Biblia

INITIUM FIDEI

INITIUM FIDEI

Este término está relacionado con la llamada controversia semipelagiana e indica los actos que preparan para la justificación. Según el semipelagianismo, estos actos son el fruto de la libertad; gracias a ellos el hombre se orienta decididamente al don de Dios. En otras palabras, los primeros pasos hacia la salvación surgirí­an de la iniciativa libre del hombre.

Históricamente, esta posición teológica nace de la reacción contra algunas opiniones rí­gidas de Agustí­n sobre la absoluta necesidad de la gracia, en las que parecí­a que se negaba todo valor al empeño humano en la obra de la salvación. Los llamados semipelagianos rechazan además la visión agustiniana de la predestinación, considerándola como causa de quietismo y de desánimo; y proponen la necesidad de hablar sólo – de presciencia divina sobre aquellos que llegarán a la salvación; estos últimos son los que, de manera libre y autónoma, acogen el don de Dios, dan el primer paso en la obra de la salvación y reciben sucesivamente la gracia divina que contribuye al crecimiento de la fe, hasta llegar a la bienaventuranza.

Frente a estas posturas teológica, en el 529, en Orange, san Cesáreo de Arlés hizo que un grupo de obispos aprobara un documento, en donde, recogiendo y matizando el pensamiento de san Agustí­n, se afirma que la gracia es necesaria : para levantar la voluntad caí­da, para salvar la naturaleza í­ntegra, para reparar el libre albedrí­o, para transformar al hombre, para obtener la justificación; es necesaria además, ya antes de la justificación, tanto para los actos preparatorios, como para el initium fidei, para la perseverancia en la justificación y en el amor de Dios y para el cumplimiento de toda obra buena (cf. DS 373ss).

Después de afirmar igualmente que pueden salvarse todos los bautizados, se condena la tesis del presbí­tero rigorista Lúcido, que habí­a negado tanto el libre albedrí­o como la voluntad salví­fica universal, sosteniendo por el contrario la predestinación al mal (cf. DS 330-339). Con la toma de posición del concilio de Orange del 529 (Arausicano 11), aprobada por el papa Bonifacio 11 en el 530 (cf. DS 398-400), se insiste en la absoluta prioridad de Dios en la obra salví­fica y en la necesidad de la gracia para el hombre, ya desde el comienzo del camino de su conversión a Dios.

G. M. Salvati

Bibl.: C. Tibiletti, Semipelagianos, en DPAC, 1971-1972; A. de Berardino, Patrologí­a, III, Madrid 1981, 578-580; P. Fransen, Desarrollo histórico de la doctrina de la gracia, en MS, IVI2, 611-730; M. Flick – Z. Alszeghy El evangelio de la gracia, Sí­gueme, Salamanca 1977; H. Rondet, La gracia de Cristo. Estela, Barcelona 1966

PACOMIO, Luciano [et al.], Diccionario Teológico Enciclopédico, Verbo Divino, Navarra, 1995

Fuente: Diccionario Teológico Enciclopédico