HUMO
v. Columna, Fuego
Gen 19:28; Exo 19:18 h subía .. como el h de un
2Sa 22:9; Psa 18:8 h subió de su nariz, y de su
Psa 37:20 los enemigos .. disiparán como el h
Psa 68:2 como es lanzado el h, los lanzarás
Psa 102:3 mis días se han consumido como h, y
Psa 119:83 porque estoy como el odre al h; pero
Pro 10:26 como el vinagre .. como el h a los ojos
Son 3:6 ésta que sube del .. como columna de h
Isa 6:4 del que clamaba, y la casa se llenó de h
Isa 34:10 ni de día, perpetuamente subirá su h
Isa 65:5 éstos son h en mi furor, fuego que arde
Hos 13:3 era, y como el h que sale de la chimenea
Rev 8:4 subió a .. Dios el h del incienso con las
Rev 9:2 subió h del pozo como h de un gran
Rev 14:11 el h de su tormento sube por los siglos
Rev 15:8 el templo se llenó de h por la gloria de
Rev 18:9 los reyes .. llorarán .. cuando vean el h
Rev 19:3 el h de ella sube por los siglos de los
Producto gaseoso de la combustión de materias orgánicas que contiene pequeñas partículas de carbón y desprende hollín; también, vapor o ciertos tipos de niebla. Aparte de que el humo literal (heb. `a·schán; gr. ka·pnós) se menciona en numerosas ocasiones, la palabra humo, así como su apariencia, también se usa en varios sentidos figurados.
La presencia de Jehová y su cólera. Jehová ha manifestado su presencia con una nube de †œhumo†, acompañada a veces por fuego. (Ex 19:18; 20:18; Isa 4:5.) Así es como simbolizó su presencia en los templos que el profeta Isaías y el apóstol Juan vieron en visión. (Isa 6:1-6; Rev 15:8; véase NUBE.)
El humo también se asocia con la cólera ardiente de Jehová. (Dt 29:20.) Se dice que los israelitas que se habían desviado a la adoración de dioses falsos eran †œhumo† en las narices de Dios, queriendo decir que provocaron su gran cólera. (Isa 65:5.)
Una advertencia o presagio. En las guerras se utilizaban señales de humo para comunicar mensajes entre ciudades o entre las divisiones de un ejército. (Jue 20:38-40.) El humo también era un indicio de que se estaba destruyendo algo con fuego, como, por ejemplo, cuando desde lejos se veía ascender humo de una ciudad. (Gé 19:28; Jos 8:20, 21.) O podía referirse metafóricamente a un ejército encaminado a llevar a cabo una destrucción, que a menudo incluía el incendio de las ciudades conquistadas. (Isa 14:31.)
Por consiguiente, una columna o nube de humo ascendente llegó a utilizarse simbólicamente como señal de advertencia, como presagio de un ay venidero o de destrucción. (Rev 9:2-4; compárese con Joe 2:30, 31; Hch 2:19, 20; Rev 9:17, 18.) El salmista dice sobre los inicuos: †œEn humo tienen que acabarse†. (Sl 37:20.) El humo también simbolizaba la prueba de que había habido una destrucción. (Rev 18:9, 18.) Por lo tanto, es evidente que hablar de humo que sigue ascendiendo †œhasta tiempo indefinido† es una expresión que denota aniquilación completa y eterna, como en la profecía que Isaías pronunció contra Edom: †œHasta tiempo indefinido su humo seguirá ascendiendo†. (Isa 34:5, 10.) Edom fue aniquilada como nación y permanece desolada hasta este día. Se habla de esta destrucción tanto en el relato bíblico como en los registros de la historia seglar. En Revelación 18:8 se predice de manera similar la destrucción eterna de Babilonia la Grande, y en Revelación 14:9-11 se pronuncia un juicio parecido contra los que adoran a la †œbestia salvaje† y a su imagen.
Otros usos ilustrativos. Como el humo por lo general se disipa con rapidez y desaparece, a veces indica en sentido figurado algo que es transitorio. Se utiliza con respecto a: los enemigos de Dios (Sl 68:2), los idólatras (Os 13:3) y la vida acortada del afligido (Sl 102:3).
†œComo vinagre a los dientes y como humo a los ojos, así es el perezoso a los que lo envían†, dice el proverbio. Tal como el humo hace que los ojos escuezan o piquen, de la misma manera, el que da empleo a un hombre perezoso sale perjudicado. (Pr 10:26.)
Esperando que Jehová le consolase, el salmista dijo: †œMe he hecho como un odre en el humo†. (Sl 119:83.) Los odres, como los que se usaban en el Oriente Medio, que se colgaban en la pared cuando no se utilizaban, se secaban y se apergaminaban debido al humo de la casa. Así había llegado a estar el salmista en manos de los que le perseguían.
Cuando Jehová habla de sus creaciones a Job, dirige la atención a Leviatán, diciendo: †œDe las narices le sale humo, como un horno encendido hasta con juncos†. (Job 41:20.) Muchos eruditos de la Biblia creen que aquí Dios se refería al cocodrilo, que exhala un vapor denso y humeante con un sonido atronador cuando sale del agua.
Humo de sacrificios. Otra palabra hebrea, qa·tár, se refiere a hacer humo de sacrificio, ya fuera de incienso o de otros sacrificios hechos sobre el altar. (1Cr 6:49; Jer 44:15.) Tal humo de sacrificio se consideraba como un olor agradable que ascendía hacia Aquel a quien se ofrecía. (Gé 8:20, 21; Le 26:31; Ef 5:2.)
Fuente: Diccionario de la Biblia