H8179
Diccionario Strong
שַׁעַר
sháar
de H8176 en su sentido original; apertura, i.e. puerta o portón, entrada: aldea, ciudad, entrada, portal, portero, puerta.
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Diccionario Chávez
(I) שַׁעַר
1) Puerta de la ciudad (Gén 34:20).
2) Entrada, acceso (Éxo 27:16; Éxo 32:26).
3) Compuerta de un canal (Nah. 2:7/Nah 2:6). — Paus. שָֽׁעַר; Loc. שָֽׁרֳה; Pl. שְׁעָרִים; Const. שַׁעֲרֵי; Suf. שַׁעֲרֵיכֶם.
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Diccionario Vine AT
sha’ar (שַׁעַר, H8179), «pórtico». El nombre tiene cognados en ugarítico, arábigo, moabita, arameo y fenicio. Aparecen unos 370 casos en la Biblia hebrea y en todos los períodos.
Básicamente, el término se refiere a la estructura que cierra y enmarca una abertura grande a través de una pared, o bien la barrera que personas y sus cosas atraviesan para entrar en un recinto cerrado. El «pórtico» de una ciudad a menudo consistía de una estructura fortificada más gruesa que los muros. Este sería el caso particular de las ciudades fuertes y bien fortificadas, como vemos en la primera cita con el término: «Los dos ángeles llegaron a Sodoma al anochecer. Lot estaba sentado junto a la puerta de Sodoma» (Gén 19:1 RVA). Por lo general, dentro de la mayoría de las ciudades principales había ciudadelas muy fortificadas con sus «pórticos» (Neh 2:8). Ciertos «pórticos» tenían apenas el espesor de una cortina: «Y para la puerta del atrio habrá una cortina de veinte codos» (Éxo 27:16 LBA). Más tarde, el templo tendría grandes aberturas entre sus varios patios: «Ponte de pie junto a la puerta de la casa de Jehová y proclama allí esta palabra. Diles: Oíd la palabra de Jehová, todos los de Judá que entráis por estas puertas para adorar a Jehová» (Jer 7:2 RVA).
En Éxo 32:26 se habla de una entrada («puerta») de la barrera del campamento provisional de Israel al pie del Sinaí. Campamentos como este generalmente se protegían con barreras de tierra y/o rocas. Las antiguas ciudades fortificadas necesitaban encontrar fuentes de agua que les abastecieran durante períodos de sitio y a veces se construían diques. Al parecer, Nah 2:6 (RVA) se refiere a uno de estos diques cuando dice: «Las compuertas de los canales habrán sido abiertas, y el palacio quedará arrasado». Tanto el bajo mundo (Job 38:17) como el cielo, la morada de Dios (Gén 28:17), se describen como ciudades con «pórticos».
Las «puertas» de las ciudades antiguas a veces encerraban plazas públicas o se situaban frente a ellas (2Cr 32:6). Las entradas (2Cr 23:15) podían asegurarse con puertas pesadas que se sostenían con bisagras bien afianzadas en pilares y reforzadas con barrotes (Jue 16:3; cf. Sal 147:13; Neh 3:3). Los palacios llegaban a ser ciudadelas con sus propias «puertas» bien fortificadas de tamaño suficiente como para que cupieran encima de ellas espaciosos recintos que los guerreros ocupaban durante los sitios. También servían para acuartelar a los guardianes de la ciudad (Eze 40:7). A un cuarto como este ascendió David para llorar la muerte de su hijo Absalón (2Sa 18:33). Los cuartos contiguos a las «puertas» podían usarse como almacenes de víveres para los sitios (Neh 12:25).
Los tribunales locales se convocaban ante las «puertas» de las ciudades: «Si tal hombre no quiere tomar a su cuñada, entonces su cuñada irá a los ancianos, a la puerta de la ciudad, y dirá: Mi cuñado rehúsa» (Deu 25:7 RVA). A veces era ante las «puertas» que se dictaminaban las sentencias: «Los aventaré con aventador en las puertas del país; los privaré de hijos. Destruiré a mi pueblo» (Jer 15:7 RVA). En este pasaje toda la tierra de Israel se trata como una ciudad a cuyas «puertas» Dios llevó a los culpables para juicio, sentencia y castigo.
La frase «dentro de las puertas» significa «dentro del recinto». Por tanto, «el forastero que está dentro de tus puertas» es un extranjero que vive permanentemente en una de las ciudades de Israel (Éxo 20:10). En pasajes como Deu 12:15 (LBA), esta misma frase quiere decir «dondequiera que vivas»: «Sin embargo, podrás matar y comer carne dentro de todas tus puertas».
Fuente: Varios Autores