HIMNO

Mat 26:30; Mar 14:26 hubieron cantado el h
Eph 5:19 hablando entre vosotros con salmos, con h
Col 3:16 cantando .. al Señor con salmos e h y


Himno (gr. húmnos, psalmós). Mateo y Marcos registran que Jesús y sus discí­pulos cantaron un himno después de la cena pascual (Mat 26:30; Mar 14:26). Sin duda, era una parte del Hallel de Pascua (Psa_113-118), que los judí­os acostumbraban entonar en esta fiesta. Pablo y Silas cantaron himnos mientras estaban en la cárcel de Filipos (Act 16:25). Pablo amonestó a los cristianos a comunicarse entre sí­ con “salmos, con himnos y con cánticos espirituales” (Eph 5:19; Col 3:16). La diferencia exacta entre esos 3 términos no es segura. Se ha sugerido que los “himnos” y los “cánticos espirituales” habrí­an sido claramente cristianos antes que judí­os, como los salmos del AT. El “salmo” mencionado en 1Co 14:26 quizá fuera uno del libro de Salmos.

Fuente: Diccionario Bíblico Evangélico

ver MUSICA

Fuente: Diccionario Bíblico Mundo Hispano

Originalmente el h. fue una composición poética que se hací­a en alabanza de los dioses, o para exaltar algún personaje o acontecimiento histórico. Al tener los hebreos sus propias obras poéticas para alabar a Dios, los Salmos, se aplicó a éstos la designación de h. A muchos de ellos se les puso música, lo cual facilitaba la memorización. La costumbre hebrea era recitarlos acompañados de instrumentos musicales o vocalizándolos musicalmente, o ambas cosas a la vez. En el AT abundan las exhortaciones a cantar. En el NT se narra que el Señor Jesús y sus discí­pulos, inmediatamente después de la institución de la †¢Cena del Señor, cantaron un h. (Mat 26:30; Mar 14:26). Se supone que se trató de la segunda parte del †¢Hallel (Sal. 115 al 118), porque era costumbre cantarlo en la cena pascual. También se registra que estando Pablo y †¢Silas en la cárcel en †¢Filipos, †œcantaban h. a Dios† (Hch 16:25). No se sabe cuáles eran éstos, pero puede pensarse que se trataba de salmos, puesto que la música cristiana no se habí­a desarrollado todaví­a. Sin embargo, se ve que era costumbre de los primeros cristianos el hacer uso de cánticos en su vida colectiva y personal, pues el apóstol Pablo decí­a a los Corintios: †œ… cantaré con el espí­ritu, pero cantaré también con el entendimiento† (1Co 14:15). Dice también que en la iglesia se cantaba mucho (†œCuando os reuní­s, cada uno de vosotros tiene salmo…† [1Co 14:26]). De igual manera alentó a los efesios: †œ… hablando entre vosotros con salmos, con h. y cánticos espirituales, cantando y alabando al Señor en vuestros corazones† (Efe 5:19). La misma exhortación dio a los Colosenses (Col 3:16). Santiago anima a los creyentes diciendo: †œ¿Está alguno alegre? Cante alabanzas† (Stg 5:13).

En el AT hay muchas composiciones poéticas, no incluidas en el libro de los Salmos, pero que son también verdaderos h., como los cánticos de Moisés (Exo 15:1-18; Deu 32:1-43), el de †¢Débora (Jue 5:1-31), otros de David (2Sa 22:1-51; 2Sa 23:1-7), etcétera. También en el NT pueden encontrarse ejemplares de este tipo de h. en Luc 1:46-55, comúnmente llamado el †œMagnificat†; en Luc 1:68-79, el cántico de †¢Zacarí­as; y en Luc 2:29-32, el cántico de Simeón. La iglesia continuó la tradición de la sinagoga en cuanto a la utilización de la música en la liturgia, cantándose h. del AT y otros que fueron componiéndose. En efecto, los eruditos piensan que algunos pasajes del NT fueron tomados de composiciones poético-musicales que se utilizaban en la iglesia primitiva. Se señalan principalmente algunas doxologí­as, como las de 1Ti 1:17; 1Ti 6:15-16; Apo 4:8, Apo 4:11; Apo 5:9, Apo 5:12-13, etcétera. Hay otros textos de los cuales también se piensa que probablemente eran h. primitivos, aunque no se tiene una certeza. Entre ellos Rom 8:31-39; 1Co 13:1-13; Efe 1:3-14; Flp 2:5-11, etcétera. Los h. cristianos tal como los conocemos hoy tuvieron auge a partir del siglo IV.

Fuente: Diccionario de la Biblia Cristiano

El himno, que fue importado del extranjero, hace su aparición entre las primeras producciones poéticas de la Biblia (Ex 15; Jue 5) y se mantiene vigente hasta los tiempos del N. T. (Lc 1,45-55; 1,68-79; Jn 1,1-18). El himno es esencialmente teocéntrico; es un canto de alabanza que tiene como tema la divinidad misma, sus atributos o sus intervenciones salví­ficas en la obra de la creación o en la historia del pueblo elegido; guarda estrecha relación con el culto; era un cántico público y comunitario, interpretado a coro por la asamblea y acompañado por toda suerte de instrumentos músicos. En el salterio encontramos bastantes salmos-himnos (Sal 8, 18, 29, 100, 104, 105, 114, 117, 149, 150). > cántico; magní­ficat; benedictus; nunc dimittis.

E. M. N.

FERNANDEZ RAMOS, Felipe (Dir.), Diccionario de Jesús de Nazaret, Editorial Monte Carmelo, Burbos, 2001

Fuente: Diccionario de Jesús de Nazaret

A. NOMBRE jumnos (umno”, 5215) denota un cántico de alabanza dirigido a Dios (castellano, himno), (Eph 5:19; Col 3:16); la puntuación a seguir en estos pasajes ha resultado probablemente mejorada en la RVR con referencia a la RV. Nota: El término psalmos denotaba aquello que tení­a acompañamiento musical; el ode (castellano, oda) era el término genérico de “cántico”; de ahí­ el adjetivo que acompaña a este término: “cánticos espirituales”. B. Verbo jumneo (uJmnevw, 5215), relacionado con A, se traduce con la frase verbal “cantar himnos” en Mat 26:30, Mc 14.26, donde “el himno” eran los salmos 113–118; Act 16:25; en Heb 2:12, se traduce “alabaré”. Véase CANTAR, A, Nº 3, etc.¶

Fuente: Diccionario Vine Nuevo testamento

Los autores clásicos empleaban el término gr. hymnos para referirse a cualquier oda o canción escrita para alabanza de dioses o héroes, y ocasionalmente los traductores de la LXX lo adoptaron para la alabanza a Dios, p. ej. Sal. 40.3; 65.1; Is. 42.10. En el NT esta palabra aparece solamente en Ef. 5.19 y Col. 3.16, en la forma verbal (hymnēo) en Mt. 26.30 y su paralelo en Mr. 14.26 (que se refieren al canto de la segunda parte del Hallel, Sal. 115–118); Hch. 16.25 (cuando Pablo y Silas cantan en la prisión); y He. 2.12 (cita del Sal. 22.22, LXX). Resulta claro, sin embargo, que el canto de canciones espirituales era una de las características de la vida de la iglesia apostólica, como lo demuestran 1 Co. 14.15, 26; Stg. 5.13, los cánticos cristianos registrados por Lucas, y las muchas doxologías que se encuentran en diferentes partes del NT. Se usaban como expresión espontánea del gozo cristiano, como medio de instrucción en la fe (Col. 3.16), y, siguiendo la práctica en las sinagogas, como parte integral del culto de la iglesia.

No debemos llevar al extremo la división entre salmos, himnos, y canciones espirituales (ōdai), ya que estos términos se superponen parcialmente, pero podemos observar dos estilos distintos de composición. El primero sigue la forma y el estilo de los salmos del AT, y es el equivalente cristiano de los escritos salmódicos ejemplificados por los Salmos de Salomón del ss. I a.C., o los Himnos de acción de gracias (hôḏāyôṯ) de la secta de Qumrán. En esta categoría pueden incluirse los siguientes cánticos: Lc. 1.46–55 (* Magnificat ); 1.68–79 (* Benedictus) ; 2.29–32 (*nunc dimittis). El segundo grupo está formado por doxologías (como Lc. 2.14; 1 Ti. 1.17; 6.13–16; Ap. 4.8, 11; 5.9, 12–13; 7.12, etc.), muchas de las cuales sin duda se empleaban en el culto colectivo. Los comentaristas han descrito algunos otros pasajes como himnos, debido a que la majestuosidad del asunto ha llevado al escritor a usar lenguaje poético, p. ej. 1 Co. 13; Ro. 8.31–39; Ef. 1.3–14; Fil. 2.5–11; pero no hay ninguna seguridad de que jamás se les haya puesto música o se los haya recitado litúrgicamente. En Ef. 5.14; 1 Ti. 3.16; 2 Ti. 2.11–13; Tit. 3.4–7 se han detectado fragmentos de credos o de fórmulas litúrgicas.

Bibliografía. K. H. Bartels, “Canto”, °DTNT, t(t). I, pp. 218–223; W. Eichrodt, Teología del Antiguo Testamento, 1975, t(t). I, pp. 375–377; E. Schweizer, A. Díez Macho, La iglesia primitiva, medio ambiente, organización y culto, 1974; R. de Vaux, Instituciones del Antiguo Testamento, 1985; O. Schilling, “Los salmos, alabanza de Israel a Dios”, Palabra y mensaje del Antiguo Testamento, 1972, pp. 364–386.

R. P. Martin, Worship in the Early Church2, 1974; y (sobre Fil. 2.5–11) An Early Christian Confession, 1960; G. Delling, TDNT 8, pp. 489–503; K. H. Bartels, NIDNTT 3, pp. 668–676.

J.B.Tr.

Douglas, J. (2000). Nuevo diccionario Biblico : Primera Edicion. Miami: Sociedades Bíblicas Unidas.

Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico

Es una derivativa del latín hymnus, el cual viene del griego Hymnos, con significado de cantar. En la literatura antigua pagana, los himnos designaban canciones a los dioses o heroes, los que se acompañaban con la cythara (hymnoi men es tous theous poiountai, epainoi d’es anthropous, Arrian., IV, xi). Al principio las escrituras fueron en formas épicas tal y como es el caso del viejo himno al Apolo Délfico. Más tarde se desarrollaron formas refinadas en medidas líricas como Alcaeus, Anacreón, y Pindar. En la literatura cristiana, la palabra himno aparece solamente dos veces en el Nuevo Testamento, específicamente en Efesios, v, 19, Colosences, iii, 16, y en los sinónimos sobre los salmos y de odas.

Formas derivadas de verbos sobre himnos se encuentran en Mateo, xxvi, 30; Marcos, xiv, 26; Hechos, xvi, 25; y Hebreos, ii, 12. No obstante los muchos esfuerzos realizados por los estudiosos, es difícil decidir hasta que punto, si es que alguno, se tiene una distinción entre las tres clases diferentes de alabanzas Divinas, en términos de salmos, himnos y cánticos espirituales. Los salmos se aplican solamente a aquellas canciones compuestas por David, pero en cuanto a contenido espiritual de estas canciones, se puede considerar que las mismas son cánticos espirituales, en los que su adaptabilidad para cantar los puede transformar en himnos.

Por tanto, en el lenguaje de la Vulgata, los Salmos de David son identificados como himnos; “Hymnos David Canentes” (II Par., vii, 6); y los himnos cantados por Cristo el Señor y sus discípulos en la Ultima Cena, tal y como los describe el Evangelio según San Mateo (xxvi, 30), como hymnountes, o hymnesantes. Ellos tienen una fuerte connotación dentro de la tradición judía establecida por las fiestas pascuales. De esto puede inferirse que los himnos fueron originalmente utilizados en la aceptación general de ser “cantos de alabanza a Dios”.

Al mismo tiempo puede ser supuesto que la expresión salmos fue más corriente o comúnmente utilizada entre los judio-cristianos, mientras que los gentil-cristianos utilizaron más la expresión himno u oda, ésta última requiriendo de complementos para ser distinguida de las odas profanas.

La palabra latina himno es desconocida en la literatura pre-cristiana. Para ello, la palabra carmen es utilizada por los autores clásicos, de tal manera que himno es específicamente una derivativa cristiana del griego, como ocurre con muchas otras expresiones de la liturgia. Los himnos de los escritores antiguos generalmente se parafrasearon como “laus Dei cum cantu” (Rufinus, “in Ps. lxxii”) o como “hymnus speciliter Deo dictus” (Ambrosio, “De Off”, I, xlv).

La más famosa definición es la de San Agustín. Comentando sobre el salmo cxlviii, dice: “¿Conoces lo que es un himno? Es un canto de alabanza a Dios (cantus est cum laude Dei). Si tú alabas a Dios y no cantas, tú no expresas un himno, si tu cantas y no alabas a Dios sino otras cosas, tu no expresas un himno. Un himno por tanto contiene estos tres elementos, canto (cantus) y alabanza (cum laude) y alabanza a Dios (Dei).

La expresión “alabanza de Dios” no debe sin embargo ser considerada tan literalmente que excluya la alabanza de los santos. San Agustín dice que la explicación está en el mismo salmo, en el verso 14: “hymnus omnibus sanctis eius”; ¿Qué significa esto de un himno para todos los santos? Hagamos que a los santos se les dedique un himno”. Dios es realmente quien es alabado en sus santos y en todos sus Trabajos, y por tanto, una “alabanza a los santos”, es una “alabanza a Dios”.

No obstante, debe ser considerado en la definición de San Agustín, y en lo que se ha dicho hasta aquí, que el himno requiere de una limitación y extensión. Una limitación, un canto de alabanza a Dios puede ser compuesto en prosa o en un lenguaje no métrico, como por ejemplo en “Gloria in excelsis” y en el “Te Deum”. Estos todavía son llamados “himno angelical” e “himno ambrosiano”, debido a su movimiento de alta lírica. Pero hemos entendido durante mucho tiempo que un himno es una canción cuya secuencia de palabras se encuentra ordenada conforme un métrica o rima, con o sin ritmo, o al menos con un arreglo métrico de estrofas.

Para los autores antiguos cristianos y sus contemporáneos paganos, es muy probable que tal limitación fuese desconocida, los himnos serían una categoría general que incluía salmos, cánticos bíblicos, doxologías, y todos los cantos de alabanza a Dios, ya fuera en prosa o en un lenguaje rítmico. Es por tanto, una actividad perdida el buscar los orígenes de la poesía de los himnos, sino en Plinio el Joven (Epp., X, xcvii), Tertuliano (Apol., ch. ii), Eusebio (Hist. eccl., III), Sozomen (IV, iii), Sócrates (V, xxii), y otros. Por otra parte, la expresión canto en la definición de San Agustín puede ser extendida.

Aunque el himno fue originalmente concebido sólo para cantar, el desarrollo del a forma pronto se dirigió a himnos para ser recitados en voz alta, o para ser utilizados con oraciones silenciosas. Ciertamente los primeros poemas religiosos fueron concebidos y escritos sólo para la devoción privada sin haber sido cantados, aunque ellos fueron genuinamente producciones líricas y emotivas, y son tenidas en cuenta en la himnología.

Consecuentemente, el término canto no está limitado a las canciones, las que se cantan y contienen melodías, sino que se aplica también a todo poema lírico religioso que puede ser cantado y acompañado de música. Con esta interpretación, la definición de San Agustín es más completamente aceptable, y la misma puede ser reducida a una fórmula más breve: un himno en el más amplio sentido es la palabra para una “canción espiritual” o “poema lírico religioso”, a consecuencia de ello, la himnología es “lírica religiosa” en distinción de la poesía épica y didáctica y en contradicción con la poesía lírica profana. Himno es un más estrecho sentido interpretativo de la palabra, como será demostrado, es un himno del Breviario.

RAMAS Y SUBDIVISIONES

La canción religosa o himno en un amplio sentido, comprende un gran número de poemas, clasificación de los cuales no es mencionada por San Agustín y la cual fue inicialmente introducida de manera completa en la “Analecta hymnica mediiaevi” editada por Blume y Dreves. Esta clasificación no se aplica a la himnología de Oriente (Siria, Armenia, y Grecia) sino a la himnología latina u occidental.

Primero, existen dos grandes grupos de acuerdo al propósito del himno de que se trate. Ya sea que la intención está dirigida al público, lo común y oficios de adoración (la liturgia) o solamente para la devoción privada (aún cuando algunos himnos del último grupo pueden también ser usados durante el servicio religioso). De conformidad con esto, la himnología latina en su conjunto, es ya sea litúrgica o no litúrgica. La himnología litúrgica está a su vez dividida en dos grupos. El himno puede pertenecer a la liturgia del sacrificio de la misa, y como tal tiene su lugar en los libros oficiales de la Liturgia de Misa (el Misal o el Gradual) o el himno pertenece a la liturgia de las oraciones canónicas y por tanto tiene su lugar en el Breviario o el Antifonario.

De similar manera, la himnología no litúrgica tiene dos clases, ya sea que el himno está destinado a ser una canción o solamente para la devoción privada, meditación y rezo. Ambos grupos tienen diferentes subdivisiones. De conformidad con lo anterior, se presentan las siguientes tablas sistemáticas:

I. HIMNOLOGIA LITURGICA

A. Himnología del Breviario o de Antifonario

(1) Himnos en el sentido estricto del término (hymni). Se trata de canciones espirituales las que se insertan en la hora canónica, recitada por el sacerdote y son nombradas en función de las diferentes horas: Hymni “ad Nocturnas” (más tarde “ad Matutinam”), “ad Matutinas Laudes” (más tarde “ad Laudes”), “ad Primam “, “ad Tertiam”, “ad Sextam”, “ad Nonam”, “ad Vesperas”, “ad Completorium”.

(2) Tropes del Breviario (tropi antiphonales, verbetoe, proselloe). Se trata de interpolaciones poéticas, ya sea preliminares o complementarias, o de ornamentación intercalada en el texto litúrgico del Breviario, particularmente en respuesta a la lecciones tercera, sexta y novena.

(3) Oficios Rítmicos (historioe rhythmicoe o rhythmatoe). Se trata de oficios en los cuales no sólo los himnos, sino todo lo que es cantado, con excepción de los salmos y las lecciones, están compuestos en un lenguaje medido (rítmico, métrico, y ultimamente también versos con rima).

B. Himnología del Misal o el Gradual

(l) Secuencias (sequentioe, prosoe). Son canciones artísticamente construídas que consisten en estrofa y contraestrofa, insertas en la Misa, entre la Epístola y el Evangelio.

(2) Tropes de la Misa (tropi graduales). Durante la Edad Media, aquellas partes de la misa que no eran cantadas por el sacerdote, sino por el coro, e.g. el Kyrie, Gloria, Sanctus, Agnus Dei (tropi ad ordinarium missoe) tamibién el Introito, Gradual, Ofertorio, Comunión (tropi ad proprium missarum), estaban provistas con riqueza de interpolaciones, más aún que el Breviario. Estos tropes fueron conocidos como “Tropus ad Kyrie”, “Tropus ad Gloria”, etc. o “Troped Kyrie”, “Troped Gloria”, y así sucesivamente.

(3) Misas Rítmicas o de Métrica (missoe rythmatoe). Se incluyen en este grupo, misas en las cuales las partes antes mencionadas (B,2) son ya sea parcial o totalmente compuestas siguiendo formas métricas. Esta forma de poesía encuentra pocos devotos.

(4) Himnos Procesionales (hymni ad processionem). Se trata de himnos que son utilizados durante la procesion, antes y después de la misa, y por tanto tienen un lugar en el Misal o el Gradual. Casi todos ellos tienen un estribillo o coro.

II. HIMNOLOGÍA NO LITURGICA

A. Himnología para Cántico

(1) Cánticos (cantiones). Son canciones espirituales que no pertenecen a la liturgia, pero son empleadas durante y después de la liturgia, sin haber sido incorporadas, como los tropes. Esto puede dar lugar a canciones más populares de los cuales los cánticos se diferencian en cuanto haber sido escritos en latín eclesiástico y haber sido cantados por cantantes oficiales, pero no por el pueblo o congregación.

(2) Motets (muteti, motelli). Son encabezados o inicios artísticos de los cánticos y de los tropes de la misa, se desarrollaroon a partir de los responsoriales del Gradual de la Misa tal y como se presenta con más detalle en el artículo HIMNOLOGIA. En general se pueden definir como canciones polifónicas de la iglesia los que se cantan a capela (sin acompañamiento musical).

B. Himnología para Devoción Privada Silenciosa

El nombre general para estos poemas es el latín de rhythmi o pia dictamina. Se diseñaron para orar y no para canto, pueden ser llamados oraciones rítmicas (en alemán reimgebete). Entre los diferentes tipos de estos poemas se encuentran los siguientes:

(1) Ritmos de Salmos (psalteria rhythmica), poemas de 150 estrofas, correspondiendo cada una de ellas a 150 salmos; la mayor parte tratan de Cristo y de su Bendita Madre. Originalmente cada estrofa trataba numeradamente a los salmos.

(2) Ritmos de Rosario (rosaria rhythmica), son similares a los poemas, pero tienen solamente cincuenta estrofas correspondientes cada una de ellas a las cincuenta “Avemarías” del Rosario.

(3) Cantos de las Horas (officia parva); son oraciones rítmicas las que suplementan con una estrofa o grupo de estrofas (para meditación privada) cada una de las horas canónicas.

(4) Canciones de Glosa, las que parafrasean, extienden y explican cada palabra separada de una oración popular o antifonía de iglesia por medio de una estrofa separada o al menos por un verso separado (Ej.: “Padrenuestro”, la “Salve”, “Alma Redemptoris”, y asi sucesivamente).

Estos poemas espirituales, cerca de 30,000 son preservados en una gran colección conocida como “Analecta hymnica medii aevi”, se ubican dentro de la aceptación general de la palabra himno.

Varios de los más importantes tipos de himnos son tratados también en artículos separados, véase OFICIOS RITMICOS, SECUENCIAS Y TROPES. Su desarrollo y significado es tratado más completamente en HIMNOLOGIA.

CLEMENS BLUME
Transcripción de Douglas J. Potter
Traducción al castellano de Giovanni E. Reyes
Dedicado al Sagrado Corazón de Jesucristo

Fuente: Enciclopedia Católica