Biblia

FENOMENOS EXTRAORDINARIOS

FENOMENOS EXTRAORDINARIOS

Cuanto se habla de carismas, de discernimiento y de apariciones, se suele hacer referencia a algunas manifestaciones extraordinarias visiones, éxtasis, locuciones, llagas, telepatí­a, levitaciones, curaciones, sanaciones, lenguas o glosolalia (no como en Pentecostés, pues allí­ todos entendí­an en su propia lengua), etc. (cfr. 1Cor 12-13; Rom 12). En realidad, el tema corresponde a los «carismas» y, por tanto, a su discernimiento, en cuanto que esas «gracias» especiales del Espí­ritu Santo pueden tener manifestaciones especiales o fenómenos colaterales, según la propia cultura y psicologí­a.

Estos fenómenos son conocidos, puesto que se dan o se pueden dar en todas las religiones desde los siglos más remotos, sin que ninguno de esos fenómenos sea exclusivo de una religión (tampoco, pues, del cristianismo). Toda manifestación extraordinaria (que podrí­a llamarse «epifenómeno») puede ser producto secundario de una experiencia religiosa auténtica, pero también puede ser efecto exclusivamente de la naturaleza (la psicologí­a) o del mal espí­ritu. Para que conste que sea efecto de la gracia del Espí­ritu Santo, se necesita un recto discernimiento, que pasa siempre por los signos eclesiales establecidos por el Señor (cfr. LG 7-8,12) y por una buena dirección espiritual.

Estas manifestaciones, cuando son efecto de la gracia o de los dones del Espí­ritu Santo, pueden ser útiles para la santificación y apostolado, como expresiones de una vida evangélica, a modo de signo de algo más hondo que no aparece en la superficie y que sólo se puede captar por la fe. Habrá que tener en cuenta las indicaciones de los santos como San Juan de la Cruz, San Ignacio (reglas del discernimiento), San Juan de Avila (carta a Santa Teresa), etc.

Según la doctrina de los santos, la santidad, la contemplación y la eficacia de la evangelización no pueden apoyarse en estos fenómenos extraordinarios. No consta con absoluta certeza del origen sobrenatural de esos fenómenos en cuanto tales, puesto que, aún cuando constara de una gracia interna, los fenómenos en sí­ mismos son efecto o manifestaciones colaterales debidas ordinariamente a la debilidad humana o a la cultura y psicologí­a.

Buscar directamente esos fenómenos, conseguirlos cuando uno quiera, predecirlos con certeza, repetirlos periódicamente, etc., es señal de unas aptitudes o cualidades psicológicas, que pueden ser útiles en ciertas ocasiones si se usan con prudencia al servicio de la gracia. Cuando crece la caridad o cuando el Señor guí­a por una fe más profunda y por el camino de la cruz, esas manifestaciones suelen desaparecer, salvo que Dios la quiera mantener por el bien de la comunidad. La Iglesia no se ha definido nunca sobre su naturaleza, sino que sólo ha garantizado la existencia de alguna gracia, prescindiendo de la esencia de su manifestación secundaria y externa (como en el caso de los santos o de las apariciones).

Referencias Apariciones, carismas, contemplación, discernimiento.

Bibliografí­a Ver en referencias.

(ESQUERDA BIFET, Juan, Diccionario de la Evangelización, BAC, Madrid, 1998)

Fuente: Diccionario de Evangelización