H3034

Diccionario Strong

יָדָה

yadá

raíz primaria; usada solo como denominativo de H3027; literalmente usar (i.e. extender) la mano; físicamente lanzar (una piedra, una flecha) en o a lo lejos; específicamente reverenciar o adorar (con manos extendidas); intensivo lamentar (retorciéndose las manos): aclamar, alabanza, alabar, cantar, celebrar, confesar, confesión, dar, declarar, derribar, exaltar, glorificar, (dar) gracias, poner, tirar.

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Diccionario Chávez

(I) ידה QAL:

Tirar con el arco (Jer 50:14). — Impv. יְדוּ.

PIEL:

1) Arrojar un objeto (Lam 3:53).

2) Derribar (Zac. 2:4/Zac 1:21). — Impf.vaif. וַיַּדּוּ; Inf. יַדּוֹת.

— (II) ידה HIFIL:

1) Alabar (Gén 29:35; Gén 49:8).

2) Confesar los pecados (Pro 28:13).

3) Expresar acción de gracias (Neh 11:17). — Perf. הוֹדוּ, הוֹדִינוּ; Impf. יוֹדֶה; Impv. הוֹדוּ; Inf. הוֹדוֹת.

HITPAEL:

Confesar los pecados (Lev 5:5). — Perf. הִתְוַדָּה; Impf. יִתְוַדּוּ; Part. מִתְוַדֶּה.

— (AR) ידה HAFEL:

1) Dar gracias, alabar (Dan 2:23). — Part. מְהוֹדֵא, מוֹדֵא.

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Diccionario Vine AT

yada’h (יָדָה, H3034) «confesar, alabar, agradecer». Esta raíz, que muchas veces la RVR traduce «confesar» o «confesión», a menudo tiene también la acepción de «alabar» o «dar gracias». A primera vista, estos significados no parecen tener ninguna relación. Pero, si ahondamos un poco más nos daremos cuenta de que estos significados se interpretan mutuamente.

Los significados de yada’h coinciden en parte con varios vocablos hebreos que significan «alabanza», como es el caso con halal (del cual proviene aleluya). A veces, los objetos de yada’h son seres humanos, pero es mucho más común que el objeto sea Dios.

El contexto suele ser la adoración pública en la que los adoradores afirman y renuevan su relación con Dios. El sujeto no es, en primera instancia, el individuo aislado, sino la congregación. Particularmente en los himnos y acciones de gracias de los Salmos es evidente que yada’h es un recuento y consiguiente acción de gracias a Jehová por sus grandes obras de salvación.

La afirmación o confesión de la inmerecida bondad de Dios dramatiza la indignidad del ser humano. De ahí que una confesión de pecado puede articularse con el mismo aliento que una confesión de fe o expresión de alabanza y gratitud. Esta confesión no es un catálogo moralista y autobiográfico de pecados cometidos (infracciones individuales de un código legal), sino más bien una confesión de la pecaminosidad fundamental en que toda la humanidad está sumergida, separándonos de un Dios santo. Aun por sus juicios, que despiertan en nosotros arrepentimiento, Dios debe ser alabado (p. ej. Sal 51:4). Así que nadie debe sorprenderse de encontrar alabanzas en contextos penitenciales y viceversa (1Re 8:33 ss; Neh 9:2 ss; Dan 9:4 ss). Si la alabanza inevitablemente trae consigo la confesión de pecado, lo contrario también es cierto. La palabra segura de perdón provoca la alabanza y acción de gracias del confesante. Estas expresiones brotan casi automáticamente del nuevo ser de la persona arrepentida.

A menudo el objeto directo de yada’h es el «nombre» de Jehová (p. ej., Sal 105:1; Isa 12:4; 1Cr 16:8). En un sentido, esta expresión sencillamente es sinónima de alabar a Jehová. Sin embargo, hay otro sentido en que ello introduce toda la dimensión de lo que el «nombre» evoca en el lenguaje bíblico. Nos hace recordar que una humanidad pecaminosa no puede aproximarse a un Dios santo. Únicamente lo podrá hacer por su «nombre», esto es su Palabra y reputación que es un anticipo de la encarnación. Dios se revela solo en su «nombre» y particularmente en el santuario que él ha escogido para «poner en él su nombre» (una frase que es muy frecuente, sobre todo en Deuteronomio ).

El panorama de yada’h se extiende tanto vertical como horizontal; verticalmente hasta abarcar a toda la creación y extendiéndose horizontalmente en el tiempo hasta aquel día en que la adoración y la acción de gracias serán eternas (p. ej. Salmo 29 ; Sal 95:10; Sal 96:7-9; Sal 103:19-22).

yada’h (יָדָה, H3034), «dar gracias, loor y alabanza». Este es un vocablo hebreo muy común a todos los períodos y un término muy importante en el lenguaje de la alabanza. yada’h se encuentra casi 120 veces en la Biblia hebraica. El primero de estos casos lo encontramos en la historia del nacimiento de Judá, el hijo de Jacob y Lea: «Concibió otra vez y dio a luz un hijo, y dijo: Esta vez alabaré a Jehová; por esto llamó su nombre Judá» (Gén 29:35).

Como era de esperarse, esta palabra aparece con mayor frecuencia en el Libro de Salmos (unas 70 veces). Como expresión de gratitud o alabanza, es un elemento natural del culto ritual público, así como de la alabanza personal a Dios (Sal 30:9, Sal 30:12; Sal 35:18). Muy a menudo las alabanzas se encaminan en nombre del Señor (Sal 106:47; Sal 122:4).

Cierta variación en las traducciones puede percibirse en 1Re 8:33 : «confesar» (RV, NBE, BLA), «alabar» (BJ) su nombre.

Fuente: Varios Autores