FRUTOS
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Resultados reales ante una acción, proyecto o empresa, que se hacen posibles por la correcta planificación, por las circunstancias propicias o por diversas variables que confluyen propicias.
En educación cristiana hay que recordar que existen frutos exteriores y visibles y frutos interiores e invisibles. Hay que saber apreciar la existencia de ambos y preferir los segundos a los primeros, si son reales.
Pedro Chico González, Diccionario de Catequesis y Pedagogía Religiosa, Editorial Bruño, Lima, Perú 2006
Fuente: Diccionario de Catequesis y Pedagogía Religiosa
Todas las criaturas tienen la obligación de producir, de dar fruto (Gén 1,22. 28; ls 5,4). Los árboles, en general, deben dar fruto, y bueno (Mt 3,10; 7,16-20; 12,33; Lc 6,43-44), la higuera (Mt 21,19; Mc 11,14; Lc 13, 6-7. 9), la vid (Mt 21,34; Mc 12,2; Lc 20,10; 15,4), el trigo (Jn 12,24), las semillas en general (Mt 13,22; Mc 4,7. 8. 19; 20,28. 29; Lc 8,8. 15; Jn 4, 36). Todos estos ejemplos los tomaba el Señor de la naturaleza para indicar que el hombre, en su vida religiosa, debe dar también frutos, el fruto de la conversión (Mt 3,8; 13,23; Mc 4,20; Lc 3,8). En eso es glorificado el Padre (Jn 15,8. 16) y para, eso hay que estar unidos a Jesucristo (Jn 15,4-5). Todo lo que no da fruto debe ser eliminado (Mt 3,10; 7,19; 21,19. 43; Mc 11,14; Lc 3,9).
FERNANDEZ RAMOS, Felipe (Dir.), Diccionario de Jesús de Nazaret, Editorial Monte Carmelo, Burbos, 2001
Fuente: Diccionario de Jesús de Nazaret