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GARIBALDI. JOSE

GARIBALDI. JOSE

[969](1807-1882)

Revolucionario italiano por vocación, fue uno de los artí­fices de la unidad italiana y el gran luchador contra los Estados pontificios. En 1834 ya era miembro del movimiento de la Joven Italia de Mazzini. Hecho capitán de marina en el Piamonte, quiso rebelarse en Génova en 1843 y fracasó, por lo que tuvo que huir a Sudamérica.

Después de estar en diversas luchas, regresó a Italia, y estuvo en todas las batallas e intrigas que pudo para extender la monarquí­a piamontesa, aunque él era republicano visceral.

El monarca piamontés Ví­ctor Manuel II logró de Austria la anexión de Lombardí­a. Luego Parma, Módena, Toscana y Romaña. Garibaldi intento dominar con una invasión las Dos Sicilias, contra Francisco II de Nápoles que gobernaba como monarca absoluto. La expedición de los Mil Camisas Rojas alentada por Cavour llevó a Garibaldi a Palermo yendo luego a Nápoles. Francisco II tuvo que huir a los Estados Pontificios. El ideal de una Italia unida, con capital en Roma, llevó a Garibaldi a la «ciudad eterna». Pero los Estados Pontificios, defendidos por tropas francesas, se resistieron a su proyecto, temiendo Victor Manuel y Cavour perder las conquistas ya hechas, detuvieron el avance de Garibaldi. Durante los años siguientes Garibaldi aumentó su radicalismo anticlerical y su aversión al Papado, como obstáculo a la unificación de Italia.

En 1862 y en 1867 intentó entrar en Roma, siendo detenido por las tropas francesas establecidas en la ciudad. La caí­da de Roma se dio en 1870, cuando Francia, ante la guerra prusiana, retiró sus tropas y toleró que las tropas piamontesas entraran en la Ciudad eterna sin lucha. Garibaldi quedó marginado, ofendido, empobrecido y humillado. Rechazó la pensión que le ofrecí­a el Gobierno. En 1874 aceptó un escaño de diputado. En el Congreso se le tributaron homenajes por la unidad lograda. Los últimos años los dedicó a redactar sus memorias. Falleció en Julio de 1882. Su figura quedó para unos como la del gran patriota que luchó por Italia. Para otros fue sólo un miembro de los grupos masónicos que hicieron desaparecer los Estados Pontificios y, con ellos, la libertad del Pontí­fice Romano, el cual quedó como voluntario prisionero en el Vaticano hasta el arreglo de 1929.

Pedro Chico González, Diccionario de Catequesis y Pedagogí­a Religiosa, Editorial Bruño, Lima, Perú 2006

Fuente: Diccionario de Catequesis y Pedagogía Religiosa