GOLGOTA

Mat 27:33; Mar 15:22; Joh 19:17.


Gólgota (gr. Golgothá; transliteración del heb. Gulgôleth [o del aram. Gûlgûta’ o Golgolta’]; simplificado Gulgôtha’, lugar de la “calavera [del cráneo]”). Lugar de la crucifixión de Cristo (Mat 27:33 ; Mr 15:22; Joh 19:17). En Luk 23:33, “Calvario” (BJ; gr. Kraní­on) es literalmente “calavera” (derivado del lat. Calvaria). Hoy se cree que se le dio este nombre por su semejanza a una calavera, pero los primeros Padres de la iglesia lo atribuyeron a que en ese sitio estaba enterrado el cráneo de Adán (Orí­genes), o a los muchos cráneos esparcidos de los criminales que habí­an sido ejecutados allí­ (Jerónimo). Del informe de los Evangelios es claro que era un lugar destacado (Mar 15:22; Luk 23:49), ubicado fuera de los muros de Jerusalén (Joh 19:20; Heb 13:11-13) y cerca de un jardí­n (Joh 19:41). El sitio no ha sido señalado con certeza, aunque se hicieron numerosos intentos por lograrlo. Muchos lugares alrededor de la ciudad, y algunos dentro de ella, se consideraron en algún momento como el Gólgota. Eusebio (c 264-c 339 d.C.), el 1er, historiador cristiano que proporciona alguna información sobre el tema, afirma que los impí­os cubrieron el lugar sagrado con tierra y levantaron allí­ el templo de Venus, que estaba en el foro construido por el emperador Adriano en el s II d.C. Constantino derribó esa estructura pagana y erigió una iglesia en ese lugar, que ahora está ocupada por la Iglesia del Santo Sepulcro (fig 284). Aunque es razonable creer que los cristianos palestinos no olvidaron pronto el lugar del sufrimiento de su Salvador, en general esta identificación no ha sido aceptada. Sin embargo, excavaciones llevadas a cabo por Kenyon cerca del Santo Sepulcro (1961-1967) demuestran que el lugar de esa iglesia del Santo Sepulcro estaba fuera de la ciudad en tiempos de Cristo. Esta evidencia ha sido confirmada por excavaciones realizadas por N. Avigad después de 1967. Esto elimina una de las principales objeciones contra la identificación del Santo Sepulcro como el sitio de la crucifixión: la de que esta iglesia está bien dentro de la actual muralla de Jerusalén. 243. Colina, llamada Calvario de Gordon -al norte de la Puerta de Damasco-, en Jerusalén. Otro supuesto lugar de la crucifixión es la colina rocosa conocida como Calvario de Gordon, a unos 230 m al noreste de la Puerta de Damasco (fig 243). Tiene a su favor la apariencia de una calavera de algunas formaciones rocosas, y que una tumba romana, la así­ llamada “tumba del huerto”, está próxima a ella (fig 283). Esta identificación data de 1849, fecha en que Otto Thenius se la adjudicó por 1ª vez, y recibió un fuerte apoyo por haberla defendido el general Charles G. Gordon, de fama por su actuación en China y en Khartum. Los opositores afirman que los turcos explotaban las rocas del lugar hasta hace relativamente poco, de modo que la forma actual, parecida a una calavera, es de origen reciente. Por lo tanto, el verdadero sitio de la crucifixión sigue siendo incierto. Bib.: K. Kenyon, Digging Up Jerusalem [Excavaciones en Jerusalén] (Nueva York, 1974), pp 226-235.

Fuente: Diccionario Bíblico Evangélico

arameo gulgutá, cráneo o calavera, griego kranion, latí­n calvaria.

Lugar donde Cristo murió crucificado. Los evangelistas dicen que Jesús fue conducido al lugar llamado G., que quiere decir †œCalvario†, Mt 27, 33; Mc 15, 22; Lc 23, 33; Jn 19, 17. El sitio exacto del G. es desconocido, estaba, sí­, en las afueras de la ciudad, Jn 19, 20; Hb 13, 12; como lo prescribí­a la Ley, por ser lugar de ejecuciones, Lv 24, 23; Nm 15, 35; Dt 17, 5; era un sitio alto, una colina, por lo que se dice el evangelista: †œHabí­a también unas mujeres mirando desde lejos†, Mt 27, 55; Mc 15, 40. En el G. habí­a un huerto y en éste un sepulcro nuevo, que José de Arimatea habí­a excavado en la roca, en el que fue sepultado Jesús, Mt 27, 59; Mc 15, 45-46; Jn 19, 41.

Existen varias tradiciones sobre el G. se dice que allí­ estaba enterrado el cráneo de Adán. Respecto al nombre, que se debe a las calaveras de los ejecutados insepultos allí­ encontradas, lo que no tiene lógica dentro de las costumbres judí­as; o porque la calavera es sí­mbolo del lugar donde se llevaban a cabo las condenas a muerte y se enterraba a los ejecutados. Otra dice que el nombre se debe a que el monte de las ejecuciones tení­a forma de cráneo. Tal vez, el G. esté cerca de la actual basí­lica del Santo Sepulcro. Goliat, gigante filisteo originario de la ciudad de Gat, quien desafió a los israelitas, en tiempos del rey Saúl, para que de ellos saliera alguien que se le enfrentara, y fue el joven David quien aceptó el reto, lo hirió con su honda, le cortó la cabeza con la misma espada del gigante filisteo, en el valle del Terebinto, 1 S 17; Si 47, 4. La espada de G. se guardaba como un trofeo detrás del efod adivinatorio, en el santuario de Nob, 1 S 21, 10; 22, 10. Ya en tiempos del reinado de David, hubo guerra contra los filisteos en Gob, y Eljanán, uno de los valientes del rey, †œmató a G. de Gat†, se dice en 2 S 21, 19; sin embargo, en el texto paralelo, 1 Cro 20, 5, como David habí­a matado ya a G., antes de ser rey, se dice que Eljanán mató a Lajmí­, hermano de G.

Diccionario Bí­blico Digital, Grupo C Service & Design Ltda., Colombia, 2003

Fuente: Diccionario Bíblico Digital

(gr., Golgotha, del arameo gulgalta, calavera). El lugar de la crucifixión de nuestro Señor. Del heb. gulgoleth que implica un montí­culo o colina redonda, pelada, semejante a una calavera. Se ha guardado el nombre lat., Calvarius (calavera pelada) en la forma Calvario o sencillamente †œla Calavera† (Luk 23:33). Hay dos explicaciones del nombre:
( 1 ) Era un lugar de ejecución y por lo tanto abundaba en calaveras;
( 2 ) el lugar tení­a el aspecto de una calavera cuando se lo veí­a de una distancia corta. Tanto Mateo (Mat 27:33) como Marcos (Mar 15:22) lo ubican fuera de la ciudad, pero cerca de ella (Joh 19:20) sobre la ví­a pública, el tipo de lugar generalmente escogido por los romanos para las ejecuciones. La tradición lo ubica dentro de la ciudad actual.

Fuente: Diccionario Bíblico Mundo Hispano

(Gr. del aram calavera). Colina en las afueras de Jerusalén donde Cristo fue crucificado (Mat 27:33; Mar 15:22; Luc 23:33; Jua 19:17). Se dan varias versiones sobre la razón por la cual se llamaba así­, pero no hay pruebas fidedignas de ninguna. Es posible que en el sitio existiera alguna formación rocosa en forma de calavera. La expresión †œlos que pasaban le injuriaban† (Mat 27:39) sugiere que estaba junto a un camino por donde muchos transitaban. Estaba fuera de la ciudad, según lo ordenaban las costumbres romana y judí­a. En el año 336 Constantino el Grande edificó la Iglesia del Santo Sepulcro donde la tradición señalaba que estaba el G. y la tumba del Señor Jesús. En el año 1885 Charles Gordon, un general inglés, señaló otro sitio diferente, que hoy se conserva también, pero no se han aportado pruebas definitivas para descartar la tradición más conocida.

Fuente: Diccionario de la Biblia Cristiano

tip, MONT

ver, CALVARIO

vet, (aram. y heb.: “cráneo”). En gr. es “kranion”. El término “calvario” proviene del latí­n “calvaria”, del que se deriva el cast. “calavera”. (Véase CALVARIO).

Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico Ilustrado

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Montí­culo pelado, de piedras ví­rgenes, en forma de calavera (Calvario), en la parte Este de las murallas de Jerusalén, donde Cristo fue crucificado. Era el lugar de las ejecuciones.

Hasta el año 43, en que se fabricó la segunda muralla, el lugar quedaba fuera de la ciudad (Mc. 15.22; Jn 19.17; Mt. 27.32 Hebr. 13.12)

Sobre él se construyeron posteriores leyendas: lugar del cráneo de Adán, según Orí­genes, o lugar de cráneos de ejecutados, según S. Jerónimo.

Con las obras de amurallamiento del 43, las destrucciones de la guerra del 66-70, y las construcciones posteriores de los cristianos, el lugar quedó totalmente alterado desde la perspectiva que debió contemplar Cristo en su última mirada moribunda desde la cruz.

Pedro Chico González, Diccionario de Catequesis y Pedagogí­a Religiosa, Editorial Bruño, Lima, Perú 2006

Fuente: Diccionario de Catequesis y Pedagogía Religiosa

DJN
 
Gólgota es el nombre con que Mateo, Marcos y Juan designan el lugar de la crucifixión de Jesús (27,33;15,22;19,17). Los cuatro evangelistas apuntan el nombre griego del lugar (“topos kraniou” o “kranion” (Lucas): Mt 27,33; Mc 15,22; Lc 23,33; Jn 19,17). El nombre viene del arameo “gulgolta”, “calavera”, “calva”, “cabeza”. El nombre, según los exegetas no se refiere al cráneo de Adán que se suponí­a enterrado allí­ (Orí­genes), ni por ser un lugar de ejecución de los condenados (Jerónimo), sino por la forma topográfica de colina, calavera o calva. Desde el año 333 (peregrino de Burdeos) comienza a llamarse colina de Gólgota o monte Calvario. Los evangelistas nos transmiten suficientes datos sobre la topografí­a donde se sitúan tanto el calvario como el sepulcro.

) El Calvario: El Gólgota extramuros de la ciudad, aunque cerca de ella y a orillas de un camino muy frecuentado (Mt 27,39-44; Mc 15,29-32; Lc 23,35-38; Jn 19,20; Heb 13,12).
) El sepulcro: El cuerpo de Jesús es colocado en un lugar cercano: “un sepulcro nuevo” (Mt 27,60; Jn 19,41), “excavado en la roca” (Mt 27,60; Mc 15,46; Lc 23,53), “nadie habí­a sido enterrado allí­” (Lc 23,53; Jn 19,41). Juan sitúa el sepulcro en un huerto o jardí­n (19,41).
Toda la parte norte, desde hací­a mucho, estaba llena de jardines (o más exactamente de huertos), ya antes de la construcción de la tercera muralla septentrional por Agripa 1 (41-44 d. de Cristo); los huertos quedaron dentro de la muralla. Esto es lo que indica el mismo nombre de la puerta que formaba el punto de arranque de la segunda muralla: Puerta de los Jardines (Gennath). Cfr. J. JEREMíAS, “Jerusalén en tiempos de Jesús” (p. 58).

) Identificación del Gólgota: La tinta no cesa de correr para identificar el lugar de la crucifixión y del sepulcro. “La historia de la tradición acerca del emplazamiento del Gólgota y el lugar que ocupa hoy dí­a la iglesia del Santo Sepulcro con firman los datos facilitados por los evangelios, de tal manera que la tradición asentada por Constantino merece confianza. No se puede obtener una certeza suprema, porque no es posible determinar con seguridad el trazado de la segunda muralla septentrional fuera de la cual tuvo que estar situado el Gólgota” (M. Ví“LKEL, en “Diccionario exegético del Nuevo Testamento, col. 776). “De su situación sólo sabemos con certeza que estaba en la primera muralla septentrional; lo demás es apasionadamente discutido por los sabios cristianos que investigan sobre la topografí­a antigua de Jerusalén. En efecto, de la situación de la Puerta de los Jardines, es decir, del punto de partida de la segunda muralla norte depende en parte la localización de la colina del Gólgota, y, por consiguiente, la autenticidad del emplazamiento de la actual iglesia del Santo Sepulcro” (J. JEREMíAS, ob. cit., p. 59).

a) Los históricos: Los testimonios de Eusebio de Cesarea y de Jerónimo son los primeros en localizar los dos lugares de la muerte y sepulcro de Jesús en las pendientes orientales del Ghareb, la colina occidental de la ciudad. Estos dos autores recuerdan la orden del emperador Adriano mandando construir (117-138) en esta zona edificios para el culto pagano (Zeus, Venus…) en el marco de la nueva ciudad Aelia Capitolina. “La profanación de Adriano supone igualmente, tanto sobre el Calvario como sobre la tumba de Jesús, un lugar de culto judeocristiano que debe relacionarse con la literatura apócrifa de la comunidad judeocristiana referente al ciclo de Adán y de Eva. Esta literatura establece un precioso lazo histórico entre la muerte y sepultura de Jesús, la edificación de un lugar de culto pagano y la decisión de construir el nuevo conjunto arquitectónico de la época constantiniana” (M. PiccIRILLO, Monde de la Bible, 33-mars-avril, 1984, p. 19). En efecto, entre los años 325 y 337, el arquitecto Zenobio, por orden del emperador Constantino, construye una serie de edificios destinados a recordar la muerte y resurrección de Jesús (=Anastasis, en forma de mausoleo envolviendo la tumba -atrio interior- un espaciosa basí­lica de cinco naves llamada Martyrium y un atrio exterior. Este complejo constantiniano es destruido el 4 de mayo del 614 por los Persas de Cosroes. En el siglo VII Modesto Obispo de Jerusalén reconstruye la Anastasis, que el sultán Hakim destruye sistemáticamente (18 octubre 1009). De nuevo se restaura (1048) por el emperador Constantino Monómaco. Cuando los Cruzados llegan a Jerusalén deciden construir una iglesia adosada a la Anastasis. Comenzada en 1131, la basí­lica del Santo Sepulcro es consagrada el 15 de julio de 1149. Los edificios, pues, que el peregrino puede visitar hoy dí­a representan dos construcciones principales: la Anastasis que es una restauración del siglo XI, sobre los vestigios del plano constantiniano, y la basí­lica, obra de los Cruzados. Estos edificios han sufrido luego innumerables terremotos, incendios, guerras (1948).

) El testimonio de la arqueologí­a: Siguiendo las aportaciones del arqueólogo español Florentino Dí­ez Fernández, así­ está el estado de la investigación: Como dice S. Schick “la cuestión de la autenticidad del Calvario no podrá solucionarse con controversias, sino con excavaciones”. Cuando se escribe esto ya se habí­an indicado 16 localizaciones diferentes del Gólgota. Pero durante los veinte años últimos los resultados han sido bastante positivos, aunque no los esperados. Para V. Corbo, que excavó en la parte de los católicos, parece todo clarificado: “El evangelio y la tradición de la Iglesia, y hoy la investigación arqueológica confirman que los edificios constantinianos se levantan en el verdadero emplazamiento del Calvario”. El mismo optimismo se desprende de los escritos del arquitecto Ch. Coüasnon. “Por nuestra parte (F. Dí­ez Fernández), pensamos que los elementos aportados y los argumentos propuestos no fundamentan semejante optimismo. La cuestión de la autenticidad queda flotando y nuestro deber es formularla todaví­a puesto que la dificultad en el campo cientí­fico permanece”: “¿Es realmente el Calvario?” o más bien: “¿El complejo constantiniano se levantó realmente sobre la tumba de Cristo y sobre el Calvario?”. No serí­a difí­cil llegar a conclusiones aceptables fiándose de los testimonios de la tradición. Pero semejante aceptación no lo resuelve todo: falta el eslabón que enlazarí­a la tradición de la primera comunidad cristiana de Jerusalén y las construcciones del foro romano de Aelia Capitolina, y más precisamente del Capitolio romano y del suntuoso complejo constantiniano que le suplantó.

Una de las dificultades más graves contra la autenticidad del Calvario tradicional era el trazado del 2° Muro o Muro Norte de Jerusalén en tiempos de Jesús, tal como lo escribe Flavio Josefo. Se sabe, tanto por los evangelios como por Pablo, que el lugar de la crucifixión estaba fuera de las murallas, según exigí­a la Ley judí­a. Las excavaciones realizadas por Miss. K. Kenyon y la Dra. U. Lux en el subsuelo de la iglesia luterana y en el del Santo Sepulcro por V. Corbo y otros confirman que la zona estaba fuera de la ciudad, pues algunas tumbas halladas pertenecen al siglo primero. Florentino Dí­ez Fernández -concluye: Los trabajos realizados por los Señores Corbo, Coüasnon, Economopoulos, etc., permiten solucionar gran número de cuestiones sobre los edificios y restauraciones bizantina y cruzada, pero muchas menos sobre el perí­odo de Aelia, y ninguna sobre el perí­odo anterior. El problema fundamental desde el punto de vista cristiano permanece inalterable.

Según una antigua tradición Adán, padre del genero humano, fue enterrado en la gruta de los tesoros, que estaba al este del Gólgota, bajo el lugar donde debí­a morir el segundo Adán, Cristo. Del hallazgo de esta gruta pueden extraerse dos conclusiones importantes: 1) En el perí­odo bizantino no se conocí­a la gruta oriental, con la que se relaciona la tradición antigua. 2) Si durante los perí­odos romano y bizantino, la gruta fue inaccesible a los peregrinos, luego ignorada por la comunidad cristiana, las leyendas relativas a Adán solamente pudieron nacer antes del 134, en el seno de comunidades primitivas, cuando los cristianos podí­an acercarse al lugar. Es evidente que el espí­ritu y el origen de semejantes leyendas llevan la impronta de una comunidad de origen judí­o. Es evidente, pues, que si los romanos convirtieron la gruta en lugar de culto, es porque ya tení­a una tradición cultural, la de las primeras comunidades cristianas. Y si los judeocristianos leyeron la leyenda de Adán en esta gruta antes del 134 es porque el lugar era venerado en el origen de la comunidad. Una dificultad permanece: ¿Hasta dónde llegó la exploración de la cantera? ¿Hasta antes o hasta después de la fecha de la Crucifixión? La respuesta puede afectar a la conclusión establecida y ha de ser objeto de un estudio más completo. i crucifixión; cruz.

BIBL. — V. CoRRo, Santo Sepolcro di Cerusalemme, 1-111, Jerusalén, 1981-1982; M. PICCIRILLO, temoignages a travers les Siécles, en “Le Monde de la Bible”, mars-avril, 1984, 18-27; FLORENTINO DíEZ FERNíNDEZ, recherche archeologique, en “Le Monde de la Bible”, mars-avril, 1984, 28-36. Saint Sepulcre (les fouilles de 1961-1977), en “Le monde de la Bible”, jan-fev, 1978, 44-45; M. VORKEL, “Gólgota”, en , vol. 1., Salamanca, 1996.

de Villapadierna

FERNANDEZ RAMOS, Felipe (Dir.), Diccionario de Jesús de Nazaret, Editorial Monte Carmelo, Burbos, 2001

Fuente: Diccionario de Jesús de Nazaret