INSCRIPCION

Mat 22:20; Mar 12:16; Luk 20:24 ¿de quién es esta imagen, y la i?
Act 17:23 un altar en el cual estaba esta i: Al Dios


Inscripción (gr. epigrafé, literalmente “escrito encima” [de allí­, “una inscripción”]). Término que aparece en la RVR para las inscripciones que figuraban en las monedas. Las romanas llevaban la imagen, el nombre y el tí­tulo* del emperador (Mat 22:20; Mar 12:16; Luk 20:24; fig 169). Las judí­as, por su parte, tení­an la figura de olivos, palmeras y otros sí­mbolos, pero no de hombres, porque creí­an que eso estaba más de acuerdo con el 2º mandamiento.

Fuente: Diccionario Bíblico Evangélico

1. Palabras en monedas (Mat 22:20; Mar 12:16; Luk 20:24).
2. Las palabras inscritas sobre una tablilla fijada a la cruz (Mat 27:37; Mar 15:26; Luk 23:38). Era la costumbre romana que una tablilla nombrando el crimen involucrado fuese llevada delante de la persona condenada, hasta el lugar de la ejecución (Joh 19:19-20).

Fuente: Diccionario Bíblico Mundo Hispano

Alistamiento, normalmente por nombre, linaje, tribu y casa a la que se pertenece. Abarcaba más que un simple censo o recuento de habitantes. Las inscripciones nacionales referidas en la Biblia tení­an diversos propósitos, como la recaudación de impuestos, el servicio militar o, en el caso de los levitas, nombramientos para atender los deberes en el santuario.

En el Sinaí­. Por orden de Jehová la primera inscripción tuvo lugar mientras los israelitas estaban acampados en el Sinaí­, en el segundo mes del segundo año después del éxodo de Egipto. Para ayudar a Moisés en esta tarea, se seleccionó un cabeza de cada tribu, que supervisaba y se responsabilizaba de la inscripción de su tribu. No solo se inscribió a todos los varones de veinte años de edad para arriba (aptos para servir en el ejército), sino que la Ley también colocaba sobre los inscritos un impuesto †œpor cabeza† de medio siclo (1,10 dólares [E.U.A.]) para el servicio del tabernáculo. (Ex 30:11-16; Nú 1:1-16, 18, 19.) La cantidad total ascendió a 603.550, excluyendo a los levitas, que no tení­an herencia en la tierra. Ellos no pagaban ningún impuesto para el tabernáculo y no se les exigí­a que sirvieran en el ejército. (Nú 1:44-47; 2:32, 33; 18:20, 24.)
El libro de Números muestra que también se hizo un recuento de la cantidad de primogénitos de las doce tribus y de todos los varones levitas de un mes de edad para arriba. (Nú 3:14, 15.) Esto fue debido a que Jehová habí­a comprado para sí­ a los primogénitos cuando los salvó de morir con los primogénitos de Egipto. Dios deseaba usar a los levitas como varones especialmente santificados para el servicio en el santuario. Por lo tanto, Israel tení­a que entregar a Jehová los levitas para redimir a los primogénitos de las otras tribus. El recuento mostró que habí­a 22.000 varones levitas y 22.273 primogénitos que no eran levitas. (Nú 3:11-13, 39-43.) Para redimir a los 273 primogénitos restantes, se requirió que se pagara al santuario cinco siclos (11 dólares [E.U.A.]) por cada uno de ellos. (Nú 3:44-51.)
También se contaron los qohatitas, los guersonitas y los meraritas de treinta a cincuenta años de edad. A estos se les concedieron asignaciones de servicio especiales en el santuario. (Nú 4:34-39.)

En las llanuras de Moab. Se hizo una segunda inscripción en las llanuras de Moab después del azote debido al pecado de Israel con relación al Baal de Peor. Entonces se vio que la cantidad de hombres de veinte años de edad para arriba era de 601.730, una disminución de 1.820 desde el censo tomado casi treinta y nueve años antes. (Nú 26:1, 2, 51.) El recuento de levitas de un mes de edad para arriba fue de 23.000, es decir, 1.000 más que en el primer censo. (Nú 26:57, 62.)

La nefasta inscripción de David. A finales del reinado del rey David, se llevó a cabo otra inscripción, con consecuencias nefastas. El relato de 2 Samuel 24:1 dice: †œY la cólera de Jehová volvió a ponerse ardiente contra Israel, cuando uno incitó a David contra ellos, diciendo: †˜Anda, toma la cuenta de Israel y Judᆙ†. En el relato no se identifica quién incitó a David. ¿Fue algún consejero humano? ¿Fue Satanás? ¿Acaso fue Dios? Primero de las Crónicas 21:1 ayuda a resolver la cuestión, pues dice: †œSatanás procedió a levantarse contra Israel y a incitar a David a numerar a Israel†. Esa manera de traducir el texto de la Traducción del Nuevo Mundo concuerda con el texto hebreo y con traducciones al griego, siriaco y latí­n, así­ como con otras versiones, como, por ejemplo, BJ, CI, MK, NC, Val.
No obstante, según se indica en la nota al pie de la página correspondiente a 1 Crónicas 21:1, el término hebreo sa·tán también se puede traducir †œresistidor†. La Biblia de la Casa de Alba lo traduce: †œun Satán†; la nota de la Versión Moderna lee: †œun adversario†. De modo que cabe la posibilidad de que quien impulsó a David a optar por este proceder nefasto fuese un mal consejero humano.
Una nota al pie de la página correspondiente a 2 Samuel 24:1 muestra que este texto se podrí­a traducir: †œY la cólera de Jehová volvió a ponerse ardiente contra Israel, cuando él incitó a David contra ellos†. La Versión Popular traduce este versí­culo del siguiente modo: †œEl Señor volvió a encenderse en ira contra los israelitas, e incitó a David contra ellos, ordenándole que hiciera un censo de Israel y Judᆝ. Por consiguiente, algunos comentaristas opinan que quien incitó a David a hacer el censo fue Jehová. Su †˜cólera contra Israel†™, según este punto de vista, precedió al censo y se debió a sus recientes rebeliones contra Jehová y en oposición a su rey nombrado, David, cuando siguieron al ambicioso Absalón y después a un hombre que no serví­a para nada: Seba, hijo de Bicrí­. (2Sa 15:10-12; 20:1, 2.) Esta opinión podrí­a concordar con el punto de vista de que Satanás, o algún mal consejero humano, incitó a David a cometer ese acto, si se entiende que Jehová permitió a propósito que se incitara a David al retirarle su protección. (Compárese con 1Re 22:21-23; 1Sa 16:14; véase PRESCIENCIA, PREDETERMINACIí“N [Respecto a determinadas personas].)
Por parte de David, puede que haya habido malos motivos debido al orgullo y a la confianza que tení­a en la magnitud de su ejército, en lugar de manifestar una completa confianza en Jehová. De todas formas, se hace patente que el principal motivo de David en esta ocasión no era glorificar a Dios.

Joab pone objeciones. Cuando a Joab, el general de David, se le ordenó que hiciese la inscripción, presentó la siguiente objeción: †œQue aun añada Jehová tu Dios al pueblo cien veces más de lo que son mientras lo estén viendo los mismos ojos de mi señor el rey. Pero en cuanto a mi señor el rey, ¿por qué se ha deleitado en esta cosa?†. (2Sa 24:3.) Las palabras de Joab dan a entender que la fuerza de la nación no dependí­a de números, sino de Jehová, quien podí­a multiplicarlos si era su voluntad. Ante la insistencia de David, Joab hizo el censo, pero a disgusto, pues el informe dice: †œA Leví­ y Benjamí­n no los inscribió entre ellos, porque la palabra del rey habí­a sido detestable a Joab† (el que no se contase a Leví­ estaba en armoní­a con la ley registrada en Números 1:47-49). Es posible que Joab se detuviera antes de registrar a Benjamí­n o que demorara la inscripción; entre tanto, David recapacitó y la interrumpió antes de que Joab la terminara. (1Cr 21:6.) Puede ser que Joab evitara contar a Benjamí­n por no querer provocar a esta tribu, ya que era la tribu de Saúl y habí­a luchado contra el ejército de David mandado por Joab antes de unirse a las otras tribus bajo David. (2Sa 2:12-17.) Sin duda debido a lo impropio del recuento, este suceso no llegó a formar parte de la †œrelación de los asuntos de los dí­as del rey David†. (1Cr 27:24.)
Según 1 Crónicas 21:5, el recuento reveló que Israel tení­a 1.100.000 hombres y Judá, 470.000. El informe de 2 Samuel 24:9 menciona 800.000 hombres de Israel y 500.000 de Judá. Algunos atribuyen la diferencia a un error del escriba. Sin embargo, no es prudente llegar a esta conclusión cuando no se conocen bien las circunstancias, el sistema de recuento que empleó u otros factores. Es posible que los dos relatos hayan calculado la cifra desde puntos de vista distintos. Por ejemplo, tal vez se contasen u omitiesen los miembros del ejército permanente o sus oficiales. Puede ser que diferentes métodos de cálculo hayan ocasionado una variación a la hora de incluir a ciertos hombres bajo Judá o bajo Israel. Es posible que el capí­tulo 27 de 1 Crónicas sea un ejemplo de uno de esos casos. En él se citan 12 divisiones que estaban al servicio del rey, nombrando a Leví­, las dos medias tribus de Manasés y todas las demás tribus, excepto las de Gad y Aser. Esto quizás se debió a que en aquel tiempo a los hombres de Gad y Aser se les contó bajo otros cabezas, o es posible que se deba a otras razones que no constan en el registro.

El juicio de Jehová. Gad, el profeta de Jehová, fue enviado a David, quien habí­a autorizado el censo, para darle a escoger una de estas tres formas de castigo: un hambre que durara tres años, la espada de los enemigos de Israel que abatiera a Israel por tres meses o una peste durante tres dí­as. Confiando en la misericordia de Dios más bien que en la del hombre, David escogió †œ[caer] en la mano de Jehovᆝ; murieron 70.000 personas debido a la peste que les sobrevino. (1Cr 21:10-14.)
Aquí­ se halla otra variación entre los relatos de Samuel y de las Crónicas. El relato de 2 Samuel 24:13 hace referencia a siete años de hambre y 1 Crónicas 21:12 menciona tres. (La Septuaginta griega dice †œtres† en el relato de Samuel.) Una de las explicaciones propuestas es que los siete años a los que se alude en 2 Samuel en parte fueron una extensión de los tres años de hambre que sufrieron debido al pecado de Saúl y su casa contra los gabaonitas. (2Sa 21:1, 2.) El año en curso (la inscripción tomó nueve meses y veinte dí­as, 2Sa 24:8) serí­a el cuarto, y tres años más harí­an siete. Aunque también es posible que la diferencia se haya debido a un error de un copista, hay que decir de nuevo que antes de llegar a tal conclusión se deberí­a tener un conocimiento completo de todos los hechos y circunstancias.

Para el servicio del templo. Cierto tiempo después, David, ya anciano, hizo contar a los levitas para su futuro servicio en el templo, esta vez, obviamente, con la aprobación de Jehová. Este recuento reveló que habí­a 38.000 levitas de treinta años de edad para arriba, todos hombres robustos. Se les inscribió de la siguiente manera: 24.000 supervisores, 6.000 oficiales y jueces, 4.000 porteros y 4.000 músicos. (1Cr 23:1-5.)
En conexión con la construcción del templo, leemos: †œEntonces Salomón tomó la cuenta de todos los hombres que eran residentes forasteros, que estaban en la tierra de Israel, después del censo que David su padre habí­a hecho de ellos; y llegó a hallarse ciento cincuenta y tres mil seiscientos. De manera que de ellos hizo setenta mil cargadores y ochenta mil cortadores en la montaña y tres mil seiscientos superintendentes para mantener a la gente sirviendo†. (2Cr 2:17, 18.)

Inscripciones posteriores. Después hubo reyes, tanto de Israel como de Judá, que hicieron otras inscripciones. En los dí­as del rey Amasí­as los hombres de Judá y Benjamí­n de veinte años de edad para arriba ascendí­an a 300.000. (2Cr 25:5.) En la inscripción del rey Uzí­as las fuerzas del ejército eran de 307.500 hombres, con 2.600 de los cabezas de las casas paternas sobre ellos. (2Cr 26:11-13.)
También se contó a los exiliados que regresaron bajo Zorobabel en el año 537 a. E.C.: 42.360 hombres, 7.337 esclavos y 200 cantores (según el texto masorético, Nehemí­as dice 245 cantores). (Esd 2:64, 65; Ne 7:66, 67; véase NEHEMíAS, LIBRO DE.)

En el tiempo del nacimiento de Jesús. En las Escrituras Griegas Cristianas se mencionan dos inscripciones efectuadas después que Roma llegó a sojuzgar Judea. Estas no se hicieron solo para averiguar la población, sino, principalmente, para fijar impuestos y reclutar hombres para el servicio militar. Con respecto a la primera de estas, leemos: †œAhora bien, en aquellos dí­as [c. 2 a. E.C.] salió un decreto de César Augusto de que se inscribiera toda la tierra habitada (esta primera inscripción se efectuó cuando Quirinio era el gobernador de Siria); y todos se pusieron a viajar para inscribirse, cada uno a su propia ciudad†. (Lu 2:1-3.) Este edicto del emperador fue providencial, pues obligó a José y a Marí­a a viajar de la ciudad de Nazaret a Belén, a pesar de que Marí­a estaba en avanzado estado de gravidez; así­ Jesús nació en la ciudad de David en cumplimiento de la profecí­a. (Lu 2:4-7; Miq 5:2.)

Dos inscripciones bajo Quirinio. Los crí­ticos de la Biblia han dicho que el único censo hecho mientras Publio Sulpicio Quirinio era gobernador de Siria tuvo lugar alrededor del año 6 E.C., y que dicho censo provocó la rebelión de Judas el galileo y los celotes. (Hch 5:37.) En realidad esta fue la segunda inscripción bajo Quirinio, pues los registros descubiertos en Antioquí­a revelaron que algunos años antes Quirinio habí­a sido legado del emperador en Siria. (The Bearing of Recent Discovery on the Trustworthiness of the New Testament, de W. Ramsay, 1979, págs. 285, 291.) A este respecto, el Dictionnaire du Nouveau Testament, incluido en la Biblia de Crampon (edición de 1939, pág. 360), dice: †œLas eruditas investigaciones de Zumpt (Commentat. epigraph., II, 86-104; De Syria romana provincia, 97-98) y de Mommsen (Res gestæ divi Augusti) demuestran más allá de toda duda que Quirinio fue gobernador de Siria dos veces†. Muchos eruditos sitúan el tiempo de la primera gobernación de Quirinio entre los años 4 y 1 a. E.C., probablemente del 3 al 2 a. E.C., aunque hay que decir que el método utilizado para llegar a estas fechas no es seguro. (Véase QUIRINIO.) No obstante, algunos datos que proporciona Josefo permiten llegar a la conclusión de que su segunda gobernación se extendió hasta el año 6 E.C. (Antigüedades Judí­as, libro XVIII, cap. II, sec. 1.)
De modo que el historiador y escritor bí­blico Lucas estaba en lo cierto cuando dijo concerniente a la inscripción que se llevó a cabo en el tiempo del nacimiento de Jesús: †œEsta primera inscripción se efectuó cuando Quirinio era el gobernador de Siria†, distinguiéndola de la segunda, que aconteció más tarde bajo el mismo Quirinio y a la que Gamaliel hizo referencia, como informó Lucas más tarde en Hechos 5:37.

Fuente: Diccionario de la Biblia

(lat. superscriptio, ‘escritura sobre o encima de’ = gr. epigrafē, del que es traducción). Esta palabra gr. se usa dos veces en el NT.

1. En Mt. 22.20 (Mr. 12.16; Lc. 20.24) se usa con la palabra eikōn para hacer referencia a la cabeza del emperador y la inscripción que la acompaña en el anverso de un denarius de plata (* Dinero). El denarius que circulaba en esa época llevaba el eikōn de la cabeza de Tiberia y el epigrafē Ti, caesar divi aug. f. augustus (“Tiberio César Augusto, hijo del divino Augusto”).

2. En Mr. 15.26 (Lc. 23.38), °vrv2 “título”, la inscripción es el cartel consistente en una tabla pintada con yeso y, en letras negras, el nombre del criminal condenado y la ofensa por la que se lo ejecutaba. De allí que Mt. 27.37 la llame aitia (acusación); Jn. 19.19–20 usa el vocablo oficial romano titulus, llamándolo titlos. Generalmente se lo colgaba alrededor del cuello del criminal en camino a la ejecución, y luego se lo fijaba en la cruz encima de la cabeza. La inscripción que escribió Pilato para Jesús en hebreo, griego, y latín decía: “Este es Jesús de Nazaret, Rey de los judíos”.

D.H.W.

Douglas, J. (2000). Nuevo diccionario Biblico : Primera Edicion. Miami: Sociedades Bíblicas Unidas.

Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico