HONRA
v. Alabanza, Gloria, Honor
Est 1:20 todas las mujeres darán h a sus maridos
Est 6:6 ¿qué se hará al hombre cuya h desea el
Job 29:20 mi h se renovaba en mí, y mi arco se
Psa 21:5 gloria .. h y majestad has puesto sobre él
Psa 49:12 mas el hombre no permanecerá en h; es
Pro 3:16 derecha; en su izquierda, riquezas y h
Pro 3:35 los sabios heredarán h, mas los necios
Pro 13:18 el que guarda la corrección recibirá h
Pro 15:33 temor .. y a la h precede la humildad
Pro 16:31 corona de h es la vejez que se halla en
Pro 17:6 nietos, y la h de los hijos, sus padres
Pro 20:3 h es del hombre dejar la contienda; mas
Pro 22:4 riquezas, h y vida son la remuneración
Pro 26:1 la siega, así no conviene al necio la h
Pro 29:23 al humilde de espíritu sustenta la h
Ecc 6:2 hombre a quien Dios da riquezas y h
Hos 4:7 también yo cambiaré su h en afrenta
Mat 13:57; Mar 6:4; Joh 4:44 no hay profeta sin h
Rom 2:10 pero gloria y h y paz a todo el que hace
Rom 9:21 para hacer .. un vaso para h y otro para
Rom 12:10 en cuanto a h, prefiriéndoos los unos
Rom 13:7 pagad a .. lo que debéis .. al que h, h
2Co 6:8 por h y por deshonra, por mala fama
1Ti 6:16 al cual sea la h y el imperio sempiterno
2Ti 2:21 instrumento para h, santificado, útil
Heb 2:7 le coronaste de gloria y de h, y le pusiste
Heb 3:3 tiene mayor h que la casa el que la hizo
Heb 5:4 nadie toma para sí esta h, sino el que
1Pe 1:7 sea hallada en alabanza, gloria y h
Rev 4:11 digno eres de recibir la gloria y la h
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Dignidad que la propia conciencia siente en sí misma y que lleva al deseo de ser apreciada por los demás en virtud de los méritos logrados.
(Ver Honor)
Pedro Chico González, Diccionario de Catequesis y Pedagogía Religiosa, Editorial Bruño, Lima, Perú 2006
Fuente: Diccionario de Catequesis y Pedagogía Religiosa
El principal término hebreo que significa †œhonra† es ka·vóhdh, cuyo significado literal es †œpeso†. (Compárese con el uso de términos relacionados en 1Sa 4:18 y 2Sa 14:26.) De modo que a la persona a la que se honra se la considera de peso, de valía. En griego, el nombre ti·me transmite la idea de †œhonra†, †œestima†, †œvalor†, †œpreciosidad†. El verbo ti·má·o también puede significar †œponer precio† (Mt 27:9); el nombre ti·me puede tener el sentido de †œprecio†, †œvalor† (Mt 27:6; Hch 4:34), y el adjetivo tí·mi·os puede significar †œestimado†, †œquerido, o preciado† y †œprecioso†. (Hch 5:34; 20:24; 1Co 3:12.)
Jehová Dios y Su Hijo. Por ser el Creador y Soberano, Jehová Dios merece honra, respeto reverencial. (1Ti 1:17; Heb 3:3, 4; Rev 4:9-11.) Se le honra al hacer lo que es agradable a Sus ojos, como hizo su Hijo siempre. (Jn 8:29, 49.) Durante el tiempo en que estuvo en vigor el pacto de la Ley, los israelitas podían honrar a Jehová ofreciendo sacrificios de lo mejor que tenían. (Pr 3:9; Mal 1:6-8.)
El mero formalismo religioso no supone honrar verdaderamente al Todopoderoso, pues debe haber un amor real a los caminos de Jehová y un deseo de corazón de hacer su voluntad, algo que los líderes religiosos del judaísmo del tiempo de Jesús no tenían. (Mr 7:6; Isa 29:13.)
Jesucristo puso el ejemplo perfecto de honrar a su Padre, cumpliendo Su voluntad sin defecto hasta el punto de entregar su vida en sacrificio. (Mt 26:39; Jn 10:17, 18.) Como se deleitaba en hacer la voluntad de su Padre, El lo honró al reconocerlo como Su Hijo amado y aprobado. (2Pe 1:17; Mt 17:5.) Cuando terminó la vida terrestre de Jesús, Dios le otorgó mayor honra y dignidad que la que había tenido antes de ser hombre. (Flp 2:9-11.) El caso de Jesucristo ilustra cómo el Altísimo honra a todos los que lo honran, los reconoce como sus siervos aprobados y les prodiga bendiciones. (1Sa 2:30.)
Todos aquellos que rehúsen reconocer a Jesucristo como el inmortal Rey de reyes y Señor de señores deshonran al Padre, pues él fue quien ensalzó a su Hijo. Por ser quien es y por lo que ha hecho, el Hijo merece honra y respaldo leal. (Jn 5:23; 1Ti 6:15, 16; Rev 5:11-13.) Todos los que deseen que el Hijo los honre como sus discípulos aprobados tienen que imitar su ejemplo y adherirse fielmente a su enseñanza. (Ro 2:7, 10.)
Otras personas a las que ha de honrarse. Aunque Jehová Dios y Jesucristo merecen la mayor honra, los seres humanos también deben honrarse entre sí. Los hijos deben honrar a sus padres con su obediencia. (Dt 5:16; Ef 6:1, 2.) Cuando los padres están necesitados, sus hijos adultos pueden honrarlos con ayuda material. (Mt 15:4-6; 1Ti 5:3, 4.) El esposo honra a su esposa al tratarla con amor y dignidad, y la esposa honra a su esposo por su sujeción y respeto. (1Pe 3:1-7.) Los ancianos que trabajan duro en enseñar son tenidos por dignos de †œdoble honra†, lo que puede incluir ayuda material. (1Ti 5:17, 18.) Los esclavos cristianos debían honrar a sus amos realizando con respeto las tareas asignadas. (1Ti 6:1, 2.) Debe honrarse, o respetarse, a los gobernantes y otras autoridades, según requiera su posición. (Ro 13:7.) Independientemente de su posición social, toda persona merece honra por ser creación de Dios. (1Pe 2:17.)
Los cristianos deben llevar la delantera en mostrar honra a sus compañeros de creencia (Ro 12:10), lo que incluye buscar, no solo su propia ventaja, sino la de los demás (1Co 10:24), y estar dispuestos a realizar tareas humildes. (Lu 22:26; Jn 13:12-17.) Puede mantenerse este buen espíritu recordando que todos los creyentes son preciosos a la vista de Dios y que los cristianos se necesitan unos a otros, tal como cada miembro del cuerpo humano depende de los demás. (1Co 12:14-27.)
Aunque los cristianos no buscan la gloria, se preocupan de mantener una posición honorable ante Jehová Dios y su Hijo, lo que exige que se guarden de compañías que podrían corromperlos y que resistan los deseos de la carne pecaminosa. El hombre solo puede seguir siendo un vaso honorable para el servicio de Dios si permanece limpio en sentido moral y espiritual. (1Te 4:3-8; 2Ti 2:20-22; Heb 13:4.) En esto consiste la verdadera honra.
Fuente: Diccionario de la Biblia
Las palabras doxa y timē expresan el sentido de dignidad tanto para Dios como para el hombre. Dios, en su santidad, debe ser adorado y así recibir la honra debida a su nombre. El hombre, como hijo de Dios, es precioso a sus ojos y por lo tanto debe ser estimado.
Albert Victor M’callin
Harrison, E. F., Bromiley, G. W., & Henry, C. F. H. (2006). Diccionario de Teología (300). Grand Rapids, MI: Libros Desafío.
Fuente: Diccionario de Teología