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Acción de servir de enlace entre dos elementos distantes o diferentes, sean personas, grupos, necesidades, proyectos o autoridades.
En un sentido religioso se alude con este concepto a la creencia de que los santos, de forma especial la Virgen María, son mediadores o intermediarios entre Dios y los hombres, en función del misterio del Cuerpo Místico y de la Comunión de los Santos.
El concepto de intermediación en la teología cristiana ha sido también vinculado con la naturaleza sacramental de la salvación cristiana. Por voluntad divina, Dios ha querido que entre El y la criatura haya intermediarios: tales son la Iglesia y sus miembros más destacados, los sacramentos o signos sensibles por medio de los cuales Dios da la gracia, las circunstancias que sirven de estímulos para acercarse a Dios y recibir sus beneficios.
De forma muy especial, lo es también el mismo Cristo en relación al Padre, que es «mediador o intermediario» de todos los dones divinos, como declaraba San Pablo: «Uno sólo es el intermediario entre Dios y los que han sido llamados.» (1 Tim. 2. 5 y Hebr. 12. 24)
Pedro Chico González, Diccionario de Catequesis y Pedagogía Religiosa, Editorial Bruño, Lima, Perú 2006
Fuente: Diccionario de Catequesis y Pedagogía Religiosa