Biblia

H5012

H5012

Diccionario Strong

נָבָא

nabá

raíz primaria; profetizar, i.e. hablar (o cantar) por inspiración (en predicción o simple discurso): profetizar.

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Diccionario Chávez

נבא NIFAL:

1) Profetizar en estado de éxtasis, o simplemente, actuar en estado de éxtasis (1Re 22:12; Jer 14:16).

2) Profetizar o transmitir mensajes proféticos acompañados con instrumentos musicales. — En 1Cr 25:1, en lugar del Ketiv הַנְּבִיאִים, «los profetas», el Qere lee הַנִּבְּאִים, «los que profetizaban». Los protagonistas son los hijos de Asaf, Hemán y Jedutún. En 1Cr 25:2 aparece la forma Nifal que corrobora el Qere en el primer versículo. — Perf. נִבָּא; Impf. יִנָּבֵא; Impv. e Inf. הִנָּבֵא; Inf.suf. הִנָּֽבְאוֹ; Part. נִבָּא, נִבָּאִים; Const. נִבְּאֵי.

HITPAEL:

1) Profetizar frenéticamente (1Re 18:29; Jer 29:27). — Algunas de sus formas son como las de los verbos ל״ה :

Perf. הִתְנַבִּיתָ, הִתְנַבֵּאתִי; Inf. הִתְנַבּוֹת; Part. מִתְנַבֵּא, מִתְנַבְּאוֹת.

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Diccionario Vine AT

naba’ (נָבָא, H5012), «profetizar». Este vocablo se encuentra en todos los períodos de la lengua hebrea. Parece estar relacionado con la antigua palabra acádica nabû, que en su forma pasiva significa «ser llamado». El término se encuentra en el texto hebreo de la Biblia unas 115 veces. El primer caso se halla en 1Sa 10:6, donde Samuel informa a Saúl que cuando al encontrarse con cierto grupo de profetas, «profetizarás con ellos; y serás cambiado en otro hombre» (RVA). Este incidente señala el hecho que hay cierta ambigüedad en la Biblia sobre el uso de este término, tanto verbo como nombre, como lo hay en los vocablos «profetizar» y «profeta» en castellano. Por lo que el término veterotestamentario implica una amplia gama de significados.

Con mayor frecuencia, naba’ sirve para describir la función del verdadero profeta cuando comunica el mensaje de Dios al pueblo, bajo la influencia del Espíritu divino (1Re 22:8; Jer 29:27; Eze 37:10). «Profetizar» era una tarea que un profeta no podía evitar: «Si habla el Señor Jehovah, ¿quién no profetizará?» (Amó 3:8 RVA; cf. Jer 20:7, donde Jeremías confiesa que se siente al mismo tiempo atraído y forzado a ser profeta). Pese a que la fórmula «la palabra del Señor vino [al profeta]» se usa literalmente centenares de veces en el Antiguo Testamento, en realidad no hay indicación alguna de cómo esto acontecía mediante el intelecto, una visión o alguna otra vía. Algunas veces, sobre todo en los primeros profetas, habría tal vez una experiencia extática de por medio, como en 1Sa 10:6, 1Sa 10:11; 1Sa 19:20. En algunos casos se menciona la música como un medio de profetizar, como en 1Cr 25:1-3.

Los falsos profetas también profetizaban, aunque no por el Espíritu divino: «No envié yo aquellos profetas, pero ellos corrían; yo no les hablé, mas ellos profetizaban» (Jer 23:21). Se condena rotundamente a los falsos profetas porque no hablan la palabra auténtica: «Profetiza contra los profetas de Israel que profetizan. Di a los que solo profetizan lo que hay en sus propios corazones: Escuchad la palabra de Jehová … ¡Ay de los profetas insensatos que andan tras su propio espíritu, y que nada han visto!» (Eze 13:2-3 RVA). Particularmente los falsos profetas eran dados a estados de frenesí que les impulsaba a profetizar, aun cuando no se especifica con claridad cuál era el contenido de dicha actividad (1Re 22:10). Lo que es importante recordar es que, en el contexto bíblico, «profetizar» puede referirse a cualquier cosa desde el éxtasis frenético de un falso profeta hasta la proclamación sobria y mesurada del juicio de Dios a través de un Amós o un Isaías.

«Profetizar» implica mucho más que predecir hechos futuros. A decir verdad, la primera preocupación del profeta es hablar la Palabra de Dios a la gente de su tiempo, llamándoles a fidelidad al pacto. El mensaje del profeta estaba condicionado a la respuesta del pueblo. O sea que por su respuesta a esta palabra el pueblo determinaba en gran medida lo que sería el futuro, como lo ilustra la respuesta de los ninivitas a la predicación de Jonás. Con todo, en algunos momentos hay un elemento de predicción, como cuando Nahum predice la caída de Nínive (Nah 2:13) y en los varios pasajes mesiánicos (Isa 9:1-6; Isa 11:1-9; Isa 52:13-15; Isa 53:1-12).

Fuente: Varios Autores