GNOSTICISMO

griego gnosis, conocimiento. Movimiento esotérico que floreció en los siglos II y III, herejí­a que se convirtió en un desafí­o para el cristianismo en sus primeros tiempos. El g. es sincrético, recibió influencias babilónicas, griegas, egipcias, de la apocalí­ptica judí­a, del dualismo persa, sobre todo de Zoroastro, del platonismo, del cristianismo. Lo que se conoce de este movimiento proviene de los escritos cristianos que combatí­an esta herejí­a, en los cuales se hallan las únicas citas en griego de textos gnósticos originales. Los textos gnósticos encontrados hasta ahora están en lengua copta, a la cual fueron traducidos cuando los gnósticos se desplazaron hacia Egipto. En el año 1945, un campesino egipcio encontró, por casualidad, doce códices con textos gnósticos en copto, en la proximidades de Nag-Hammadi, los que fueron copiados en el siglo IV en los monasterios de la región.

Básicamente según el g., chispas del Ser Divino cayeron en el mundo material, el cual es malo en su totalidad, y fueron aprisionadas en los cuerpos humanos. El conocimiento, gnosis, podrí­a liberar el espí­ritu para que pueda volver al reino espiritual. Como la materia es lo opuesto al espí­ritu, el mundo no pudo ser creado por Dios, entonces el g. elaboró complicadas mitologí­as para explicar el mundo y la caí­da de los espí­ritus. Del Dios original no cognoscible surgieron por emanación unas divinidades menores, la última de las cuales, Sofí­a, sabidurí­a, deseó conocer al Ser Supremo no cognoscible. De este deseo ilegí­timo procede el demiurgo, dios deforme y malvado, creador del mundo. Para los gnósticos, el Dios del A. T., no es el Ser Supremo, es el dios mal, que quiso mantener al hombre en la materia, en la ignorancia, y que lo castigó por pretender el conocimiento; dentro de esta perspectiva ven la expulsión del Edén, el diluvio universal, por ejemplo. Por tanto, el Dios del A. T. no es el mismo del N. T., no es el padre de Cristo. Por otra parte, debido al dualismo gnóstico, que separa materia de espí­ritu como radicalmente opuestos, para los cristianos gnósticos, Jesús vino a darnos a conocer a Dios, pero no lo hizo en un verdadero cuerpo material, sino en apariencia corporal, puesto que la materia en mala, destructora, pensamiento este que recibe en la historia el nombre de docetismo, término derivado del griego dokéo, parecer. Consecuentemente, niegan el sufrimiento y muerte de Jesús en la cruz, así­ como la resurrección del cuerpo, y, por el contrario, ascendió al reino divino del cual habí­a venido al mundo. Así­ también, el alma es una chispa de la luz divina, esclavizada en el cuerpo, la cual será redimida cuando vuelva a la luz, mediante el conocimiento, gnosis.

Según la tradición el g. se inició en Samarí­a y su primer maestro fue Simón el Mago, mencionado en Hch 8, 9-24. Dentro de los gnósticos cristianos, se destacan Valentí­n y su discí­pulo Tolomeo.

Diccionario Bí­blico Digital, Grupo C Service & Design Ltda., Colombia, 2003

Fuente: Diccionario Bíblico Digital

(gr., gnosis, conocimiento).

Aunque a veces se usa en referencia a la falsa enseñanza en el perí­odo en que se escribió el NT, la palabra describe más precisamente los sistemas de conocimiento opuestos al cristianismo ortodoxo en los siglos II y III. Ligaba aspectos del cristianismo tradicional con ideas atractivas tomadas de la filosofí­a griega y la religión oriental, la magia y la astrologí­a. Sus temas principales eran los siguientes: el Dios verdadero es espí­ritu puro y mora en el ámbito de luz pura, separado totalmente de este mundo oscuro. Este mundo es malvado, porque está compuesto de materia y la materia es malvada. El Dios verdadero no tiene nada que ver con él, porque fue creado por un dios menor y fue un error. La gente de este mundo normalmente está compuesta por cuerpo y mente, pero en algunas personas hay una chispa de espí­ritu puro. Tales personas espirituales necesitan ser rescatadas de este mundo malvado; por lo tanto hace falta un Salvador. Jesús, quien es espí­ritu puro, aunque parece tener cuerpo y mente, es el Salvador que viene del Dios verdadero en la luz para traer el conocimiento (gnosis) del ámbito espiritual de la luz. Por lo tanto, aquellos que tienen la chispa de espí­ritu pueden recibir el conocimiento y reunirse con el Dios verdadero.

Dentro del NT hay referencias a aseveraciones de conocimiento y sabidurí­a (p. ej., 1Co 1:17 ss.; 1Co 8:1; 1Co 13:8) que podrí­an ser la raí­z que condujo al gnosticismo desarrollado. Hubo una herejí­a en la iglesia de Colosas (Col 2:8-23) y una enseñanza falsa en las iglesias que Timoteo conocí­a (1Ti 1:4 ss.; 1Ti 4:3 ss.; 2Ti 2:18; 2Ti 3:5-7) que puede llamarse gnosis falso (1Ti 6:20). Luego en las epí­stolas de Juan hay referencias a una enseñanza falsa acerca de la realidad de la humanidad de Jesús (1Jo 4:3; 2Jo 1:7). Pero sin duda no hay nada en el NT del tipo de doctrinas falsas desarrolladas que tuvieron que enfrentar los maestros de la iglesia alrededor de un siglo más tarde.

Fuente: Diccionario Bíblico Mundo Hispano

Movimiento religioso de los primeros siglos de la era cristiana considerado herético por la Iglesia Católica Antigua (® CATí“LICA ANTIGUA, IGLESIA), aunque no existe consenso acerca de sus orí­genes. Sus raí­ces vienen del helenismo grecorromano.
Insistí­an en la salvación mediante una sabidurí­a secreta o gnosis. Proclamaban el conocimiento superior basado especialmente en principios filosóficos, misterios de iniciación, ciertas doctrinas cristianas y elementos de magia. Su carácter ecléctico le permitió penetrar las comunidades cristianas de los primeros siglos.
El gnosticismo se caracteriza por un dualismo ontológico, la lucha entre el Dios trascendente y un demiurgo. La creación del mundo material es el resultado de la caí­da de la “Sofí­a”. Un redentor enviado por Dios trae la salvación mediante la gnosis secreta.
Algunos estudiosos hablan de tres tipos importantes de gnosticismo: mitológico, filosófico-religioso y mágico vulgar. Otros señalan particularmente su mixtura con la fe cristiana, así­ como con ciertas creencias orientales y judí­as, y su presunción de alcanzar un conocimiento intuitivo y misterioso acerca de los asuntos divinos. Debe hablarse, sin embargo, de “sistemas gnósticos” más que de gnosticismo, debido a la variedad de ideas e interpretaciones respecto a ciertos principios más o menos básicos.
En las últimas décadas se ha organizado un alto número de “iglesias gnósticas” en varios paí­ses latinoamericanos. La proliferación de sectas ha sido una constante en la historia del gnosticismo y de los sistemas gnósticos.

Fuente: Diccionario de Religiones Denominaciones y Sectas

(gnosis=conocimiento absoluto e intuitivo).

Es lo contrario de Agnosticismo: (ver “Agnósticos”).

1- Los Gnósticos del siglo I, se “sabí­an” todos los misterios del universo. Eran “panteí­stas”, y, en realidad, unos ignorantes.

2- Hoy esta secta ha desaparecido, pero existe con el nombre de Rosacruces y Francmasonerí­a.

3- Es el elemento común de todas las herejí­as cristianas: Dios le revela a alguien una interpretación de la Biblia que “nadie antes sabí­a”: Mormones, Adventistas, Testigos de Jehová, Lutero, Calvino, Moon.

4- Quien desprecia a la única Iglesia de Cristo, desprecia a Cristo, y por lo tanto, no sabe nada de lo que debe saber, ; Lam 10:16, Mat 16:19, Mat 18:18.

Diccionario Bí­blico Cristiano
Dr. J. Dominguez

http://biblia.com/diccionario/

Fuente: Diccionario Bíblico Cristiano

Movimiento filosófico-religioso que tuvo su apogeo en el siglo II d.C. Sus ideas básicas, sin embargo, se estaban ya introduciendo en el siglo I y fueron combatidas por los apóstoles con el Evangelio de Juan y 1 Juan, así­ como en las epí­stolas de Pablo, especialmente las pastorales. El g. se formó con teorí­as de tradición persas (zoroastrismo) y conceptos platónicos que se mezclaron con el mensaje cristiano. Surgió así­ una gran diversidad de sectas y grupos de doctrina gnóstica. Esa diversidad no permite dar una definición que sea aplicable exclusivamente a una de ellas, pero en general, se puede decir que el g. planteaba lo siguiente:

a) que el hombre se salvaba por medio de la †œgnosis† o sabidurí­a, que no debe confundirse con simple conocimiento intelectual, pues era algo que se recibí­a por revelación;
) que esta †œgnosis† era esencialmente secreta y se concedí­a sólo a unos cuantos privilegiados o †œiniciados†;
) que las Escrituras del AT eran interpretadas alegóricamente y consideradas como obra de un †œdemiurgo†, un dios secundario que era quien, además, habí­a creado los cielos y la tierra;
) que Dios, como sumo bien, no podí­a tener ningún contacto con la materia, pues ésta es esencialmente mala (dualismo);
) que ese Dios, sin embargo, tení­a ciertas emanaciones o †œeones†, una de las cuales era el †œdemiurgo†, que habí­a creado la materia en contra de la voluntad de Dios o, a lo menos, sin su conocimiento;
) que en el hombre natural hay una parte †œpneumática† que desea volver a Dios y otra parte material o carnal que se opone;
) que los seres humanos se dividen en tres clases, dependiendo de la cantidad de †œgnosis† que tengan: los †œpneumáticos†, que la tienen plenamente, los que sólo poseen †œpistis† o fe, que logran cierto grado de salvación y los que tomados por el mundo material no tienen posibilidad alguna de salvarse;
) que la †œpistis† y la †œgnosis† son cosas diferentes;
) que como la materia es mala, hay que vivir con gran ascetismo. Sin embargo, entre los gnósticos se presenta también lo opuesto, pues algunos decí­an que en virtud de que el espí­ritu y la materia no tienen relación entre sí­, algunos podí­an dedicarse a la edificación del espí­ritu mientras que, al mismo tiempo, su materia o su carne viví­a en gran disolución;
) que como Dios, el sumo bien, no podí­a tener relación con la materia, Jesucristo no fue un verdadero hombre. Por lo general, los gnósticos se inclinaban a una especie de docetismo, según el cual el Señor Jesús era un ser intermedio entre los ángeles y el hombre.
mucho tiempo lo que se sabí­a de los gnósticos nos vino mayormente por los escritos de los llamados padres de la Iglesia, es decir, por las obras de aquellos que se oponí­an a sus enseñanzas. La literatura gnóstica fue muy perseguida y casi toda se perdió. Pero en el año 1945 se encontró en †¢Nag-hammadi, Egipto, una colección de unos cuarenta tratados gnósticos que confirma en gran parte la evaluación hecha por los escritores cristianos antiguos y, además, ha significado la posibilidad de estudiar los planteamientos gnósticos en sus propias fuentes. En la literatura patrí­stica generalmente se acusa a †¢Simón el mago (Hch 8:9-24) de ser el introductor del g. entre los cristianos, pero no hay un apoyo estrictamente bí­blico para esa aseveración. Parece indiscutible que por lo menos sus discí­pulos fueron gnósticos. La misma estructura del pensamiento gnóstico lo hací­a eminentemente radical y conducí­a a sus seguidores a lamentables excesos.

Fuente: Diccionario de la Biblia Cristiano

tip, RELI FILO

vet, Complejo movimiento religioso-filosófico que se manifestó con especial fuerza a mediados del siglo II de nuestra era. Mezcla de conceptos zoroastras, platónicos y judeo-cristianos, constituyó una fuerte amenaza para el cristianismo. Sus primeras manifestaciones fueron ya tratadas y combatidas por los apóstoles Pablo y Juan en varias de sus epí­stolas y en el Evangelio de Juan. A pesar de la inmensa variedad de sectas y movimientos gnósticos contrapuestos, con una gran diversidad de doctrinas y enseñanzas, que imposibilitan en un corto artí­culo un examen particularizado, se pueden exponer los siguientes puntos que sostení­a el gnosticismo con una cierta uniformidad: (a) Pretendí­an la posesión de un conocimiento especial de la verdad, superior a la fe, reservado a los iniciados. (b) Una combinación de dualismo persa con platonismo se manifestaba en la doctrina de una esfera espiritual pura y perfecta y de un universo material esencialmente malo y de donde todo lo malo ha surgido. Tanto Dios como el universo material son, en base a este sistema, eternos. (c) La concepción de que Dios no puede actuar directamente sobre el mundo de la materia, sino que tiene que ser por medio de un “demiurgo”, o Creador o Artí­fice subordinado de rango inferior, distinto de la Deidad suprema, y también por medio de emanaciones o eones mediadores extendiéndose de manera gradual entre Dios y el universo material. Estas emanaciones o eones serí­an innumerables, pasando desde una naturaleza espiritual los más cercanos a Dios a una naturaleza más y más mezclada y material conforme se fueran hallando en esferas más y más cercanas al mundo material. (d) La negación de la verdadera humanidad de Cristo, una cristologí­a docetista, que consideraba irreal la vida terrena de Cristo, especialmente sus sufrimientos en la cruz. (e) Negación de la personalidad del Dios supremo, y negación también de la responsabilidad en el hombre. (f) La enseñanza, por parte de unas sectas gnósticas, de un riguroso ascetismo, prohibiendo el matrimonio y el uso de este mundo material, con el fin de llegar a la comunión con Dios, mientras que otras sectas enseñaban la no influencia mutua entre cuerpo y alma, con lo que el alma podí­a dedicarse a la contemplación de los más altos misterios, en tanto que el cuerpo podí­a dar rienda suelta a todos sus apetitos. La salvación la atribuí­an a Cristo como “Iluminador”, dador de conocimiento mediante el cual el alma recibirí­a la salvación. Se negaba la doctrina evangélica de la salvación por los sufrimientos vicarios de Cristo. (g) Una tendencia a la fusión de doctrinas cristianas con elementos filosóficos, mí­sticos y mágicos de oriente. (h) Las Escrituras del AT eran atribuidas al “demiurgo” o Creador inferior del mundo, que era el Dios de los judí­os, pero no el Dios Supremo. Todas estas tendencias se hallan presentes en la actualidad en diversas corrientes teológicas de signo heterodoxo. La palabra de Dios ya nos advierte sobre todas estas falsas doctrinas, y las combate. Así­, entre otros, se pueden dar los siguientes pasajes contra cada uno de los apartados mencionados: (a) Col. 2:1-8 (b) Jn. 1:1-3; (c) Jn. 1:1-3; Col. 2:18; 1 Ti. 1:4; (d) Jn. 1:14; 4:6; 1 Jn. 1:1-3; 2:22; 4:1-6; 5:1; 5:20; (e) Jn. 3:16-21; 5:26-27, 30, 36-38; 1 Jn. 3:1; 4:7-10, 14-16; (f) Col. 1:12-23; 2:20-23; 1 Ti. 4:1-6; 2 Ti. 3:1-7; (g) Col. 2:8-10, 18-19; (h) 1 Ti. 3:14-17; 1 P. 10:12; 2 P. 16-21. Habí­a muchas más caracterí­sticas heterodoxas que las mencionadas. Entre las sectas gnósticas habí­a, por ejemplo, la de los ofitas, que adoraban a la serpiente, y que se jactaban de conocer “las profundidades” (cp. Ap. 2:24). Atribuí­an el origen del mal directamente a Dios. Entre los ofitas habí­a grupos como los cainitas, que invertí­an todos los valores, y elegí­an como sus héroes a los personajes malvados de las Escrituras, como Caí­n, los sodomitas, Coré, etc. El primer maestro gnóstico cuyo nombre se conoce es Cerinto, adversario del apóstol Juan. De él se dice que enseñaba que el milenio serí­a una época de sensualidad desenfrenada. Otras escuelas del gnosticismo fueron posteriormente dirigidas por hombres como Valentino, Basí­lides, Saturnino, y Marción. Frente a esta agresión, la iglesia reaccionó con una más clara formulación de las vitales doctrinas cristianas sometidas a ataque. Sin embargo, muchas de las corrientes gnósticas patentizaron su influencia en el pensar de muchos sectores de la cristiandad, con movimientos monásticos y manifestaciones de pensamiento maniqueo que siempre han pervivido, y mediante un cúmulo de doctrinas erróneas que han actuado como levadura corruptora del testimonio de la iglesia. El gnosticismo sigue perviviendo entre nosotros bajo muchas formas y etiquetas, y por ello es menester darnos con ahí­nco al estudio y asimilación de las Escrituras, para no dejar llevarnos por el error de aquellos que introducen encubiertamente herejí­as destructoras (cp. 2 P. 2:1), sino que, con el apóstol Juan, podamos tener comunión “con el Padre, y con su Hijo Jesucristo” (1 Jn. 1:3). Bibliografí­a: E. E. Ellis: “Colosenses”, Comentario Bí­blico Moody (Editorial Moody, Chicago, Illinois 1971). D. Guthrie: “Colosenses”, Nuevo Comentario Bí­blico (Casa Bautista de Publicaciones, El Paso, Texas 1977). E. F. Harrison: “Colossians” (Moody Press, Chicago, Illinois); J. R. Stott: “Las cartas de Juan” (Certeza, Buenos Aires, 1974). M. C. Tenney: “Nuestro Nuevo Testamento” (Editorial Moody Chicago, Illinois 1973). K. S. Wuest: “In These Last Days, Studies in the Greek Text of II Peter, I, II, III John and Jude for the English Reader” (W. B. Eerdmans, Grand Rapids, Michigan, reimp. 1972). Véase también: J. Rutherford: “Gnosticism”, International Standard Bible Encyclopaedia (W. B. Eerdmans Pub. Co., Grand Rapids, Michigan, 1946).

Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico Ilustrado

DicEc
 
El gnosticismo (del griego gnósis = conocimiento) es un sistema filosófico y religioso en el que la salvación se alcanza por medio de la comunicación de un conocimiento secreto. Surgió como movimiento religioso en el siglo I d.C. Aunque era ya conocido por la historia cristiana, por medio de documentos gnósticos conservados, a menudo en parte cristianos, y de adversarios suyos —como >Ireneo—, el descubrimiento en Egipto en 1945 de la biblioteca gnóstica de Nag Hammadi ha contribuido enormemente al conocimiento moderno del gnosticismo.

El origen del gnosticismo sigue siendo una cuestión disputada entre los investigadores: hubo una época en que se pensaba que procedí­a del dualismo iraniano; luego fue ganando terreno la idea de que se habí­a desarrollado a partir de fuentes judí­as disidentes; en la actualidad muchos estudiosos consideran que se trata de una deformación del cristianismo. En sus múltiples formas el gnosticismo fue marcadamente sincretista: tomaba elementos de la filosofí­a griega, del judaí­smo, del cristianismo y de diversas fuentes paganas, y en el siglo IV asumió elementos de la magia y la religión orientales. En su núcleo mismo, quizá de manera más esencial que el conocimiento, está el rechazo del mundo material. Sus concepciones son por lo general dualistas: hay dos principios eternos, uno es bueno y otro es el Demiurgo malo que creó el mundo; los hombres están compuestos de espí­ritu y de materia, en la cual están encarcelados; hay luz y tinieblas, a veces también con un tercer principio, el espí­ritu, interpuesto entre ambas. La salvación tiene lugar a través del conocimiento, que es el secreto de la verdadera vida y de la verdadera luz, transmitido a los iniciados en el gnosticismo; en algunos textos este conocimiento es una preparación para la separación final del cuerpo del principio espiritual.

Aunque fue particularmente un problema de los primeros siglos del cristianismo, los planteamientos del gnosticismo vuelven a aparecer bajo distintos ropajes a lo largo de la historia. Algunos cultos modernos, así­ como un buen número de manifestaciones de la >New age, podrí­an ser calificados justamente de neognósticos.

Christopher O´Donell – Salvador Pié-Ninot, Diccionario de Eclesiologí­a, San Pablo, Madrid 1987

Fuente: Diccionario de Eclesiología

Movimiento espiritual que tiende a interpretar la religión en clave de experiencia interior, dejando en segundo plano (como secundarios) los elemen tos económicos y sociales de la vida. Ha influido en la visión cristiana, a partir de finales del siglo I d.C. Se ha dicho que los nicolaí­tas y jezabelianos, condenados por el Apocalipsis (Ap 2,6.15.20), se sitúan ya en la lí­nea del gnosticismo. En ese caso, al rechazar los idolocitos y la prostitución, el libro del Ap estarí­a enfrentándose con un tipo de visión intimista de la vida y defendiendo el carácter social del Evangelio. También se ha dicho que los enemigos contra los que Pablo ha combatido en Galacia y Corinto (lo mismo que algunas visiones que están en el fondo de Colosenses y Efesios) tení­an carácter gnóstico. Finalmente, son muchos los que afirman que en el fondo del evangelio de Juan está influyendo una fuerte tendencia gnóstica. En esa lí­nea, se solí­a afirmar que existí­a ya un tipo de gnosis precristiana, que se introdujo en el mismo cristianismo, de tal forma que vino a presentarse como peligrosa, siendo condenada por el Apocalipsis, por Pablo y por Juan evangelista. En los últimos años, hay muchos que quieren invertir de algún modo esa visión, afirmando que han sido precisamente los cristianos, y en especial Pablo y Juan, los que más han influido en el surgimiento de la gnosis; la revelación cristiana ha introducido en el mundo cultural del siglo I-II d.C. un cambio religioso tan grande que ha llevado a replantear muchos temas espirituales; pues bien, entre los cambios introducidos por el cristianismo se hallarí­a el surgimiento del gnosticismo. Hay, finalmente, otros que piensan que cristianismo eclesiástico y gnosis han surgido al mismo tiempo, de manera que, en este campo, no puede hablarse de ortodoxia y heterodoxia: tanto la Gran Iglesia (ortodoxia) como los diversos movimientos gnósticos del comienzo de la Iglesia habrí­an brotado de la base común del movimiento de Jesús. El problema se ha vuelto más complejo a partir de algunas interpretaciones que se han hecho sobre el documento Q (que serí­a ya protognóstico) y a partir de la posible datación temprana de El evangelio de Tomás. Cf. T. Garcí­a BazAn, Gnosis. La esencia del dualismo antiguo, Castañeda, Buenos Aires 1978; H. Joñas, La religión gnóstica. El mensaje del Dios Extraño y los comienzos del cristianismo, Siruela, Madrid 2003; R. Trevüano, Estudios sobre el evangelio de Tomás, Fuentes Patrí­sticas, Ciudad Nueva, Madrid 1997.

PIKAZA, Javier, Diccionario de la Biblia. Historia y Palabra, Verbo Divino, Navarra 2007

Fuente: Diccionario de la Biblia Historia y Palabra

La definición del gnosticismo continúa siendo hoy en dí­a caballo de batalla entre los estudiosos. No es de extrañar por ello que el Congreso de Mesina sobre el gnosticismo o el I Seminario de Trabajo sobre Gnosticismo y Cristianismo primitivo de Springfield (1983) no llegaran a una definición universal. C. Vidal Manzanares ha propuesto las siguientes caracterí­sticas del pensamiento gnóstico: 1. El mundo material se considera un lugar inadecuado para el ser humano, 2. La exclusión de la idea del pecado en un sentido judeo-cristiano, 3. La gnosis — o conocimiento oculto y presuntamente antiguo — como única salida del estado actual, 4. La sustitución de la moral por la realización de ritos mágicos y la captación de adeptos y 5. La sensación de formar parte de una élite sentida por el adepto. Estos aspectos predestinaban a la gnosis por más que se cubriera con un barniz cristiano a enfrentarse con el cristianismo, ya que negaba la encarnación divina (la materia es mala), la muerte de Cristo en la cruz (grosera materialización para los gnósticos cuya salvación se producí­a en virtud de la gnosis y no del sacrificio de Cristo en el Calvario), su resurrección (era intolerable la idea de que el alma tomara de nuevo un cuerpo al que se veí­a como encierro insoportable), su llamado universal (la gnosis lo restringí­a a algunos iniciados) y su ética. Tema aún más discutido es el del origen de la gnosis. J. Doresse ha abogado por un origen griego, B. A. Pearson ha señalado un origen judí­o, al menos para algunas de las obras gnósticas, y Reitzenstein se ha inclinado por un origen iranio. Finalmente C. Vidal Manzanares apunta hacia un origen mesopotámico, si bien reconoce las influencias iranias así­ como una penetración del gnosticismo en el judaí­smo en un estadio incluso pre-cristiano. Con todo, nociones como las del Salvador que desciende del cielo no aparecen hasta el s. II d. C. y es muy posible que su origen sea cristiano. Así­, y contra algunos conceptos elaborados durante el s. XIX, hoy en dí­a se tiende a rechazar la posibilidad de un influjo gnóstico en el cristianismo neotestamentario, siendo mucho más posible que la influencia se produjera en la dirección inversa. Como ya hemos indicado, el abismo entre gnosis y cristianismo era demasiado profundo como para poder llegarse a una sí­ntesis de ambos pensamientos. No obstante, los gnósticos captaron el atractivo potencial de la figura de Jesús e intentaron capitalizarla como estandarte de sus tesis. No es de extrañar que el choque resultara inmediato. El Nuevo Testamento recoge huellas del enfrentamiento entre el cristianismo y la gnosis en los escritos paulinos (I Corintios, Efesios, Colosenses, I Timoteo, Tito) y joaninos (la I de Juan es casi con toda seguridad un intento de proveer de una clave ortodoxa de interpretación del Evangelio de Juan opuesta a la de los gnósticos). Este gran combate contra la gnosis no concluirí­a tras la muerte de los apóstoles. Personajes como Basí­lides, Isidoro, Valentí­n, Ptolomeo, Heracleón, Florino, Bardesano, Harmonio, Teodoto, Marco o Carpócrates fueron difusores de un intento de penetración del cristianismo por diversas tesis gnósticas que, de haber tenido éxito, hubiera significado el final de aquél. Reacciones como las de Ireneo o Tertuliano ponen de manifiesto el estado de preocupación con el que el cristianismo vivió aquella pugna. No obstante, puede decirse que ésta comenzó a mostrarse favorable al mismo ya en el s. III y concluyó en el s. IV con la promulgación de una serie de normas imperiales — como las contenidas en el I. XVI del Codex Theodosianus — contrarias a los herejes. Paradójicamente esta polí­tica de fuerza iba a motivar la preservación de una biblioteca gnóstica de importancia incomparable hasta la fecha. En el 367, Atanasio de Alejandrí­a ordenó en una carta festal, la 39, la eliminación de una serie de obras heréticas. Teodoro, abad de Tabinnisi, recibió la misiva pero optó — o al menos así­ lo hizo alguno de sus monjes — por no quemar las obras sino enterrarlas. En 1945, tres árabes descubrí­an cerca de Nag Hammadi o Chenoboskion las mismas. Aunque algunos de los escritos desaparecieron por la desidia de los familiares de los descubridores, lo cierto es que, en su conjunto, constituyen — quizá con la excepción de los hallazgos del Mar Muerto — el descubrimiento documental más grandioso del s. XX y han permitido acceder al pensamiento de una fuerza espiritual que mantuvo un combate encarnizado con el cristianismo por espacio de más de tres siglos. Ver Bardesano; Basüides; Carpócrates; Marco; Valentí­n.

VIDAL MANZANARES, César, Diccionario de Patrí­stica, Verbo Divino, Madrid, 1992

Fuente: Diccionario de Patrística

Más que de un sistema, se trata de un movimiento de pensamiento orgánico, unitario, en el que se entremezclan diversos elementos orientales, griegos, judí­os y cristianos. Todaví­a resulta difí­cil señalar su matriz: de todas formas, parece tratarse de una tendencia más amplia y, probablemente, más antigua que el propio cristianismo. Debido a su sincretismo, el gnosticismo no se afirmó como movimiento bien compacto, sino más bien como un conjunto de escuelas o de sectas distintas en cuanto a su culto, su organización y su doctrina. Además, dentro mismo de estas escuelas se daban a veces notables cambios doctrinales que alteraban la connotación original. Los elementos comunes de este movimiento son: el dualismo entre el mundo espiritual y el mundo material, considerado este último como intrí­nsecamente malo: el convencimiento de que el mundo material es fruto de la degradación de un ser divino y de que ha sido plasmado por los ángeles o por el demiurgo, que algunos identifican con el Dios del Antiguo Testamento: distinción de la humanidad en tres categorí­as de hombres: hí­licos (o materiales), psí­quicos y gnósticos (o espirituales). Solamenté estos últimos son los que poseen un elemento divino que anhela separarse de la materia para volver a su lugar de origen, al Pleroma; la expectativa de uno o de varios redentores con la tarea, no ya de salvar, sino de iluminar a los gnósticos en el descubrimiento de su identidad divina. El dualismo que caracteriza al gnosticismo afectaba también al campo moral, De allí­ se derivaban dos concepciones antitéticas: una marcada por un libertinaje descarado y motivada por el hecho de que el gnóstico está ontológicamente en posesión de una salvación que nada ni nadie le puede arrebatar. Al presentar esta concepción, Ireneo refiere que, “lo mismo que el oro, caí­do en el barro, no pierde su belleza, sino que conserva su propia naturaleza, dado que el barro en nada puede dañar al oro, así­ también (los gnósticos) afirman que ellos mismos, sean cuales fueren sus acciones í­licas (materiales) en las que están implicados, no reciben ningún daño ni pierden su fundamento espiritual ” (Adv. haer. 1, 6, 2, 61). Frente a este libertinaje, dentro del movimiento gnóstico se afirma también una ascesis tan rigurosa que refrena toda expresión material en el hombre.

No cabe duda de que el gnosticismo constituyó para la comunidad cristiana de los primeros siglos el peligro más grave, tanto en el aspecto doctrinal como en el terreno de la ética. Se justifica por consiguiente la enérgica toma de actitud de autores como Justino, Ireneo, Tertuliano. Hipólito. Clemente Alejandrino y Orí­genes que desde diversos ángulos, intentaron acabar con la interpretación gnóstica de la fe cristiana. Efectivamente, con el siglo III el gnosticismo comenzó su fatal y progresiva decadencia.

L. Padovese

Bibl.: A. Orbe, Cristologí­a gnóstica, BAC, Madrid 1976: R. Kuntzmann – J D, Dubois, Nag Hammadi. Textos gnósticos de los orí­genes del cristianismo, Verbo Divino, Estella 1988; U. Bianchi, La literatura gnóstica y el Nuevo Testamento, en Problemas y perspectivas de las ciencias bí­blica, Sí­gueme, Salamanca 1983, 117-139.

PACOMIO, Luciano [et al.], Diccionario Teológico Enciclopédico, Verbo Divino, Navarra, 1995

Fuente: Diccionario Teológico Enciclopédico

Este término, derivado de gnosis es usado con frecuencia en muy diversos sentidos.

Mayormente designa la gnosis combatida por la antigua Iglesia (llamada también “gnosticismo cristiano” y “gnosis cristiana”, expresión que induce a error) y, a veces, primitivas formas gnósticas; pero también cae bajo su significación la gnosis helenista que no llegó a ninguna unión con el cristianismo (la así­ llamada gnosis pagana). En ocasiones se usa para designar el fenómeno conjunto de la gnosis en la antigüedad tardí­a. Desde el punto de vista tipológico, la mayor parte de los sistemas del g. pertenecen al tipo “sirioegipcio” de –+ gnosis. En la literatura patrí­stica el término “gnosis” o “gnóstico” se refiere con frecuencia a determinadas comunidades gnósticas (los carpocratianos se llaman a sí­ mismos “gnósticos”: IRENEO, Adv. Haer. 1 25, 6); sin embargo, ya el mismo Ireneo emplea también estos dos términos para designar todo el fenómeno gnóstico que él conoce, p. ej., en el tí­tulo griego de Adv. Haer. 1 23, 4 (cf. 1 Tim 6, 20) o n 13, 8.

Sin duda que con Simón de Samaria (Act 8, 4-25) tenemos atestiguada una gnosis precristiana en la primera mitad del siglo i. De un discí­pulo suyo, el samaritano Menandro (fines del siglo i), dependen Saturnino (Satornilos) de Antioquí­a, que propugnó ya en Siria una gnosis “cristianizada”, y Basilides, que enseñó en Alejandrí­a en la primera mitad del siglo ii (lo mismo que su hijo Isidoro). Cerinto de Asia Menor era contemporáneo de Policarpo de Esmirna. La gnosis se extendió sobre todo en Egipto, donde el gnóstico más sobresaliente, Valentí­n, actuó en Alejandrí­a. Hacia el año 140 llegó a Roma, pero pronto fue excomulgado y fundó una escuela propia. Marción de Ponto, que ocupó un lugar preeminente en la gnosis (ninguna especulación sobre eones, o sobre el yo espiritual procedente del Dios bueno, etcétera), llegó a Roma hacia el 139 (donde posiblemente recibió la influencia del gnóstico Cerdón), fue excomulgado el año 144 y fundó una Iglesia propia (por lo general el gnosticismo se organizó en escuelas y asociaciones mistéricas) con constitución jerárquica y canon del NT (Lc purificado, 10 cartas de Pablo igualmente expurgadas). Especialmente el valentinianismo, dividido en una escuela occidental (itálica: Ptolomeo, Heracleón, etc.) y otra oriental (Teodoto, Marcos, cuyos seguidores se encontraron con Ireneo en el sur de Francia. Bardesanes no se puede considerar como valentiniano), se extendió -lo mismo que la Iglesia marcionita – con rapidez y éxito por casi toda la oikumene romana. Además de los grupos comunitarios cuyos nombres se derivan de los jefes de las escuelas, como simonianos, satornilianos, basilianos, valentinianos, marcioní­tas, nicolaí­tas (no parece que procedan del Nicolás de Ap 6, 5), etc., se formaron muchos grupos más, que en ocasiones difí­cilmente pueden distinguirse entre sí­, y cuya designación no se deriva de un jefe de escuela: ofitas (de &pLq), naasenos (de ndhás), barbeliotes ( de la divinidad femenina de la luz Barbelo), arcónticos (de “arcontes”), setitas (principalmente del Set bí­blico), cainitas (del Caí­n bí­blico), carpocratianos (seguramente no se remontan a una persona histórica de nombre Carpa crates [IRENEO, Adv. Haer. 1 25, 1], sino que, más bien, su nombre se debe al dios egipcio Harpocrates-Horus), etc. Algunas comunidades gnósticas tuvieron varios siglos de duración (p. ej., el valentinianismo en Egipto hasta el siglo iv, los marcionitas en Siria hasta el siglo v). Antes de descubrirse las fuentes originales (transmitidas en copto), a final del s. xix y en el s. xx, la investigación dependí­a de los escritos de autores antignósticos, que junto a exposiciones y citas ofrecen fragmentos de literatura gnóstica (especialmente valiosos son los restos de los escritos de Valentí­n, Basí­lides, Heracleón, Ptolomeo, etc.). Entre las fuentes originales son de suma importancia el papiro berolinense 8502, en copto, y sobre todo los papiros de Nag’ Hammádi. Esta literatura se debe especialmente a grupos setitas, barbelo-gnósticos y valentinianos. El llamado Evangelium veritatis del códice Jung (= codice i de Nag’ Hammádi) presenta entre otras cosas -lo mismo que el Evangelio de Felipe- rasgos valentinianos. No se puede demostrar que Valentí­n sea el autor del Evangelium veritatis copto, ni la identidad de este escrito con el Evangelium veritatis mencionado por Ireneo (Adv. Haer. iii 11, 9), pero desconocido por lo demás.

La evolución del dogma de la Iglesia recibió un impulso importante de la discusión con la gnosis, sobre todo porque el problema ya existente de la relación entre el creador y el redentor, entre la cosmologí­a y la soteriologí­a, quedó eliminado en la gnosis, y, en contraposición a eso, la Iglesia se vio obligada a una solución sistemática de estos problemas. Así­ la gnosis hizo que la Iglesia adquiriera una conciencia más aguda del problema. De todos modos la razón capital de la evolución del dogma no podí­a residir en la discusión con la gnosis, aun cuando este momento es tenido muy en cuenta en los estudios actuales. La evolución del dogma va aneja a la historicidad de la comunidad, que se entiende a sí­ misma bajo una perspectiva escatológica. Pero algunas modalidades y direcciones de la evolución dogmática se deben en gran medida a la presión de los problemas de la gnosis. La aspiración a la redención por la gnosis sirve de ocasión en la escuela teológica de –>Alejandrí­a para reflexionar sobre la relación entre pistis y gnosis. Y en el desarrollo y la sistematización de las doctrinas trinitarias tuvieron su repercusión las especulaciones gnósticas sobre los eones y sobre la diversidad entre el Dios supremo y los demiurgos (como materia a rebatir). Especialmente, frente al -> docetismo gnóstico (el g. aceptaba a Cristo como hipóstasis redentora bajo las modalidades conceptuales de diversas cristologí­as, mayormente docetas), se insistió en la doctrina de la encarnación, en la integridad de la naturaleza humana de Jesús, y en la causalidad salví­fica de su muerte en la cruz. Y en contraposición a la espiritualización gnóstica del concepto de Iglesia y a la apelación a tradiciones secretas, se consolidaron la organización de la Iglesia y la tradición apostólica, y se formó el -.* canon del NT. En la doctrina dogmática de la -a resurrección de la carne puede verse una respuesta a la idea gnóstica de que la materia es demoní­aca. También en la formación de la doctrina eclesiástica sobre la -+ gracia fue importante la discusión con ciertas posiciones éticas de los gnósticos.

Robert Haardt

K. Rahner (ed.), Sacramentum Mundi. Enciclopedia Teolσgica, Herder, Barcelona 1972

Fuente: Sacramentum Mundi Enciclopedia Teológica

Herejía muy peligrosa que como un diluvio invadió la iglesia en el segundo siglo. Al principio del siglo tercero casi todas las congregaciones más intelectuales del imperio romano estaban notablemente afectadas por ella. Hay claras referencias a sus errores en el NT, por ejemplo, 1 Jn. 2:22; 4:2–3, donde se hace referencia a los que niegan que Cristo haya «venido en carne». El sistema era ecléctico y sus materiales los obtuvieron de muchas fuentes, tales como las mitologías de Grecia, Egipto, Persia y la India, y de las filosofías y teosofías de esas tierras. Muchas de sus ideas principales existían desde antes de la era cristiana, pero sus devotos consideraron que en la religión cristiana había valiosos elementos que se podían incorporar a su esquema de las cosas. El propósito de ellos era reducir el cristianismo a una filosofía y relacionarlo con diversas enseñanzas paganas y con el AT también, el cual ellos tergiversaban.

La palabra gnóstico viene de la palabra griega gnōsis, que significa conocimiento. Los gnósticos pretendían un conocimiento esotérico o secreto especial. Podía llegar a tenerlo solamente el segmento de la humanidad que era «pneumática», o espiritual. Solamente ellos eran llevados de regreso inevitablemente al reino de la luz del Dios Supremo. Había una segunda clase de hombres, los que eran solamente «psíquicos» y no podían ir más allá de la fe. Los profetas y otros buenos hebreos pertenecían a esta clase, pero debían permanecer eternamente en una esfera muy inferior a la ocupada por quienes tenían «gnosis». Una tercera clase representaba la abrumadora masa de la especie humana. Ellos eran los «hilicos» (es decir, los que estaban sujetos a la materia) y el caso de ellos era completamente desesperado porque estaban en una esclavitud sin fin a Satanás, y el fin de ellos sería su completa destrucción. Éste era uno de los peores rasgos del gnosticismo, la elevación de un número limitado a una clase especialmente privilegiada, y la consignación de la mayoría absoluta de la humanidad a una destrucción de la cual no podía ser redimida. Esto era completamente contrario a las enseñanzas del cristianismo.

Entre los gnósticos encontramos varias escuelas muy distintas de pensamiento. Es extraordinariamente difícil hacer una clasificación satisfactoria de éstas. Han sido divididas en ascéticas y licenciosas, monistas y dualistas, siriacas y alejandrinas. H.M. Gwatkin (Early Church History, Vol. II, p. 20) provisoriamente describe el gnosticismo como «un número de escuelas de filosofía, oriental en su carácter general, pero que adopta la idea de una redención por medio de Cristo y que después se modificó en diferentes sectas por la introducción de un tercer elemento que podría ser judaísmo, helenismo o cristianismo. La clasificación de las sectas gnósticas de este modo es tan buena como cualquier otra, pero no es enteramente satisfactoria.

En general, todas las diversas escuelas enseñaban que la materia era completamente mala y ese estado era absolutamente irreversible. Estaban de acuerdo en que el Dios de los judíos, el creador del mundo, no era el Ser Supremo sino un ser muy inferior a quien ellos llamaban el Demiurgo. El ser supremo, el Absoluto, es un ser desconocido e inefable de quien nada se puede decir. Él es Bythos, que habita un lugar infinitamente remoto del mundo, en la luz espiritual de la Pleroma que es la plenitud de Dios. El problema era explicar cómo este ser inefablemente puro podía haber originado un mundo material, en vista que la materia es esencialmente mala. La dificultad fue superada por la postulación de una serie de treinta emanaciones (o «aeones») de Bythos, cada una de las cuales originaba el orden siguiente. Los aeones eran atributos que se tenía la intención que fueran personales, y tomaron el lugar de las ideas abstractas en la filosofía griega. Cuando uno de estos aeones estuvo suficientemente remoto del Dios supremo, hallándose en los límites entre la luz y las tinieblas, creó el mundo y lo hizo en mala forma. Éste era el Demiurgo o Dios del AT. A veces se lo consideraba como activamente hostil al Dios supremo, y en todo caso era considerado como el productor de un mundo material muy malo. Sin embargo, contenía ciertos gérmenes de una vida superior, rayos de vida inmortal de la gloriosa luz de la Pleroma, de arriba. Estos siempre estaban luchando por ser libres. Así había una lucha constante entre el bien y el mal, la vida y la muerte, la materia y el espíritu. Aquí tenemos el dualismo oriental. Algunos tenían una cantidad infinitamente superior de esta vida divina que la que otros poseían. Ellos eran los que tenían «gnosis».

El Cristo histórico era sólo un hombre, pero era poseído por el Cristo celestial que era el más brillante de todos los aeones. Este Cristo celestial actuó en el hombre Jesús, pero nunca se encarnó. No podía hacerlo, porque la materia era tan mala. El Cristo celestial regresó al cielo antes de la crucifixión, de modo que fue solamente un hombre el que murió en la cruz. Otra versión era que el Cristo celestial solamente había tenido la semejanza de un cuerpo.

Intelectualmente, los dos gnósticos más grandes fueron Valentino y Basílides, ambos de Alejandría, y ambos con una perspectiva helenista. El primero estuvo en el apogeo de su fama alrededor del año 150 d.C. Vivió en Roma los años 138–161 d.C. Basílides tuvo su cumbre en los alrededores del año 130 d.C. Difería de Valentino en que enseñaba que todo desarrollo de Dios y del mundo se hizo desde abajo hacia arriba, y no por emanaciones desde arriba. La gran sección siriaca del gnosticismo fue fundada por Saturnino de Antioquía. Floreció en los alrededores del año 125 d.C. Uno de los gnósticos más antiguos fue Cerinto, contemporáneo del apóstol Juan en Efeso. Era semiebionita. Marción de Sinope (cerca del 140) era uno de los gnósticos más cristianos; sin embargo, mutiló las Escrituras a por mayor, y rechazó a todos los apóstoles con excepción de Pablo.

Los ofitas era una secta gnóstica que veneraba la serpiente. Enseñaban que Dios era malo y la serpiente buena. Una escuela de pensamiento trastornaba todas las Escrituras, enseñando que Faraón y Acab eran santos, mientras Moisés y Elías eran pecadores. En conjunto, el gnosticismo fue un peligro mortal para la iglesia durante unos 150 años.

BIBLIOGRAFÍA

Moffat en HERE; J.E. Bethune-Baker, Early Christian Doctrine; H.M. Gwatkin, Early Church History, Vol. II.

Alexander M. Renwick

HERE Hastings’ Encyclopaedia of Religion and Ethics

Harrison, E. F., Bromiley, G. W., & Henry, C. F. H. (2006). Diccionario de Teología (278). Grand Rapids, MI: Libros Desafío.

Fuente: Diccionario de Teología

Término derivado del gr. gnōsis, ‘conocimiento’. Hasta los tiempos modernos se aplicaba exclusivamente a un conjunto de doctrinas herejes denunciadas por los Padres de la iglesia en los primeros siglos del cristianismo. Pero en la terminología del ss. XX con frecuencia se lo ha aplicado más vagamente a cualquier forma de creencia religiosa que recalque cualquier tipo de dualismo y/o la posesión de conocimientos secretos. Así, por ejemplo, el zoroastrismo, el mandeísmo, la literatura hermética, los rollos del mar Muerto, y hasta el NT mismo han sido descriptos como “gnósticos”.

I. Definición

Esta es una de las cuestiones que se debaten más ardientemente en el día de hoy, y existen dos escuelas principales de pensamiento: una, representada por eruditos británicos conservadores tales como R. McL. Wilson, quien apoya una definición “estrecha” (e. d. que restringe el término a las herejías cristianas del ss. II); y la otra, popularizada especialmente por eruditos alemanes como R. Bultmann y K. Rudolf, que apoya una definición “amplia” (e. d. que incluye otros grupos con puntos de vista similares).

La definición “amplia” ofrece dificultades, porque con este uso la palabra “gnosticismo” adquiere una connotación tan extensa que casi deja de tener referencia específica alguna, y simplemente denota un mínimo común denominador para el pensamiento helenístico, en el que frecuentemente ocupaba lugar prominente algún tipo de dualismo.

Al mismo tiempo, sin embargo, también resulta difícil definir más precisamente lo que es el gnosticismo. Algunos grupos en la iglesia primitiva (p. ej. los valentinianos, los naasenos) se denominaban gnósticos a sí mismos. Pero los Padres de la iglesia están lejos de ofrecer unanimidad en sus intentos de definir lo que tenían en común dichos grupos, sin hablar de los demás. Más aun, Ireneo llegó a comentar que “hay tantos sistemas de redención como maestros existen de estas doctrinas místicas” (Adv. Haer. 1. 21. 1).

Pero a pesar de dichos obstáculos para llegar a una definición adecuada, estos grupos del ss. II tenían suficientes elementos en común como para que podamos formarnos una idea de la creencia gnóstica básica.

La piedra fundamental de este credo era un dualismo cosmológico radical, e, d. la creencia de que el mundo creado era malo, y que estaba totalmente separado del mundo del espíritu y enfrentado al mismo. El Dios supremo moraba en esplendor inaccesible en dicho mundo espiritual, y no tenía trato alguno con el mundo de la materia. La materia era creación de un ser inferior, el demiurgo. Este, juntamente con sus ayudantes, los arjōns, mantenían a la humanidad aprisionada en su existencia material, y cerraban el paso a las almas individuales que trataban de ascender al mundo espiritual después de la muerte. Ni siquiera esta última posibilidad estaba disponible para todos, sin embargo, por cuanto sólo aquellos que poseían una chispa divina (pneuma) podían esperar escapar de su existencia corpórea. Incluso los que poseían dicha chispa no lograban un escape automático, por cuanto tenían que recibir la iluminación de la gnōsis antes de que pudieran tener conciencia de su propia condición espiritual: “… no es sólo el lavamiento lo que constituye la libertad, sino el conocimiento de quiénes éramos, y en qué nos hemos convertido, donde estuvimos o dónde fuimos colocados, hacia dónde nos apresuramos, de qué somos redimidos, qué es el nacimiento, y qué es el nuevo nacimiento” (Exc. Theod. 78. 2). En la mayoría de los sistemas gnósticos de que nos informan los Padres de la Iglesia esta iluminación es obra de un redentor divino, que desciende del mundo espiritual en forma encubierta, y al que con frecuencia se identifica con el Jesús cristiano. La salvación es para el gnóstico, por consiguiente, el ser alertado a la existencia de su pneuma divino y luego, como resultado de dicho conocimiento, escapar del mundo material al espiritual en el momento de la muerte.

Los gnósticos mismos conceptualizaban todo esto en forma altamente mitológica, pero las realidades a las que correspondía indudablemente eran de naturaleza más existencial. El gnóstico estaba tratando de descubrir su propia identidad, y el reconocimiento de este hecho llevó al eminente psiquiatra Carl Gustav Jung, por ejemplo, a basar muchas de sus observaciones acerca de la naturaleza humana en un análisis del gnosticismo antiguo.

Desde el punto de vista del cristianismo tradicional, el pensamiento gnóstico es enteramente extraño. Su marco mitológico para la redención lleva a una desestimación de los hechos históricos de la vida, muerte y resurrección de Jesús. Su perspectiva de la relación del hombre con Dios lleva a la negación de la importancia de la persona y la obra de Cristo, mientras que, en un contexto gnóstico, la “salvación” no se entiende en función de liberación del pecado, sino como una forma de realización existencial de uno mismo.

II. Fuentes

La información que tenemos sobre las sectas gnósticas procede de dos fuentes diferentes:

a. Los Padres de la iglesia

La obra más importante aquí es Ireneo, Contra Pelag herejías, aunque Tertuliano, Clemente de Alejandría, e Hipófito de Roma, todos escribieron extensamente sobre los mismos temas. Algunos de estos escritos son interdependientes, y todos comparten un punto de vista similar. Fueron todos escritos desde la perspectiva del cristianismo católico ortodoxo, para refutar lo que los Padres veían como una corrupción de ese cristianismo apostólico “original”, del que se creían ser los verdaderos sostenedores. Esto quiere decir que son obras tendenciosas, antes que exposiciones imparciales de las creencias gnósticas. También fueron escritas sobre la base de un conocimiento de segunda mano. Esto, por supuesto, era inevitable, dado que la gnōsis era, por su misma naturaleza, esotérica, y por consiguiente no estaba fácilmente al alcance del que no fuera iniciado. No obstante, cuando se las compara con los escritos de los gnósticos mismos, las exposiciones de los Padres de la iglesia aparecen como justas y confiables, por lo menos en sus bosquejos generales, aunque no lo fueran siempre en detalles específicos.

b. Textos gnósticos

Estas son con mucho las fuentes más importantes de nuestro conocimiento moderno del gnosticismo, porque no padecen de ninguna de las desventajas de las obras patrísticas, y nos ofrecen una perspectiva directa del modo de pensar gnóstico.

Una cantidad de textos gnósticos aislados se conocen desde hace algún tiempo, incluidos algunos importantes tales como el Pistis Sofia, los Libros de Jeû, y el Apocryfon de Juan, como también una cantidad de obras menores. Peró la mayor parte de nuestro conocimiento directo de los escritos gnósticos proviene del notable descubrimiento de trece códices encontrados alrededor de 1945 cerca de Nag Hammadi en el Egipto superior (* Quenoboskión). Fueron escritos en copto, a pesar de que son todos traducciones de originales griegos. Formaban parte de una biblioteca reunida por una secta cristiana primitiva, y fueron finalmente abandonados alrededor del 400 d.C. Comprenden unas 52 obras diferentes. La publicación de estos textos ha sido una tarea larga y ardua, y no se pudo contar con una edición facsimilar completa de los textos originales sino hasta 1978. Una trad. ing. de los textos se había publicado el año anterior, si bien algunos ya se habían dado a conocer mucho antes a través de diversos artículos y monografías especializados. No obstante, la verdadera tarea de interpretación de estos textos está en sus comienzos, y todo lo que se diga para evaluarlos en este momento sólo puede ser provisional y aproximado.

Algunas de las obras mejor conocidas que se encontraron en Nag Hammadi incluyen una cantidad de así llamados “evangelios”. Como la fuente Q de los evangelios sinópticos, el Evangelio de Tomás es una colección de dichos de Jesús, algunos de los cuales son iguales a los que tenemos en los evangelios del NT. Otros son muy diferentes, aun cuando algunos de ellos bien podrían ser dichos genuinos de Jesús. Pero es obvio que la colección en su conjunto ha sido editada desde un punto de vista claramente sectario. El Evangelio de Felipe, el Evangelio de la verdad, el Evangelio de los egipcios, de origen copto, y el Evangelio de María, tienen menos en común con los evangelios del NT, y son más explícitamente gnósticos en carácter.

Los otros textos de Nag Hammadi incluyen diversas colecciones de oraciones, obras con el título de Apocryfon (“libro secreto”, de Santiago y de Juan), una cantidad de obras con el título de Apocalipsis (de Pablo, de Santiago, de Adán, de Pedro), junto con ejemplos heterogéneos de literatura gnóstica especulativa. No todas las obras en esta biblioteca representan el mismo tipo de gnosticismo. Muchas parecen ser de origen valentiniano, pero esto no se aplica a toda la colección. En realidad algunos no son gnósticos en absoluto. El códice VI, por ejemplo, contiene una versión copta de parte de la República de Platón, mientras que dos ejemplos de escritura sapiencial cristiana primitiva se conservan en Las enseñanzas de Silvano (códice VII) y las Sentencias de Sexto (códice XII).

Una cuestión importante que plantean estos textos es la naturaleza del gnosticismo mismo en comparación con el cristianismo. ¿Se trataba realmente de una herejía cristiana, como pensaban los Padres, o de una forma no cristiana de creencia que en ciertos círculos se mezcló con ideas cristianas? Hasta donde se han analizado los elementos de juicio, los textos de Nag Hammadi parecen indicar que existían formas no cristianas de gnosticismo. Esto se puede ver con mayor claridad en una comparación de Eugnostos el Bendito con la Sofía de Jesucristo. Ambas obras ofrecen un paralelismo tan exacto que es obvio que deben ser versiones diferentes del mismo texto, aun cuando la primera se presenta en forma de ensayo religioso-filosófico escrito por un maestro a sus alumnos, mientras que la segunda tiene la forma de un discurso pronunciado por el Cristo resucitado a sus discípulos. El estudio detallado de estos dos textos hasta el momento ha tenido a confirmar que Eugnostos el Bendito es la versión original, que fue posteriormente cristianizada como la Sofía de Jesucristo. Otros textos, tales como el Apocalipsis de Adán y la Paráfrasis de Sem, también parecerían representar una forma no cristiana de gnosticismo.

III. Orígenes

¿De dónde vino el gnosticismo? Según los Padres de la iglesia, se trataba de una perversión del cristianismo. Pero esa idea se descarta actualmente en forma prácticamente universal, por cuanto no encaja con las pruebas existentes. Sin embargo, no existe consenso en cuanto a los orígenes del gnosticismo. Resulta fácil comprobar que una u otra idea gnóstica tiene afinidad con los conceptos de alguna otra religión, pero es muy difícil determinar en forma más precisa el verdadero origen del pensamiento gnóstico.

Algunos piensan que el gnosticismo estaba de algún modo relacionado con el judaísmo, en una de sus diversas formas, y no cabe duda de que hay ideas veterotestamentarias que ocupan lugar prominente en las especulaciones gnósticas, aun cuando siempre en un contexto que las separa de la trama del pensamiento veterotestamentario auténtico. Otros señalan las semejanzas entre el gnosticismo y el tipo de dualismo que con frecuencia se encuentra en los escritos de los filósofos griegos. El descubrimiento de parte de la República de Platón en Nag Hammadi demuestra por cierto que sus ideas no eran incompatibles para los gnósticos, aunque al mismo tiempo esto no prueba que hubiera alguna relación intrínseca entre ellos.

Se ha buscado en la religión iraní un origen distinto para el gnosticismo. Aquí tampoco son concluyentes las pruebas, aun cuando no se puede negar que el gnosticismo está mucho más cerca en sus puntos de vista de los conceptos cíclicos de aquellas religiones que surgen del zoroastrismo, que del cristianismo tradicional.

Es imposible determinar con precisión los orígenes del gnosticismo. Más aun, es improbable que haya tenido un origen único, porque por naturaleza el pensamiento gnóstico era extremadamente sincretista, y sus adherentes estaban siempre dispuestos a recurrir a las ideas religiosas de muy diversas fuentes con el fin de servirse de ellas.

IV. Cuestiones relacionadas con la interpretación del Nuevo Testamento

Dos cuestiones principales para el estudioso del NT surgen del estudio del gnosticismo:

a. El gnosticismo precristiano

Según Reitzenstein (seguido por Bultmann y muchos otros eruditos alemanes), cuando el cristianismo hizo su aparición por vez primera en el mundo helenístico, sus apóstoles encontraron una cosmovisión totalizadora ya existente que combinaba el pensamiento griego y el oriental, y que incluía el descenso de un redentor divino que salvaba las almas de los seres humanos. Esta perspectiva “gnóstica” fue adoptada in toto por los primeros cristianos, y aplicada a su experiencia con Jesús, de modo que este último se convirtió en la figura del redentor celestial. Así, el NT mismo puede verse como una forma de gnosticismo cristianizado.

Hay muchos problemas con el punto de vista de que el gnosticismo sea anterior al cristianismo. Por una parte, no existen pruebas de ello, ya sea en los textos que conocía Reitzenstein o en los que conocemos nosotros ahora. Los textos de Nag Hammadi han demostrado que existían formas de gnosticismo no cristiano, pero esto no prueba la existencia de un gnosticismo precristiano.

La idea de que el NT sea una forma de gnosticismo es improbable en cualquier caso, por cuanto hay diferencias serias y fundamentales entre la perspectiva de los gnósticos y la de los escritores neotestamentarios. Los gnósticos tenían un concepto cíclico del tiempo, y la noción de historia no tenía significado para ellos. La redención gnóstica jamas podía tener significado en esta vida, sino sólo en un escape de la existencia temporal hacia el mundo del espíritu. Por contraste, tanto el AT como el NT recalcan que el tiempo y la historia son importantes, y que ambos tienen significación divina. Dios ha actuado en el curso del proceso histórico como Creador tanto como Redentor, a fin de proporcionar salvación para su pueblo. Mientras que para el gnóstico Dios sólo puede ser conocido mediante un escape de la historia, para el cristiano Dios puede ser conocido principalmente como consecuencia de su participación en la historia, específicamente en la vida, muerte, y resurrección de Jesucristo. Además, la salvación cristiana es algo que puede comenzar a disfrutarse ya, aquí y ahora, en este mundo, más bien que en algun mundo “espiritual” y etéreo.

b. Herejía y ortodoxia

El gnosticismo tiene, no obstante, su pertinencia para el estudio del NT. Porque pueden encontrarse indicios de creencias “gnósticas” en una cantidad de escritos del NT, más notablemente en las creencias de la iglesia de Corinto reflejadas en 1 Co. Los corintios sostenían que porque poseían “conocimiento” especial estaban libres de las normas corrientes de la sociedad, y afirmaban que vivían una existencia “espiritual” elevada, incluso en su estado material presente. Para ellos la resurrección era un acontecimiento ya pasado, porque la entendían espiritualmente, como era el caso con muchos gnósticos. Y, como otros gnósticos, daban considerable realce a las supuestas propiedades mágicas de los sacramentos cristianos.

Con frecuencia se ha pensado que Colosenses indica la existencia de un punto de vista similar, si bien no idéntico, en la iglesia de Colosas, mientras que las cartas a las siete iglesias en Ap. 1–3 confirman la presencia de ideas “gnósticas” semejantes en otras iglesias en la misma región del Asia Menor. Las epístolas pastorales llegan al punto de denunciar explícitamente “la falsamente llamada gnōsis” (1 Ti. 6.20), y 1 Jn., igualmente, parece haberse escrito contra algún tipo de fondo “gnóstico”.

Los escritores del NT condenan dichas ideas. Si bien a menudo usan terminología gnóstica al hacerlo, dejan claro que no aceptan sus connotaciones gnósticas. Pero al mismo tiempo, el hecho de que tales ideas parecen haber sido corrientes, quizá incluso muy difundidas en las iglesias en diversas partes del imperio romano, otorga por cierto alguna medida de credibilidad a la hipótesis de W. Bauer de que la diferencia entre herejía y ortodoxia no estaba tan netamente definida en el ss. I como llegó a estarla más tarde por los Padres antignósticos de la iglesia católica.

Bibliografía. “Textos gnósticos de Nag Hammadi”, °DBA, pp. 671–681; J. Leipoldt, W. Grundmann, El mundo del Nuevo Testamento, 1973, t(t). I, pp. 378–432; t(t). II, pp. 369–440; J. B. Baneo, Los apócrifos neotestamentarios, 1968; A. Santos Otero, Los evangelios apócrifos, 1956; F. García Bazán, Gnosis, 1978; J. Menard, “Gnósticos y la Biblia”, °EBDM, t(t). III, cols. 914–923; R. E. Brown, El evangelio según Juan, 1979, t(t). I, pp. 58–89; R. Suberg, Manual de historia de las doctrinas, 1963, t(t). I, pp. 101–111.

Textos: W. Foerster, Gnosis: a selection of Gnostic Texts, I. Patristic Evidence, 1972; II. Coptic and Mandaic sources, 1974; J. M. Robinsdon (eds.), The Nag Hammadi Library in English, 1977; D. M. Scholer, Nag Hammadi Bibliography, 1948–1969, 1971, y suplementos anuales en NovT; W.Bauer, Orthodoxy and Heresy in Earliest Christianity, 1971; H. Jonas, The Gnostic Religion², 1963; W Schmithals, Gnosticism in Corinth, 1971; id., Paul and the Gnostics, 1972; R. McL. Wilson, The Gnostic Problem, 1958; id., Gnosis and the New Testament, 1968; E. M. Yamauchi, Pre-Christian Gnosticism, 1973.

J.W.D.

Douglas, J. (2000). Nuevo diccionario Biblico : Primera Edicion. Miami: Sociedades Bíblicas Unidas.

Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico

Doctrina de salvación por medio del conocimiento. Esta definición, basada en la etimología de la palabra (gnosis, “conocimiento, gnostikós “bueno en conocer” es correcta aunque da solo una característica de la Gnosis, aunque sea la dominante, característica de los sistemas gnósticos de pensamiento.

Mientras que el judaísmo y el cristianismo y casi todos los sistemas paganos, mantienen que el alma alcanza sus propios fines por la obediencia de la mente y la voluntad al poder supremo, es decir, por medio de la fe y las obras, es una forma notable y peculiar del gnosticismo que pone la salvación del alma solamente en la posesión de un conocimiento cuasi intuitivo de los misterios del universo y en unas fórmulas mágicas indicativas de ese conocimiento.

Los gnósticos eran “gentes que sabían” y su conocimiento les constituía inmediatamente en una clase superior de seres, cuyo status presente y futuro era esencialmente diferente del de los que, por cualquier razón, no sabían. Una definición más completa e histórica de gnosticismo sería: Nombre colectivo de un gran número de sectas de muy variadas y panteístas-idealistas, que florecieron algún tiempo antes de la era cristiana hasta el siglo quinto y que , al mismo tiempo que tomaban prestado la fraseología y algunos de los principios o dogmas de las principales religiones de su tiempo y especialmente del cristianismo , mantenían que la materia era una degeneración del espíritu y todo el universo una depravación de la deidad y enseñaban que el último fin de todo ser era vencer lo grosero de la materia y la vuelta al espíritu original, vuelta o retorno que según ellos debía ser inaugurado y facilitado por la aparición de algún salvador enviado por Dios.

Por muy insatisfactoria que sea esta definición, la obscuridad, multiplicidad y salvaje confusión de los sistemas gnósticos apenar permitirá otra. Muchos estudiosos, sin embargo, mantendría que cualquier intento de dar una descripción genérica de las sectas gnósticas sería un esfuerzo inútil

Contenido

  • 1 Origen
  • 2 Doctrinas
  • 3 Cosmogonía
  • 4 El Mito de Sophia
  • 5 Soteriología
  • 6 Escatología
  • 7 Doctrina del primer hombre =
    • 7.1 Barbelo
      • 7.1.1 Ritos
    • 7.2 Bautismo
    • 7.3 Confirmación
    • 7.4 La Eucaristía
    • 7.5 El Ninfeo
    • 7.6 Las vocales mágicas
      • 7.6.1 Escuelas Gnósticas
    • 7.7 La escuala siriaca
    • 7.8 La escuela helenística o alejandrina
    • 7.9 La Escuela dualista
    • 7.10 La escuela antinomista
      • 7.10.1 Literatura
      • 7.10.2 Refutación del Gnosticismo

Origen

(N.del T.) Recuérdese que este es un artículo de 1909. Desde entonces han aparecido nuevas fuentes como los documentos de Nag Hammadi etc.
Los principios del gnosticismo han sido objeto de controversia y aun se están investigando. Cuanto más se estudian sus orígenes tanto más parece retrocederse en el pasado.

Mientras que antes el gnosticismo era considerado sobre todo como una corrupción del cristianismo, parece claro ahora que los primeros restos de los sistemas gnósticos se pueden ver varios siglos antes de la era cristiana. El origen oriental la era defendido por Gieseler y Neander; F. Ch. Bauer (1831) y Lassen (1858) intentaron probar su relación con las religiones de la India; Lipsius (1860) señaló hacia Siria y Fenicia como su origen y Hilgenfeld (1884) pensó que estaba relacionado con el Mazdeismo tardío. Joel (1880), Weingarten (1881), Koffmane (1881), Anrich (1894) y Wobbermin (1896) intentaron relacionar el auge del gnosticismo con la influencia de la filosofía platónica y los misterios griegos, mientras que Harnack lo describe como “aguda helenización del cristianismo”. La tendencia de los especialistas, a finales del siglo XIX y principios del XX ha ido hacia la búsqueda de pruebas del origen pre-cristiano orienta del Gnosticismo.

En el Quinto Congreso de Orientalistas (Berlín, 1882) Kessler presentó la conexión entre Gnosis y la religión babilónica, entendiendo por ella no solo la religión originaria de Babilonia sino también la religión sincrética que surgió después de la conquista de Ciro. Vuelva a la misma idea en si “Mani” siete años después. El mismo año publicó F.W. Brandt su “Mandiäische Religion”. Esta religión mazdea es sin temor a equivocación una forma de gnosticismo y parece fuera de duda que el gnosticismo existía independientemente del cristianismo o anterior a él.

Hacia 1897 Wilhelm Anz señaló la íntima semejanza entre la astrología babilonia y las teorías gnósticas de Hebdomad y Ogdoad. Aunque en muchos casos las especulaciones sobre la sabiduría astral babilonia han ido más allá de la seriedad escolástica, en este caso particular las inferencias hachas por Anz parecen sensatas. Investigaciones en la misma dirección fueron llevadas a cabo institucionalizadas a una escala superior por W. Bousset, en 1907, y llevadas a resultados cuidadosamente descubiertos. En 1989 M. Friedländer intentó buscar restos de gnosticismo en el judaísmo precristiano. No se ha aceptado por todos su opinión de que el término rabínico Minnim designaba no a cristianos, como se creía en general, sino a gnósticos antinomianos. De hecho, E. Schürer adujo pruebas suficientes para demostrar que Minnim el exctop dialéctido arameo equivalente a ethne. Sin embargo el ensayo de Friedländer sigue siendo valioso para descubrir las fuertes tendencias antinomistas tintadas de gnosticismo en terreno judío.
No pocos especialistas han intentado hallar las fuentes de las teorías agnósticas en el helenismo y específicamente el terreno alejandrino. En 1880 Joel intentó probar que le germen de todas las teorías gnósticas había que buscarlo en Platón. Aunque esto re rechace como una exageración, no se puede negar alguna influencia en su nacimiento y sobre todo en el desarrollo. La literatura realcionada trimegística, como indica Reitzenstein (Poimandres, 1904), tiene mucho extrañamente similar al gnosticismo.
E. Amélineau, en 1887, defendía su origen egipcio, lo que fue apoyado por A. Dietrich, en 1891 (Abraxas Studien) y en 1903 (Mithrasliturgie).

La relación entre la filosofía de Plotino y el gnostocosmo fue resaltada por C. Schmidt en 1901. Al menos está claro que ese pensamiento alejandrino tiene que ver con el desarrollo del gnosticismo cristiano como se deriva q del hecho de que la mayor parte de la literatura gnóstica que tenemos procede de fuentes egipcias (Coptas) Aunque esto no parece ser definitivo, es reconocido por predominante O. Gruppe en su “Griechische Mythologie und Religionsgeschichte” (1902). (N. del T.: no se olvide que en 1945 se hallaron documentos de Nag Hammadi).
Es cierto que los misterios griegos, como señaló G. Anrich en 1894 tenían mucho en común con el gnosticismo esotérico, pero queda aun por saber hasta que punto esos misterios griegos, tal como los conocemos, fueron un producto genuino del pensamiento griego y no se deben más bien a la enorme influencia de orientalismo.
Aunque los orígenes de la Gnosis aun están rodeados de oscuridad, ya se ha hecho mucha luz sobre el asunto debido a los trabajos combinados de tantos sabios que e posible acercarse tentativamente a la solución: Aunque la Gnosis pueda parecer en principio un sincretismo de casi todos los sistemas religiosos de la antigüedad, tiene en realidad un principio, una raíz que se adapta a cada lugar lo suficiente para prosperar y crecer: un pesimismo filosófico y religioso.

Los gnósticos pidieron prestada su terminología casi completamente a las religiones ya existentes, pero solo la usan para ilustrar su gran idea de la maldad esencial de la existencia presente y el deber de escapar de ella con la ayuda de encantamientos mágicos y de un salvador sobrehumano. Este pesimismo no lo tomaron del pensamiento griego que era un alegre reconocimiento y homenaje a lo que hay de noble y hermoso en este mundo con el olvido consciente de los elementos entristecedores; tampoco del pensamiento egipcio que no cayó en tan elaboradas especulaciones el juicio y la retribución en la otra vida ni añadió pesimismo a la vida presente, sino que consideró que el universo creado o desarrollado bajo la presencia sabia de Thot; tampoco del pensamiento iranio que mantenía la absoluta supremacía de Ahura Mazda y solo permitía a Ahriman una participación subordinada en la creación, o contra-creación, del mundo.; tampoco del pensamiento brahmánico hindú que era panteísmo puro y simple o Dios que habita, identificado con el universo, más que un universo existente como contradicción de dios; y por fin tampoco del pensamiento semítico, porque las religiones semíticas eran extrañamente reticentes respecto al destino del alma después de la muerte y veían toda la sabiduría práctica en la adoración de Baal, Marduk, Assur o Hadad para vivir una larga vida en este mundo.

Este extremo pesimismo, que lamenta la existencia de todo el universo como una corrupción y calamidad, con un febril deseo de ser liberado, del cuerpo de esta muerte y una loca esperanza de que si supiéramos, pudiéramos deshacer con unas palabras místicas el hechizo maldito de esta existencia: esto es el fundamento de todo pensamiento gnóstico. Brota de la misma tierra madre que el budismo, pero el budismo es ético y trata de conseguir su objetivo con al extinción de todo deseo: La Gnosis es pseudo –intelectual y confía exclusivamente en el conocimiento mágico. Mas aun, la Gnosis, puesto en otro ambiente histórico, se desarrolló desde el principio por otros caminos distintos que el budismo.

Cuando Ciro entró en Babilonia en 539 aC., se encontraron dos grandes mundos de pensamiento y, por lo que sabemos comenzó el sincretismo en religión. El pensamiento iranio comenzó a mezclarse con la antigua civilización de Babilonia. La idea de una gran lucha entre el mal y el bien, que continua eternamente en este universo, es la idea madre del Mazdeismo o dualismo iranio. Esto y la existencia imaginada de innumerables espíritus, ángeles y demonios intermediarios, son la convicción que superó al optimismo semítico.
Por otra parte, la firma confianza en la astrología, la persuasión de que el sistema planetario tenía una influencia fatalística en los asuntos de este mundo, se conservó en Caldea. La grandeza de los Siete – Luna, Mercurio, Venus, Marte, el Sol, Júpiter y Saturno – la hebdomada sacra – simbolizada durante milenios por las torres escalonadas de Babilonia, se mantuvo imperturbable. Dejaron de ser adorados como deidades, pero permanecieron como archontes y dynameis, reglas y poderes, cuya casi irresistible fuerza era temida por el hombre. Prácticamente se les cambió de dioses a demonios o espíritus malos. Las religiones de los invasores y del invadidos llegaron a un compromiso: la fe astral de Babilonia era verdadera, pero más allá de la Hebdómada estaba la luz infinita en el Ogdoad, y cada alma humana tenía que pasar por la influencia adversa del dio o dioses de la Hebdómada antes de poder ascender al único dios bueno del más allá. Este ascenso del alma por las esferas planetarias hasta el cielo más allá (una idea no completamente desconocida para las especulaciones babilónicas) comenzó a ser concebida como una lucha de poderes adversos y se convirtió el la primera y predominante idea del la Gnosis.

El segundo gran componente del pensamiento gnóstico es lo mágico, llamado asó con propiedad, es decir el poder ex opere operato de extraños nombres, sonidos, gestos y acciones así como la mezcla de elementos para producir efectos totalmente desproporcionados en relación ala causa. Estas fórmulas mágicas, que causaban risa o disgusto a los extraños, no son una corrupción occidental posterior sino una parte esencial del gnosticismo así como del magdeismo. Ninguna gnosis estaba completa sin el conocimiento de las fórmulas que una vez pronunciadas deshacían lo malo de los poderes hostiles superiores. Lo mágico es el pecado original del la Gnosis y no es difícil imaginar de donde y cuando lo heredaron. Hasta cierto ponto formaba parte de toda religión pagana, especialmente los misterios antiguos y las tablillas mágicas desenterradas en Asiria y babilonia nos muestran donde se hallaba el mayor desarrollo de lo mágico. Más aún, los términos y nombres de los principios del gnosticismo conllevan una semejanza más allá de la duda a los sonidos y palabras semíticas.
La Gnosis entró pronto en contacto con el judaísmo y se le nota un conocimiento del Antiguo Testamento, aunque sea para rechazarlo o para adoptar algunos de sus nombres. Teniendo en cuanta las potentes, bien organizadas, y altamente cultas colonias judías en el valle del Eúfrates, este contacto temprano con el judaismo es perfectamente natural. Quizás la idea gnóstica de un redentor no esté desconectada de las esperanzas mesiánicas judías. Pero desde el principio, la concepción gnóstica de un salvador es más sobrehumana que la del judaismo popular; su Manda d’Haye, o Soter, es una manifestación inmediata de la deidad, un rey-luz, un eón ( Æon ,Aion), y una emanación del dios bueno.
Cuando la Gnosis entró en contacto con el cristianismo, lo que parece haber sucedido inmediatamente tras su aparición , el gnosticismo se echó con extraña rapidez en brazos del las formas cristianas de pensamiento, tomo prestada su nomenclatura, reconoció a Jesús como salvador del mundo , simuló sus sacramentos, pretendió ser una revelación esotérica de Cristo y sus apóstoles, invadió el mundo con evangelios, hechos y apocalispsis apócrifos para sustanciar su postura. A medida que el cristianismo crecía dentro y fuera del imperio romano la Gnosis creció como los hongos reclamando ser la única verdadera forma de cristianismo, no apta, verdaderamente, para el vulgo, sino sólo para los dotados y elegidos. Tan profundo era su venenoso crecimiento que pareció poner en peligro a toda la cristiandad y los primeros Padres dedicaron sus energías para arrancar sus raíces.

Aunque en realidad el espíritu de la Gnosis es completamente extraño al cristianismo, entonces parecía a los poco informados simplemente una modificación o refinamiento del mismo. Una vez que se estableció en terreno griego, la Gnosis, cambiando ligeramente su terminología bárbara y semítica y dando nombres griegos a sus “emanatones” y “syzygies”, sonaba casi como un neo-platonismo, aunque fue airadamente repudiado por Plotino. En Egipto, el culto nacional dejó su señal más en la práctica gnóstica que en sus teorías.
Al tratar de los orígenes de la Gnosis uno se siente tentado a mencionar el Maniqueísmo, puesto que varias ideas gnósticas parecen haber sido tomadas de él, donde, obviamente estaban en su propia casa. Pero esto no sería correcto. El Maniqueísmo, en cuanto relacionado históricamente con Mani, su fundador, no pudo surgir mucho antes del 250 aC., cuando el gnosticismo ya estaba en plena decadencia. Sin embargo, el maniqueísmo en muchos de sus elementos, data de más atrás de su fundador reconocido; pero entonces se trata de un desarrollo paralelo al de la Gnosis, más que una de sus fuentes. A veces, el maniqueísmo es clasificado como gnosticismo, llamado Gnosis parsi, para distinguirla de la Gnosis sira y egipcia. Esta clasificación, sin embargo, ignora el hecho de que los dos sistemas, aunque tiene la doctrina de la maldad de la materia en común, arrancan de principios deferentes: el maniqueísmo del dualismo y la gnosis, como panteísmo idealista, procede de la concepción de la materia como un deterioro gradual del Dios principal.

Doctrinas

Debido a la multiplicidad y divergencia de las teorías gnósticas, sería poco satisfactorio y confuso y hasta cierto punto engañoso intentar en este artículo una detallada exposición de las mismas, puesto que el gnosticismo posee un núcleo de doctrina estable, una especie de depositum fidei alrededor del que se pueden agrupar los distintos desarrollos, herejías o sectas; al menos hay algunas ideas directrices que se pueden rastrear más o menos claramente en las diferentes escuelas. Más aun, se puede obtener una idea clara de las doctrinas gnósticas partiendo de los artículos sobre los líderes y las fases del pensamiento gnóstico (por ejemplo BASILIDES; VALENTINNIANOS; MARCION; DOCETAS; DEMIURGO). Aquí vamos a indicar solamente algunas de las fases principales del pensamiento que pueden considerarse claves y que aunque no encajen en todos los sistemas, sin embargo pondrán al descubierto la mayoría de los misterios de la Gnosis.

Cosmogonía

La Gnosis es un panteísmo apenas disimulado. Al principio estaba lo Profundo; la plenitud del ser; el Dios no-ser; el primer Padre, la Monada, el hombre; la primera fuente, el dios desconocido (Bythos pleroma, ouk on theos, propator, monas, anthropos, proarche, hagnostos theos), llámeseles con estos u otros nombres cualquiera. Este Indefinido Infinito Algo, aunque se le pueda llamar Dios Bueno, no era un dios personal, sino como Tad de Brahma de los hindúes, “El Gran desconocido” del pensamiento moderno. El Dios Desconocido, sin embargo, eral al principio pura espiritualidad; aun no existía la materia.

Este origen de todos los seres causa emanaciones (proballei) de si mismo, un cierto número de fuerzas espíritus puros. En los diferentes sistemas, estas emanaciones llevan distintos nombres, clasificaciones y descripciones pero la teoría de la emanación en sí s es común a todas las formas de Gnosticismo. En la Gnosis de Basílides se les llama filiaciones (uiotetes),en el Valentinianismo forman pares antitéticos o “syzygies” (syzygoi); Profundidad y Silencio producen Mente y Verdad; éstas producen Razón y Vida y éstas al Hombre y al Estado (ekklesia). Según Marción son nombres y sonidos.
Estas son las raíces primigenias de los Eones. Con asombrosa fertilidad, jerarquías de Eones se producen así, a veces hasta treinta. Estos Eones pertenecen al mundo puramente ideal, noumenal, inteligible o suprasensible; son inmateriales, son ideas hipostáticas. Junto con la fuente de la que emanan, forman el pleroma. La transición de lo inmaterial a lo material, de lo noumenal a lo sensible, sucede por una falta o una pasión o un pecado, en uno de los Eones. Según Basílides es una falta en la última filiación; para otros es la pasión de la Eón femenina Sofía; para otros el pecado del Gran Archón o Eón Creador del Universo. El fin último de toda Gnosis es la metanoia, cambio de mente o arrepentimiento , deshacer e el pecado de la existencia material y el retorno al Pleroma.

El Mito de Sophia

En gran número de sistemas gnósticos el Eón Sabiduría – Sofía o Acamoth, juega un papel importante. En algún sentido parece representar el principio femenino supremo, como por ejemplo en el sistema ptolemaico, en el que la madre de los siete cielos se llama Achamoth, en el sistema valentiniano, he ano Sophia, la Sabiduría de arriba, se distingue del la he kato Sophia, o Achamoth, el principio femenino anterior del mundo noumenal, y en el sistema Arcotiano, donde encontramos una “Madre luz” “ (he meter he photeine), y en el que más allá de los cielos de los Arcones está he meter ton panton, la madre de todo, y otro tanto en la gnosis de Barbelo, donde la fémina Barbelos es la contrapartida del Padre Desconocido, lo que también se da en los Ofitas descritos por Ireneo (Contra las Herejías III.7.4).

Más aún, la oración eucarística en los Hechos de Tomás (cap. 1) parece dirigida al principio supremo femenino. La sugerencia de W. Bousset según la cual la Sofía gnóstica no es otra cosa que la Dea Syra bajo disfraz, la gran diosa Istar o Astarté, parece que merece consideración. Por otra parte el Eón Sofía normalmente tiene otro papel, es la he Prouneikos o “la lasciva”, que fue una diosa virginal pero que al perder su virginidad es la causa de esta materia pecaminosa del mundo. Una de las primeras foras de este mito se encuentra en la Gnosis simoniaza, en la que Simón, el Gran poder, encuentra a Helena, que ha sido una prostituta durante diez años en Tiro, pero que es la ennoia, o entendimiento de Simón y a la que sus seguidores adoraban bajo la forma de Atenea, la diosa de la sabiduría.

Según el sistema de Valentino, tal como lo describe Hipólito (Libro VI, 25-26), Sofía es la más joven de los 28 eones. Observando la multitud de eones y el poder de engendrarlos, vuelve precipitadamente a la profundidad del Padre y trata de emularle produciendo hijos sin coito conyugal, pero solo produce un aborto, una sustancia sin forma. Después de esto es expulsada del pleroma. Según los valentinianos, según la descripción de Ireneo ( Contra las Herejías I) y Tertuliano ( Contra los Valentinianos 9) Sofía concibe una pasión por el mismo Primer Padre, o mejor, bajo pretexto de amor intenta conocerlo, al Incognoscible, y comprender su grandeza. Debiera haber sufrido las consecuencias de su audacia por medio de la disolución en la inmensidad del padre, si no hubiera sido por el Espíritu de Frontera. Según la Pistis Sofía (cap. xxix) Sofía, hija de Barbelos vivía originalmente en el cielo más alto, el cielo numero trece, pero fue seducida por el demonio Autades por medio de un rayo de luz, que ella tomó equivocadamente por una emanación del Primer Padre. Autades de esta manera la tentó al Caos mas abajo de los doce eones, donde quedó presa por los poderes del mal.
Según estas ideas, la materia es el fruto del pecado de Sofía; esto no era otra cosa que una novedad valentiniana; en las especulaciones más antiguas la existencia de la materia se presupone tácitamente eterna con el pleroma y a través de su pecado, Sofía cae del reino de la luz al caos o reino de la oscuridad.

Este dualismo original, sin embargo, fue superado por el espíritu predominante del gnosticismo, el emanacionismo panteísta. El mito de Sofía está completamente ausente del sistema de Basílides y sus afines. Se sugiere, con gran verosimilitud, que el mito egipcio de Isis fue la fuente original del la “sabiduría gnóstica baja”. En muchos sistemas, esta Kato Sophia está netamente diferenciada de la Sabiduría mencionada arriba; como , por ejemplo en la fórmula mágica para los muertos mencionada por Ireneo (I.21.5), en la que la que se va se dirige a los eones hostiles de la siguiente manera: “ Yo soy un bajel más precioso que la mujer que te hizo. Si tu madre ignora la fuente de la que viene, yo me conozco a mi misma, y se de donde vengo e invoco a la incorruptible Sofía , que está en el Padre, la madre de tu madre, que no tiene padre ni marido. Un hombre-mujer, nacido de una mujer, te ha hecho, sin conocer a su madre, peor pensando que estaba sola. Peor yo invoco a su madre”.

Esto coincide con el sistema descrito minuciosamente por Ireneo (I.4-5), en el que Sophia Achamoth, o Baja Sofía, hija de la Alta Sofía, se convierte en madre del Demiurgo; siendo ella la Ogdoad, su hijo el Hebdómada, forman la contrapartida de la celestial Ogdoad en el Pleromata. Esto, evidentemente es un intento torpe de unir dos sistemas radicalmente diferentes, el basilidiano y el valentinaino. La ignorancia del Gran Arcón, que es la idea central de Basílides, se transfiera aquí a Sofía y el sistema híbrido termina en una confusión asombrosa.

Soteriología

La salvación gnóstica no es solamente la redención individual de cada alma humana; es un proceso cósmico. El retorno de todas las cosas a lo que fueron antes de que el pecado en la esfera de los eones causara la existencia de la materia y la prisión de una parte de la luz divina dentro el mal Hyle. La liberación de las chispas de luz es el proceso de salvación ; cuando toda la luz haya dejado el Hyle, será quemada, destruida o se quedará en una especie infierno eterno para los Hylicoi.
Para los bailidianos es la Tercera Filiación la que queda captiva en la materia y se va salvando gradualmente, ahora que el conocimiento de su existencia ha sido comunicado al primer Arcón y después al segundo Argón, a cada uno por medio de su hijo respectivo; y la noticia se ha extendido por toda al Hedómada por Jesús el hijo de María, que muroió para redimir a la Tercera Filiación.

En el valentinianismo el proceso es extraordinariamente elaborado. Cuando este mundo ha nacido de Sofía a consecuencia de su pecado, Nous y Aletheia, dos eones, por orden del Padre, producen dos nuevos eones Cristo y Espíritu Santo, que restauran el orden en el pleroma y como consecuencia todos los eones juntos producen un nuevo eón, Jesús Logos, Salvador o Cristo que ofrecen al Padre. Cristo, el hijo de Nous y de Aletheia, tiene piedad de la sustancia abortiva nacida de Sofía y le da esencia y forma, con lo que Sofía intenta de nuevo elevarse hasta el Padre, aunque en vano. Entonces el eón Jesús-Soter es enviado como segundo salvador y se une al hombre Jesús, hijo de María, en su bautismo y se convierte en el Salvador de los hombres. El hombre es una criatura del demiurgo, un compuesto de alma, cuerpo y espíritu. Su salvación consiste en el regreso de su pneuma o espíritu al pleroma; y en el caso de que fuera un fisicista, no un gnóstico total, su alma (psyche) volverá a Achamoth. No hay resurrección del cuerpo (para ver más detalles u diferencias, véase VALENTINO)

En el marcionismo, que es la fase más dualística de la Gnosis, la salvación consiste en la posesión del conocimiento del Buen Dios y en el rechazo del Demiurgo. El Buen Dios se revela a si mismo en Jesús y aparece como hombre en Judea. La finalidad de toda salvación consiste en conocerlo y liberarse completamente del yugo del Creador del Mundo o Dios del Antiguo testamento.
El salvador gnóstico, por consiguiente, es completamente diferente del cristiano, porque el salvador gnóstico no salva, El gnosticismo carece de la idea de expiación. No hay pecado que expiar, excepto que la ignorancia sea el pecado. El salvador no beneficia en ningún aspecto a la raza humana por sus varios sufrimientos; ni , finalmente , afecta inmediata y activamente a ninguna alma humana individual por el poder de la gracia ni la lleva hacia dios. Era un maestro que trajo al mundo la verdad, que es la única que puede salvar. De la misma forma que una llama prende fuego a la nafta, así la luz del incendia a las almas predispuestas moviéndola por la corriente del tiempo. La Gnosis no sabe nada de un salvador que con amor humano y divino busca a los pecadores para salvarlos.

El salvador gnóstico no tiene naturaleza humana, es un eón, no un hombre; solo tiene la apariencia de hombre, como los tres ángeles que visitaron a Abraham parecían ser hombres. (Véase DOCETAS). Al Eón Salvador (Soter) se le relaciona de forma extraña con Sofía: en algunos sistemas es su hermano, en otros su hijo, en otros su marido. A veces se le identifica con Cristo, a veces con Jesús; a veces Cristo y Jesús son el mismo eón, otras son diferentes; a veces se identifica a Crito con el Espíritu Santo. La Gnosis hizo todo lo que pudo para utilizar el concepto cristiano de Espíritu Santo, pero nunca tuvo éxito. A veces es el Horos o Methorion Pneuma (Horos, Metherion Pneuma), el Espiritu –Frontera, el Dulce olor de la segunda filiación, un eón compañero de Cristo, etc. etc. En algunos sistemas ni siquiera aparece.

Escatología

Las investigaciones han demostrado que la escatología gnóstica, que consiste en la lucha del alma contra los archones en su intento de alcanzar el pleroma, es simplemente el ascenso del alma, en la astrología babilonia, a través de los reinos de los siete planetas hacia Anu.
Orígenes (Contra Celso, VI, 31) refiriéndose al sistema órfico, nos da los nombres de los siete archones: Jaldabaoth, Jao, Sabaoth, Adonaios, Astaphaios, Ailoaios y Oraios, y nos dice que Jaldabaoth es el planeta Saturno. Astraphaios es más allá de toda duda el planeta Venus, pues hay verdadera joyas con figura femenina y la leyenda de Astaphe, nombre también usado en los conjuros mágicos como el nombre d una diosa. En el sistema mandeano Adonaios representa al sol. Más aún, S, Ireneo nos dice: “Sanctam Hebdomadem VII stellas, quas dictunt planetas, esse volunt.” Así pues, es seguro decir que los siete nombre gnósticos designan siete estrellas, entonces considerados planetas.

• Jaldabaoth (¿Hijo del Caos? — Saturno, llamado “cara de león”, leontoeides) es el más importante y por consiguiente principal poder gobernante y después el demiurgo por excelencia.

• Jao (Iao, quizás de Jahu, Jahveh, pero quizás también de del grito mágico iao de los misterios) es Júpiter.
Sabaoth (el título del Dios del Antiguo Testamento, Dios de los Ejércitos) fue mal entendido, se pensó que Sabaoth era un nombre propio; y de ahí que Júpiter Sabbas (Jahve Sabaoth) fuera Marte.

• Astaphaios (tomado de las tablillas mágicas) era Venus.

• Adonaios (del término hebreo para “el Señor”, usado para Dios; Adonis de los Sirios que representa el sol del invierno en la tragedia cósmica de Tammuz) era el sol;

• Ailoaios, a veces Ailoein (Elohim (plural), Dios), era Mercurio;

• Oraios (¿Jaroah? ¿luz?), la luna.

En la forma helenizada del gnosticismo algunos o todos estos nombres son remplazados por vicios personalizados. Authadia (Authades), o Audacia, es la descripción obvia de Jaldabaoth, el presuntuoso demiurgo, de cara de león como el archón Authadia. Los arcones Kakia, Zelos, Phthonos, Errinnys, Epithymia, éste último, obviamente representa a Venus. El número siete se obtiene poniendo un Pro-archon al frente. Y está claro que estos nombres son una forma de ocultar a la Hebdómada Santa, ya que Sofía, su madre, retiene el nombre de Ogdoas (ocho nacimientos). Ocasionalmente aparece el archon Esaldaios, que es evidentemente el Shaddai de la Biblia y que es descrito como el archon “número cuatro” (harithmo tetartos) y debe representar al sol.

En el sistema de los gnósticos mencionados por Epifanio encontramos, como siete archones, Iao, Saklas, Seth, David, Eloiein, Elilaios y Jaldabaoth (o número 6 Jaldaboath, número 7 Sabaoth). De ellos, Saklas el principal demonio del maniqueísmo; Elilaios está probablemente relacionado con En-lil, el Bel de Nippur, antiguo dios de Babilonia. En esto, en los distintos sistemas, las huellas de los siete planetarios ha sido oscurecida, pero en ninguno ha sido totalmente borrada. Lo que más tendía a eliminar la distinción de los siete fue la identificación del dios de los judíos, el que les daba las leyes, con Jaldabaoth y su designación como creador del mundo, mientras que antes, los siete planetas gobernaban juntos el mundo. Esta confusión proviene del hecho de que al menos cinco de los siete archones llevaban nombres de Dios del Antiguo Testamento, El Shaddai, Adonai, Elohim, Jehová, Sabaoth.

Doctrina del primer hombre =

Las especulaciones sobre el primer hombre (Protanthropos, Adam) ocupan un lugar prominente en varios sistemas gnósticos. Según Ireneo (I.29.3) , el eón Autogenes emite un perfecto y verdadero Anthropos, llamado también Adamas; Tiene un compañero “Perfecto Conocimiento” y recibe fuerza irresistible, de manera que todo lo viviente se apoya en él. Otros dicen (Ireneo, I.30) que hay una luz bendita incorruptible y sin fin el poder de Bythos; este es el padre de todas las cosas que es invocado como el primer hombre, quien , con su Ennœa, emite al “Hijo del Hombre” o Euteranthropos.

Según Valentino, Adam fue creado en el nombre de Anthrôpos y tiene estupefactos a los demonios por el miedo del hombre pre-existente (tou proontos anthropou). En las parejas (syzygias) valentinianas y en el sistema marcosiano vemos en el cuarto (originalmente tercero) lugar a Anthrôpos y Ecclesia. En la Pistis Sofía el eón Jeu es llamado primer hombre, él es el vigilante de la luz, mensajero del primer precepto y constituye las fuerzas del Heimarmene. En los libros de Jeu este “gran Hombre” es el rey del la Luz-tesoro y su trono está sobre todas las cosas y el es la meta de todas las almas. Según los Naasenos el Protanthropos es el primer elemento; el ser fundamental antes de su diferenciación en individuos. “El Hijo del Hombre” es el mismo ser después de haber sido individualizado en seres existentes y así hundido en la materia.

1 El Anthrôpos gnóstico, por consiguiente, como se le llama a veces, es un elemento cosmogónico, puramente distinta de la materia, mente concebida hipostáticamente como emanación de dios aún no oscurecido por el contacto con la materia. Esta mente es considerada como la razón de la humanidad misma, como una idea personificada, una categoría sin corporeidad, la razón humana concebida como alma del mundo.

2 Esta especulación sobre el Anthrôpos está completamente desarrollada en el maniqueísmo, donde, de hecho, es la base de todo el sistema. Dios, en peligro por el poder de la oscuridad, crea con la ayuda del espíritu, los cinco mundos, los doce elementos y al hombre eterno y le hace que combata contra la oscuridad. Pero de alguna manera este hombre el vencido por el mal y absorbido por la oscuridad. El universo actual está en la agonía del parto para entregar al hombre de los poderes de la oscuridad. En las homilías clementinas el Anthrôpos cosmogónico está extrañamente mezclado con al figura del primer hombre, Adán. Adán “fue el verdadero profeta, que atraviesa todas las edades y se apresura a descansar”; “el Cristo, que existió desde el principio y existe siempre, que estuvo presente en cada generación de una manera oculta ciertamente, pero siempre presente”. De hecho, Adán, para usar el lenguaje de modernista, la divinidad inmanente en el mundo y siempre manifestándose a la consciencia interior de los elegidos. La misma idea, algo modificada, se da en la literatura hermenéutica, especialmente en el “Poimandres”. Elaborada por Filón, hace una ingeniosa distinción entre el ser humano creado en primer lugar a imagen y semejanza de dios y las figuras históricas de Adán y Eva creadas después. Adán kat eikona es: “Idea, Genero, Carácter, que pertenece al mundo del entendimiento, sin cuerpo, ni macho ni hembra: el es el principio, el nombre de Dios, el Logos, inmortal, incorruptible” (De opio. munda., 134-148; De Conf. Ling., 146). Estas ideas en el Talmudismo, Filonismo, Gnosticismo y en la literatura de Trimegisto, todos provienen de una fuente, el , posterior desarrollo mazdeano de los Gayomartianos o adoradores del Super-hombre.

Barbelo

Esta figura gnóstica, que aparece en varios sistemas, los nicolaitas, los agnósticos de Epifanio, los Setianos, el sistema del Evangelio de María y en Ireneo I.29.2 ss., sigue siendo, hasta cierto punto, un enigma. El nombre barbelo, barbeloth, barthenos no ha sido totalmente explicado. De todas formas ella representa el supremo principio femenino, en realidad la más alta divinidad en su aspecto femenino. Barbelo tiene la mayoría de las funciones de ano Sophia descritas arriba. Su lugar entre algunos gnósticos era tan importante que algunas de las escuelas se llamaba barberiotas. Adoradores de barbelo o barbelognósticos. Ella, probablemente no es otra que la Doncella-luz del al Pistis Sofía, la thygater tou photos o simplemente la doncella virgen. En Epifanio (Haer., xxvi, 1) y Filastrios (Haer., xxxiii) Parthenos (Barbelos) parece identificarse con Noria, que juega un importante papel como esposa de Noé o de Set. La sugerencia de que Noria es virgen, parthenos, Istar, Atenea, Sabiduría, Sophia, o Archamoth, es digna de ser considerada.

Ritos

No estamos tan bien informados sobre la parte ritual y práctica del gnosticismo como de sus aspectos doctrinales y teóricos. Sin embargo, el relato de S. Ireneo sobre los Marcosianos o el de Hipólito sobre los Elcesaitas, las partes litúrgicas de los “Hechos de Tomás” y algunos pasajes de las Pseudo-clementinas y sobre todo la literatura copto-gnóstica y mandeana, nos da al menos alguna información sobre sus prácticas litúrgicas.

Bautismo

Todas las sectas gnósticas poseían de alguna manera este rito. En el mandeismo el bautismo diario es una de las grandes prácticas del sistema. Las fórmulas utilizadas por los gnósticos cristianos parece que cambiaron mucho en comparación con laque se utilizó con Jesús. Los marcosianos decían:” “en el nombre del padre desconocido de todos, en la verdad, la madre de todos, en él, que vino sobre Jesús [eis ton katelthonta eis Iesoun]”. Los alcesiates decían: en el nombre del gran y más alto dios y en el nombre de su hijo, el gran rey”. En Ireneo (I.21.3) encontramos la fórmula:” en el nombre que estuvo oculto de toda divinidad y dominio y verdad, cuyo nombre Jesús de Nazaret ha puesto en las regiones de la luz “y algunas otras fórmulas que a veces se pronunciaban en hebreo o en arameo. Los mandeanos decían: “el nombre de la vida y el nombre del Manda de Haye se nombra sobre ti”. En relación con el bautismo, la Sphragis tenía mucha importancia, pero no es fácil decir en qué consistía el sello o signo con el que se les marcaba. También existía la tradición de un nombre ya de viva voz o por medio de una tablilla con alguna palabra mística.

Confirmación

La unción al candidato con el crisma, o ungüento oloroso, es un rito gnóstico que ensombrece la importancia del bautismo. En los Hechos de Tomás, al menos eso mantienen algunos estudiosos, había remplazado complemente al bautismo y era el único sacramento de iniciación. Pro esto no está demostrado. Los marcosianos llegaban a rechazar el bautismo cristiano y sustituían una mezcla de óleo y agua que derramaban sobre la cabeza del candidato. Cobn la confirmación, los gnósticos no intentaban tano dar el espíritu santo cuando proteger a los candidatos contra ataques de los archones, o para llevárselos con el dulce olor que está sobre todas las cosas (tes uter ta hola euodias). De alguna manera se suponía que el bálsamo había fluido del árbol de la vida , árbol que estaba místicamente conectado con la cruz; porque el crisma es en los Hechos de Tomás “el misterio oculto que se nos desvela en la cruz”

La Eucaristía

Es curioso lo poco que se sabe de lo que en los gnósticos sustituye a la eucaristía. En varios pasajes leemos sobre la partición del pan, pero no es fácil determinar en qué consiste. El uso de la sal en este rito parece importante en este rito. (Clemente Hom. xiv), porque se lee claramente como S. Pedro partió el pan de la eucaristía y “poniendo sal, lo dio primero a la madre y después a nosotros”. Además hay mucha similitud, aunque no certeza, de que la eucaristía a la que se refiere los Hechos de Tomás sea solo partir el pan sin utilizar la copa. Este punto es muy controvertido, pero lo contrario no se puede probar. Está más allá de toda duda que los gnósticos sustituyeron el vino por el agua (Hechos de Tomás Bautismo de Mygdonia cap. cxxi). No sabemos qué formula de consagración usaban, peor el pan era ciertamente bendecido con la señal de la cruz. Hay que tener en cuenta que los gnósticos llamaban a la eucaristía con términos sacrificiales— prosphora, “oblación, Thysia (II libro de Jeû, 45). En los libros coptos (Pistis Sophia, 142; II Jeû, 45-47) hallamos una larga descripción de algunas ceremonias aparentemente eucarísticas que celebra el mismo Jesús, en las que se usa el fuego y el incienso, dos frascos y dos copas, una con agua y otra con vino, y ramas de la vid. Cristo corona a los apóstoles con coronas de olivo, ruega a Melquisedec que venga y cambie el vino en agua para el bautismo, pone hierbas en las bocas y manos de los apóstoles. No sabemos si estas acciones reflejan en algún sentido el ritual de la Gnosis o es imaginación del autor. Los gnósticos usaron el óleo sacramentalmente, al parecer, para la cura de los enfermos y hasta los muertos eran ungidos con él .

El Ninfeo

Tenían un sacramento gnóstico especial para la cámara nupcial (nymphon) en el que, por medio de acciones simbólicas, sus almas se casaban con sus ángeles en el pleroma. No se conocen detalles de los ritos. Tertulianó aludió sin duda a ellos Copn la palabras “Eleusinia fecerunt lenocinia”.

Las vocales mágicas

Se le da extraordinaria importancia a la pronunciación de las vocales: alpha, epsilon, eta, iota, omicron, upsilon, omega. Se supone que tanto el salvador como sus discípulos, en mitad de las frases rompían a murmurar un interminable cantinela solo con las vocales: nos han llegado conjuros mágicos que consisten en ochenta vocales; las siete vocales forman una inscripción muy común, repetidas según innumerables artificios. Ruelle, Poirée y Leclercq han estudiado estas vocales gnósticas, que han sido un misterio durante tanto tiempo y se puede considerar probado que década vocal representa uno de los siete planetas o archones; que las siete juntas representan el universo, pero sin consonantes, el ideal e infinito aún no aprisionado y limitado por la materia. Representan también una escala musical, probablemente como el tono re-re del gregoriano o d, e, f, g, a, b, c, y que muchas hojas de vocales gnósticas son en realidad hojas de música. Pero la investigación en el este campo está empezando. Entre los gnósticos, los Ofitas gustaban de representar sus especulaciones cosmológicas por medio de diagramas, círculos dentro de círculos, cuadrados y líneas paralelas y otras figuras matemáticas combinadas con nombres escritos sobre ellas. Pero so sabemos hasta qué punto estos diagramas sagrados fueron utilizados en la liturgia.

Escuelas Gnósticas

El Gnosticismo no tenía una autoridad central para la doctrina o la disciplina: en total no tenía una organización similar a la vasta organización de la Iglesia Católica. No era otra cosa que un gran conglomerado de sectas de las cuales solo el marconismo intentó de alguna manera rivalizar con la constitución de la iglesia , peo ni siquiera tenía unidad. No hay forma de clasificar estas sectas que teniendo en cuenta su orientación general de su pensamiento. Así, pues, podemos distinguir : (a) siríacas o semitas; (b) helenísticas o alejandrinas; (c) dualistas; (d) agnósticas antinomistas

La escuala siriaca

Representa la fase más antigua de la Gnosis, puesto que el lugar de nacimiento de este movimiento fue Asia occidental: Se puede decir que pertenecen a esta escuela Dositeo, Simón magno, Menender; Cerinto, Cerdo, Saturnino, Justino, los bardesanitas, ebionitas, encratitas, ofitas, nassenos los gnósticos de los Hechos de Tomás, los Setianos, los Peratae, los cainitas. En sus sistemas aun están ausentes la generalogías elaboradas con elementos fantásticos y Sygzias de eones de la Gnosis posterior. La terminología muestra una forma bárbara semita: Egipto el nombre simbólico de la tierra de esclavitud del alma. La oposición entre el bien y el mal y el mundo-creador no es eterna o cosmogónica, aunque hay una fuerte oposición ética a Jehová el dios de los judíos, que el último de los siete ángeles que hicieron este mundo de una materia eterna preexistente. Los Ángeles dimiúrgicos, que intentan crear al hombre no crean otra cosa que un miserable gusano, aunque el dios bueno le dio una chispa de vida divina. La leu del dios de los judíos debe terminar, porque dios nos llama a su inmediato servicio a través de su hijo, Cristo. Solo obedecemos a la deidad suprema absteniéndonos de la carne y del matrimonio y llevando una vida ascética. Así era el sistema de Saturnino de Antioquía, que enseñó durante el reinado de Adriano (c. 120 dC.).

Los Naassenos (de Nahas, palabra hebrea que significa serpiente) adoraban a la serpiente como símbolo de sabiduría que el dios de los hebreos trataba de ocultar a los hombres. Los Ofitas (ophianoi, de ophis, serpiente) que proporcionaron la mayoría de las ideas al valentinianismo cuando se trasladaron a Alejandría, se convirtieron en una de las sectas más extendidas de la Gnosis. Aunque no eran estrictamente adoradores de la serpiente, la reconocían como símbolo de la suprema emanación, Achamoth o divina sabiduría. Se los consideraba la gnosis por excelencia. Los Setianos veían en Set al padre de todos los hombres espirituales (pneumatikoi); en Caín al padre de de los psíquicos (psychikoi) y hélicos (hylikoi). Según los Peratae existe una trinidad de padre , hijo e Hyle(materia). El hijo es la serpiente cósmica que liberó a Eva del poder Hyle.

Simbolizaban el universo con un triángulo encerrado en un círculo. El número tres es la llave de todos los misterios. >Hay tres principios supremos: el no-generado, auto-generado, el generado. Hay tres logoi, de dioses; el salvador tiene una naturaleza triple, un cuerpo triple, un poder triple etc. Son llamados Peraae (peran) porque han “cruzado más Allah “de Egipto, a través del mar rojo de la generación. Son los verdaderos hebreos, de hecho (el nombre viene del hebreo que significa cruzar a la otra parte). Los Peratae ( o Perates) fueron fundados por Eúfrates, Celbes y Ademes. Este Eúfrates, cuyo nombre parece relacionado con el nombre Peratae, es el fundador de los Ofitas mencionados por Celso hacia el 175 dC. Los Cainitas eran llamados axial porque veneraban a Caín y Esaú, a los sodomitas a Core y judas porque todos se habían resistido al dios de los hebreos.

La escuela helenística o alejandrina

Estos sistemas fueron más abstractos, filosóficos y consistentes que los de Siria. La nomenclatura semítica fue casi completamente remplazada por los nombres griegos. El problema cosmogónico había crecido desproporcionadamente, mientras que la parte ética quedaba en un segundo plano y el ascetismo no se aplicaba tan estrictamente. Los dos grandes pensadores de esta escuela fueron Basílides y Valentinus.

Aunque Basílides había nacido en Antioquia de Siria, fundó su escuela en Alejandría (hacia el 130 dC.); le surgió su hijo Isidoro. Su sistema fue el más consistente y sobrio emanacionismo producido por la Gnosis. Su escuela nunca se expandió tanto como la de Valentino, pero en España subsistió durante varios siglos.
Valentino, que enseñó primero en Alejandría y después en Roma ( alrededor del 160 dC.) , elaboró un sistema de dualidad sexual en el proceso de emanación; una larga serie de parejas hombre mujer de ideas personificadas para cubrir la distancia del dios desconocido hasta el mundo presente. Su sistema es más confuso que el de Basílides sobre todo porque se haya confuso por la intrusión de la fura de las figuras de Sofía en el proceso cosmogónico. Era Ofismo siro disfrazado de formas egipcias y reclama ser el verdadero representante del espíritu gnóstico. La reductio ad absurdum de estas especulaciones descontroladas se puede ven en la Pistis Sofía, que es vírgenes de la luz, entidades paralemtores, esferas, heimarmene, trece eones, tesoros lumínicos, reinos interpuestos, reinos de la derecha y de la izquierda, Jaldabaoth, Adamas, Miguel, Gabriel, Cristo, El Salvador, y misterio sin números que giran al pasado y vuelven como brujas danzando. La impresión creada en el lector solo puede ser apropiadamente descrita con las palabras de “Jabberwocky: “gyre and gimble on the wabe” ( N. del T.: ver el poema absurdo de Lewis Caroll).

Sabemos por Hipólito (Contra las Herejías IV.35), Tertulian (Contra los Valentinianos 4) y Clemente de Alejandría (Exc. ex Theod., titulo) que había dos escuelas principales de Valentinianismo, la italiana y la de Anatolia o Siriaca. En la italiana había maestros notables como Segundo que dividió el Ogdoad dentro del pleroma en dos tétradas, Derecha e izquierda; Epifanes que describió estas tétradas como Monotes, Henotes, Monas y To Hen; y posiblemente Corbalaso, a no ser que su nombre sea una lectura errónea de Kol Arba “Todos Cuatro”. Pero los más importantes fueron Ptolomeo y Heracleo. Ptolomeo es conocido sobre todo por su carta a Flora, una dama noble que le había escrito como presbítero (Texte u. Unters., N.S., XIII, Anal. z. alt. Gesch. d. Chr.) para que le explicase el significado del Antiguo Testamento. Este Ptolomeo divide y numera los eones en sustancias personalizadas fuera de la divinidad, como nos dice Tertuliano. Se dedicaba a los estudios bíblicos y era un hombre con una imaginación desatada.

Clemente de Alejandría (Stromata IV.9.73) a Heracleo el maestro más eminente de la escuela valentiniana. Orígenes dedica parte de su comentario sobre S. Juan a combatir los comentarios de Heracleo sobre el mismo evangelista. Heracleo llamó a la fuente de todo ser Anthropos, en vez de Bythos y rechazó la inmortalidad del alma – probablemente quería decir el elemento meramente psíquico. Al parecer estaba más cerca de la iglesia católica que Ptolomeo y era un hombre con una capacidad de juicio mejor. Tertuliano menciona otros dos nombres (Contra los Valentinianos 4) Theonimo y Alejandro (Sobre la Sangre de Cristo 17)

La escuela Anatolia tuvo a un maestro prominente, Anxiónico (Tertuliano, Contra los Valentinainos 4; Hipólito, Contra las Herejías VI.30) que tenía su collegium en Antioquía hacia el 220 dC., “el más fiel discípulo del maestro” Teodoto es conocido por un fragmento de sus escritos conservado por Clemente de Alejandría. Ireneo (I.11-12) y también Hipólito (VI.42) traen el sistema de Marco el conjurado, una elaborada especulación con cifras y números. La descripción de Marcos hecha por Ireneo fue rechazada por los marcusianos , pero Hipólito afirma que lo hicieron sin razón. Marcos era probablemente egipcio y contemporáneo de Ireneo.
Monoimo el árabe tenía un sistema parecido al marcosiano. Hipólito le dedica los capítulos 5 al 8 del Libro VIII. Solo él mencionado por Teodoreto además por él. Hipólito tiene razón al llamar a estos dos gnósticos imitadores de Pitágoras más que cristianos. Según las Epístolas de Juliano el Apóstata, Los collegia valentinianos aún existían en Asia Menor en su tiempo (m.363)

La Escuela dualista

De alguna manera el dualismo era congénito con la Gnosis, pero rara vez superó la mayor tendencia de la Gnosis, es decir, el panteísmo. Sin embargo este era el caso en el sistema de Marción, que distinguía entre el dios del Nuevo Testamento y el del Antiguo, como entre dos principios eternos, el primero era bueno, agathos; el segundo meramente justo, dikaios; pero Marción no llevó su sistema hasta su últimas consecuencias. Se le puede considerar más bien un precursor de Mani que un gnóstico puro. Tres de sus discípulos Potito, Basilico y Lucano, son mencionados por Eusebio como fieles seguidores del dualismo de su maestro (Historia de la Iglesia V,13), pero Apeles, su principal discípulo, que llegó mas allá que su maestro en el rechazo de las Escrituras del Antiguo Testamento, volvió al monoteísmo al considerar que el inspirador del Antiguo Testamento no fue un dios, sino un ángel malo. Por otra parte Syneros y Prepon, también sus discípulos, postulaban tres principios diferentes. Hermógenes enseñó, a principios del siglo segundo, en Cartago, un dualismo distinto. El oponente del buen dios no era el dios de los judíos, sino la materia eterna, fuente del mal. Contra este gnóstico combatieron Teófilo de Alejandría y Tertuliano.

La escuela antinomista

Puesto que la ley moral fue dada por el dios de los judíos, era un deber oponerse a él; era una obligación solemne romper la ley moral. La secta llamada de los Nicolaitas que decía eso, existió en tiempos de los apóstoles y su principio, según Orígenes era parachresthai te sarki. Carpócrates, a quien Tertuliano llama mago y fornicador (Sobre el Alma 35) fue contemporáneo de Basílides. Sólo se podía escapar de los poderes cósmicos deshaciéndose de sus propias obligaciones por medio de una conducta infame. Despreciar la ley y hundirse en la Monada recordando la propia preexistencia en la Unidad Cósmica – así era la gnosis de Carpócrates. Su hijo Epifanio siguió la doctrina de su padre tan de cerca que murió como consecuencia de sus pecados a los diecisieta años. Los Prodicianos y Antitactae mantuvieron puntos de vista antinomianos. No hay ejemplos más horribles de inmoralidad insana que los que se mencionan en la Pistis Sofía como prácticas de algunos gnósticos. S, Justino (Primera Apología 26) Ireneo (I.25.3) y Eusebio (Historia de la Iglesia IV,7) aclaran que la reputación de estos hombres trajo infamia a toda la raza de cristianos” .

Literatura

Los gnósticos desarrollaron una asombrosa actividad literaria que produjo una cantidad de escritos que superó de lejos a los producidos por la literatura católica. Fueron más prolíficos en la esfera de la ficción, de manera que se puede decir con seguridad que tres cuartas partes de las novelas de la primera cristiandad sobre Cristo y sus discípulos emanaron de círculos gnósticos. Además de éstas ficciones – con frecuencia crudas y torpes – poseían lo que se podría llamar tratados teosóficos y revelaciones de muy elevado carácter místico. Se pueden describir como unos rugidos rimbombantes ocasionalmente interrumpidos por unas pocas palabras verdaderamente sublimes. Traine hace notar con justicia:”Cualquiera que lea los escritos de los gnósticos respira en una atmósfera de fiebre y fantasías como en un hospital, entre pacientes delirantes, perdidos en mirar su propio pensamiento torrencial con ojos brillantes fijos en el vacío” (Essais de crit. et d’histoire, Paris, 1904). La literatura gnóstica posee poco o ningún valor intrínseco, pero su valor es grande para la historia y para la Psicología. Sobre todo es muy importante para comprender lo que rodeaba al cristianismo naciente. La mayor parte de todo ello no ha sido conservado desafortunadamente. Con la excepción de algunas traducciones coptas y algunas versiones católicas siríacas expurgadas, solo existen algunos fragmentos de los que debió ser una biblioteca enorme. ( N.del.T. recuérdese la fecha de este artículo. Aun no se había descubierto Nag Hammadi).

La mayor parte de esta literatura se halla catalogada bajo los nombres de los autores gnósticos en los artículos BASILIDES, BARDESANES, CERINTO, MARCION, SIMON el MAGO, PTOLOMEO, VALENTINO. En los siguientes párrafos enumeraremos solo obras gnósticas anónimas no atribuidas a ninguno de los autores citados.

Los Nicolaitas poseían “algunos libros con el nombre de Jaldabaoth”; un libro llamado “Nôria” (la esposa mítica de Noé),profecía de Barcabbas, que era un encantador entre los Basilidanos; un “evangelio de la consumación” y una especie de Apocalipsis llamado “Evangelio de Eva” (Epiphanius, Adv. Haer., xxv, xxvi; Philastrius, 33).
Los Ofitas poseían “miles” de apócrifos, como nos dice Epifanio; entre ellos menciona especialmente: “Cuestiones de María, grandes y pequeñas” (algunas de estas cuestiones quizás sobreviven en el Pistis Sofía); también muchos libros con el nombre de “Set”, “Revelaciones de Adan”, evangelios apócrifos atribuidos a los apóstoles; un Apocalipsis de Elías y un libro llamado “Genna Marias”. De estos escritos probablemente han sobrevivido algunas revelaciones de Adán y Set, ocho en total, en traducciones armenias publicadas en la colección de los Apócrifos del Antiguo testamento (venencia 1896) de los PP mequitaristas. Véase Preuschen “Die apocryph. Gnost. Adamschr.” (Giessen, 1900). Los Nicolaitas poseían un “Evangelio de Judas”, una “Ascensión de Pablo” (anabatikon Paulou) y algún otro libro, cuyo título desconocemos, pero que , según Epifanio, estaba lleno de maldades. Los Prodicianos, según Clkemente de Alejandría , poseían apócrifos bajo el nombre de Zoroastro (Stromata I.15.69). Los Antinomistas tenían un apócrifo “lleno de audacia y maldad” (Stromata II.4.29; Orígenes “In Matth,”, xxviii). Los Nassenos tenían un libro del que Hipólito cita con amplitud pero cuyo título desconocemos. Contenía un comentario a los textos de la Biblia, himnos y salmos. Los Perates tenían un libro similar. Los Setianos poseían una “Paráfrasis Set” de siete libros, que explicaban su sistema, un libro llamado Allogeneis, o “Extranjeros”, un “Apocalipsis de Adán, un libro atribuido a Moisés y otros. Los Arcontianos tenían un libro grande y pequeño titulado “Sinfonía” que posiblemente sobreviva en la “Analecta Sacra” de Pitra (Paris, 1888). Los gnósticos a los que atacaba Plotino poseían apócrifos atribuidos a Zoroastro, Zostrian, Nichoteo, Allogenes (¿”el libro setiano “Allogeneis”?), y otros.

Además de estos escritos los siguientes apócrifos son evidentemente de autoría gnóstica:

“El Evangelio de los Doce” — A él se refiere por primera vez Orígenes (Hom. I, in Luc.), y es idéntico con el Evangelio de los Ebionitas y se llama “Evangelio según S. Mateo”, porque en él Cristo se refiere a Mateo en segunda persona y el autor habla de otros apóstoles y de si mismo como “nosotros”. Este evangelio se escribió anres del 200 dC. , y no tiene relación con el llamado evangelio hebreo de S. Mateo o el Evangelio según los hebreos.
“El Evangelio según los egipcios” es decir los campesinos cristianos de Egipto, no los alejandrinos. Escrito alrededor del 150 dC. Y a él se refiere Clemente de Alejandría (Stromata III.9.63 y III.13.93) y Orígenes (Hom. I, in Luc); se utilizaba mucho en los círculos no católicos. Solo algunos fragmentos existen en Clemente de Alejandría (Stromata y Extractos de Teodosio).
Algunos se han referido a los “Logia” del papiro de Oxirrinco y al copto de Estrasburgo, pero es una mera suposición.
• “El Evangelio de Pedro “, escrito hacia el 140 dC. en Antioquía (ver DOCETAS). Otro Evangelio cetrino, ver en la descripción del Códice Akmin
• Otro evangelio petrino, ver la descripción en el Códice Akmin.
• Un “Evangelio de Matías, escrito hacia el 125 dC. Y utilizado en los círculos de Basílides.
• UN “Evangelio de Felipe” y “Evangelio de Tomás. Según Pistis Sofía, los tres apóstoles, Mateo (leído Matías), Tomás y Felipe recibieron una comisión divina para informar de todas las revelaciones de Cristo después de su resurrección. El Evangelio de Tomás debe haber sido considerablemente extenso (1300 líneas); parte de él, una recensión expurgada, puede haberse conservado en lo que fue popular, aunque vulgar y tonta, “Historias de la infancia de de nuestro Señor” escrito por Tomás , un filósofo israelita” del que existen dos versiones griegas una latina, una siríaca y una eslava.
• “Los Hechos de Pedro” (Praxis Petrou), escrito hacia el 165 dC. Se han conservado grandes fragmentos de esta producción gnóstica en el original griego y también en lñas traduciones latinas, bajo el título de “Martirio del Santo Apóstol Pedro”, al que el latino añade, “a Lino episcopo conscriptum”. Grandes porciones de este apócrifo se han traducido en el llamado “Actus Petri cum Simone”, e igualmente en versiones en sahídico, eslavo, árabe, y etíope. Esto fragmentos han sido reunidos por Lipius y Bonnet en “Acta apostolorum apocr.” (Leipzig, 1891), I. A través de estas recensiones del los “Hechos de Pedro” se han hecho más católicas, aunque su carácter gnóstico es inequívoco y son útilas para entender el simbolismo gnóstico
• Muy relacionados con los “Hechos de Pedro”, están los “Hechos de Andrés” y los “Hechos de Juan”; los tres tienen, quizás al mismo autor un tal Leucius Charinus, y fueron escritos antes del 200 dC. Nos han llegado en varias recensiones católicas y en diferentes versiones. Para los “Hechos de Andrés”, ver Bonner “Acta, como arriba (1898), II, 1, pp. 1-127; para los “Hechos de Tomás, tal cual han sido preservados en totalidad y conteniendo el más antiguo ritual gnóstico, poesía y especulación; para los “Hechos de Juan” ibid., pp. 151-216. Pero aun hacen falta la investigación de los especialistas para hallar la forma gnóstica primitiva en la asombrosa variedad y multiplicidad de fragmentos y modificaciones.
• De máxima importancia para entender el gnosticismo son los “Hechos de Tomás”, puesto que se han conservado completos y contienen el ritual gnóstico más antiguo, así como la poesía y especulación. Existen en dos recensiones, una siríaca y otra griega. Y parece lo más lógico, aunque no haya certeza, que el original fue siríaco. Se sugiere que fueron escritos hacia el 232 dC. Cuando las reliquias de Santo Tomás fueron trasladadas a Odesa. Son del máximo valor las dos oraciones de la consagración, el “Oda a la Sabiduría” y el “Himno del alma” que están insertadas en la narración siríaca, y que faltan el los Hechos en griego, aunque haya textos griegos independientes de estos pasajes que han sobrevivido (siríaco con traducción inglesa por W Wright, “Apocr. Acts of the Apost.”, London, 1871). El “Himno al alma” ha sido traducido muchas veces al inglés especialmente por A. Bavan, “Texts and Studies”, Cambridge, 1897; cf. F. Burkitt en “Journal of Theological Studies” (Oxford, 1900). La edición más completa de los Hechos griegos es la de M. Bonnet en “Acta”, como se ha dicho arriba, II, 2 (Leipzig, 1903; ver BARDESANES). Los Hechos , aunque escritos al servicio de la Gnosis, y llenos de las más extrañas aventuras, no están totalmente desprovisto del ambiente histórico.

Hay varios otros apócrifos en los que los eruditos han creído encontrar huellas de autorías gnósticas, pero son muy vagas y poco satisfactorias. En relación a esos apócrifos, sin duda gnósticos, hay que mencionar las Homilías Pseudo Clementinas, Es cierto que son catalogadas más frecuentemente como judaicas más que como literatura gnóstica, pero su afinidad a las especulaciones gnósticas es al menos a primera vista tan parecida y su conexión con el Libro de Elxai (ver ELCESAITAS) esta tan reconocida en general que no se pueden omitir en una lista de escritos gnósticos. Si la teoría de Dom Chapman en “Las Fechas de las Clementinas” (Zeitschrift f. N. Test. Wiss., 1908) y si el artículo CLEMENTINAS de la Enciclopedia católica es correcto, y consiguientemente el Pseudo-Clemente es un cripto-arriano que escribió en el 330 dC, las “Homilías” podrían al menos tener algún valor para el estudio de la Gnosis. Pero la teoría de Dom Chapman, aunque ingeniosa, es demasiado atrevida y aún sin suficiente base para justificar la omisión del las “Homilías” en este lugar.

Una gran parte, si no la más grande de toda la literatura gnóstica, se ha salvado del naufragio general de los escritos gnósticos, se ha conservado en tres códices, comúnmente llamados Askew, Bruce y Akhmim. El código Askew de los siglos quinto o sexto, contiene el largo tratado Pistis Sofía es decir (Fe-sabiduría) que es una obra en cuatro libreos , escrita en tre el 250 y el 300 dC.; sin embargo el cuarto libro es una adaptación de una obra anterior. Los primeros dos libros describen la caida del eón Sofia y su salvación por el eón Soter; los dos últimos libros descrien el origen del mal y la necesidad de arrepentimiento gnóstico. De hecho el total es un tratado sobre el arrepentimiento, aunque los dos últimos libros solo se aplica en la práctica el ejemplo de arrepentimiento establecido por Sofía. La obra consiste en un número de preguntas y respuestas entre Cristo y sus discípulos mujeres en los que les están insertadas las cinco “Odas de Salomón”, seguidas de adaptaciones místicas de las mismas. Puesto que las preguntas las hace sobre todo María, la Pistis Sofía es probablemente idéntica que la “Preguntas de María”, mencionada arriba. El códice contiene también extractos del “Libro del Salvador”. La tremenda monotonía de estos escritos solo puede ser observada por los que las han leído. G.R.S. Mead (Londres, 1896) realizó una traducción inglesa de la traducción latina del copto, que a su vez es una traducción del griego. El papiro Bruce es de las mismas fechas que el códice en pergamino Askew y contiene dos tratados:
• Los dos libros de Jeû, el primero especulativo y cosmogónico, es segundo practico , es decir como vencer a los poderes hostiles del mundo al asegurarse la salvación por la práctica de ciertos ritos: este último libro es conocido como “Sobre el Gran Logos según el misterio”
• Un tratado de título desconocido, puesto que la primera y última páginas se han perdido. Esta es una obra puramente especulativa y de gran antigüedad, escrita entre el 150 y el 200 dC. En los círculos setianos o arcontianos y contiene referencias a los profetas Marsanes, Nicoteo y Filosampes.
No existe traducción completa al inglés de estas tratados; algunos pasajes, sin embargo, están traducido del antedicho G.R.S. Mead “Fragmentos de una fe olvidada”. Los códices Bruce y Askew han sido traducidos al alemán por C. Schmidt (1892) en “Texte u. Unters” (1901) en el Berlín “Padres Griegos”. Hay una traducción latina del Pistis Sofía hecha por Schwartze y Petermann (Berlin, 1851) y una francesa del código Bruce hecha por Amélineau (Paris, 1890). El códice Skew, del siglo quinto, encontrado en 1896 y que ahora está en el museo egipcio de Berlín (N. del T., para ver traducciones españolas actuales, ver autores como Monserrat, García Bazán, A. Piñero, G del Cerro), contiene:
• El “Evangelio de Maria”, también llamado “Un apócrifo de Juan ”: que debe ser de los más antiguos , pues ya S. Ireneo lo usaba hacia el 170 dC has describir los gnósticos de Barbelo;
• Una “Sophia Jesu Christi”, que contiene revelaciones de Cristo después de su resurrección
• Una “Praxis Petri”, que contiene una fantástica relación del milagro realizado a la hija de S. Pedro.

El estudio del gnosticismo a principios del siglo XX se vio retrasado por la tardía publicación de estos tratados ; solo hubo una breve descripción de este códice, publicada en “Sitzungsber. d. k. preus. Acad.” (Berlin, 1896), pp. 839-847.
Este estudio del gnosticismo quedaría incompleto sin hablar del tratado, que en general se publica entre las obras de Clemente de Alejandría, llamado “Excerpta ex Theodoto”, que consta de varios extractos gnósticos que hizo el mismo Clemente para su propio uso y con al idea de una refutación futura, y que junto con las notas y observaciones de Clemente, forma una antología muy confusa. Ver O. Bibelius, “Studien zur Gesch. der Valent.” in “Zeitschr. f. N. Nest. Wiss.” (Giessen, 1908).
El gnosticismo oriental no-cristiano nos ha dejado los libros sagrados de los mandeanos, es decir, el “Genzâ rabâ” o “Grean Tesoro”, una amplia colección de tratados misceláneos de fechas diferentes, algunos muy tardíos, probablemente del siglo noveno y otros muy tempranos quizás del siglo tercero. El Genzâ fue traducido al latín por Norberg (Copenhague, 1817), y los más importantes, al alemán por Brandt (Leipzig, 1892).
Kolasta, himnos e instrucciones sobre el bautismo y el viaje del alma, publicados por J. Euting (Stuttgart, 1867).
Drâshê d’Jahya, biografía de Juan el Bautista “ab utero useque ad tumulum”, como dice Abraham Achellensis , no publicada.

El gnosticismo alejandrino no-cristiano se puede percibir en la literatura del Trimegisto publicada en traducción inglesa por G.R.S. Mead (Londres y Benarés, 1902, e vol. ). El gnosticismo específico judío no dejó textos, pero las especulaciones gnósticas pero dejan su huella en varias obras judías como el Libro de Enoch, el Zohar, el tratado talmúdico Chagiga XV. (Ver Gförer, “Philo”, Vol. I, y Karppe, “Etudes sur. ore. nat. d. Zohar” (Paris, 1901).

Refutación del Gnosticismo

El Gnosticismo tuvo desee el principio la más firme oposición de la Iglesia Católica. Las últimas palabra del S. Pablo, ya mayor en si Primera Epístola a Timoteo suelen aceptarse como referidas al gnosticismo que es descrito como “novedades profanas de palabras y oposiciones de falsos conocimientos [antitheseis tes pseudonomou gnoseos — las antítesis de la llamada Gnosis] que algunos erróneamente han profesado sobre la fe”. Muy probablemente el uso por S. Pablo de la palabra pleroma, el eón de este mundo, el archón del poder del aire, en Efesios y Colosenses, se debió al abuso de estos términos por los gnósticos. Otras alusiones al gnosticismo en el Nuevo Testamento son posibles, pero no hay pruebas, como en Tito 3:9; 1 Timoteo 4:3; 1 Juan 4:1-3.
El primer escritor anti-gnóstoco fue S. Justino Mátir (m ca. 185 dC). Su “Syntagma” (Syntagma kata pason ton gegenemenon aireseon), durante mucho tiempo considerada una obra perdida, está sustancialmente contenida en el “Libellus adv. omn. haeres.”, que normalmente se adjunta el “De Praescriptione”, de Tertuliano. al menos esa es la tesis de J. Kunze (1894) generalmente aceptada. DeEl tratado de S. Justino sobre la resurrección (Peri anastaseos), contra la Gnosis, hay considerables fragmentos en el “Dialogo sobre la Resurrection” de Metodio y en “Sacra Parellela” de S. Juan Damasceno. El Compendio contra Marción de S. Justino, citado por Ireneo (IV.6.2 y V.26.2), es posiblemente el mismo que su Syntagma”. Inmediatamente después de S. Justino, Miltidates, un filósofo cristiano de Asia Menor, es mencionado por Tertuliano e Hipólito (Contra los valentinianos 5 y Eusebio Hist. de la Iglesia V.28) como luchador contra los gnósticos y sobre todo contra los valentinianos. Sus escritos se han perdido. Teófilo de Antioquía (m.c. 185) escribió contra la herejía de Hermógenes además de un excelente tratado contra Marción (kata Markionos Logos). El libro contra Marción probablemente sobrevive en el “Dialogus de recta in Deum fide” del Pseudo-Orígenes. Para Agrippa Castor ver BASILIDES.

Hegesipo, palestino, que viajó vía Corinto a Roma, donde cuando llego era papa Aniceto (155-166), para confirmar la sana y ortodoxa fe de la tradición apostólica. Conoció a muchos obispos en su viaje que enseñaban todos la misma fe, y en Roma hizo una lista de los papas desde pedro a Aniceto. Escribió cinco libros de memorias (Upomnemata) “en el estilo mas sencillo, dando al la verdadera tradición de la doctrina apostólica” y convirtiéndose en “un campeón de la fe contra los herejías sin dios” (Eusebio,Histopria de la Iglesia IV.7 ss y IV.21ss). Solo quedan unos fragmentos de esta obra y son más bien históricos que teológicos.

Rodón, discípulo de Taciano, Felipe, obispo de Cortina en Creta y un tal Modesto, escribieron contra Marción, pero sus escritos se han perdido. Ireneo ´( Contra las herejías I.15.6) y Epifanio (xxxiv, 11) citan on poema corto contra el oriental Valentiniano y contra Marcos el de los conjuros escrito por un autor entrado en años , pero desconocido y Zaqueo, obispo de Cesarea escribió, se dice, contra los valentinianos y especialmente contra Ptolomeo.

Más allá de las comparaciones, la gran obra anti-gnóstica es la de S. Ireneo Elegchos kai anatrope tes psudonymou gnoseos, normalmente llamada “Adversus Haereses”. Consiste en cinco libros , que no es escribieron al mismo tiempo , obviamente; los primeros tres son de alrededor del año 180 dC. y los dos últimos de una docena de años después. La mayor parte del primer libro nos ha llegado en el original griego, el resto en una traducción muy antigua y muy literal traducción latina, además de algunos fragmentos en siríaco.

S. Ireneo conocía a los gnósticos por sus relaciones personales con ellos y pro sus escritos, proporcionando minuciosas descripciones de sus sistemas , especialmente de los valentinianos y barbelo-gnosticos. Un excelente ejemplo de cómo empleaba S. Ireneo sus fuentes gnósticas se puede ver al comparar el “Evangelio de María” con “Contra las Herejías I.24. Muchos intentos de desacreditar a S. Ireneo como testigo han resultado fallidos (Ver San Ireneo). Además de su gran obra, escribió una carta abierta al sacerdote romano Florino, que pensaba uirse a los valentinianos; cundo el infortunado sacerdote apostató y se convirtió en un gnóstico, Ireneo escribió sobre el asunto un tratado “Sobre el Ogdoad”, y también una carta al papa Víctor rogándole que usara su autoridad contra él. Solo se han conservado unos pocos pasajes de estas obras.
Eusebio (Historia de la Iglesia IV.23.4.) menciona una carta de Dionisio de Corinto (c-170) a los nocimedianos en la que ataca la herejía de Marción. La carta no se ha conservado. Clemente de Alejandría (m.c.215) solo combatió el gnosticismo indirectamente al defender la verdadera Gnosis cristiana, especialmente en el Pedagogo I, Stromata II, III, V, in el llamado libro octavo o “Excerpta ex Theodoto”. Orígenes no dedicó ninguna obra exclusivamente a la refutación de la Gnosis pero sus cuatro libros “Sobre los Primeros Principios” (Peri archon), escritos alrededor del año 230, y preservados solamente en unos fragmentos griegos y en una traducción latina libre de Rufino, es prácticamente una refutación del dualismo gnóstico, del docetismo y del emanacionismo
Hacia el año 300 un autor sirio desconocido a veces erróneamente identificado con Orígenes y llamado con frecuencia por su pseudónimo literario, Adamancio, o el “ombre de acero”, escribió un largo diálogo cuyo título se ha perdido pero que se suele designar por las palabras “De recta in Deum fide”. Este diálogo, normalmente dividido en cinco libros, contiene discusiones con representantes de dos sectas del marcionismo, el valentianianismo y el bardesianismo. El escrito plagia ampliamente a Teófilo de Alejandría y a Metodio de Olimpo, especialmente el diálogo anti-gnóstico de este “Sobre la Voluntad libre” (Peri tou autexousiou).

El gran luchador anti-gnóstico de la Iglesia cristiana primitiva es Tertuliano (n169) que dedicó su vida prácticamente a combatir esta tremenda suma de todas las herejías. Solo mencionaremos los títulos de su sobras anti-gnósticas: “De Praescriptione haereticorum”; “Adversus Marcionem”; un libro “Scorpiace”; “De Carne Christi”;”De Resurrectione Carnis”; y finalmente Ahuramazda en el oriente y cuando, vencido por la divina grandeza de Jesucristo el el occidente, intentó llegar a una tregua en la confusión del Parseismo y el Cristianismo. Intentó hacer en el oriente los que los neoplatónicos en el occidente. Y durante al menos doscientos años fue un verdadero peligro para el cristianismo, aunque no tan grande como algunos autores pretenden hacernos creer.

Cosas parecidas se dicen del Mitraismo y del Neoplatonismo como contra la religión cristiana, pero esos dichos son más bien ocurrencias ingeniosas que verdades. El cristianismo sobrevivió y el gnosticismo no, porque el primer era el más apropiado – inconmensurable, infinitamente así. El gnosticismo no murió por casualidad sino porque carecía de poder vital interior y por más que la literatura teosofica inunde el mercado inglés y alemán, no habrá manera de revitalizar lo que es intrínseca y es encialmente defectuoso.

Es chocante que los dos más antiguos campeones del cristianismo contra el gnosticismo – Hegesipo e Ireneo – presentaran tan claramente el único método de lucha contra él que es posible, pero que bastó para asegurar la victoria en el conflicto, un método que Tertuliano, unos años después explicó científicamente en su “De Praescriptione”. Tanto Hegesipo como Ireneo demostraron que las doctrinas gnósticas no pertenecen al depósito de la fe que fue enseñado por la verdadera sucesión de los obispos en las sedes principales de la cristiandad; ambos en una conclusión triunfante elaboraron una lista de los obispos de Roma , desde Pedro al obispo romano de sus días ; y puesto que el gnosticismo no era enseñado por esa Iglesia con la que los cristianos de todas partes deben estar de acuerdo, quedó condenado por si mismo.

Un veredicto justo sobre el gnosticismo es el de O. Gruppe (Ausführungen, p. 162); las circunstancias del periodo les dieron una cierta importancia. Pero nunca fueron una fuerza viva, ni en la historia general ni en la del cristianismo. El gnosticismo merece atención porque muestra las situaciones que encontró el cristianismo en su existencia y qué obstáculos tuvo que vencer para mantener su propia vida, pero “nunca fue un medio de progreso mental”.

Arendzen, John. (1909)

Transcrito por Christine J. Murray.

Traducido por Pedro Royo

Fuente: Enciclopedia Católica