H5650

Diccionario Strong

עֶבֶד

ébed

de H5647; siervo, sirviente: cortesano, criado, esclavo, jornalero, servidor, servidumbre, sierva, siervo, sirviente.

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Diccionario Chávez

עֶבֶד

1) Esclavo, siervo (Gén 12:16). — bet avadím = casa de esclavitud, es decir, un lugar donde se practica la esclavitud (Éxo 13:3).

2) Servidor, súbdito (Gén 20:8; Éxo 9:34).

3) Siervo del rey, título del primer ministro real (2Re 22:12). — Paus. עָֽבֶד; Suf. עַבדּוֹ; Pl. עֲבָדִים; Const. עַבְדֵי; Suf. עֲבָדָיו.

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Diccionario Vine AT

‘ebed (עֶבֶד, H5650), «siervo». Este nombre aparece más de 750 veces en el Antiguo Testamento. La primera vez es en Gén 9:25 : «Siervo de siervos será [Canaán] a sus hermanos», o sea, el más bajo de los esclavos. Un siervo podía comprarse con dinero (Éxo 12:44) o contratarse (1Re 5:6). La muy repetida declaración de la redención divina de un Israel sometido a servidumbre es: «Habéis salido de Egipto de la casa de servidumbre, pues Jehová os ha sacado de aquí con mano fuerte» (Éxo 13:3; Heb 2:15). ‘Ebed se usaba en expresiones de humildad y cortesía, como en Gén 18:3 : «Señor, si ahora he hallado gracia en tus ojos, te ruego que no pases de tu siervo» (cf. Gén 42:10). Moisés le dijo al Señor: «¡Ay, Señor! Nunca he sido hombre de fácil palabra, ni antes, ni desde que tú hablas a tu siervo; porque soy tardo en el habla y torpe de lengua» (Éxo 4:10). Es la marca de las personas que Dios llama, como en Éxo 14:31 : «Y creyeron a Jehová y a Moisés su siervo». «Porque mis siervos son los hijos de Israel» (Lev 25:55; cf. Isa 49:3). «Habló, pues, Jehová por medio de sus siervos los profetas» (2Re 21:10). El salmista dijo: «Yo soy tu siervo» (Sal 116:16), con lo que indicaba que era un título apropiado para todos los creyentes.

De suprema importancia es el uso de «mi siervo» para referirse al Mesías en Isaías (Isa 42:1-7; Isa 49:1-7; Isa 50:4-10; Isa 52:13-15; Isa 53:1-12). Israel era un siervo ciego y sordo (Isa 42:18-22). Entonces el Señor llamó a su «siervo justo» (Isa 53:11; cf. Isa 42:6) para que llevara el pecado de muchos y (Isa 53:12), para que fuera «mi salvación hasta lo postrero de la tierra» (Isa 49:6).

El «siervo» no era libre. Estaba sujeto a la voluntad y a las órdenes de su amo. Pero uno podía someterse voluntaria y amorosamente a su amo (Éxo 21:5), y permanecer en su servicio aunque no estuviera obligado a hacerlo. Esta es una perfecta descripción de la relación entre el hombre y Dios.

La Septuaginta traduce ‘abad y sus nombres con 7 diferentes raíces griegas que dan un sentido más definido al término. A través de estas llegan al Nuevo Testamento los usos básicos de ‘abad. Es notable cómo cumple Jesús lo del siervo del Señor de Isaías: «Que muchos milagros y maravillas se realicen en el nombre de tu santo siervo Jesucristo» (Hch 4:30, LBD). Otro uso importante es cuando Pablo se autotitula «siervo de Jesucristo» (Rom 1:1; «esclavo de Jesucristo», LBD).

‘ebed (עֶבֶד, H5650), «siervo, sirviente». Este nombre se encuentra más de 750 veces en el Antiguo Testamento. ‘Ebed aparece por vez primera en Gén 9:25 : «Maldito sea Canaán; siervo de siervos será a sus hermanos», o sea, «esclavo». Un «siervo» podía comprarse con dinero (Éxo 12:44) o ser un asalariado (1Re 5:6). La declaración de la redención divina de Israel, tantas veces reiterada, es: «De la casa de servidumbre … Jehová os ha sacado» (Éxo 13:3, Heb 2:15; cf. NBE; «esclavitud», RVA, LBA). ‘Ebed también se usaba para expresar humildad y cortesía al dirigirse a un superior, como en Gén 18:3 : «Por favor, no pases de largo a tu siervo» (RVA cf. Gén 42:10). Moisés se dirige a Dios diciendo: «¡Ay, Señor!, nunca he sido hombre de fácil palabra, ni antes, ni desde que tú hablas a tu siervo» (Éxo 4:10). El «servicio» es la señal de los que Dios llama, como en Éxo 14:31 : «El pueblo temió a Jehová, y creyeron a Jehová y a Moisés su siervo». Dios declara que: «Mis siervos son los hijos de Israel» (Lev 25:55; cf. Isa 49:3). «Habló, pues, Jehová por mano de sus siervos los profetas» (2Re 21:10). Dijo el salmista: «Yo soy tu siervo; siervo tuyo soy, hijo de tu sierva» (Sal 116:16); es un título apropiado para todo creyente.

Muy significativo es la aplicación de «mi siervo» al Mesías en Isaías (Isa 42:1-7; Isa 49:1-7; Isa 50:4-10; Isa 52:13-15; Isa 53:1-12). Israel fue un «siervo ciego y sordo» (Isa 42:18-22). Por tanto, el Señor llamó a «mi siervo justo» (Isa 53:11; cf. Isa 42:6) para que «[llevara] el pecado de muchos» (Isa 53:12), «para que seas mi salvación hasta lo postrero de la tierra» (Isa 49:6).

Ningún «siervo» era un hombre libre. Estaba sujeto a la voluntad y orden de su amo. Con todo, uno podía someterse a su amo por amor y de buena voluntad (Éxo 21:5), permanenciendo a su servicio sin que se le obligara a hacerlo. Por supuesto que esta ilustración describe muy bien la relación de una persona con Dios.

La Septuaginta traduce ‘abad y sus nombres mediante 7 raíces griegas diferentes que imparten al término una diversidad de matices. A través de ellos los usos fundamentales de ‘abad se introducen al Nuevo Testamento. Sobresale el cumplimiento por Jesús del papel de Siervo Sufriente del Señor en Isaías: «Que se hagan sanidades y milagros y prodigios mediante el nombre de tu santo Hijo Jesús» (Hch 4:30; «siervo Jesús» RVA, LBA, LVP, y todas las versiones católicas). Otro uso importante es cuando Pablo se autodenomina «siervo de Jesucristo» (Rom 1:1).

Fuente: Varios Autores