INSTRUCCION

v. Doctrina, Enseñanza
Pro 1:8 oye, hijo mío, la i de tu padre, y no
Pro 10:17 camino a la vida es guardar la i; pero
Pro 12:1 el que ama la i ama la sabiduría; mas
Mat 10:5 estos doce envió Jesús, y les dio i
Act 10:22 Cornelio el centurión ha recibido i de
1Co 11:2 retenéis las i tal como las entregué


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Comunicación de conocimientos de diversas materias o en variados niveles. Es un concepto centrado en la inteligencia, que debe ser completado con la idea de formación y de educación.

La instrucción religiosa es importante y decisiva, aunque no suficiente. Los aspectos religiosos reclaman más que información y documentación, valores que lleven a la comprensión, a la asimilación y sobre todo a la adhesión práctica y comprometedora, pues eso es la fe cristiana.

(Ver Doctrina)

Pedro Chico González, Diccionario de Catequesis y Pedagogí­a Religiosa, Editorial Bruño, Lima, Perú 2006

Fuente: Diccionario de Catequesis y Pedagogía Religiosa

Conjunto de reglas o enseñanzas cuya obediencia es preceptiva. El verbo hebreo ya·ráh significa †œinstruir; dirigir; enseñar†. La voz, lé·qaj (instrucción), también hebrea, tiene el sentido primario de †œrecepción†. (Dt 32:2; compárese con Jer 9:20, donde la forma verbal se emplea en la expresión †œreciba su oí­do la palabra de la boca de él†.) El mismo término se traduce en Proverbios 16:21 por †œpersuasiva†. El verbo griego pai·déu·o significa †œinstruir; castigar; disciplinar†, y ka·te·kjé·o, †œenseñar oralmente; instruir†.
Jehová es el †œMagní­fico Instructor† de su pueblo (Isa 30:20), y todo aquel que recibe su instrucción está bajo la obligación de actuar en consecuencia, como dice la Biblia: †œandaremos en sus sendas† y †œtendrán que batir sus espadas en rejas de arado y sus lanzas en podaderas†. (Isa 2:3, 4; Miq 4:2, 3.) Debido al aprecio que sus siervos tienen por la instrucción de Jehová y el deseo de ponerla por obra, piden en oración: †œInstrúyeme, oh Jehová, acerca de tu camino. Andaré en tu verdad. Unifica mi corazón para que tema tu nombre†. (Sl 86:11; 27:11; 119:33.)
Jehová asignó a los sacerdotes del antiguo Israel a servir de instructores del pueblo. Moisés realzó la importancia de obedecer la instrucción que se impartiese por medio de esta ví­a cuando dijo: †œTienes que obrar de acuerdo con la palabra que te entreguen de aquel lugar que Jehová escoja; y tienes que poner cuidado en hacer conforme a todo lo que te instruyan. De acuerdo con la ley que te indiquen, y conforme a la decisión judicial que te digan, debes obrar. No debes desviarte de la palabra que te entreguen, ni a la derecha ni a la izquierda†. (Dt 17:10, 11; 24:8.) El apóstol Pablo escribió en los siguientes términos a los miembros de la congregación cristiana: †œTodas las cosas que fueron escritas en tiempo pasado fueron escritas para nuestra instrucción, para que mediante nuestro aguante y mediante el consuelo de las Escrituras tengamos esperanza†. (Ro 15:4.) Por lo tanto, hacemos bien en familiarizarnos con los mandamientos, analizar sus principios subyacentes, aprender bien la enseñanza que por ese medio nos comunica la Palabra inspirada de Dios y luego ponerlos por obra en nuestra vida. (Véase INSTRUCTOR PÚBLICO.)
Como dice Job 12:7-10, puede derivarse instrucción hasta de los animales domésticos y de la Tierra misma. (Pr 6:6.) Las personas sabias pueden ver en la creación animada e inanimada el testimonio de la obra de Dios y del hecho de que toda la vida depende de él. Las personas que no responden a ese testimonio y no actúan en consecuencia son, como dijo el apóstol Pablo, †œinexcusables†. (Ro 1:20.)
Los discí­pulos de Jesucristo le llamaron Instructor, reconociendo de ese modo su autoridad y la responsabilidad que tení­an de obedecer su enseñanza. (Lu 5:5; 9:33.) Incluso un grupo de diez leprosos que imploró misericordia a Jesús le llamaron por ese mismo apelativo. (Lu 17:13.)
Aunque la instrucción que se recibe ha de observarse, y no es solo para entretener, esta puede impartirse de un modo que resulte grato. Por dirección de Jehová, Moisés le enseñó a Israel una canción en la que El decí­a: †œGoteará como la lluvia mi instrucción, destilará como el rocí­o mi dicho, como suaves lluvias sobre la hierba†. (Dt 32:2.) Pablo le escribió al superintendente cristiano Timoteo que siguiese †œinstruyendo con apacibilidad a los que no [estuviesen] favorablemente dispuestos; ya que Dios quizás les [diese] arrepentimiento que conduzca a un conocimiento exacto de la verdad†. (2Ti 2:25.) Sin embargo, la instrucción puede implicar una medida disciplinaria, de castigo, que no siempre es fácil de aceptar, pero que puede dar †œfruto pací­fico, a saber, justicia†, si la persona responde favorablemente a ella. (Heb 12:7-11.)
No toda la instrucción procede de personas con motivos correctos ni sus objetivos son necesariamente provechosos para la persona que la recibe. Aunque †œMoisés fue instruido en toda la sabidurí­a de los egipcios†, a los cuarenta años de edad se identificó abiertamente con el pueblo hebreo y abandonó lo que pudo haber sido su herencia en la corte real egipcia. (Hch 7:22.) Isaí­as hizo referencia a los profetas de Israel que enseñaban falsedad, y Miqueas escribió respecto a los sacerdotes que instruí­an †œsolo por precio†. (Miq 3:11; Isa 9:15.) Hubo personas que hasta buscaron neciamente instrucción de las estatuas fundidas. (Hab 2:18.) Los soldados que habí­an estado de guardia junto a la tumba de Jesús estuvieron dispuestos, después de haber sido sobornados, a llevar a efecto la instrucción que se les dio de mentir respecto a lo que habí­a sucedido con el cuerpo de Jesús. (Mt 28:12-15.)

Fuente: Diccionario de la Biblia

A. Nombre muí†sar (rs;Wm , 4148), «instrucción; castigo; advertencia». Este nombre aparece 50 veces, la mayorí­a en Proverbios. Aparece por primera vez en Deu 11:2 «Y comprended hoy, porque no hablo con vuestros hijos que no han sabido ni visto el castigo de Jehová vuestro Dios, su grandeza, su mano poderosa, y su brazo extendido». Uno de los propósitos principales de la literatura sapiencial era enseñar sabidurí­a y muí†sar (Pro 1:2). Muí†sar es disciplina y algo más. Como «disciplina» enseña a vivir correctamente en el temor del Señor, para que el sabio aprenda la lección antes de que lo tienten y pongan a prueba: «Cuando lo vi, reflexioné sobre ello; miré, y recibí­ instrucción» (Pro 24:32 lba). Se trata de una disciplina para toda la vida; de ahí­ la importancia de prestar atención a muí†sar: El Antiguo Testamento se vale de muchos verbos para subrayar la necesidad de una respuesta adecuada: «oí­r, obedecer, amar, recibir, obtener, captar, defender, guardar». Asimismo, el rechazo de la instrucción queda evidente mediante diversos términos relacionados con muí†sar: «rechazar, odiar, obviar, no amar, detestar, abandonar». Cuando muí†sar se imparte como «instrucción», pero no se observa, el muí†sar del «castigo» o de la «disciplina» pueden ser el paso siguiente: «La necedad es parte del corazón juvenil, pero la vara de la disciplina la corrige» (Pro 22:15 nvi). Prestar atención cuidadosa a la instrucción trae honra (Pro 1:9), vida (Pro 4:13) y sabidurí­a (Pro 8:33), pero sobre todo agrada a Dios: «Porque el que me halla, halla la vida y obtiene el favor de Jehová» (Pro 8:35 rva). No observar la «instrucción» acarrea sus debidos resultados: muerte (Pro 5:23), pobreza y vergüenza (Pro 13:18); a la larga, esto indica un menosprecio a la propia vida (Pro 15:32). La receptividad a la «instrucción» de padres, maestros, sabios o rey está directamente relacionada con someterse a la disciplina divina. Los profetas acusaron a Israel de no recibir la disciplina de Dios: «Oh Jehová, ¿no buscan tus ojos la fidelidad? Tú los azotaste, y no les dolió; los consumiste, pero rehusaron recibir corrección. Endurecieron sus caras más que la piedra y rehusaron volver» (Jer 5:3). Jeremí­as exhorta a los hombres de Judá y a los habitantes de la ciudad asediada de Jerusalén a prestar atención a lo que estaba aconteciendo en derredor suyo y que se sometieran a la «instrucción» del Señor (35.13). Isaí­as predice que el castigo de Dios hacia los hombres lo llevaba el Siervo Sufriente, trayendo paz para quienes creyeran en El: «Mas El herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre El; y por su llaga fuimos nosotros curados» (Isa 53:5). La Septuaginta tiene la traducción paideia («educación; capacitación; instrucción»). Este término griego es la base de nuestra palabra pedagog#233;a, o sea, «educación del niño». B. Verbo yasar (rs’y: , 3256), «disciplinar». Este verbo se encuentra en hebreo y ugarí­tico con la acepción de «disciplinar». La raí­z no se halla fuera de estas lenguas. El vocablo aparece 42 veces en el Antiguo Testamento; cf. Pro 19:18 «Corrige a tu hijo mientras aún pueda ser corregido, pero no vayas a matarlo a causa del castigo» (bvp).

Fuente: Diccionario Vine Antiguo Testamento