INSTITUTOS MISIONEROS
Una «institución» misionera es una entidad cuya estructura constituye un cauce para la acción apostólica, especialmente «ad gentes». Ordinariamente se aplica el título de «Institutos Misioneros» a aquellas instituciones cuyos miembros se dedican de por vida a la primera evangelización.
Toda «institución» eclesial debe orientar a sus componentes hacia la misión. Las instituciones o «Institutos» pueden encuadrar laicos, religiosos y sacerdotes. Cualquier institución de laicos comprometidos, de personas consagradas y de sacerdotes diocesanos debe abrirse a la misión universal. Todos los Institutos de vida consagrada, por su misma naturaleza, están abiertos a la misión universalista (cfr. AG 40). Especialmente el Presbiterio de la Iglesia particular debe organizarse para esta apertura misionera de modo permanente.
Ordinariamente las vocaciones misioneras específicas, con el compromiso misionero de por vida, forman parte de alguna institución que tiene esta orientación «ad gentes». En este sentido hablamos de Institutos o Instituciones misioneras. El decreto conciliar «Ad Gentes», que había subrayado la importancia de la «vocación especial» misionera» (AG 23), dice de ellos que «han soportado desde hace muchos siglos el peso del día y del calor» y que «continúan siendo muy necesarios» (AG 27). Indica también que «bajo el nombre de «Institutos» se comprenden las Ordenes, las Congregaciones, los Institutos y Asociaciones que trabajan en las misiones» (AG 23, nota 4).
La encíclica «Redemptoris Missio» invita a los Institutos Misioneros a sentirse «parte activa de la comunidad eclesial y que actúen en comunión con la misma» (RMi 66), disipando toda suerte de dudas sobre su vocación y misión específica (ibídem). La misma encíclica señala la importancia de los Institutos Misioneros, como medio privilegiado para la perseverancia de los misioneros «ad vitam», «no sólo para la actividad misionera ad gentes, como es su tradición, sino también para la animación misionera tanto en las Iglesias de antigua cristiandad, como en las más jóvenes» (RMi 66). Así mismo, les invita a suscitar las vocaciones misioneras también en las Iglesias jóvenes.
La variedad de los Institutos o Instituciones Misioneras deriva de varios factores el carisma fundacional, el tipo de organización, el campo de acción misionera, los compromisos asumidos, etc. Pueden ser de tipo laical, religioso, sacerdotal religioso, sacerdotal diocesano, mixto, etc. Algunas Conferencias Episcopales han instituido sus propias instituciones como cauce misionero «ad gentes». Algunas diócesis han asumido, por encargo de la Santa Sede, un cauce misionero estrictamente dicho. Lo importante es asegurar la línea de misión universalista «ad gentes», la entrega a la misma y la asistencia y la dedicación del personal a la misión. A nivel de Conferencias Episcopales ya existen algunas instituciones que sirven de cauce especialmente a la aportación por parte de sacerdotes diocesanos COPAL (Bélgica), CEPAL (Francia), CEIAL e CEIAS (Italia), OCSHA (España), CECAL (Canadá), NCCB-LAB (Estados Unidos).
No cabe olvidar a las grandes Ordenes misioneras que han llevado el peso principal de la misión durante siglos (benedictinos, franciscanos, dominicos, agustinos, jesuitas, carmelitas…). Los Institutos que dependían (en el pasado) de la «Propaganda Fide» han aportado una colaboración extraordinaria. Después de la Constitución «Pastor Bonus» y del nuevo Código, hoy dependen del Dicasterio misionero los «Institutos» o «Sociedades de vida apostólica». La restricción respecto a esta dependencia no puede prejuzgar (ni ahora ni el pasado) el hecho de ser o no una Institución misionera.
Según las directrices de la encíclica «Redemptoris Missio», los ámbitos de la misión «ad gentes» se han ampliado en sentido geográfico, sociológico y cultural (cfr. RMi 37-38). De ahí que las Instituciones Misioneras pueden ampliar su campo de acción, siempre en la fidelidad al propio carisma. Al mismo tiempo, muchas Instituciones eclesiales (laicales, religiosas y sacerdotales) se abren a esos mismos campos a nivel universal. La especificidad de los Institutos Misioneros propiamente dichos, consiste, pues, no sólo en el universalismo de la misión (que es propio de todos), sino en la dedicación plena a la primera evangelización. En este sentido los Institutos Misioneros son como «paradigma del compromiso misionero de la Iglesia» (RMi 66).
Referencias Iglesia particular (diócesis misionera), figuras misioneras, Sociedades de Vida Apostólica, vida consagrada, vocación misionera.
Lectura de documentos AG 27; RMi 65-66; CEC 930.
Bibliografía AA.VV., Missione ad gentes, Chiesa locale, Istituti missionari (Bologna, EMI, 1985); L.A. CASTRO, Llamados para ser enviados (Bogotá, 1982); K. MÜLLER, Les missionnaires. La vocation missionnaire, en Vatican II, L’activité missionaire de l’Eglise (Paris, Desclée, 1967) 333-338; R. ZECCHIN, I sacerdoti fidei donum, una maturazione storica ed ecclesiale della misionarietí della chiesa (Roma, Pont. Opere Missionarie, 1990).
(ESQUERDA BIFET, Juan, Diccionario de la Evangelización, BAC, Madrid, 1998)
Fuente: Diccionario de Evangelización