ESPIRITUALIDAD MISIONERA
Espiritualidad y misión
La «espiritualidad» quiere vivir el misterio de Cristo en toda su integridad y perspectiva. Este camino de perfección se hace, por su misma naturaleza, camino de misión. Por el hecho de ser testigo del «misterio» de Dios Amor y servidor de la «comunión» eclesial, el cristiano se hace disponible para la «misión». No habría espiritualidad cristiana sin referencia vivencial (afectiva y efectiva) a la Iglesia misterio, comunión y misión. El camino de la «espiritualidad» o perfección se hace servicio de la «Iglesia sacramento universal de salvación» (LG 48; AG 1).
La acción evangelizadora reclama una actitud relacional con Cristo en Espíritu, por Cristo, al Padre (cfr. Ef 2,18). La evangelización tiene, pues, dimensión «espiritual» de sintonía con los planes salvíficos del Padre, de relación personal con Cristo y de fidelidad a la acción del Espíritu Santo, en la comunión de Iglesia, para la salvación de toda la humanidad. Esta espiritualidad tiene dimensión trinitaria, cristológica, pneumatológica, eclesiológica y antropológica.
La vivencia de la espiritualidad se convierte en sensibilidad respecto a las situaciones humanas concretas y actuales, a la luz del evangelio. Entonces se adquiere un verdadero sentido de la historia humana, afrontando los acontecimientos con los criterios, escala de valores y actitudes de Cristo Buen Pastor. De esta espiritualidad nace espontáneamente el sentido de comunión fraterna y el compromiso misionero de orientar toda la humanidad hacia la verdad de Cristo, único Salvador.
Para poder relacionar la «espiritualidad» con la «misión», habrá que elaborar unos datos fundamentales a partir de la figura del Buen Pastor, que se transparenta a través de las figuras misioneras de todas las épocas, desde Pedro y Pablo hasta nuestros días.
Espiritualidad misionera
La «espiritualidad» cristiana significa «una vida según el Espíritu» (Rom 8,9); la «espiritualidad misionera» equivale a vivir la misión con fidelidad generosa al mismo Espíritu. Se conjugan, pues, dos realidades cristianas íntimamente unidas espiritualidad y misión.
El «espíritu» de la evangelización («espiritualidad misionera») se convierte en un camino hacia la realidad completa, con toda su inmanencia y trascendencia. Es camino hacia Dios Amor y, por tanto, hacia todos los hombres y hacia todo el cosmos. Pero este camino pasa por el corazón, orientándolo hacia el único camino de salvación Cristo, «camino, verdad y vida» (Jn 14,6).
Aunque la expresión «espiritualidad misionera» ya se encuentra en el decreto conciliar «Ad Gentes» (1965) (AG 29), el tema empezó a cobrar actualidad a partir de la Exhortación Apostólica «Evangelii Nuntiandi» de Pablo VI (año 1975), donde se dedica todo un capítulo al «espíritu de la evangelización» (título del cap. VII). La palabra «espíritu» queda explicada en la misma Exhortación Apostólica, como «actitudes interiores que deben animar a los obreros de la evangelización» (EN 74). La encíclica misionera «Redemptoris Missio» (1990) dedica a este tema el último capítulo con este título «Espiritualidad misionera», diciendo que «la actividad misionera exige una espiritualidad específica, que concierne particularmente a quienes Dios ha llamado a ser misioneros» (RMi 87).
La espiritualidad misionera es el estilo de vida que corresponde al mandato misionero de anunciar el evangelio a todos los pueblos. Las «actitudes interiores» del apóstol (EN 74) son, pues, su estilo o «espíritu» fidelidad generosa a la vocación y a la misión del Espíritu (EN 75), que equivale a cumplimiento del mandato misionero de Cristo según los designios salvíficos del Padre.
Líneas y temario de la espiritualidad misionera
Las líneas básicas de la espiritualidad del apóstol o de las comunidades, se pueden deducir de los tres elementos que componen la «vida apostólica» de todas las épocas históricas seguimiento evangélico de Cristo, fraternidad o vida comunitaria del grupo, disponibilidad misionera. En realidad, es este último elemento el que matiza la generosidad evangélica y la vida fraterna del apóstol en general y del misionero en particular.
Un temario aproximativo podría ser el siguiente, siempre bajo una perspectiva vivencial fidelidad al Espíritu Santo, en la misión de Cristo confiada a los Apóstoles y según los planes salvíficos del Padre; vivencia de la vocación misionera; la vida fraterna en la comunidad apostólica; las virtudes concretas que derivan de la caridad pastoral; la oración contemplativa como experiencia cristiana de Dios y presupuesto para el anuncio; el sentido y amor de Iglesia misterio, comunión y misión; la vivencia de la figura de María como Tipo de la Iglesia misionera.
Referencias Apóstol, Buen pastor, caridad pastoral, espiritualidad, figuras misioneras, Juan Bautista, modelos apostólicos, Pablo, vida apostólica, virtudes, vocación misionera.
Lectura de documentos AG 23-25; EN 74-82; RMi 87-92.
Bibliografía L.A. CASTRO, Espiritualidad misionera (Bogotá, Paulinas, 1993); M. COLLINS REILLY, Spirituality for mission (New York, Orbis Books, 1978); J. DAO DINH DUC, Spiritualití missionaria, in Cristo, Chiesa, Missione (Roma, Urbaniana Univ. Press, 1992) 381-397; J. ESQUERDA BIFET, Espiritualidad misionera ( BAC, Madrid, 1982); Idem, Teología de la evangelización ( BAC, Madrid, 1995) cap. X-XI; S. GALILEA, Espiritualidad de la evangelización, según las bienaventuranzas (Bogotá, CLAR, 1980); J. MONCHAMIN, Théologie et spiritualité missionnaires (Paris, Beauchesne, 1985); K. MÜLLER, Pour une spiritualité missionnaire, repenser la mission (Paris, Desclée, 1965); Y. RAGUIN, Espíritu, hombre, mundo (Madrid, Narcea, 1976); K. WOJTYLA, La evangelización y el hombre interior Scripta Theologica 11 (1979) 39-57; F. ZALBA, Espiritualidad misionera Rev. Telógica Limense 18 (1984) 371-382.
(ESQUERDA BIFET, Juan, Diccionario de la Evangelización, BAC, Madrid, 1998)
Fuente: Diccionario de Evangelización