GENEALOGIA DE JESUCRISTO

vet, Mateo 1:1-16 indica la descendencia directa de Cristo desde Abraham. En Lc. 3:23-38 se halla su genealogí­a en sentido inverso, remontándose hasta Adán, y hasta Dios. Mateo quiere probar el derecho legal de Cristo al trono de David y a las promesas del pacto que Dios habí­a concertado con Abraham (Mt. 1:1). Lucas, iniciando su genealogí­a con el Segundo Adán, el Hijo eterno y unigénito de Dios, remonta la genealogí­a hasta el primer Adán, hijo de Dios por creación (Lc. 3:38). Parece que es para facilitar la memorización que Mateo, al citar el registro oficial, menciona tres veces catorce generaciones, con lo que hay 42 generaciones de Abraham a Jesús: 14 de Abraham a David, 14 de David a la deportación a Babilonia, y 14 desde esta deportación a Jesucristo. Para obtener esta simetrí­a, se ha omitido la mención de los reyes Ocozí­as, Joás y Amasí­as entre Joram y Uzí­as en la segunda división. Pudiera ser que hubiera alguna omisión análoga en la última lista de 14 personas. Por su parte, Lucas enumera 41 nombres de David a Jesús, en tanto que Mateo da 28, o 31 si se añaden los tres monarcas citados. Si Salatiel y Zorobabel, mencionados por Mateo, son los mismos que aparecen en la lista de Lucas, cosa muy probable, se suscita el siguiente problema: Mateo da a Jeconí­as como padre de Salatiel, en tanto que Lucas da el nombre de Neri. En realidad, los dos evangelistas presentan, de David a Jesús, dos lí­neas diferentes, que divergen a partir de David. La primera pasa por Salomón, y la segunda por su hermano Natán. En el cuadro adjunto se pueden observar las diferencias entre ambas genealogí­as. A estas divergencias se pueden dar dos explicaciones plausibles: (A) La Iglesia primitiva pensaba mayoritariamente que estas dos listas dan la genealogí­a de José. Juliano el Africano (220 d.C.) fue el primero del que sepamos que estudió la cuestión. Su teorí­a es que Melqui (Juliano poseí­a una copia defectuosa) y Matán, los abuelos de José citados en las dos genealogí­as, se habí­an casado, uno después del otro, con la misma mujer. Así­, Elí­ y Jacob serí­an medio hermanos, teniendo la misma madre, aunque diferentes padres. Elí­ se habrí­a casado y, muerto sin dejar descendientes, Jacob, siguiendo la ley del levirato (Dt. 25:6), hubiera tomado la viuda de su hermano, engendrando para su hermano un hijo, José. Esta serí­a la razón de que Mateo dice: “Matán engendró a Jacob, y Jacob engendró a José”, en tanto que Lucas declara: “José hijo de Elí­, hijo de Matat”. Admitiendo esta teorí­a, se puede resolver el problema con gran sencillez, admitiendo que la lista de Mateo menciona a los herederos legales al trono de David, en tanto que Lucas indica la ascendencia paterna de José. La lí­nea de Salomón se extinguió con Jeconí­as, conocido también bajo el nombre de Joaquí­n (Jer. 22:29-30). El derecho a la sucesión pasa a la lí­nea daví­dica colateral de Natán, hijo de David. Es Salatiel el representante de esta lí­nea. Durante un corto perí­odo de tiempo, la descendencia real coincide con la ascendencia natural de José, pero después de Zorobabel las dos lí­neas divergen. La familia del primogénito, a quien correspondí­a el derecho de la sucesión al trono, acabó extinguiéndose, y los descendientes del menor adquirieron el derecho a la sucesión. Matat (en ocasiones identificado con Matán), que pertenecí­a a esta lí­nea, vino a ser el heredero aparente. Se supone que tuvo dos hijos, Jacob y Elí­. Jacob, el primogénito, no habrí­a tenido hijos, sino probablemente una hija, la virgen Marí­a. Elí­, el menor, tuvo un hijo, José; como Jacob no tení­a ningún descendiente varón, José vino a ser el heredero de su tí­o y del derecho a la sucesión. El sentido entendido de la terminologí­a genealógica permití­a decir a Lucas: “José hijo de Leví­”. Esta es la primera teorí­a. (B) Con la Reforma surgió otra concepción de las dos genealogí­as, que parece la más ajustada a la realidad. Según esta teorí­a, el registro de Mateo da la genealogí­a de José, presentándolo como heredero del trono de David, en tanto que Lucas expone la genealogí­a de Marí­a, mostrando que Jesús es el verdadero hijo de David. Para ello se presentan tres argumentos: Lucas declara categóricamente que Jesús no tuvo padre humano; en hebreo se emplea corrientemente el término “hijo” para designar a un descendiente incluso remoto; finalmente, en el texto se dice solamente que se creí­a que Jesús era hijo de José (Lc. 3:23). Según Lucas, Jesús es nieto de Elí­ el padre de Marí­a, y por ello descendiente directo de David. La afirmación de Mateo, según la que Salatiel era hijo del rey Jeconí­as, en tanto que Lucas dice que era hijo de Neri, suscita un problema que no se relaciona solamente con esta segunda teorí­a, sino también con la primera. La solución pudiera ser muy sencilla: En el año 562 a.C., 25 años después de la caí­da de Jerusalén, era Jeconí­as quien, a pesar de su prolongado cautiverio, era reconocido virtualmente como rey de Judá (2 R. 25:27). Cuando fue deportado en el año 597 a.C., no tení­a hijos. Era entonces relativamente joven, pero en 2 R. 24:8, 12, 15 no se mencionan niños entre los miembros de su familia. Jeremí­as habí­a profetizado que no se sentarí­an hijos suyos en el trono (Jer. 22:30; cp. lo que se dice de su padre en Jer. 36:30). En Mt. 1:12 se dice: “Después de la deportación a Babilonia, Jeconí­as engendró a Salatiel.” En todas las Escrituras, los pasajes paralelos armonizan. Las dos genealogí­as son inteligibles si este versí­culo de Mateo se entiende según el sentido amplio de una fórmula genealógica indicativa de la sucesión real legal. A la muerte de Jeconí­as, el derecho al trono pasó a Salatiel, descendiente directo de David. Bien podrí­a ser que hubiera estrechos lazos de parentesco entre Jeconí­as y Salatiel. Si Jeconí­as no tuvo hijos, sino sólo una hija, el derecho de la sucesión hubiera pasado a los hijos de ella, según la Ley (Nm. 27:8-11). La fraseologí­a de estas genealogí­as se explicarí­a de esta manera por la suposición de que Neri se casó con la hija de Jeconí­as, y que Salatiel fue su hijo. La lí­nea de Salatiel fue contada conforme a la costumbre, remontando de su padre a Natán y a David; el derecho de Salatiel a la corona le vení­a de Jeconí­as, su abuelo materno. Jeconí­as descendí­a de Salomón y de David. En 1 Cr. 3:17 dice, en el original: “Y los hijos de Jeconí­as el cautivo: Salatiel su hijo”. La aposición “su hijo” se aplica especialmente a Salatiel; lo califica de una manera particular en el sentido de que se juzga necesario repetir el término hijo; en tanto que ya figura formalmente dentro del grupo de los hijos de Jeconí­as. Este tí­tulo así­ destacado de hijo estipula que Salatiel debí­a suceder a Jeconí­as. Si Salatiel era hijo de la hija de Jeconí­as, podí­a con todo derecho recibir el nombre de hijo de este último, al igual que Abiezer, hijo de la hermana de Galaad, hijo de Manasés, es contado entre el número de los hijos de Manasés y de los hijos de Galaad (1 Cr. 7:14, 18; Nm. 26:30).

Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico Ilustrado

En el capí­tulo 1 de Mateo hallamos la genealogí­a de Jesucristo desde Abrahán en adelante, y en el capí­tulo 3 de Lucas su genealogí­a se remonta hasta †œAdán, hijo de Dios†. La genealogí­a de Jesús es la única que consta en las Escrituras Griegas Cristianas. Parte de ella aparece en los capí­tulos 1 al 3 de Primero de las Crónicas, comienza desde Adán y pasa a través de Salomón hasta llegar a Zorobabel. Los libros de Génesis y Rut combinados proporcionan la lí­nea desde Adán hasta David.
Las listas de Génesis-Rut, 1 Crónicas y Lucas concuerdan por completo desde Adán hasta Arpaksad, con diferencias menores con respecto a ciertos nombres, como Quenán, que en Lucas 3:37 es †œCainán†. Las listas de Génesis-Rut y Crónicas siguen concordando hasta David, mientras que la de Lucas intercala otro †œCainán† entre Arpaksad y Selah. (Lu 3:35, 36.)
Desde Salomón hasta Zorobabel, los registros de Crónicas y Mateo concuerdan en su mayor parte, aunque Mateo omite algunos nombres. Estas diferencias y las que se observan en la lista de Lucas a partir de David hasta Jesús se comentarán más adelante.
En el artí­culo GENEALOGíA se ha explicado que los judí­os guardaron, además de muchos registros familiares, numerosos registros genealógicos oficiales, a los que cronistas como Esdras tuvieron acceso cuando compilaron sus listas; además, dichos registros aún se conservaban en el siglo I E.C. y al parecer existieron hasta el año 70 E.C. La cuestión del linaje del Mesí­as, desde Abrahán y a través de David, fue para ellos de máxima importancia. Por lo tanto, hay base para confiar en que tanto Mateo como Lucas consultaron las mencionadas listas genealógicas.

Credibilidad de las genealogí­as de los evangelios. Una pregunta que se plantea es: ¿a qué se debe que Mateo no mencione algunos de los nombres que se hallan en las listas de otros cronistas? En primer lugar, para que una genealogí­a sea fiable, no es necesario que mencione todos los nombres de un linaje familiar. Por ejemplo, cuando en Esdras 7:1-5 el profeta traza su ascendencia sacerdotal, omite varios de los nombres que figuran en la lista de 1 Crónicas 6:1-15. Era evidente que no hací­a falta mencionar los nombres de todos sus antepasados para probar su ascendencia sacerdotal ante los judí­os. Algo similar hizo Mateo, quien además de haber podido consultar las Escrituras Hebreas, pudo haber copiado del registro oficial, si no todos los nombres, al menos aquellos cuya mención era necesaria para demostrar que Jesús era descendiente de Abrahán y David. (Compárense Rut 4:12, 18-22 y Mt 1:3-6.)
Las listas de Mateo y Lucas incluí­an los nombres de personajes cuya autenticidad reconocí­an los judí­os de la época. Ha de tenerse en cuenta que los escribas y los fariseos eran enemigos enconados de los cristianos, así­ que se hubiesen valido de cualquier argumento a su alcance para desacreditar a Jesús; sin embargo, en ningún momento cuestionaron estas listas genealógicas. De haber existido algún error en las listas de Mateo y de Lucas, sus oponentes hubieran tenido una clara oportunidad de desprestigiar a Jesús. No debe olvidarse el hecho de que las listas genealógicas oficiales debieron estar a su alcance hasta el año 70 E.C., como también lo estuvieron las Escrituras.
Lo mismo puede decirse de los enemigos del cristianismo que hubo en el mundo pagano en el siglo I E.C., muchos de los cuales eran, al igual que aquellos judí­os, personas cultas, que se hubiesen valido de cualquier error aparente para aducir que las listas de Mateo y de Lucas eran falsas o, cuando menos, contradictorias. Pero no hay indicio alguno de que a los cristianos primitivos se les atacara por esta causa.
Tanto Mateo como Lucas alcanzaron el objetivo pretendido. Para probar que Jesús era descendiente de Abrahán y de David, no era necesario hacer una genealogí­a nueva. Todo cuanto tuvieron que hacer fue copiar de las listas oficiales aceptadas por la nación los que contení­an el linaje daví­dico y el sacerdotal, así­ como otros datos genealógicos. (Véase Lu 1:5; 2:3-5; Ro 11:1.) Aun si hubiese habido una omisión en dichas listas, no hubiese afectado en nada la intención de los evangelistas, que, de hecho, alcanzaron: presentar prueba legal y oficial de la genealogí­a de Jesús el Mesí­as.

Problemas en la genealogí­a de Jesús que registró Mateo. Mateo divide la genealogí­a desde Abrahán hasta Jesús en tres secciones de catorce generaciones cada una, posiblemente como ayuda para la memoria. (Mt 1:17.) No obstante, cuando se cuentan los nombres, resulta que suman un total de cuarenta y uno en vez de cuarenta y dos. Para resolver la aparente discrepancia, podrí­a contarse de la siguiente manera: Contar catorce nombres desde Abrahán hasta David y usar a este como el primer nombre para el segundo grupo de catorce, siendo Josí­as el último de este grupo; finalmente, encabezar la tercera serie de catorce nombres con Jeconí­as (Joaquí­n) y finalizarla con Jesús. Nótese que Mateo repite el nombre de David como el último del primer grupo de catorce nombres y el primero de los siguientes catorce. Seguidamente repite la expresión †œla deportación a Babilonia†, expresión que asocia con Josí­as y sus hijos. (Mt 1:17.)
Como ya se ha indicado, puede que Mateo haya copiado su lista exactamente como estaba en el registro oficial que usó, o tal vez haya omitido a propósito algunos eslabones con la intención de facilitar el recordar los componentes de dicha lista. No obstante, una explicación de por qué se omiten tres reyes de la lí­nea de David entre Jehoram y Uzí­as (Azarí­as) puede ser la siguiente: Jehoram se casó con la inicua Atalí­a, de la casa de Acab, la hija de Jezabel, y así­ unió este linaje condenado por Dios a la lí­nea de los reyes de Judá. (1Re 21:20-26; 2Re 8:25-27.) De modo que Mateo menciona a Jehoram, el primero en la alianza inicua, pero omite los nombres de los siguientes tres reyes hasta la cuarta generación, Ocozí­as, Jehoás y Amasí­as, el fruto de esta alianza. (Compárese Mt 1:8 con 1Cr 3:10-12.)
Mateo indica que Zorobabel es el hijo de Sealtiel (Mt 1:12), y esto coincide con otras referencias. (Esd 3:2; Ne 12:1; Ag 1:14; Lu 3:27.) No obstante, en 1 Crónicas 3:19 se dice que Zorobabel era hijo de Pedaya. Zorobabel debió ser hijo carnal de Pedaya e hijo legal de Sealtiel como resultado del matrimonio de cuñado; también es posible que después de la muerte de Pedaya, Sealtiel criara a Zorobabel y este llegara a ser reconocido legalmente como hijo de Sealtiel.

Un problema en la genealogí­a de Jesús registrada por Lucas. En las copias manuscritas de la lista de Lucas se intercala un segundo †œCainán† entre Arpaksad y Selah. (Lu 3:35, 36; compárese con Gé 10:24; 11:12; 1Cr 1:18, 24.) La mayorí­a de los doctos lo atribuyen a un error del copista. En las Escrituras Hebreas, †œCainán† no aparece en esta posición en las listas genealógicas de los textos hebreos o samaritanos, ni tampoco en ninguno de los targumes o versiones, excepto en la Septuaginta griega. Y parece que ni siquiera estaba en las primeras copias de la Septuaginta, pues Josefo, que suele seguir esta versión, menciona a Salas (Selah) a continuación como hijo de Arfaxad (Arpaksad). (Antigüedades Judí­as, libro I, cap. VI, sec. 4.) Los escritores antiguos Ireneo, Africano, Eusebio y Jerónimo no aceptaron el segundo †œCainán† de las copias del relato de Lucas, pues la consideraban una interpolación. (Véase CAINíN núm. 2.)

¿Por qué difieren entre sí­ las genealogí­as de Mateo y de Lucas?
Casi todas las diferencias existentes entre las genealogí­as de Jesús que registraron Lucas y Mateo pueden resolverse con facilidad si se tiene presente que Lucas trazó la lí­nea por medio de otro hijo de David, Natán, en vez de por medio de Salomón, como hizo Mateo. (Lu 3:31; Mt 1:6, 7.) Lucas sigue la ascendencia de Marí­a, y así­ prueba que Jesús era descendiente natural de David, mientras que Mateo muestra que Jesús tení­a derecho legal al trono de David al ser descendiente de Salomón por la lí­nea de José, quien era legalmente el padre de Jesús. Tanto Mateo como Lucas indican que José no era el padre verdadero de Jesús, sino solo su padre adoptivo, que le daba el derecho legal. Cuando llega a Jesús, Mateo, se desví­a del estilo usado en toda su genealogí­a, y dice: †œJacob llegó a ser padre de José, el esposo de Marí­a, de la cual nació Jesús, a quien se llama Cristo†. (Mt 1:16.) Nótese que no dice †˜José llegó a ser padre de Jesús†™, sino que era †œel esposo de Marí­a, de la cual nació Jesús†. Lucas es incluso más especí­fico cuando, después de mostrar que Jesús era realmente el Hijo de Dios por medio de Marí­a (Lu 1:32-35), dice: †œJesús […] siendo hijo, según se opinaba, de José, hijo de Helí­†. (Lu 3:23.)
Puesto que Jesús no era el hijo natural de José, sino el Hijo de Dios, la genealogí­a de Jesús registrada por Lucas tení­a que probar que por nacimiento humano Jesús era en realidad hijo de David mediante su madre Marí­a. Frederic Louis Godet escribió respecto a las genealogí­as de ambos evangelistas: †œEste estudio detallado del texto nos lleva así­ a admitir: 1) Que el registro genealógico que traza Lucas es el de Helí­, el abuelo de Jesús. 2) Que, siendo la afiliación de Jesús por ví­a de Helí­ manifiestamente opuesta a su afiliación por la lí­nea de José, el documento que ha procurado que llegue hasta nosotros no pretende ser otra cosa —desde su punto de vista— que una genealogí­a de Jesús basada en el linaje de Marí­a. ¿Por qué, entonces, no menciona Lucas a Marí­a y pasa inmediatamente de Jesús a su abuelo? El pensamiento antiguo no consideraba que la madre fuera un eslabón de una cadena genealógica. Para los griegos, un hombre era hijo de su padre, no de su madre, y los judí­os tení­an el adagio: †˜Genus matris non vocatur genus [Al descendiente de una madre no se le llama (su) descendiente]†™ (†˜Baba Batrᆙ, 110 a)†. (Commentary on Luke, 1981, pág. 129.)
En realidad, las dos genealogí­as (la de Mateo y la de Lucas) exponen la descendencia de David: una por medio de Salomón y la otra por medio de Natán. (Mt 1:6; Lu 3:31.) Cuando examinamos las listas de Mateo y Lucas, hallamos que después de separarse en Salomón y Natán, vuelven a unirse otra vez en dos personas, Sealtiel y Zorobabel. Esto puede explicarse de la siguiente manera: Sealtiel era el hijo de Jeconí­as, pero se le llegó a llamar †œhijo de Nerí­† quizás debido a que se casó con la hija de este y así­ llegó a ser su yerno. Es posible también que Nerí­ no tuviera hijos varones, lo que pudiera ser otra razón por la que se considerara a Sealtiel su †œhijo†. Zorobabel, quien es probable que fuera hijo carnal de Pedaya, fue considerado legalmente hijo de Sealtiel, tal como se ha mostrado antes. (Compárese con Mt 1:12; Lu 3:27; 1Cr 3:17-19.)
A continuación, las genealogí­as indican que Zorobabel tuvo dos hijos, Resá y Abiud, y de nuevo las lí­neas se separan en este punto. (Pudieron haber sido descendientes y no hijos verdaderos, o al menos uno de ellos puede que haya sido un yerno. Compárese con 1Cr 3:19.) (Lu 3:27; Mt 1:13.) Las genealogí­as de Jesús de los evangelios de Mateo y Lucas varí­an en este punto de la que se halla en el capí­tulo 3 de Primero de las Crónicas. Estas diferencias pueden ser debidas a que Mateo, y quizás también Lucas, omitieron varios nombres a propósito. Pero el hecho que ha de tenerse en cuenta es que tales diferencias en las listas genealógicas de Mateo y Lucas muy probablemente son las mismas que ya existí­an en los registros genealógicos que estaban en uso en aquel entonces, plenamente aceptados por los judí­os, y por lo tanto no fueron cambios que Mateo y Lucas efectuaron.
Por lo tanto, podemos concluir que las dos listas, la de Mateo y la de Lucas, establecen dos verdades: 1) que Jesús fue realmente el Hijo de Dios y el heredero natural del reino por nacer de manera milagrosa de la joven virgen Marí­a, perteneciente a la lí­nea de David, y 2) que Jesús también era el heredero legal en la lí­nea de descendencia de David y Salomón por medio de su padre adoptivo José. (Lu 1:32, 35; Ro 1:1-4.) El hecho de que José, consciente de las circunstancias, se casase con Marí­a y le diese la protección de su buen nombre y de su linaje real refutaba cualquier acusación que pudieran hacer los judí­os hostiles en cuanto a la ilegitimidad del nacimiento de Jesús.

[Recuadro en la página 1007, 1008]

LISTAS BíBLICAS DE LA GENEALOGíA DE JESÚS

Génesis 1 Crónicas, Mateo, Lucas,

y Rut caps. 1, 2, 3 cap. 1 cap. 3
Adán Adán Adán
Set Set Set
Enós Enós Enós
Quenán Quenán Cainán
Mahalalel Mahalalel Mahalaleel
Jared Jared Jared
Enoc Enoc Enoc
Matusalén Matusalén Matusalén
Lamec Lamec Lamec
Noé Noé Noé
Sem Sem Sem
Arpaksad Arpaksad Arpaksad
Cainán
Selah Selah Selah
Eber Eber Eber
Péleg Péleg Péleg
Reú Reú Reú
Serug Serug Serug
Nacor Nacor Nacor
Taré Taré Taré
Abrán Abrahán Abrahán Abrahán
(Abrahán)
Isaac Isaac Isaac Isaac
Jacob Jacob Jacob Jacob
(Israel)
Judá Judá Judá Judá (y Tamar) (y Tamar)
Pérez Pérez Pérez Pérez
Hezrón Hezrón Hezrón Hezrón
Ram Ram Ram Arní­ (Ram[?])
Aminadab Aminadab Aminadab Aminadab
Nahsón Nahsón Nahsón Nahsón
Salmón Salmón (Salmá, Salmón Salmón
1Cr 2:11) (y Rahab)
Boaz Boaz Boaz Boaz
(y Rut) (y Rut)
Obed Obed Obed Obed
Jesé Jesé Jesé Jesé
David David David David
(y Bat-seba)
Salomón Salomón Natán1
Rehoboam Rehoboam Matatá Abí­as Abí­as Mená Asá Asá Meleá Jehosafat Jehosafat Eliaquim
Jehoram Jehoram Jonam
Ocozí­as José
Jehoás Judas
Simeón
Amasí­as Leví­
Azarí­as (Uzí­as) Uzí­as (Azarí­as) Matat
Jotán Jotán Jorim
Acaz Acaz Eliezer
Ezequí­as Ezequí­as Jesús
Manasés Manasés Er
Amón Amón Elmadam
Josí­as Josí­as Cosam
Jehoiaquim Adí­
Melquí­
Jeconí­as Jeconí­as Nerí­
(Joaquí­n)
Sealtiel Sealtiel Sealtiel3
(Pedaya)2
Zorobabel4 Zorobabel Zorobabel
Resá Abiud Joanán
Jodá Eliaquim Josec
Semeí­n
Azor Matatí­as
Maat
Sadoc Nagai
Eslí­
Aquim Nahúm
Amós
Eliud Matatí­as
José
Eleazar Janaí­
Melquí­
Mattán Leví­
Matat
Jacob Helí­ (padre de
Marí­a)
José José (yerno de
Helí­)
Jesús (hijo Jesús (hijo de
adoptivo) Marí­a)
1 A partir de Natán, Lucas empieza a contar la genealogí­a a través de la lí­nea materna de Jesús, mientras que Mateo continúa con la lí­nea paterna.
2 Zorobabel debió ser hijo carnal de Pedaya e hijo legal de Sealtiel como resultado del matrimonio de cuñado; o quizás Sealtiel lo crió después de la muerte de su padre, Pedaya, y llegó a ser reconocido legalmente como hijo de Sealtiel. (1Cr 3:17-19; Esd 3:2; Lu 3:27.)
3 Sealtiel, hijo de Jeconí­as, posiblemente era yerno de Nerí­. (1Cr 3:17; Lu 3:27.)
4 Las lí­neas se encuentran en Sealtiel y Zorobabel, y después se separan, posiblemente porque se utilicen dos diferentes descendientes de Zorobabel o porque Resá o Abiud fuera su yerno.

Fuente: Diccionario de la Biblia

Dos veces en el NT se nos presenta la genealogía detallada de Cristo. El primer evangelista inicia su relato, con lenguaje que recuerda al libro de Génesis, con las palabras “libro de la genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham”, y luego traza la línea de descendencia a través de cuarenta y dos generaciones desde Abraham hasta Cristo (Mt. 1.1–17). El tercer evangelista, inmediatamente después de su relato sobre el bautismo de Cristo, dice que “Jesús mismo al comenzar su ministerio era como de treinta años, hijo, según se creía, de José”, y luego retrocede desde José, a través de más de setenta generaciones, hasta “Adán, hijo de Dios” (Lc. 3.23–38).

Tenemos que examinar la genealogía desde Adán hasta Abraham, que no aparece en Mateo, y que Lucas evidentemente obtuvo—quizá a través de 1 Cr. 1.1–4, 24–27—de Gn. 5.3–32; 11.10–26 (siguiendo a la LXX, ya que en el vv. 36 inserta a Camán entre Arfaxad y Sala). Entre Abraham y David las dos listas son prácticamente idénticas; la línea que va de Judá a David se basa en 1 Cr. 2.4–15 (cf. Rt. 4.18–22). Mt. 1.5 agrega la información de que la madre de Booz fue Rahab (presumiblemente la Rahab de Jericó). Entre David y José las listas difieren, por cuanto Mateo traza a descendencia a través de Salomón hijo de David y los sucesivos reyes de Judá hasta Joaquín (Jeconías), mientras que Lucas la traza a través de Natán, otro hijo de David por Betsabé (1 Cr. 3.5, donde se la llama Bet-súa), y no siguiendo la línea real. En Mateo Joaquín va seguido de Salatiel y su hijo Zorobabel, y estos dos nombres aparecen también en Lucas (3.27), pero después de esta convergencia momentánea no hay más concordancia entre las listas hasta que llegamos a José.

Es sumamente improbable que los nombres, en cualquiera de las listas, que no reciben confirmación por el AT fueran sencillamente inventados por los evangelistas o sus fuentes. Pero si tomamos en serio dichas listas, la relación entre ellas constituye un problema. Ambas hacen descender a Jesús de David; su descendencia davídica era cuestión de dominio público durante su ministerio (Mr. 10.47s) y recibe confirmación por el testimonio apostólico (Ro. 1.3; así He. 7.14 da por sentado que todos saben que Jesús pertenecía a la tribu de Judá). Pero ambas listas trazan su descendencia davídica a través de José, a pesar de que aparecen en los dos evangelios que dejan bien aclarado que José, si bien era el padre de Jesús de iure; no lo era de facto. La genealogía de Lucas reconoce esto mediante la cláusula “según se creía” en Lc. 3.23; de modo semejante, el texto más seguro de Mt. 1.16 dice que José era “marido de María, de la cual nació Jesús, llamado el Cristo”. Incluso con la lectura sir. sinaítica de Mt. 1.16 (“José … engendró a Jesús …”) el sentido biológico de “engendró” queda excluido por el relato que sigue (vv.18–25), y en todo caso es probable que en otras partes de esta genealogía también “engendró” signifique sucesión legal antes que verdadera paternidad. La línea que sigue Mateo probablemente tiene la intención de trazar la sucesión hasta el trono de David, aun cuando no pasara por la línea directa de padre a hijo.

En ese caso podría esperarse que Lucas, por el contrario, se esforzara en presentar la línea biológica de descendencia. En consecuencia, varios comentaristas han sostenido que en realidad, si bien no explícitamente, la genealogía de Lucas traza la línea de descendencia de Jesús a través de María su madre. Es posible inferir de las palabras de Gabriel en Lc. 1.32 que María era descendiente de David; aunque estas palabras pueden explicarse por la referencia a “José, de la casa de David” en el vv. 27, mientras que María en el vv. 36 es parienta de Elisabet, de quien se dice que era “de las hijas de Aarón” (v. 5). No debe buscarse ayuda en la referencia talmúdica (TJ Hagigah 77a) a una tal María, hija de Elí (cf. Lc. 3.23), por cuanto esta María no tiene ninguna relación con la madre de Jesús. En todo caso, resulta extraño que, si la lista de Lucas tenía la intención de trazar la genealogía a través de María, no se lo dijera claramente. Es más probable que ambas listas tuviesen la intención de trazar la genealogía a través de José. Si Matán, abuelo de José en Mt. 1.15, es Matat, abuelo de José en Lc. 3.24, luego “sólo tendríamos que suponer que Jacob [padre de José en Mt.] murió sin hijos, de modo que su sobrino, el hijo de su hermano Elí [padre de José en Lc.] sería su heredero” (J. G. Machen, The Virgin Birth of Christ, 1932, pp. 208). En cuanto a lo acertado de trazar la genealogía de Jesús a través de José, “José era el heredero de David, y el niño, si bien nació sin su mediación, le nació en un sentido real ‘a él’ ” (ibid., pp. 187). Julio Africano (ca. 230 d.C.) propuso una solución más complicada, que incluye el levirato, sobre la base de una tradición supuestamente preservada en la sagrada familia (Eus., HE 1.7).

Si Natán en Zac. 12.12 es el hijo de David de ese nombre, evidentemente su casa ocuparía una posición especial en Israel, y en ese caso tal vez tuviese más significación de lo que parece a primera vista el hecho de que Jesús aparece como descendiente suyo en Lc. 3.31.

La lista de Lucas enumera veinte o veintiuna generaciones entre David y el exilio babilónico, y otras tantas entre el exilio y Jesús, mientras que la lista de Mateo enumera sólo catorce generaciones para cada uno de dichos períodos. Pero es posible demostrar que se han omitido varias generaciones de la lista de Mateo en el período entre David y el exilio, y es posible que se hayan omitido otras en el período posterior. Es posible que “Resa” en Lc. 3.27 no haya sido un nombre individual, sino el arm. rêšâ (‘principe’), título de Zorobabel (en cuyo caso podría ser que la sección posexílica de la lista de Lucas proviniese de un documento arameo).

El propósito principal de ambas listas es el de confirmar el derecho de Jesús a ser el hijo de David, y en forma más general de destacar su solidaridad con la humanidad, y su estrecha relación con todo lo que había acontecido anteriormente. Cristo y el nuevo pacto están firmemente ligados a la época del viejo pacto. Marción, que quiso romper todos los lazos que ligaban al cristianismo con el AT, sabía lo que hacía cuando eliminó la genealogía de su edición de Lucas.

Bibliografía. J. Prado, “Genealogías de Jesucristo”, °EBDM, t(t). III, cols. 754–755; R. Morgenthaler, “Linaje”, °DTNT, t(t). II, pp. 453–455; J. M. Bover, Vida de nuestro Señor Jesucristo, 1956, pp. 110–118; G. Ricciotti, Vida de Jesucristo, 1978, pp. 256; C. Guignebert, Jesús, 1961, pp. 88–90.

J. G. Machen, The Virgin Birth of Christ², 1932, pp. 173ss, 203ss; M. D. Johnson, The Purpose of the Biblical Genealogies, 1969; N. Hillyer, NIDNTT 3, pp. 653–660.

F.F.B.

Douglas, J. (2000). Nuevo diccionario Biblico : Primera Edicion. Miami: Sociedades Bíblicas Unidas.

Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico

Se admite generalmente que la genealogía bíblica de Cristo implica varias dificultades exegéticas; pero los racionalistas no tienen ninguna razón sólida para negarse a admitir cualquiera de las soluciones intentadas; tampoco nosotros podemos estar de acuerdo con recientes escritores que han renunciado a toda esperanza de armonizar las genealogías de Cristo encontradas en el Primer y Tercer Evangelios. La verdadera condición de la pregunta se hará evidente estudiando las genealogías bíblicas de Cristo, primero separadamente, después en yuxtaposición, y finalmente en relación a ciertas excepciones para su armonización o concordancia.

Contenido

  • 1 La genealogía de Cristo según San Mateo
  • 2 La genealogía de Cristo según San Lucas
  • 3 Concordancia entre las genealogías de Cristo según San Lucas y según San Mateo
  • 4 Excepciones a la explicación anterior
    • 4.1 Primera dificultad
    • 4.2 Segunda dificultad
    • 4.3 Tercera dificultad

La genealogía de Cristo según San Mateo

La genealogía de Cristo según el Primer Evangelista desciende de Abraham a través de tres series de catorce miembros cada una; la primera pertenece al orden patriarcal, la segunda al real y la tercera al de ciudadanos privados. Mateo 1,17, muestra que este ordenamiento fue intencional; porque el escritor expresamente expone: “De manera que todas las generaciones, de Abraham a David, fueron catorce generaciones. Y de David a la deportación a Babilonia, fueron catorce generaciones y de la deportación a Babilonia a Cristo fueron catorce generaciones”

Primera Serie…….

Segunda Serie…….

Tercera Serie…….

1. Abraham

1. Salomón

1. Jeconìas

2. Isaac

2. Roboam

2. Salatiel

3. Jacob

3. Abiá

3. Zorobabel

4. Judá

4. Asaf

4. Abiud

5. Fares

5. Josafat

5. Eliakim

6. Esrom

6. Joram

6. Azor

7. Aram

7. Ozías

7. Sadoq

8. Aminadab

8. Joatam

8. Aquim

9. Naassón

9. Ajaz

9. Eliud

10. Salmón

10. Ezequías

10. Eleazar

11. Booz

11. Manasés

11. Mattán

12. Obed

12. Amón

12. Jacob

13. Jesé

13. Josías

13. San José

14. David

14. Jeconías

14. Jesucristo

La lista del primer evangelista omite a ciertos miembros en la genealogía de Cristo:

  • El escritor da sólo tres nombres durante el tiempo del exilio egipcio (Esron, Aram, y Aminadab), aunque el período duró 215 ó 430 años; esto concuerda con Génesis 15,16, donde Dios promete guiar a Israel de vuelta en la cuarta generación. Pero según Génesis 15,13, el extranjero afligirá a Israel durante cuatrocientos años.
  • Los tres nombrados Booz, Obed y Jesé cubren un período de 366 años. Omitiendo otras explicaciones menos probables, la dificultad se resuelve más fácilmente admitiendo una laguna entre Obed y Jesé.
  • Según 1 Crón. 3,11-12, Ocozías, Joas, y Amasías median entre Joram y Azarías (el Ozías de San Mateo); estos tres nombres no pueden haber sido desconocidos para el Evangelista, ni puede suponerse que fueron omitidos por los transcriptores, pues esta conjetura destruiría el cómputo de catorce reyes del Evangelista.
  • Según 1 Crón. 3,15, Joaquín interviene entre Josías y Jeconías. Podemos ignorar la pregunta de si San Mateo habla de un solo Jeconías o de dos personas con ese nombre; ni hay necesidad de exponer aquí todas las dudas o dificultades conectadas con cualquier respuesta.
  • San Mateo pone sólo nueve eslabones entre Zorobabel y San José para un período que cubre unos 530 años, así que cada generación debe haber durado más de 50 años. La genealogía como la presenta San Lucas enumera dieciocho generaciones para el mismo período, número que armoniza mejor con el curso ordinario de los eventos.

Acerca de la omisión de miembros en las listas genealógicas vea genealogía.

La genealogía de Cristo según San Lucas

La genealogía en Lc. 3,23-28 asciende de San José a Adán o más bien hasta Dios; esta es la primera diferencia notable entre las genealogías según presentadas en el Primer y Tercer Evangelio. Otra diferencia se encuentra en su disposición: San Mateo pone la lista al principio de su Evangelio; San Lucas, al comienzo de la vida pública de Cristo. El carácter artificial de la genealogía de San Lucas puede observarse en la tabla siguiente:

Primera Serie…….

Segunda Serie…….

Tercera Serie…….

Cuarta Serie…….

1. Jesús

22. Salatiel

43. David

57. Tara

2. José

23. Nerí

44. Jesé

58. Najor

3. Helí

24. Melkí

45. Obed

59. Serug

4. Mattat

25. Addí

46. Booz

60. Ragáu

5. Leví

26. Cosam

47. Sala

61. Fálek

6. Melkí

27. Elmadam

48. Naassón

62. Eber

7. Jannái

28. Er

49. Aminadab

63. Sala

8. José

29. Jesús

50. Aram

64. Cainam

9. Mattatías

30. Eliezer

51. Esron

65. Arfadax

10. Amós

31. Jorim

52. Fares

66. Sem

11. Naúm

32. Mattat

53. Judá

67. Noé

12. Eslí

33. Leví

54. Jacob

68. Lámek

13. Nangay

34. Simeón

55. Isaac

69. Matusalén

14. Maaz

35. Judá

56. Abraham

70. Henoc

15. Mattatías

36. José

71. Járet

16. Semein

37. Jonam

72. Maleleel

17. Josec

38. Eliaquim

73. Cainam

18. Judá

39. Meleá

74. Enós

19. Joanán

40. Menná

75. Set

20. Resá

41. Mattatá

76. Adán

21. Zorobabel

42. Natán

77. Dios

La estructura artificial de esta lista puede inferirse a partir de las siguientes peculiaridades: contiene once septenios de nombres; tres septenios nos llevan de Jesús al Cautividad; tres, desde la cautividad al tiempo de David; dos, de David a Abraham; tres, asimismo, desde el tiempo de Abraham a la creación del hombre. San Lucas no llama explícitamente la atención sobre la construcción artificial de su lista, pero este silencio no prueba que el número repetitivo de nombres no fuese intencional, al menos en la fuente del evangelista. En la genealogía de San Lucas, los nombres Jesé, Obed, Booz, también cubren un periodo de 366 años; Aminadab, Aram, Esron llenan un hueco de 430 (ó 215) años, así que aquí se deben haber omitido varios nombres. En la cuarta serie, que da los nombres de los patriarcas antediluvianos y postdiluvianos, Cainán se ha insertado según la variante de los Setenta; el texto hebreo no contiene este nombre.

Concordancia entre las genealogías de Cristo según San Lucas y según San Mateo

La cuarta serie de la lista de San Lucas cubre el período entre Abraham y la creación del hombre; San Mateo no llega hasta ese tiempo, así que no puede haber discusión sobre cualquier concordancia. La tercera serie de San Lucas concuerda nombre por nombre con la primera de San Mateo; solamente se invierte el orden de los nombres. En esta sección las genealogías son más bien idénticas que meramente armoniosas. En la primera y segunda serie, San Lucas presenta los descendientes de David a través de su hijo Natán, mientras que San Mateo enumera, en su segunda y tercera serie, a los descendientes de David a través de Salomón. Es verdad que el Primer Evangelio da sólo veintiocho nombres para este período, contra los cuarenta y dos nombres del Tercer Evangelio; pero no puede esperarse que dos líneas diferentes de descendientes, deban mostrar el mismo número de vínculos para un período de mil años. Resumiendo, desde el carácter inspirado de las fuentes, uno está dispuesto a considerar el número dado por el tercer evangelista, como más en armonía con la extensión de tiempo que el número del Primer Evangelio; pero hemos señalado que San Mateo omitió conscientemente varios nombres en su lista genealógica, para reducirlos al múltiplo requerido de siete.

Excepciones a la explicación anterior

Se proponen tres dificultades principales contra la concordancia anterior de las genealogías: Primera: ¿cómo pueden converger en San José, si dan linajes diferentes desde David en adelante? Segunda: ¿cómo podemos explicar su convergencia en Salatiel y Zorobabel ? Tercera: ¿qué sabemos sobre la genealogía de la Santísima Virgen?

Primera dificultad

La convergencia de las dos líneas genealógicas distintas en la persona de San José se ha explicado de dos maneras:

(a) La genealogía de San Mateo es la de San José; la de San Lucas es la de la Santísima Virgen. Esta afirmación implica que la genealogía de San Lucas incluye solo aparentemente el nombre de José. Está basada en el texto griego aceptado, on (os enomizeto ouios Ioseph) tou Heli, “siendo el hijo (tal como se supuso, de José, pero realmente) de Helí”. Este paréntesis realmente elimina el nombre de José de la genealogía de San Lucas, y hace a Cristo, por medio de María, hijo directo de Helí. Esta opinión es apoyada por una tradición que llama “Joaquín” al padre de la Virgen, una variante de la forma Eliacim, o su abreviación Elí, una variante de Helí, la cual se encuentra en la genealogía del tercer evangelista. Pero estas dos consideraciones, es decir, el texto aceptado y el nombre tradicional del padre de María, que favorecen la opinión de que San Lucas da la genealogía de la Virgen, se contrapesan con dos consideraciones similares, que hacen que la lista de San Lucas termine con el nombre de José. Primero, el texto griego preferido por los críticos textuales lee, on ouios, hos enomizeto, Ioseph tou Heli, “siendo hijo, tal como se supuso, de José, hijo de Helí”, de modo que el paréntesis anterior se vuelve menos probable. Segundo, según Patrizi, la opinión de que San Lucas da la genealogía de María empezó a ser defendida solamente hacia fines del siglo XV por Annio de Viterbo, y tuvo seguidores en el siglo XVI: San Hilario menciona esta opinión como adoptada por muchos, pero él la rechaza (Mai, “Nov. Bibl, Patr”., t. I, 477). Puede decirse con seguridad que la tradición patrística no considera que la lista de San Lucas representa la genealogía de la Santísima Virgen.

(b) Tanto, San Mateo como San Lucas dan la genealogía de San José, uno a través del linaje de Salomón y el otro a través del de Natán. Pero, ¿cómo pueden converger ambas líneas en San José? San Agustín sugirió que José, hijo de Jacob y descendiente de David a través de Salomón, pudo haber sido adoptado por Helí y así pudo haber llegado a ser descendiente adoptivo de David, a través de Natán. Pero Agustín fue el primero en abandonar esta teoría después de conocer la explicación ofrecido por Julio Africano. Según éste, Estha se casó con Matán, un descendiente de David a través de Salomón, y vino a ser la madre de Jacob. Después de la muerte de Matán, ella tomó por segundo marido a Matat, un descendiente de David a través de Natán, y por él vino a ser madre de Helí. Jacob y Heli fueron, por consiguiente, hermanos uterinos. Heli se casó, pero murió sin descendencia; por lo tanto, su viuda vino a ser esposa de Jacob por levirato, y dio a luz a José que fue hijo carnal de Jacob, pero hijo legal de Heli, combinando así en su persona dos linajes de los descendientes de David.

Segunda dificultad

La segunda dificultad presentada contra la concordancia entre las dos genealogías se basa en la ocurrencia de los nombres Zorobabel y Salatiel en ambas listas; aquí, nuevamente, dos linajes distintos descendientes de David parecen converger. Y nuevamente, dos respuestas son posibles:

(a) Se admite usualmente que los dos nombres en la lista de San Mateo, son idénticos a los dos en la serie de San Lucas; pues deben de haber vivido aproximadamente en la misma época, y siendo nombres tan raros, sería extraño encontrarlos apareciendo al mismo tiempo, en el mismo orden y en dos series genealógicas diferentes. Pero dos matrimonios de levirato explicarían la dificultad. Melkí, descendiente de David a través de Natán, puedo haber engendrado a Nerí de la viuda del padre de Jeconías; esto hizo hermanos uterinos a Nerí y a Jeconías. Jeconías puedo haber contraído, entonces, un matrimonio por levirato con la viuda sin hijos de Nerí, y engendrado a Salatiel que fue, por consiguiente, hijo de Neri por levirato. Zorobabel, el hijo de Salatiel, engendró a Abiud; quien también pudo haber sido obligado a pactar un matrimonio por levirato con la viuda de un pariente legal sin hijos, perteneciente a los descendientes de David a través de Natán y haber engendrado a Resá, quien continuó legalmente el linaje de Natán.

(b) Una solución más simple de la dificultad se obtiene, si no admitimos que el Salatiel y el Zorobabel que aparecen en la genealogía de San Mateo son idénticos a aquéllos en San Lucas. Las pruebas anteriores para su identidad no son convincentes. Si Salatiel y Zorobabel se distinguieron en absoluto entre los descendientes de Salomón, no sorprendería que aproximadamente al mismo tiempo dos miembros de los descendientes de Natán se llamasen como ellos. El lector observará que solamente sugerimos posibles respuestas a la dificultad; siempre y cuando estas posibilidades se puedan señalar, nuestros oponentes no tienen ningún derecho a negar que puedan armonizarse las genealogías que se encuentran en el Primer y Tercer Evangelio.

Tercera dificultad

¿Cómo puede llamarse a Jesucristo “hijo de David”, si la Santísima Virgen María no es hija de David?

(a)Si en virtud del matrimonio de San José con María, Jesús pudo llamarse hijo de José, por la misma razón pudo llamarse “hijo de David” (San Agustín, Sobre la Concordancia de los Evangelios, II, I, 2).

(b) La tradición nos dice que María también fue descendiente de David. Según Números 36,6-12, una hija única tenía que casarse dentro de su propia familia para asegurar el derecho de herencia. Después de San Justino (Adv. Tryph. 100) y San Ignacio (Carta a los Efesios 18), los Padres generalmente concurren en mantener la descendencia davídica de María, ya sea que supiesen esto por tradición oral o lo dedujeron a partir de la Escritura, por ejemplo, Rom. 1,3; 2 Tim. 2,8. San Juan Damasceno (De fid. Orth, IV, 14) expone que el bisabuelo de María, Pantero, fue un hermano de Matat; que su abuelo, Barpantero, fue primo de Helí; y que su padre Joaquín, era primo de José, hijo de Helí por levirato. Aquí Matat ha sido sustituido por Melkí, puesto que el texto usado por San Juan Damasceno, Julio Africano, San Ireneo, San Ambrosio y San Gregorio Nacianceno omite las dos generaciones que separan a Helí de Melkí. De todos modos, la tradición presenta a la Virgen María como descendiente de David a través de Natán.

Bibliografía: KNABENBAUER in HAGEN, Lexicon Biblicum (París, 1907), II, 389 ss.; PRAT en Dictionnaire de la Bible (París, 1903), III, 166 ss. El asunto también se trata en la reciente Lives of Christ por FOUARD, DIDON, GRIMM, etc. El lector también hallará el tema tratado en los comentarios al Evangelio según San Mateo, o San Lucas, por ejemplo, KNABENBAUER, SCHANZ, FILION, MACEVILLY, etc. DANKO, Historia revelationis divinae Novi Testamenti (Viena, 1867), 180-192, da todas las principales publicaciones sobre el asunto hasta 1865.

Fuente: Maas, Anthony. “Genealogy of Christ.” The Catholic Encyclopedia. Vol. 6. New York: Robert Appleton Company, 1909.
http://www.newadvent.org/cathen/06410a.htm

Traducido por José Luis Anastasio. rc

Fuente: Enciclopedia Católica