales: A. El de un faraón egipcio (Gen 40:20). B. El del rey Herodes Antipas, que fue descendiente de idumeo y samaritana (Mat 14:6; Mar 6:21). Ninguna de las 2 referencias aclara que la edad se calculaba por los aniversarios del nacimiento. En la China, los cumpleaños del emperador y de la emperatriz eran fiestas, pero corrientemente uno era un año mayor cada año nuevo. Véase Cumpleaños. La edad de los patriarcas (Gen_5 ) es mucho mayor que la duración de la vida del hombre en generaciones posteriores. Esto se puede explicar por las condiciones diferentes que produjo el diluvio, las que al afectar la atmósfera, el clima, la tierra y el suministro de alimentos, redujo el promedio de vida en forma drástica y repentina (cp 11). Los intentos de calcular estas edades usando unidades más breves, como los meses, resultan tan absurdos como que algunos patriarcas fueran padres a los 3 años de edad o menos. Psa_90 menciona 70 u 80 años como la duración esperada de la vida (v 10). 2. Perí­odo de tiempo o de la historia del mundo. Véase Mundo.

Fuente: Diccionario Bíblico Evangélico

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En sentido general es el perí­odo largo de siglos en que se divide la Historia humana. Los historiadores hablan de Edad arcaica o primitiva, Edad antigua o clásica (1000 a C. a 500 d. C), Edad Media (s. VI a XIV d. de C), Edad moderna (XV a XVIII de C.), Edad reciente o actual (siglos XIX y XX).

Pero también se refiere la edad al numero de años que una persona ha vivido desde su nacimiento. Y este es un aspecto psicológico que interesa muchos a los educadores.

La edad de la persona se divide en general en tres grandes procesos: primera edad o perí­odo de crecimiento (0 a 30 años); segunda edad o tiempo de madurez (30 a 60 años) y tercera edad (60 a 90)

La educación de promoción afecta a la primera edad del hombre y a sus diversos perí­odos: infantil (con la infancia 1ª de 1 a 3 años, la 2ª de 3 a 7, y la 3ª de 7 a 12); preadolescente de 12 a 15 o juvenil (adolescencia de 14 a 18, juventud media de 18 a 22-23 y juventud madura hasta los 30 años).

El educación permanente o de mantenimiento afecta a la segunda edad. Es la edad madura, la cual implica una década creciente (30 a 40) con dinamismos vitales emprendedores, una década estable (40 a 50) en la que se muestra el equilibrio en todos los órdenes; y una década decreciente (50 a 60) en la que se comienza a notar ya el “paso de los años”.

La tercera edad supone una progresiva decadencia a distinto ritmo. En el primer perí­odo se puede hablar de madurez sostenida (60 a 75-80), sobre todo si la salud fí­sica y la psicológica son buenas. Y hay ya un proceso de decrepitud (de más de los 75 en adelante) cuando ya los reflejos, los procesos mentales y los ritmos biopsí­quicos se deterioran rápidamente. En este tiempo también hace falta una educación especí­fica, para aceptar las propias limitaciones y para convertir los recuerdos en fuente de vida y experiencia para los demás.

Existen por otra parte aspectos sociológicos en lo referente a la edad. Uno de ellos corresponde al momento de la “mayorí­a de edad legal”. Cada uno de los ámbitos legales y paí­ses la coloca convencionalmente al cumplir determinado número de años cronológicos: unos a los 21, otros a los 19, incluso algunos a los 16. La mayor parte de los paí­ses occidentales señala la mayorí­a de edad a los 18 años.

La Iglesia tiene también sus topes cronológicos. El Código de Derecho canónico señala los 16 para el varón y los 14 en la mujer para que un matrimonio sea válido. Pero las conferencias episcopales pueden retrasar esa mayorí­a (c. 658). Para la ordenación sacerdotal se requiere tener los 25 años cumplidos (c. 1083). Y para una profesión religiosa perpetua se requiere al menos los 21 años.

Es evidente que la educación debe acomodarse a cada “edad histórica”, pues no puede educarse en el siglo XXI al igual que en el XV o en el III. Pero también debe acomodarse a cada edad personal. La infancia no es equivalente a la juventud y la primera infancia no se puede equiparar a la tercera.

Importa mucho que el educador de la fe capte bien la diferencia de contexto cultural y de contexto psicológico. Por lo demás la educación religiosa y la formación espiritual debe durar toda la vida y no reducirse a la primera edad, la edad del crecimiento y del a maduración. La edad segunda exige una formación continua y permanente para mantener vivos los sentimientos trascendentes y la cultura y formación doctrinal. Y también la tercera edad requiere educación religiosa adecuada, fortalecedora y readaptadora en ideas y en sentimientos.

Pedro Chico González, Diccionario de Catequesis y Pedagogí­a Religiosa, Editorial Bruño, Lima, Perú 2006

Fuente: Diccionario de Catequesis y Pedagogía Religiosa

El tiempo que se ha vivido, por lo general contado en años, meses y dí­as. En hebreo se utilizaba el modismo †œhijo de† tantos años para referirse a la edad de una persona, por lo que se dice que José murió †œhijo de ciento diez años†, es decir, †œa la edad de ciento diez años†. (Gé 50:26.) El término †œedad† también puede hacer referencia a madurez. La palabra hebrea sehv o seh·váh (edad; edad avanzada), que se deriva de una raí­z que significa †œencanecer†, también se traduce †œcanicie†. (1Sa 12:2; Pr 20:29.) Varias palabras hebreas relativas a la edad avanzada se derivan del nombre za·qán, que significa †œbarba†. (Le 19:27.) La palabra griega he·li·kí­Â·a denota en primer lugar la †œduración de la vida† o †œedad† de una persona, pero también puede referirse al †œdesarrollo fí­sico† o la †œestatura†. (Mt 6:27; Jn 9:21; Lu 2:52; Lu 19:3.) En las Escrituras Griegas se usan asimismo los términos gue·ras (†œedad avanzada†; Lu 1:36), pre·sbý·tes (†œhombre de edad†; Flm 9) y pre·sbý·tis (†˜mujer de edad†™; Tit 2:3). Los dos últimos están relacionados con pre·sbý·te·ros, que significa †œanciano†. (Véase ANCIANO.)
Bajo la Ley, los hombres entraban en edad militar a los veinte años. (Nú 1:3.) El hombre ciego de nacimiento al que Jesús devolvió la vista debí­a tener por lo menos veinte años, pues sus padres dijeron a quienes los interrogaban: †œPregúntenle. Es mayor de edad. El tiene que hablar por sí­ mismo†. (Jn 9:21, 23.) Se dice que Sara †œhabí­a pasado más allá del lí­mite de la edad† para tener hijos, pues tení­a entonces unos noventa años. (Heb 11:11.)
Habí­a una edad mí­nima para empezar a servir en el templo, así­ como una edad lí­mite en la que terminaba el servicio obligatorio. Algunos han visto una discrepancia entre Números 4:3, 30, 31 y 8:24-26, ya que primero se dice que la edad mí­nima para empezar el servicio leví­tico era treinta años y, más tarde, veinticinco. No obstante, parece ser que se habla de dos categorí­as de servicio. Algunas fuentes rabí­nicas explican que a la edad de veinticinco años se introducí­a al levita en el servicio del tabernáculo, aunque solo para realizar tareas menores, y luego, cuando alcanzaba los treinta años, se le asignaban tareas de mayor envergadura. Aducen que las referencias al †œtrabajo† y al †œservicio laborioso y el servicio de llevar cargas† de Números 4:3, 47 no aparecen en Números 8:24, donde se da la edad mí­nima de veinticinco años. Otros añaden que los trabajos de los levitas que tení­an treinta años o más estaban relacionados con el transporte del tabernáculo y su equipo de un lugar a otro, mientras que el servicio de aquellos cuyas edades estaban comprendidas entre los veinticinco y treinta años se circunscribí­a a las labores que se realizaban en el tabernáculo una vez que se erigí­a en el lugar donde el pueblo acampaba. Los que piensan que las tareas más pesadas solo se asignaban a partir de los treinta años aducen que a esta edad se tení­a más fuerza, madurez intelectual y juicio sano. La Septuaginta griega da la edad de veinticinco años tanto en Números 4:3 como en 8:24. Tiempo después, en los dí­as de David, la edad mí­nima para empezar a servir en el tabernáculo, y más tarde en el templo, se rebajó a veinte años. (1Cr 23:24-32; compárese con Esd 3:8.)
El servicio obligatorio terminaba a los cincuenta años. Números 8:25, 26 indica que los levitas podí­an seguir ayudando voluntariamente a los que tení­an deberes asignados, pero no se les daba ninguna asignación personal ni se contaba con ellos para atenderlas. Se ha dicho que el que hubiera una edad lí­mite para el servicio leví­tico no solo se debí­a a consideración humana, sino que también evitaba el exceso de mano de obra. Este lí­mite de edad para los levitas no aplicaba al sumo sacerdote aarónico, quien tení­a que servir en su oficio sagrado hasta la muerte, si su salud se lo permití­a. (Nú 35:25.) Se escogió a Aarón, el primer sumo sacerdote de Israel, cuando tení­a más de ochenta años y sirvió por casi cuatro décadas. (Ex 7:7; Nú 33:39.)

El término griego †œaión†. La expresión †œedad† puede referirse también a un perí­odo de tiempo de la historia humana, con lí­mites fijos o sin ellos. Se usa con frecuencia para traducir el término griego ai·on (plural, ai·o·nes) en algunas versiones. Los lexicógrafos griegos dicen que la palabra significa †œespacio de tiempo claramente definido y señalado; época; edad†, y también †œduración de la vida; vida†, o †œedad; generación†. Como una época o edad puede empezar y terminar o prolongarse de forma indefinida, se deduce que ai·on puede referirse a un perí­odo de tiempo sin fin, aunque con principio. Por ejemplo, según se registra en Marcos 3:29, Jesús dijo que el que blasfemaba contra el espí­ritu santo era culpable de †œpecado eterno [perdurable; secular; perpetuo]†, es decir, un pecado que no podrí­a perdonarse en ningún tiempo futuro. Se usó una expresión similar en el pasaje de la higuera infructí­fera, donde la expresión †œpara siempre† es literalmente en el texto griego †œhacia la edad†. (Mt 21:19.) Cuando Jesús nació, la promesa angélica fue: †œReinará sobre la casa de Jacob para siempre [literalmente, hacia las edades]†. (Lu 1:33; véase TIEMPO INDEFINIDO.)
Sin embargo, ai·on también puede referirse de forma más especí­fica a un estado de cosas establecido o estado de los asuntos que distingue a cierto perí­odo de tiempo, época o edad, más bien que al tiempo en sí­ mismo. R. C. Trench dice al respecto en Synonyms of the New Testament (Londres, 1961, pág. 203): †œComo tiempo, llega a significar todo lo que existe en el mundo sujeto al tiempo; […] luego, por extensión y según el criterio ético, el derrotero y curso de los asuntos de este mundo†. (Véanse MUNDO; SISTEMAS DE COSAS.)

Fuente: Diccionario de la Biblia

A. NOMBRES 1. genea (geneav, 1074), relacionada con ginomai, venir a ser, significa primariamente engendramiento, nacimiento; después aquello que ha sido engendrado, una familia; o miembros sucesivos de una genealogí­a (Mat 1:17), o una raza de gentes, poseyendo caracterí­sticas o llamamientos similares, etc., (Mat 17:17, de malas caracterí­sticas; Mc 9.19; Luk 9:41; 16.8; Act 2:40); o de toda la multitud de personas viviendo en el mismo perí­odo (Mat 24:34; Mc 13.30; Luk 1:48; 21.32; Phi 2:15), y especialmente de aquellos miembros de la raza judí­a viviendo en la misma época (Mat 11:16, etc.). Transferida de las personas al tiempo en que ellas viví­an, esta palabra vino a significar una edad; esto es, un perí­odo ocupado ordinariamente por cada generación sucesiva, de digamos unos treinta a cuarenta años (Act 14:16; 15.21; Eph 3:5; Col 1:26); ver también, p.ej., Gen 15:16: En Eph 3:21 se combina genea con aion en una notable frase en una doxologí­a: “A El sea gloria en la Iglesia en Cristo Jesús por todas las edades, por los siglos de los siglos. Amén”. La palabra genea debe distinguirse de aion (véase SIGLO, etc.), al no denotar un perí­odo de ilimitada duración. Véanse TIEMPO. 2. jelikia (hJlikiva, 2244), primariamente edad, como un cierto lapso de vida; vino a significar: (a) un tiempo particular de vida, como cuando se dice que una persona es “de edad” (Joh 9:21,23), o más allá de un cierto estado de la vida (Heb 11:11); (b) denota solo la estatura en otros pasajes (p.ej., Mat 6:27; Luk 2:52; 12.25; 19.3; Eph 4:13). Algunos consideran que Mat 6:27 y Luk 12:25 pertenecen a (a). Se tiene que distinguir de aion y genea, por cuanto solo atañe a lo perteneciente al individuo, bien a su tiempo de vida, o a su estatura. Véase ESTATURA.¶ 3. cronos (crovno”, 5550), de donde vienen las palabras castellanas que empiezan con cron-, denota un lapso de tiempo, sea este prolongado o no, y se traduce “edad” en Act 7:23, de la edad de Moisés al visitar a sus hermanos israelitas en esclavitud. Véase TIEMPO, etc. B. Adjetivo juperakmos (uJpevrakmo”, 5230) se traduce en 1Co 7:36 “que pase ya de edad”, lit.: “más allá del florecimiento (acme) de la vida”. Véase PASAR.¶

Fuente: Diccionario Vine Nuevo testamento

Véase Siglo.

Fuente: Diccionario de Teología