Diccionario Strong
מוּסָר
musár
de H3256; propiamente castigo; figurativamente reprensión, advertencia o instrucción; también restringir: cadena, castigar, castigo, censura, consejo, corrección, corregir, disciplina, doctrina, enseñanza, erudición, escarmiento, escarnio, instrucción, instruir, reconvención, represión.
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Diccionario Chávez
מוּסָר
1) Corrección, castigo:
a) ve-ohavó shijaró musár = pero el que lo ama le madruga la corrección, es decir, se esmera en corregirlo (Pro 13:24). b) yir’át YHVH musár jojmáh = el temor de YHVH es la corrección de la sabiduría, es decir, la que conduce a la sabiduría (Pro 15:33).
2) Instrucción, disciplina (Sal 50:17).
3) Advertencia, escarmiento (Eze 5:15). — Const. מוּסַר; Suf. מוּסָֽרְךָ.
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Diccionario Vine AT
mûsar (מוּסָר, H4148), «instrucción; castigo; advertencia». Este nombre aparece 50 veces, la mayoría en Proverbios . Aparece por primera vez en Deu 11:2 : «Y comprended hoy, porque no hablo con vuestros hijos que no han sabido ni visto el castigo de Jehová vuestro Dios, su grandeza, su mano poderosa, y su brazo extendido».
Uno de los propósitos principales de la literatura sapiencial era enseñar sabiduría y mûsar (Pro 1:2). Mûsar es disciplina y algo más. Como «disciplina» enseña a vivir correctamente en el temor del Señor, para que el sabio aprenda la lección antes de que lo tienten y pongan a prueba: «Cuando lo vi, reflexioné sobre ello; miré, y recibí instrucción» (Pro 24:32 LBA). Se trata de una disciplina para toda la vida; de ahí la importancia de prestar atención a mûsar : El Antiguo Testamento se vale de muchos verbos para subrayar la necesidad de una respuesta adecuada: «oír, obedecer, amar, recibir, obtener, captar, defender, guardar». Asimismo, el rechazo de la instrucción queda evidente mediante diversos términos relacionados con mûsar : «rechazar, odiar, obviar, no amar, detestar, abandonar». Cuando mûsar se imparte como «instrucción», pero no se observa, el mûsar del «castigo» o de la «disciplina» pueden ser el paso siguiente: «La necedad es parte del corazón juvenil, pero la vara de la disciplina la corrige» (Pro 22:15 NVI).
Prestar atención cuidadosa a la instrucción trae honra (Pro 1:9), vida (Pro 4:13) y sabiduría (Pro 8:33), pero sobre todo agrada a Dios: «Porque el que me halla, halla la vida y obtiene el favor de Jehová» (Pro 8:35 RVA). No observar la «instrucción» acarrea sus debidos resultados: muerte (Pro 5:23), pobreza y vergüenza (Pro 13:18); a la larga, esto indica un menosprecio a la propia vida (Pro 15:32).
La receptividad a la «instrucción» de padres, maestros, sabios o rey está directamente relacionada con someterse a la disciplina divina. Los profetas acusaron a Israel de no recibir la disciplina de Dios: «Oh Jehová, ¿no buscan tus ojos la fidelidad? Tú los azotaste, y no les dolió; los consumiste, pero rehusaron recibir corrección. Endurecieron sus caras más que la piedra y rehusaron volver» (Jer 5:3). Jeremías exhorta a los hombres de Judá y a los habitantes de la ciudad asediada de Jerusalén a prestar atención a lo que estaba aconteciendo en derredor suyo y que se sometieran a la «instrucción» del Señor (Jer 35:13). Isaías predice que el castigo de Dios hacia los hombres lo llevaba el Siervo Sufriente, trayendo paz para quienes creyeran en él: «Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él; y por su llaga fuimos nosotros curados» (Isa 53:5).
La Septuaginta tiene la traducción paideia («educación; capacitación; instrucción»). Este término griego es la base de nuestra palabra pedagogía, o sea, «educación del niño».
Fuente: Varios Autores