EMBALSAMAR

Gen 50:26 lo embalsamaron, y fue puesto en un


Preparar un cuerpo muerto con aceite y especias para protegerlo de la corrupción. El embalsamiento era de origen egipcio. Las únicas instancias claras de ello en la Biblia son los casos de Jacob y José. José ordenó a sus esclavos, los médicos, que embalsamaran a su padre (Gen 50:2-3, un proceso que tardó 40 dí­as); después José mismo fue embalsamado (Gen 50:26). El propósito de los egipcios en el embalsamiento era conservar el cuerpo para uso del alma en una vida futura. El propósito de los hebreos era conservar los cuerpos de Jacob y José para un largo viaje a su lugar de descanso con Abraham (Gen 50:13). En el caso de José, pasaron siglos antes del entierro en el sepulcro ancestral (Exo 13:19; Jos 24:32).

Fuente: Diccionario Bíblico Mundo Hispano

Preparar un cadáver, preservarlo evitando la desintegración. El embalsamamiento requerí­a la extracción de la masa encefálica por medio de un gancho a través de los orificios de la nariz. Luego se hací­a una incisión en el costado por la cual se extraí­an las ví­sceras, que eran tratadas con especias y vueltas a colocar en vasos dentro de la cavidad torácica. Todo el cuerpo era entonces sometido a procedimientos que conducí­an mayormente a secarlo. Al final se le envolví­a en lienzos con un compuesto especial. Los hebreos no usaban esta práctica. Se conocen dos casos en la Biblia: los restos de Jacob y los de José. †œLos médicos (egipcios) embalsamaron a Israel. Y le cumplieron cuarenta dí­as, porque así­ cumplí­an los dí­as de los embalsamados† (Gen 50:3, Gen 50:26). En ambas oportunidades hay que tomar en cuenta que los individuos eran personajes de importancia en Egipto al momento de morir. Cuando el Señor Jesús murió †œNicodemo … vino trayendo un compuesto de mirra y de áloes, como cien libras. Tomaron, pues, el cuerpo de Jesús, y lo envolvieron en lienzos con especias aromáticas†. Pero el propósito no era e. sino que se hizo †œsegún es costumbre sepultar entre los judí­os† (Jua 19:39-40).

Fuente: Diccionario de la Biblia Cristiano

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Acción de preparar un cadáver (disecar se dice para animales) con el fin de conservar sin que se deteriore o corrompa. Se hace con ungüentos y productos, naturales en tiempos antiguos, (llamados bálsamos), y artificiales en la actualidades (ácidos). Y se suele aplicar a personas de distinción, o según costumbres locales, con intención de que se conserve más tiempo el cuerpo.

La doctrina de la Iglesia nada tiene que ver con estas costumbres, siempre que se trate con respeto el cuerpo del que fue un ser humano portador de toda la dignidad del hombre. A simple vista parece más conforme con la naturaleza el dejar que el cuerpo se corrompa y desaparezca en el sepulcro. Pero nada hay ni ético ni religioso para que se pueda manipular de esta forma y se le conserve artificialmente.

Lo que sí­ conviene en educación es salir al paso de creencias populares ingenuas y perjudiciales, como sugerir el pensamiento de que así­ el alma se encuentra más cómoda o que puede resucitar con más facilidad.

Del mismo modo, conviene enseñar con claridad que, cuando se ha hecho con algún cuerpo de santo al que la Iglesia terminó tributando culto, en nada tiene que ver ese hecho con la santidad. La incorruptibilidad provocada por embalsamamiento o momificación natural o artificial nada tiene de milagroso ni de admirable, aunque fomente la veneración del pueblo creyente. Lo que hay que evitar en estas ocasiones es fomentar cierta curiosidad morbosa al contemplar los despojos venerables o el alentar las supersticiones y vanas creencias que en poco o nada contribuyen a la imitación de las virtudes de la figura en cuestión.

En tiempos pasados se desarrollaban estas prácticas y se fomentaba la piedad con la promoción de reacciones sensoriales. Los tiempos actuales no caminan en la misma dirección

Pedro Chico González, Diccionario de Catequesis y Pedagogí­a Religiosa, Editorial Bruño, Lima, Perú 2006

Fuente: Diccionario de Catequesis y Pedagogía Religiosa