INTRODUCCION

DICCIONARIO Bí­BLICO

J.D. Douglas, Merrill C. Tenney

EDITORIAL MUNDO HISPANO © 2003 DICCIONARIO Bí­BLICO MUNDO HISPANO J. D. DOUGLAS MERRILL C. TENNEY EDITORES EN CASTELLANo JAMES BARTLEy RUBéN O. ZORZOLI

EQUIPO DE TRADUCCIóN:
Raimundo J. Ericson, Alirio Eustache Vilaire, Nelda B. de Gaydou, Edna Lee de Gutiérrez, Edgar O. Morales, Osvaldo D. Nuesch, Alfonso Olmedo, Josie de Smith.

EDITORIAL MUNDO HISPANO

CóMO USAR ESTE LIBRO:
El Diccionario Bí­BLICO Mundo Hispano consiste de cuatro partes:

1. Sí­ntesis de la Biblia y de los tiempos bí­blicos. Este artí­culo introductorio provee al lector un estudio general de la Biblia y su trasfondo, y le da una estructura para estudiar temas individuales a mayor profundidad con la ayuda del Indice Temático (ver abajo).

2. El Diccionario en sí­. Organizado alfabéticamente, las definiciones en el Diccionario Bí­BLICO Mundo Hispano ayudarán al lector a comprender el significado de palabras y términos especí­ficos en la Biblia, así­ como el contexto Bí­BLICO y sus enseñanzas. La extensión de los artí­culos refleja la importancia relativa de varios temas, como son: Dios, Moisés, Animales, Ocupaciones. Las ilustraciones, gráficos y mapas en el Diccionario Bí­BLICO Mundo Hispano ayudarán al lector a imaginar la vida diaria en las tierras bí­blicas. Muchas de las ilustraciones proveen información que el texto no cubre porque es más fácil de entender visualmente.

3. Nombres no listados en el
Diccionario. Los nombres de personas y lugares que se encuentran sólo una vez en la Biblia no se listan en el diccionario principal si nada se sabe de ellos fuera de la mera mención del nombre.
Muchos nombres en las genealogí­as caen dentro de esta categorí­a. (En algunos casos los nombres que aparecen dos veces, pero que por lo demás son desconocidos, también caben dentro de esta lista.).

4. Indice temático. Este í­ndice lista alfabéticamente unos 125 temas, desde Agricultura hasta Virtudes Cristianas, cada uno seguido por una lista de los artí­culos en el diccionario principal que se relacionan con este tema. Este í­ndice ayudará al lector a descubrir la variedad de información sobre diversos temas a su disposición en el diccionario. P. ej., al buscar Arqueologí­a en el í­ndice, podrá ir del nivel general (un artí­culo sobre Arqueologí­a) a un nivel especí­fico (p. ej., un artí­culo sobre la Roca Moabita).

El Diccionario Bí­BLICO Mundo Hispano puede, por lo tanto, ser usado de tres maneras:
1. Como un diccionario para tener una referencia rápida, usando el diccionario principal.
2. Como una enciclopedia para un estudio más profundo de un tema en particular, valiéndose del Indice Temático y leyendo algunos o todos los artí­culos listados debajo de un tí­tulo principal.
3. Como un curso básico de estudio, leyendo la sección †œSí­ntesis de la Biblia y de los tiempos bí­blicos†, buscando en el Indice Temático las palabras y los términos en la Sí­ntesis que tienen un asterisco (*) delante y, luego, leyendo en el diccionario en sí­ los artí­culos que están listados bajo el tí­tulo principal. (La Sí­ntesis cubre siete temas principales: La Biblia como un todo; Antiguo Testamento; perí­odo entre los Testamentos; Nuevo Testamento; Tierras de la Biblia; Gentes de la Biblia; y Religión y adoración en el Antiguo y Nuevo Testamentos.).

Sí­ntesis De La Biblia Y De Los Tiempos Bí­blicos.
Esta Sí­ntesis provee tanto una vista panorámica de la Biblia como un estudio general de los distintos tipos de información acerca de la Biblia que el Diccionario Bí­BLICO Mundo Hispano contiene. Buscando sistemáticamente en el Indice Temático los temas principales mencionados en la Sí­ntesis y leyendo luego los artí­culos listados bajo el encabezamiento principal en el Indice Temático, el lector puede seguir un curso de estudio sobre la Biblia y su trasfondo.
En el siguiente material, un asterisco (*) delante de una palabra indica que existe un artí­culo sobre esa palabra en el diccionario. Las palabras en letra negrita en paréntesis indican un encabezamiento principal en el Indice Temático que se encuentra al final del diccionario.

¿ Qué Es La Biblia ?.

I. La Biblia como Palabra de Dios escrita.
II. La Biblia como literatura.
A. Poesí­a .
B. Ley.
C. Historia.
D. Profecí­a .
E. Escritos apocalí­pticos.
F. Literatura sapiencial.
G. Evangelio.
H. Epí­stolas.

¿ Cómo fue escrita la Biblia ?
I. Idiomas.
A. Hebreo.
B. Arameo.
C. Griego.
II. Textos y Versiones.
III. Canonicidad.

El Antiguo Testamento.
I. Pentateuco.
II. Libros históricos.
III. Libros poéticos.
IV. Profetas mayores.
V. Profetas menores.

El perí­odo entre los Testamentos.
I. Historia .
II. Literatura .
III. Cambios sociales.

El Nuevo Testamento
I. Evangelios.
II. Historia .
III. Epí­stolas.

Las tierras bí­blicas
I. Israel.
A. Nombres.
B. Geografí­a .
C. Clima .
D. Plantas.
E. Animales.
II. Los vecinos de Israel.

La gente de la Biblia
I. El hogar.
II. La familia .
III. Vida económica .
IV. Vida polí­tica y la ley.
V. Cultura
La adoración y relación con Dios
I. El Antiguo Testamento: la fe de Israel.
A. El pacto.
B. Adoración y rito.
C. Lí­deres religiosos judí­os.
II. El Nuevo Testamento: Cristianismo.
A. Jesucristo.
B. La iglesia .

¿ Que Es La *Biblia ?.

I. LA BIBLIA COMO PALABRA DE *DIOS ESCRITA: LA BIBLIA COMO REVELACIóN DIVINA.
En algunos respectos, así­ como *Cristo Jesús es el Hijo de Dios en la carne (Mat 1:23), la Biblia es la Palabra de Dios en palabras de hombres.
*Pablo daba continuamente gracias a Dios por los tesalonicenses que habí­an recibido la palabra de Dios comunicada por Pablo, aceptándola no como palabra de hombres, sino como lo que es de veras, la palabra de Dios (1Th 2:13). Aunque las palabras de la Biblia son verdaderamente humanas, no son meramente humanas. Como dijo Pablo: Toda la Escritura es inspirada por Dios (2Ti 3:16), exhalada por Dios por la boca y la escritura de los hombres. La iglesia siempre ha aceptado la Escritura como venida de Dios. Por lo tanto, es verdad: Lo que la Biblia dice, Dios lo dice. Jesús es la Palabra divina (Joh 1:1-5) que se hizo carne (Joh 1:14), y las palabras de la Biblia son palabras divinas que fueron dichas por hombres inspirados por el Espí­ritu Santo (2Pe 1:21) en su pensar, su hablar y su escribir. Como el único Hijo de Dios (Joh 3:16), Jesús no tiene paralelos; como el único libro divino-humano, la Biblia es singular. (Ver INSPIRACIóN; Ver BIBLIA.).
Así­ como Jesús es auténticamente hombre y auténticamente Dios y vino al mundo con una tarea que cumplir, así­ la Biblia es la Palabra infalible (sin fallas) de Dios a nosotros. Así­ será mi palabra que sale de mi boca : No volverá a mí­ vací­a (Isa 55:11). Porque las palabras de la Biblia son las palabras de Dios, la Biblia es el mensaje de Dios a nosotros. Al igual que Dios, entonces, la Biblia es digna de confianza y es auténtica. ¡Todo lo que la Biblia enseña, afirma, manda y dice tocante al reino de Dios es verdadero y digno de confianza! Como dijera Jesús a su Padre: Tu palabra es verdad (Juan
17:17). Jesús prometió que el Espí­ritu de verdad (Joh 14:17; Joh 15:26; Joh 16:13; 1Jo 4:6, 1Jo 5:6) guiarí­a a los creyentes a toda la verdad (Joh 16:13) dando testimonio de Jesús.
Dado que la Biblia nos comunica el mensaje de Dios, es autoritativa. Esto establece tres requisitos para los seguidores del Señor. (1) Los creyentes deben confiar y obedecer cada palabra de Dios (Mat 14:31; Mat 21:21; Luk 8:11-13; Joh 3:18). (2) Los creyentes deben ser totalmente leales a la Palabra de Dios. Deben vivir de acuerdo con cada palabra que sale de la boca de Dios (Deu 8:3; Jos 1:8; Psa 40:6-8; Mat 5:17-20). No pueden servir a dos señores (Mat 6:24); el hombre de doble ánimo es inestable en todos sus caminos (Jam 1:8).
(3) La Palabra de Dios debe gobernar todas las áreas de su vida (Psa 1:1-3; Psa 1:119; 2Ti 3:16-17). Debe ser la norma por la cual juzgan todo lo que sienten e imaginan, creen y piensan, dicen y oyen, ven y leen, hacen y desean (Lev 18:1-5; Mar 7:13; Rom 12:2; 2Co 10:5).
II. LA BIBLIA ES LA PALABRA DEL HOMBRE : LA BIBLIA COMO LITERATURA.
La Biblia consiste de 66 libros que fueron escritos en un lapso de más de 1.006 años por muchas personas diferentes. Porque estas personas fueron guiadas en su pensamiento y escritura por el *Espí­ritu Santo (2Pe 1:21), los 66 libros individuales están fundamentalmente unificados en su tema y contenido. (Ver LITERATURA.).
Uno de los temas principales de la Biblia es el señorí­o de Dios en la *creación y la *redención. El Dios Todopoderoso es el Señor del cielo y la tierra. El señorí­o del Señor se demuestra en su gobierno soberano sobre todas las cosas.
*Adán y *Eva fueron creados a fin de gobernar para Dios estableciendo su reino sobre la tierra para gloria de Dios y el bien de la humanidad. Donde el primer Adán desobedeció y fracasó en establecer el reino de Dios, el segundo Adán, Cristo Jesús, triunfó. (Ver CAIDA, LA; Ver DIOS; Ver REDENCION.).
La Biblia es el drama que va revelando el desarrollo del *reino de Dios. Es el relato de cómo el Señor soberano actuó en la historia humana para establecer su reino a fin de salvar al hombre y glorificarse a sí­ mismo. Así­, el enfoque principal de la Biblia es en la actividad histórica de la redención que Dios provee. (Ver REINO DE DIOS.).
Cristo Jesús es el centro de esa actividad. Es el Redentor prometido a Adán y Eva quien vencerá a *Satanás y salvará al pueblo de Dios (Gen 3:15).
La ley mosaica, el sistema de sacrificios, el reino de *Israel, y las *profecí­as del AT, todas señalan hacia adelante a Cristo, el redentor mesiánico.
A lo largo de este drama de redención que se va desenvolviendo, la Biblia trata las cuestiones importantes y prácticas de la vida: amor, odio, temor, esperanza, necesidad, deseo, familia, dinero, trabajo, diversión, guerra, paz y muchas más.
La Biblia es la historia real de gente real que tení­a el mismo tipo de preocupaciones que enfrentamos en la actualidad, aunque por supuesto hay diferencias entre aquel entonces y ahora. El Diccionario Bí­BLICO Mundo Hispano puede ayudar a salvar las diferencias entre la gente de los tiempos bí­blicos y la de hoy, y de esta manera ayudarnos a entender cómo las enseñanzas de la Biblia se aplican en la actualidad a nuestras necesidades y dilemas.
La Biblia contiene muchos distintos tipos de literatura: historia, *poesí­a, *genealogí­as e informes oficiales, por nombrar algunas. Pero mayormente, la Biblia contiene historia y poesí­a. Presentaremos ahora algunas caracterí­sticas especiales de la literatura bí­blica.
A. Poesí­a. La mayor parte de la poesí­a bí­blica se encuentra en el AT. Algunas de las caracterí­sticas de la poesí­a hebrea son similares a la poesí­a moderna, aunque es en muchas maneras bastante diferente. La poesí­a moderna por lo general se basa en el ritmo o sonido; la poesí­a hebrea se basa en el ritmo de ideas y significados. La primera lí­nea de una poesí­a hebrea con frecuencia expresa un pensamiento que se repite en otras palabras en la segunda lí­nea.
Esta técnica se llama paralelismo y es una de las caracterí­sticas más importantes de la poesí­a hebrea. Otros tipos de paralelismo usan el contraste o desarrollan más y aumentan la primera idea.
Algunos libros bí­blicos son totalmente poesí­a (Salmos, Cantar de los Cantares, Lamentaciones) y otros contienen poesí­a (muchos de los *profetas). En las traducciones modernas, como por ejemplo, la Versión Reina-Valera Actualizada, se puede distinguir fácilmente entre poesí­a y prosa por la forma en que han sido impresas. En el *NT las poesí­as más fáciles de reconocer están todas en Lucas (Luk 1:46b-55, 68-79; Luk 2:14, Luk 2:29-32), y son un eco de la poesí­a hebrea. Otros libros del NT contienen porciones de lo que quizá son himnos cristianos (Eph 5:14; 1Ti 1:17; 1Ti 3:16; 1Ti 6:16). (Ver POESí­A.).
B. *Ley. La leyes de Dios son una expresión de su carácter santo y de su voluntad soberana. Por medio de Moisés Dios dio a la nación de Israel muchas leyes. Estas leyes definieron la relación de Israel con Dios y las relaciones de los israelitas entre sí­ y con los de afuera. Los *Diez Mandamientos (Exo 20:2-17) resumen las leyes de Dios que nos enseñan cómo amar a Dios y amarnos los unos a los otros. éxodo, Leví­tico, Números y Deuteronomio contienen muchas leyes adicionales que explican cómo los amplios principios de los Diez Mandamientos debí­an ser aplicados en Israel en su culto a Dios, en el gobierno de la nación, en la conducta individual y en las relaciones sociales. En el NT, en el *Sermón del monte, Jesús afirmó, repitió y profundizó las demandas de los Diez Mandamientos. A través del NT, fueron dadas más leyes y principios a la iglesia. El NT enfatiza la función del Espí­ritu Santo en la escritura de las leyes de Dios en nuestros corazones haciéndonos así­ sensibles a la voluntad de Dios. (Ver LEY; Ver CASTIGO.).
C. Historia. Casi todos los libros del AT incluyen información histórica. Pero, en la Biblia en castellano, ciertos libros del AT (Josué — 2 Crónicas) han sido agrupados y se les denomina comúnmente libros históricos, dado que su enfoque es histórico. Estos libros cubren el perí­odo histórico desde el tiempo de los jueces hasta el final del imperio persa. En el NT los Evangelios y Hechos contienen la mayor parte de la información histórica sobre la iglesia primitiva, aunque las epí­stolas también son importantes en este sentido.
La Biblia no registra todos los sucesos más importantes de los perí­odos históricos que cubre. Incluye sólo los eventos donde Dios se revela a sí­ mismo, actuando en la historia para redimir a su pueblo. Las acciones de Dios en la historia llegaron a su culminación en la persona y obra de Cristo Jesús.
D. Profecí­a. Las profecí­as son un tipo de literatura que se encuentra no sólo en los libros de Isaí­as hasta Malaquí­as en el AT sino también en el NT. Los *profetas bí­blicos proclamaban las palabras de Dios y predecí­an el futuro.
También exponí­an el pecado del pueblo de Dios, llamando al *arrepentimiento y *obediencia, mostrando cómo la ley de Dios se aplicaba a situaciones y problemas especí­ficos. (Ver ESCATOLOGí­A; Ver PROFETAS.).
Una profecí­a puede referirse tanto a algo inmediato como a algo en el futuro lejano. Una predicción que se cumplí­a en vida del profeta, o poco después, podí­a señalar a un cumplimiento futuro en la vida, muerte, resurrección y segunda venida de Cristo.
E. Escritos apocalí­pticos. Los escritos apocalí­pticos son un tipo de literatura profética que presenta sucesos poéticos y espirituales del futuro en una forma escondida o secreta, por medio del uso de sí­mbolos y ví­vidas imágenes escritas. El significado de un escrito apocalí­ptico puede no ser entendido inmediatamente. Con frecuencia el tiempo es presentado como una serie de eventos que se van repitiendo en distintas eras que al final culminan en el dí­a del Señor, el tiempo cuando Dios habrá de dar fin a la historia de la tierra presente estableciendo un nuevo orden. Hay escritos apocalí­pticos en Isaí­as, Daniel, Ezequiel, Zacarí­as y Apocalipsis. (Ver LITERATURA APOCALIPTICA.).
F. *Literatura sapiencial. Los libros sapienciales, asociados con un grupo de personas llamados sabios, enfocan los interrogantes relacionados con el significado de la vida (Job, Eclesiastés) y los aspectos prácticos de la vida diaria (Proverbios). Estos escritos ofrecen un contraste con la sabidurí­a humana que causa dolor y frustración (Ecc 1:14, Ecc 1:17-18), con la sabidurí­a divina que proviene de Dios (Pro 2:6) y capacita al ser humano a vivir una vida agradable a él. El hombre auténticamente sabio es el hombre auténticamente bueno. Ciertos salmos también caen dentro de la categorí­a de literatura sapiencial. (Ver SABIDURí­A.).
G. *Evangelio. La palabra evangelio significa buenas nuevas: las buenas nuevas de que Dios nos ha dado salvación por medio de su Hijo, Jesús.
Cuando por primera vez se escribió ese mensaje fue un tipo nuevo de literatura.
Aunque los cuatro Evangelios contienen información biográfica e histórica, su propósito es crear fe en Cristo de parte de los lectores, no de ser historias o biografí­as completas de Jesús. Cada Evangelio presenta el ministerio, las enseñanzas, muerte y resurrección de Jesús en una forma singular para lectores especí­ficos.
H. *Epí­stolas. Aunque la Biblia contiene muchos distintos ejemplos de cartas, el término epí­stolas se refiere especí­ficamente a las 21 epí­stolas del NT. Tienen las caracterí­sticas de otras cartas de aquel tiempo. Empiezan con el nombre del escritor y a quién va dirigida, siguen con un saludo, el mensaje central y (por lo general) una referencia final al nombre del autor.
Las epí­stolas del NT enfocan situaciones que necesitaban una inmediata atención doctrinal o pastoral. A veces las epí­stolas fueron escritas como respuesta a información traí­da por mensajeros o en respuesta a otra carta. Las enseñanzas de las epí­stolas se aplican a los creyentes como individuos y a la iglesia como un todo.

¿ Como Fue Escrita La Biblia ?.
Como mencionamos anteriormente, la Biblia fue escrita en un lapso de más de 1.000 años por muchos hombres diferentes. El AT y el NT juntos forman las Escrituras cristianas; la Biblia hebrea la forma sólo el AT. En el AT el pueblo de Dios se relacionaba con él en base al *pacto mosaico y sus sacrificios como paga de sus pecados. En el NT el pueblo de Dios se relaciona con él en base al nuevo pacto que se estableció por medio de la vida, muerte y resurrección de Jesús.
Algunos de los escritores del AT se valieron de la información escrita más antigua (Jos 10:13; 2Sa 1:18), la tradición oral (información transmitida fielmente y con exactitud en forma oral de una generación a otra; Deu 6:20-25; Deu 26:5-9), palabras dictadas por Dios (Exo 20:1-17; Deu 10:4; Isa 8:1, Isa 8:11) e información basada en
*visiones dadas por Dios (Isa 1:1; Isa 2:1; Isa 6:1; Rev 4:1-2). A lo largo del tiempo los *escribas preservaron cuidadosamente estos escritos. (Ver ANTIGUO TESTAMENTO.).
El NT cuenta con menos autores dentro de un perí­odo de tiempo menor de los 100 años. Las cartas de Pablo son probablemente los escritos más antiguos. El relato de la muerte y resurrección de Jesús fue escrito en forma de Evangelios.
Estos escritores del NT también se basaron en información de testigos oculares, en la tradición oral (1Co 15:1-9; 2Th 2:15) y en informes escritos (Luk 1:3). (Ver NUEVO TESTAMENTO.).
I. IDIOMAS.
A. *Hebreo. El hebreo es el idioma principal en que fue escrito el AT. El hebreo es un idioma semita hablado por los judí­os antes del exilio y que mucho más adelante (1948) fue revivido y adoptado como idioma oficial del Estado actual de Israel. El texto hebreo del AT contení­a sólo consonantes. Las indicaciones vocales fueron agregadas en el siglo VI d. de J. C. por eruditos judí­os llamados masoretas, con el fin de preservar la pronunciación y el significado del texto. A continuación vemos el texto hebreo de Gen 1:1; las letras grandes son consonantes, los pequeños puntos y lí­neas arriba y debajo de las consonantes son las vocales y las ayudas para su pronunciación.
B. *Arameo. El arameo era el idioma internacional al final de la era del AT y el idioma hablado en Palestina en el tiempo de Cristo. Algunos pasajes en Esdras, Daniel y Jeremí­as fueron escritos en arameo, igualmente algunas palabras y frases en los Evangelios. El arameo se asemeja al hebreo en su forma escrita.
C. *Griego. El NT fue escrito en griego †œcomún†, el idioma de uso diario en el mundo de los negocios en el sector de habla griega del Imperio Romano. Este griego común, conocido también como Koine (de la palabra griega †œcomún†) o griego helení­stico, difundido por Alejandro el Grande a todo el mundo mediterráneo, era una versión simplificada del griego clásico. (Ver IDIOMAS.).
II. *TEXTOS Y VERSIONES.
El AT fue escrito originalmente en pieles de animales (llamadas vitela o pergamino) o en *papiro (un papel para escribir hecho de la planta de papiro).
Como el AT era considerado la Palabra sagrada de Dios, al hacer nuevas copias los escribas preservaron cuidadosamente cada letra y palabra del texto original. Antes del descubrimiento de los Rollos del Mar Muerto, los manuscritos hebreos más antiguos databan de alrededor del año 1000 d. de J.C. Empezando alrededor del año 500 d. de J.C., escribas llamados masoretas agregaron un sistema de vocales al texto hebreo que sólo tení­a consonantes (ver arriba), produciendo el Texto Masorético. Este texto es la base de las ediciones modernas crí­ticas y de las traducciones castellanas de la Biblia hebrea.
Los Rollos del Mar Muerto, que datan desde 200 a. de J.C. a 100 d. de J.C. y fueron descubiertos a partir de 1947, incluyen copias enteras o fragmentos de todos los libros del AT, con excepción de Ester.
Septuaginta es el nombre de una traducción griega del AT que fue hecha entre 250 y 150 a. de J.C. Esta es una herramienta de valor para traducir la Biblia.
Las traducciones coptas y sirí­acas de la Biblia aparecieron durante el segundo y tercer siglos d. de J.C.
El NT griego original probablemente fue escrito en papiro y enrollado para formar un *rollo o doblado para formar un códice (libro). Hay una buena cantidad de copias o fragmentos del NT griego, muchas de ellas bastante antiguas. El Códice Vaticano data de mediados del siglo IV d. de J.C. y contiene la mayor parte del AT y NT. El Códice Sinaí­tico data del siglo IV y contiene fragmentos del AT y el NT en su totalidad. El Códice Alejandrino data del siglo V y contiene casi todo el NT.
Las versiones latinas de la Biblia completa ya existí­an para el año 250 d. de J.C., aunque en general eran de baja calidad. En el año 382 d. de J.C. un erudito llamado Jerónimo empezó una traducción latina de la Biblia. Debido a su amplia aceptación, esta traducción fue conocida como la versión Vulgata (común).
Jerónimo tradujo directamente del texto hebreo con referencias a la Septuaginta. Para el año 405 d. de J.C. habí­a completado su obra. La versión Vulgata fue la Biblia catolica romana autorizada durante 1.200 años. (Ver TEXTOS Y VERSIONES.).
A continuación se presenta un breve resumen de algunas de las versiones castellanas más importantes. Casiodoro de Reina hizo la primera traducción completa de la Biblia en español, basada en las lenguas originales (hebreo, arameo y griego) y fue publicada en 1569. No hay duda de que su traducción del NT se valiera de algunas de las labores anteriores de Francisco Enzinas, cuyo NT apareció en 1543, y de Juan Pérez, cuyo NT apareció en 1556. Es conocida como la Biblia del Oso por el grabado de un oso sacando miel de un panal, que se encuentra en la portada. Reina, por su fe evangélica, fue perseguido en España, donde terminó su traducción. Y fue en Basilea, Suiza, donde la publicación se realizara en septiembre de 1569.
Cipriano de Valera, antiguo compañero de monasterio de Reina, en España, revisó la traducción de Casidoro, logrando publicar el NT en 1596, en Amsterdam, Holanda, y la Biblia completa en 1602. A veces su Biblia, en la edición original, es conocida como la Biblia del Cántaro, por el grabado que lleva en su portada. Por muchos años la revisión de Cipriano se conoció como la Versión de Valera.
Durante el siglo XX, gracias a los esfuerzos de las Sociedades Bí­blicas, la relación de la revisión de Valera con la original de Reina ha vuelto a establecerse y, por lo tanto, las revisiones más recientes de esta versión evangélica de la Biblia se conocen como la versión Reina-Valera. Ha llegado a ser la versión más ampliamente usada en el idioma español. Esto se debe no sólo a los nuevos sistemas de distribución (la impresión original fue tan sólo de 1.100 ejemplares), sino a su fidelidad a los textos originales, a su claridad y a la belleza de su estilo literario. Pero (como dijera Luis D. Salem en su artí­culo alusivo en la Biblia de Estudio Mundo Hispano) el éxito de esta versión se debe †œa la elegancia, sencillez y actualidad de las oportunas revisiones a las que dicha obra ha sido sometida a lo largo de sus cuatro siglos de existencia†. Comenta además: †œLas revisiones son para las obras literarias como las operaciones quirúrgicas para el cuerpo humano: dolorosas, pero necesarias y vivificantes.† Salem, aparte de la revisión original de Valera, menciona y da detalles sobre 14 diferentes revisiones entre los años 1708 y 1960. Aunque algunas de las revisiones han sido limitadas, otras, como la de 1909, introdujeron unos 60.006 cambios de palabras y algo más de 100.000 cambios de ortografí­a y gramática.
También ha habido revisiones más recientes: en el año 1977 (publicación de CLIE); en 1979 (publicación de la Compañí­a Stampley); la Reina-Valera Actualizada (publicación de la Editorial Mundo Hispano como Biblia completa en 1989); una publicada por la Sociedad Bí­blica Emanuel, en 1990; y una por las Sociedades Bí­blicas Unidas, en 1995.
Otras traducciones evangélicas del NT incluyen: El Nuevo Pacto, publicado originalmente en 1858 y posteriormente por la Casa Bautista de Publicaciones en León, México, en 1916; la versión Hispano-Americana, publicada originalmente en 1916, revisada en 1953 (publicada entonces como la versión latinoamericana; más recientemente por la Editorial Mundo Hispano como la versión hispanoamericana, revisión de 1953); la traducción de Pablo Besson, hecha en la Argentina y publicada allí­ fraccionadamente entre los años 1912 y 1919, y posteriormente por la Junta Bautista de Publicaciones en Buenos Aires en 1948, y después por la Editorial Mundo Hispano y la Editorial Palabra en 1981; La Nueva Versión Internacional, publicada por la Sociedad Bí­blica Internacional, 1979; el Testamento Nueva Vida, publicado por la Editorial Mundo Hispano, en 1980.
Otras traducciones evangélicas de la Biblia completa incluyen: La Versión Moderna, traducida por Henry B. Pratt, publicada por la Sociedad Bí­blica Americana en 1893; La versión popular, generalmente circulada bajo el tí­tulo Dios Habla Hoy, publicada por las Sociedades Bí­blicas Unidas como Biblia completa en 1979; La Biblia de las Américas, publicada por la Fundación Lockman, como Biblia completa en 1986; La Biblia al Dí­a (la Santa Biblia en paráfrasis, que sigue la metodologí­a de la Living Bible en inglés). El NT ha sido circulado ampliamente bajo el tí­tulo Lo Más Importante Es el Amor, publicada originalmente por la Editorial Unilit y la Editorial Mundo Hispano en 1979.
Hasta mediados del siglo XX, las traducciones católicas de las Sagradas Escrituras que más circulaban eran la Sagrada Biblia, de Felipe Scio de San Miguel (publicada en España originalmente en 1793) y la traducción de Félix Torres Amat y José Miguel Petisco (publicada en España por los años 1822 a 1824). Ambas se basaban principalmente en la Vulgata Latina. Desde mediados del siglo XX ha habido numerosas versiones católicas del NT y de la Biblia completa. En la mayorí­a, si no en todos los casos, las traducciones se han basado en las lenguas originales en vez de la Vulgata.
Las traducciones católicas del NT incluyen: El Nuevo Testamento, versión en español y griego de Juan de la Torre, publicada en Alemania, pero bajo auspicios de la Iglesia Católica Romana Argentina en 1909; El Nuevo Testamento, traducción de Guillermo Júnemann, publicado en Concepción, Chile, en 1928; El Nuevo Testamento, traducción hecha por un grupo de profesores católicos y publicado en Madrid, España por la Asociación para el Fomento de los Estudios Bí­blicos en España en 1954.
Ha habido traducciones de toda la Biblia, dentro de la tradición católica, por José Straubinger, en 1948; por Nácar y Colunga, en 1944; por Bover y Cantera, en 1947; por Fuenterrabia, en 1964; por Evaristo Martí­n Nieto, en 1964; por Pedro Franquesa y José Solé, en 1966; por Magaña, en 1978, y por Shokel y Mateos, en 1975. Todaví­a otras traducciones católicas han circulado bajo sus nombres o editoriales, como la Biblia de Jerusalén (1967); La Biblia para Latinoamérica (1971); la publicada por Herder (1964); y la publicada por Ediciones Paulinas (1964).
En general, las traducciones del siglo XX han hecho uso de los descubrimientos recientes, tales como los Rollos del Mar Muerto, y una comprensión aumentada del hebreo, para producir traducciones más precisas y más claras.
Su valor para quien realmente quiere entender el mensaje de las Sagradas Escrituras es incalculable.
III. *CANONICIDAD.
Los 66 libros de la Biblia evangélica llevan colectivamente el nombre de †œel canon†, término derivado de una palabra griega que significa regla o medida.
Estos libros eran aceptados como autoritativos y por lo tanto como la regla para la fe y la vida. (Los cánones católicos romanos y ortodoxos orientales agregan otros libros, conocidos como los Apócrifos.).
Los judí­os dividieron el canon del AT en tres secciones: la Ley, los Profetas y los Escritos. Josué reconoció la primera sección (el *Pentateuco) como la Palabra autorizada de Dios (Jos 1:7-8). Para el año 400 a. de J. C. los eruditos judí­os oficialmente confirmaron los libros de la Ley como canónicos.
Para el año 200 a. de J. C. confirmaron los Profetas y para el año 100 a. de J. C. confirmaron los Escritos. Sin embargo, mucho antes de estas confirmaciones oficiales, los judí­os ya habí­an aceptado la mayorí­a de los escritos como canónicos. Uno de los criterios principales para aceptar una obra como canónica era que el autor habí­a sido profeta u otra persona que habí­a recibido la revelación divina. Los Rollos del Mar Muerto (ver abajo) confirman esta antigua aceptación de todos los libros del AT como canónicos (con la posible excepción de Ester).
Existe fuerte y abundante evidencia que muestra que ya en el siglo II d. de J.C. la mayorí­a de los sesenta y seis libros canónicos eran usados como autoridad en la iglesia primitiva. Todos los libros del NT eran aceptados tal cual fueran escritos por los apóstoles y por personas muy allegadas a ellos (como fue Marcos, compañero de Pedro). Los libros del NT fueron oficialmente listados por el concilio eclesiástico en Cartago en el año 397 d. de J.C., aunque los cristianos ya desde mucho antes concordaban sobre cuáles escritos constituí­an el canon del NT.

El Antiguo Testamento.
El *Antiguo Testamento contiene 39 libros. Estos libros cubren el perí­odo desde la creación del mundo hasta el tiempo de Esdras y Nehemí­as (alrededor del año 400 a. de J.C.). La mayor parte del AT es una historia del pueblo de Israel. Esta historia empieza con *Abraham y sigue hasta el final del *exilio. Los cristianos primitivos agruparon los libros del AT por tema y tipo de escrito, no en orden cronológico. En la Biblia cristiana, los libros del AT se dividen en los cinco grupos siguientes: Pentateuco, historia, poesí­a, profetas mayores y profetas menores. En la Biblia judí­a, hay tres grupos de libros: la Ley (Torá), los Profetas (Nebi†™im) y los Escritos (Kethub†™im). Debido a que combina ciertos libros que aparecen separados en las traducciones castellanas, la Biblia hebrea consta de veintidós libros.
I. PENTATEUCO.
Los primeros cinco libros del AT (Pentateuco) describen el comienzo del mundo y el comienzo de la nación judí­a. El pueblo judí­o llama a estos libros la Ley. *Moisés es considerado como su autor.
*Génesis es el libro de comienzos. Los capí­tulos 1—11 abarcan la creación, la *caí­da del hombre, el *diluvio y la expansión de las naciones. En el capitulo 12, Dios escogió a Abraham para ser el padre de la raza judí­a. El resto de Génesis es la historia de Abraham y sus descendientes *Isaac, *Jacob y *José (los *patriarcas) y el inicio de los *judí­os.
*éxodo relata la historia del pueblo judí­o desde su estadí­a en *Egipto hasta el momento cuando recibieron la *ley en el monte Sinaí­. Dios escogió a *Moisés para guiar al pueblo y sacarlo de la esclavitud y le dio las leyes que serí­an el fundamento de la nación. Estas leyes se resumen en los *Diez Mandamientos.
*Leví­tico da instrucción adicional y detallada sobre la adoración en Israel, especialmente el *sacerdocio y los *sacrificios. Dios llamó a su pueblo a ser santo y a vivir para él.
*Números describe el tiempo de Israel en el desierto, desde el monte Sinaí­, donde Dios dio la ley, hasta Cades-barnea, donde sólo dos espí­as querí­an obedecer a Dios y entrar en la Tierra Prometida. También abarca los cuarenta años de vagar en el desierto como resultado de la desobediencia de Israel.
*Deuteronomio presenta una serie de discursos de Moisés a los israelitas en el momento cuando estaban a punto de penetrar en la Tierra Prometida.
Moisés le recordó al pueblo las leyes que Dios les habí­a dado, su desobediencia a Dios, y su necesidad de obedecer a Dios en la Tierra Prometida cumpliendo su ley.
II. LIBROS HISTORICOS.
El grupo siguiente de doce libros cuenta la historia de Israel desde el momento cuando la nación entró en la Tierra Prometida hasta alrededor del año 400 a. de J.C.
*Josué describe la conquista de la tierra bajo Josué, el sucesor de Moisés.
Bajo su liderazgo, se colonizó la tierra y se la dividió entre las doce *tribus.
*Jueces abarca el perí­odo entre la muerte de Josué y la coronación del rey *Saúl. Durante esta era, Dios levantó lí­deres conocidos como jueces para liderar a los israelitas contra sus enemigos. Pero después de cada victoria, el pueblo se olvidaba de Dios.
*Rut es un
relato de lealtad familiar en el trasfondo del tiempo de los jueces.
Por su lealtad a su suegra, Rut se convirtió en parte de la familia de Dios. A pesar de ser gentil, Rut fue antecesora de Jesús.
*Primero de Samuel abarca la historia de Israel desde el nacimiento de *Samuel, el profeta que ungió a los dos primeros reyes de Israel, hasta la muerte de Saúl.
*Segundo de Samuel describe el reinado del rey *David, empezando con la guerra civil que siguió a la muerte de Saúl. David estableció a *Jerusalén como su capital.
*Primero de Reyes empieza con el reinado de *Salomón y la construcción del *templo. Después de la muerte de Salomón el reino se dividió en dos naciones: el reino del norte (*Israel: diez tribus) y el reino del sur (*Judá: dos tribus).
*Segundo de Reyes continúa con la historia de Israel y Judá. Por su infidelidad, Israel fue vencida por los *asirios y llevada cautiva en el año 722 a. de J.C., y Judá fue llevada cautiva por los babilonios en el año 586 a. de J. C.
*Primero de Crónicas fue escrito desde el punto de vista sacerdotal (probablemente de *Esdras el escriba). Enfatiza el papel importante de David en desarrollar la adoración en Israel y la necesidad de obedecer a Dios para recibir sus bendiciones.
*Segundo de Crónicas describe el reinado de Salomón, el templo que construyó y el culto que allí­ se llevaba a cabo. Los últimos capí­tulos (10—36) se dedican a la historia de Judá.
*Esdras cuenta del regreso de los judí­os de *Babilonia bajo *Zorobabel y su culto en el templo reconstruido. Los últimos cuatro capí­tulos describen el segundo grupo de *exiliados que regresaron con Esdras y las reformas religiosas que él lideró.
*Nehemí­as regresó con el tercer grupo de exiliados y ayudó a reconstruir los muros de Jerusalén. Después de que Esdras leyera públicamente la ley (el Pentateuco), el pueblo confesó su desobediencia a Dios y prometió obedecerle en el futuro. Estos son los últimos sucesos históricos que registra el AT.
*Ester es la historia de una joven judí­a que fue reina de Persia y que pudo prevenir un complot para destruir a los judí­os. La *fiesta de Purim celebra la liberación de Israel por medio de la fidelidad de Ester y de la gracia de Dios.
III. LIBROS POETICOS Los libros poéticos del AT tienen mucho que decir del problema del sufrimiento, la necesidad de alabanza y cómo vivir cotidianamente en relación con Dios.
*Job trata el conflicto entre la experiencia de sufrimiento y la fe en el amor y justicia de Dios. Dios permitió que Satanás probara a Job haciéndole sufrir.
Los tres amigos de Job dieron varias razones para explicar su sufrimiento.
Después que Dios habló con Job, éste comprendió que debí­a confiar en el amor soberano de Dios en medio de sus problemas.
*Salmos es el cancionero de Israel. Contiene cantos, poemas y oraciones sagrados, escritos por David, Salomón y otros. Los poemas describen lo que sentí­a el pueblo en momentos de gratitud, gozo, tristeza y tribulación.
*Proverbios es el mejor ejemplo de literatura sapiencial en la Biblia. El tema de este libro se encuentra en Pro 1:7 : El temor de Jehovah es el principio del conocimiento. Este libro práctico enseña cómo obedecer a Dios en nuestros tratos unos con otros.
*Eclesiastés examina todo lo que ofrece la vida. El autor descubrió que la vida aparte de Dios carece de significado y nos insta a temer a Dios y obedecerle. Sólo así­ encontraremos propósito y satisfacción.
*Cantar de los Cantares es una poesí­a acerca de la hermosura del *amor entre un hombre y una mujer. El propósito de Dios es que tal amor sea una parte normal del *matrimonio en su buena creación.
IV. PROFETAS MAYORES.
En este contexto, †œmayor† se refiere al largo de los libros, no a su importancia.
Por medio de los profetas mayores, Dios advirtió a Israel que la juzgarí­a si no se apartaba del pecado para adorar y obedecer al Señor. Estos profetas vivieron entre los años 740 y 540 a. de J.C., aprox.
*Isaí­as profetizó desde el año 740 hasta 680 a. de J.C. y es el que con mayor frecuencia se cita en el NT. Los primeros 39 capí­tulos de Isaí­as contienen una cantidad de poemas proféticos sobre el juicio inminente de Dios contra otras naciones e Israel. Durante el ministerio de Isaí­as, el reino del norte fue llevado cautivo por Asiria. Aun Judá fue amenazado (capí­tulos 36, 37), pero Dios protegió milagrosamente a su pueblo. Los capí­tulos 40—66, a veces llamados el Libro de Consuelo, revelan el regreso del pueblo de su exilio en Babilonia, la venida del *Mesí­as y la liberación eterna del pueblo de Dios.
*Jeremí­as fue el último profeta que Dios mandó a Judá antes de que cayera ante el poder de Babilonia y de que Jerusalén fuera destruida. Jeremí­as anunció el juicio inminente de Dios y llamó al pueblo a arrepentirse y someterse a Dios.
*Lamentaciones es un *cántico fúnebre (probablemente escrito por Jeremí­as) sobre la destrucción de Jerusalén. Aunque lamentándose profundamente por la ciudad, el profeta sabí­a que el juicio de Dios era el resultado del pecado del pueblo. Al llamar al pueblo a arrepentirse, les recordó que la compasión de Dios nunca deja de ser.
*Ezequiel fue llevado cautivo a Babilonia en 597 a. de J.C. Allí­ profetizó a los exiliados sobre la próxima destrucción de Jerusalén (que ocurrió en el año 586 a. de J.C.) y sobre el juicio de Dios sobre otras naciones. Ezequiel enfatizó el señorí­o de Dios sobre todos los pueblos y naciones. Escribió sobre el nuevo pacto por medio del cual Dios darí­a a su pueblo un corazón nuevo y lo investirí­a con el Espí­ritu Santo.
*Daniel, otro profeta exiliado en Babilonia, sirvió en la corte del rey pero se mantuvo fiel a Dios. Sus visiones muestran el plan redentor futuro y triunfante de Dios en la historia. Daniel predijo el regreso del exilio, la venida del *Mesí­as, y otros eventos históricos del futuro.
V. PROFETAS MENORES.
Los profetas menores son doce, y escribieron entre los años 800 a 400 a. de J.C., aprox. durante tres perí­odos: el perí­odo del poder de Asiria (*Oseas, *Joel, *Amós, *Abdí­as, *Jonás, *Miqueas), el perí­odo de declinación de Asiria (*Nahúm, *Habacuc, *Sofoní­as) y la era postexí­lica (*Hageo, *Zacarí­as y *Malaquí­as). Estos escritos están agrupados juntos porque son más cortos que los de los profetas mayores, no porque sean de menor importancia.
*Oseas fue escrito en los últimos dí­as del reino del norte antes de la cautividad asiria. Oseas comparó la infidelidad de su esposa con la infidelidad de Israel a Dios, su esposo y Señor del pacto. Oseas proclamó el amor y la compasión de Dios por Israel, su esposa, y su anhelo de que se arrepintiera.
*Joel, profeta de Judá, comparó el juicio de una terrible plaga de langostas que en ese momento vino de la mano de Dios, con la venida del *dí­a del Señor, cuando Dios juzgarí­a a todos los pueblos. Joel instó al arrepentimiento y prometió que un dí­a Dios derramarí­a su Espí­ritu sobre toda carne.
*Amós era un hombre de Judá a quien Dios envió a profetizar contra el reino del norte en la cumbre de su poder bajo *Jeroboam II. Amós acusó a los ricos de maltratar a los pobres, condenó su adoración que era sólo en apariencia y predijo el *juicio que enfrentarí­an en el futuro.
*Abdí­as predijo el juicio de Dios sobre la nación de *Edom, el pueblo descendiente de *Esaú. En el pasado esta nación habí­a perseguido a Israel, pero en el futuro Israel serí­a liberada; el reino de Dios triunfarí­a.
*Jonás, contemporáneo de Amós, fue enviado por Dios a advertir al pueblo de *Ní­nive que debí­a arrepentirse. Ní­nive era la capital de Asiria, enemigo principal de Israel. Por la predicación de Jonás, Ní­nive se arrepintió. Esto le enseñó a Jonás que Dios ama a todos los pueblos, no sólo a Israel.
*Miqueas profetizó la caí­da del reino del norte y un juicio futuro sobre la desobediente Judá. Miqueas predijo que la gloria volverí­a a *Sion por medio de la venida del Mesí­as.
*Nahúm predijo la caí­da de Ní­nive, la capital de Asiria, como juicio de Dios por su crueldad. La predicción se cumplió en el año 612 a. de J.C. cuando Babilonia conquistó Asiria.
*Habacuc, un profeta de Judá, percibió que Dios usarí­a a Babilonia para castigar a la malvada Judá y que, a su vez, juzgarí­a a Babilonia. Habacuc llegó a la conclusión de que, pasara lo que pasara, él confiarí­a en el amor y fidelidad de Dios que no falla.
*Sofoní­as era un
profeta en Jerusalén durante el reinado de Josí­as. Anunció la venida del dí­a del Señor, cuando Dios castigarí­a a Judá y a las naciones, y profetizó una futura restauración de Israel.
*Hageo, contemporáneo de Zacarí­as, alentó a los judí­os que habí­an vuelto del exilio para que terminaran de reconstruir el templo. Hageo prometió que Dios nuevamente habrí­a de llenar el templo con su gloria, como lo habí­a hecho en los dí­as de Salomón.
*Zacarí­as era otro profeta que habí­a vuelto del exilio y cuyas visiones apocalí­pticas (Pro 1:7—Pro 6:8) sirvieron de aliento al pueblo de Dios para que terminaran el templo. Los capí­tulos finales de este libro (9—14) son visiones de la futura venida del Mesí­as, el rechazo que sufrirí­a y su victoria final.
*Malaquí­as reprendió a los judí­os por su culto descuidado y les exhortó a volver a Dios y obedecer la ley. Predijo la venida del Mesí­as, que purificarí­a a su pueblo.

El Periodo Entre Los Testamentos.
I. HISTORIA
Ocurrieron grandes cambios en la nación de Israel después de ser conquistada y sometida a diferentes potencias mundiales. Muchos de estos cambios ocurrieron aprox. durante los 400 años que median entre Nehemí­as y el nacimiento de Cristo, época llamada comúnmente el perí­odo Intertestamentario (c. 432 a 5 a. de J.C.).
Después de su regreso de Babilonia, los judí­os disfrutaron de bastante libertad religiosa bajo el *reinado persa. Alejandro el Grande conquistó Palestina en 332 a. de J.C. y dio comienzo a un proceso llamado helenización. Alejandro querí­a unir su Imperio difundiendo el idioma y la cultura de *Grecia a todos los paí­ses que habí­a conquistado. Cuando murió Alejandro en 323 a. de J.C., su Imperio se dividió entre sus generales. Dos de ellos fundaron dinastí­as que controlaron a Palestina: los *ptolomeos de Egipto seguidos por los *seléucidas de Siria y Mesopotamia. (Ver GRECIA; Ver PERSIA; Ver PTOLOMEO; Ver SELEUCIDAS.).
Bajo los ptolomeos, los judí­os podí­an practicar su propia religión. Aun cuando los seléucidas tomaron el poder en 198 a. de J.C. los judí­os siguieron teniendo libertad religiosa. *Antí­oco Epí­fanes (175-164 a. de J.C.) cambió drásticamente esta polí­tica. Decidió unificar a su reino en decadencia obligando a helenizar a los judí­os. A fin de destruir la identidad y religión nacional de los judí­os, Antí­oco prohibió a los judí­os circuncidar a sus hijos. Destruyó todas las copias que pudo encontrar del AT, levantó una estatua a Zeus en el templo de Jerusalén y sacrificó un cerdo sobre el altar.
Una familia judí­a conocida como *macabeos encabezó la oposición a Antí­oco.
Un sacerdote llamado Matatí­as mató a un oficial de Antí­oco y destruyó el altar griego. Esto dio comienzo a la rebelión macabea, una guerra que duró 24 años (166-142 a. de J.C.). Matatí­as y sus cinco hijos (Judas [Macabeo], Jonatán, Simón, Juan y Eleazar) encabezaron la rebelión desde los montes. Después de la muerte de Matatí­as y de la de sus hijos Eleazar y Juan en batalla, la rebelión fue encabezada por los hijos que quedaban: Judas, Jonatán y Simón. Con el tiempo Simón pudo lograr la independencia de Judá en 142 a. de J.C., y ésta duró hasta 63 a. de J.C. Gobernó sobre Judá como sumo sacerdote y gobernador civil hasta su muerte.
Después de la muerte de Simón, sus hijos, los nuevos lí­deres de Israel, adoptaron la cultura griega. Miraban mal a los judí­os piadosos que antes habí­an apoyado la causa macabea. Cuando se desató una guerra civil por la sucesión al trono, intervino Roma. En 63 a. de J.C. Pompeyo conquistó a Jerusalén, masacrando a los sacerdotes en el templo y entrando en el lugar santí­simo. Los judí­os no perdonarí­an ni olvidarí­an jamás este sacrilegio.
II. LITERATURA.
Los Apócrifos son una colección de 15 libros, la mayorí­a de los cuales fueron escritos durante el perí­odo intertestamentario. Estos libros proveen valiosa información sobre la historia y creencias de este perí­odo e incluyen una historia de la rebelión macabea, agregados a libros bí­blicos como Ester y Daniel, leyendas y literatura sapiencial. Los escritos apócrifos contienen con frecuencia exageraciones en la narración de las historias y contradicen las enseñanzas de las Escrituras. Los judí­os no aceptaban estas obras como canónicas, pero las consideraban escritos religiosos populares, distintivos e importantes. Jerónimo los colocó en una sección separada en su Vulgata latina, lo que demuestra que la iglesia de su tiempo no los aceptaba como canónicos, pero sí­ como de más importancia que otros escritos no canónicos. Aunque la iglesia estaba en desacuerdo en cuanto al valor y el lugar de estos escritos, los Apócrifos siguieron siendo usados hasta la Reforma. Los protestantes reconocieron como canónicos únicamente los libros del AT que formaban parte del canon judí­o, y los del NT que por mucho tiempo habí­an sido aceptados por la iglesia. Por su parte, la Iglesia Católica Romana, en el concilio de Trento (1545-63), aceptó 12 libros apócrifos como canónicos.
III. CAMBIOS SOCIALES.
Durante el perí­odo intertestamentario aparecieron una cantidad de cambios importantes en la manera en que los judí­os adoraban. Estos cambios son importantes para nuestra comprensión de los tiempos de Jesús.
En Palestina, la cultura griega influenciaba a los *saduceos, grupo de sacerdotes ricos leales al gobierno romano. Se cree que aceptaban sólo el *Pentateuco como la Palabra de Dios. No creí­an en la resurrección de los muertos, en los *ángeles ni en los espí­ritus. Aunque pocos en número, los saduceos formaban el partido polí­tico judí­o más poderoso de Palestina. Por lo general, el sumo sacerdote era elegido de entre los saduceos.
Durante el exilio los judí­os se reuní­an para adorar y estudiar la Palabra de Dios (Eze 8:1; Eze 14:1; Eze 20:1). Aunque no podí­an ofrecer sacrificios en el templo en Jerusalén, trataban de vivir vidas que agradaran a Dios, obedeciendo sus leyes y ofreciendo sus oraciones en lugar de sacrificios. En algún momento después del exilio, las asambleas judí­as llegaron a ser *sinagogas, institución que se extendió por todo el Imperio Romano dondequiera que habí­a judí­os.
Cada sinagoga contaba con un ejemplar de la Biblia hebrea en forma de rollos que se guardaba en una caja de madera. En la sinagoga el pueblo oraba, adoraba y escuchaba la lectura de la Palabra de Dios. Estos cultos enfatizaban una relación personal con Dios.
Los *fariseos formaban el grupo más estricto e importante de los judí­os.
Enfatizaban una obediencia rí­gida y total a la ley, que para ellos incluí­a la ley del AT y sus propias interpretaciones, tradiciones y leyes. Es así­ que en sus enseñanzas y requisitos, los fariseos agregaron leyes a las que ya se encontraban en el AT. Eran separatistas; odiaban a los romanos y la influencia del pensamiento griego; enfatizaban la importancia de la nación de Israel; se sentí­an superiores a todos los que no seguí­an sus creencias y se mantení­an separados de los gentiles y de los judí­os que no eran fariseos.
Los escribas, como grupo bien definido, surgieron después del exilio cuando Esdras, el escriba, enseñaba la ley de Dios a los judí­os que habí­an regresado a Palestina. Los escribas eran eruditos que dedicaban su tiempo al estudio de las leyes de Dios, copiando las Escrituras y enseñando al pueblo común. Con el correr de los años, las interpretaciones y tradiciones de ellos alcanzaron una importancia igual que la misma Palabra de Dios. Dado que eran considerados expertos en la interpretación de la ley, serví­an como jueces.

El Nuevo Testamento.
I. *EVANGELIOS.
Los primeros cuatro libros del NT cuentan la vida de Cristo: su ministerio, muerte y resurrección. Cada Evangelio presenta la vida y el ministerio de Jesús desde una perspectiva singular y con un propósito particular. Mateo, Marcos y Lucas son llamados Evangelios sinópticos (vistos juntos), porque muchos de los mismos sucesos y enseñanzas aparecen en los tres. Juan con frecuencia relata eventos y dichos de Jesús que no se encuentran en los otros tres.
*Mateo escribió su Evangelio para lectores judí­os, a fin de demostrarles cómo Jesús cumplí­a la profecí­a del AT y así­ ofrecer pruebas de que él era el Mesí­as y Rey prometido.
*Marcos, el Evangelio más breve, fue escrito por Juan *Marcos para lectores *gentiles, e incluye material recibido de *Pedro. Este Evangelio es un informe ví­vido y lleno de acción sobre el ministerio de Jesús desde su *bautismo hasta su *resurrección. Enfatiza las acciones de Jesús en lugar de sus enseñanzas.
*Lucas era un médico gentil que escribió su Evangelio para gentiles educados, quizá los que estaban asociados con las sinagogas, pero que no se habí­an convertido al judaí­smo. Lucas presenta un informe completo y ordenado de la vida de Cristo desde su *nacimiento hasta su *ascensión. Lucas enfatiza las obras y enseñanzas de Jesús que explican el camino de *salvación y el llamado universal del evangelio .
*Juan, que por lo general se considera que fue escrito por el apóstol Juan, es un Evangelio más reflexivo que enfoca a Jesús como el Cristo, el *Hijo de Dios. Juan escribió para que sus lectores pudieran creer que Jesús es el Cristo y por lo tanto tener vida en su nombre (Eze 20:30-31). Juan incluyó muchos detalles que no se encuentran en los otros Evangelios.
II. HISTORIA.
*Hechos fue escrito por Lucas como el segundo tomo de su obra que constaba de dos partes: Lucas—Hechos. Hechos es una reseña de la iglesia primitiva al ir creciendo de una pequeña banda de discí­pulos llenos de temor, a un grupo de creyentes diseminados a lo largo y ancho del Imperio Romano.
Enfoca la obra de Pedro (con los judí­os) y de Pablo (con los gentiles).
III. *EPISTOLAS.
Las 21 epí­stolas del NT fueron escritas por cinco o seis autores a iglesias particulares, a grupos de iglesias o a individuos. Sus autores son *Santiago, Juan, *Judas, Pablo, Pedro y el autor de Hebreos. Pablo escribió la mayor cantidad (13 o 14) de las epí­stolas. Sus escritos incluyen muchas enseñanzas de la fe cristiana, tanto como palabras de aliento para que pusieran en práctica la fe en su diario vivir.
*Romanos es uno de los libros más importantes de la Biblia porque explica ampliamente el plan de salvación de Dios para judí­os y gentiles (Eze 1:16-17). En Romanos Pablo enseñó sistemáticamente las grandes doctrinas del cristianismo.
*Primera a los Corintios fue escrita por Pablo a la iglesia en Corinto durante su tercer viaje misionero. Esta iglesia estaba plagada de problemas de conducta cristiana. Pablo enfatizó la necesidad de los corintios de crecer en *santidad: el desarrollo continuo de un carácter santo y piadoso.
*Segunda a los Corintios fue escrita como respuesta a acusaciones calumniosas hechas por falsos maestros en contra de Pablo. En esta epí­stola intensamente personal, Pablo defendió su apostolado e instó a los corintios a prepararse para su próxima visita, completando su colecta para la iglesia en Jerusalén y solucionando el problema de los falsos maestros.
*Gálatas fue escrita por Pablo a las iglesias de Asia Menor para recordar a los nuevos creyentes que la salvación es únicamente por fe en Jesucristo, no por obedecer las leyes ceremoniales judí­as, como equivocadamente estaban enseñando algunos. Pablo instó a sus lectores a vivir vidas controladas por el Espí­ritu, vidas que producen frutos de justicia.
*Efesios probablemente fue escrita a un grupo de iglesias en Asia Menor que incluí­a a Efeso. Pablo enfocó las doctrinas de la unión con Cristo, y de la iglesia como cuerpo de Cristo. Instó a los creyentes a lograr unidad en asuntos doctrinales y prácticos por medio de hablar la verdad en amor y haciéndole frente a Satanás, el enemigo del creyente.
*Filipenses es una epí­stola llena de gozo que Pablo escribió a la iglesia de Filipos para agradecerles sus obsequios, y para animarles a permanecer firmes bajo la persecución. En esta epí­stola, Pablo recordó a los filipenses la humildad de Cristo y lo que sufrió por ellos, y les instó a regocijarse con él en el Señor.
*Colosenses fue escrita a la iglesia de Colosas para corregir dos tipos de enseñanzas falsas: (1) un énfasis judí­o en la ley ceremonial y sus dí­as de fiesta, y (2) una filosofí­a que incluí­a el presumir que tení­an conocimiento secreto y la adoración a los ángeles. En contraste a lo vací­o de la filosofí­a humana, Pablo enfatizó la suficiencia absoluta de Cristo: únicamente Jesús merece nuestra adoración y obediencia.
*Primera a los Tesalonicenses es una de las primeras cartas de Pablo y fue escrita a una iglesia que se habí­a organizado durante su segundo viaje misionero. En esta epí­stola Pablo alentó a los nuevos creyentes perseguidos a vivir vidas piadosas, y corrigió algunos conceptos equivocados que tení­an, especialmente en relación con la segunda venida de Cristo.
*Segunda a los Tesalonicenses fue escrita poco después de Primera a los Tesalonicenses y trata los mismos temas. Pablo animó a los tesalonicenses a seguir fieles a Cristo aun cuando eran perseguidos. También incluyó enseñanza adicional sobre la *escatologí­a (la doctrina de las últimas cosas). Describió la *apostasí­a que precederá a la venida de Cristo en juicio, e instó a los tesalonicenses a permanecer firmes en la fe.
*Cartas Pastorales. Primera y Segunda a Timoteo y Tito son llamadas cartas pastorales porque contienen el estí­mulo e instrucción de Pablo a *Timoteo y a *Tito, responsables de supervisar las iglesias en *Efeso y *Creta.
Primera a Timoteo es una carta personal a Timoteo sobre la administración de la iglesia de Efeso. Pablo la escribió entre su primer y segundo encarcelamiento. Incluye una descripción de los requisitos para los ancianos, instrucciones sobre cómo dirigir el culto y advertencias sobre falsos maestros.
Segunda a Timoteo, escrita en prisión, es la última carta conocida de Pablo.
En ella Pablo anima a Timoteo a permanecer fiel frente a una persecución en aumento y a las falsas enseñanzas, y a predicar la sana doctrina y vivir una vida piadosa.
Tito también recibió instrucciones de Pablo sobre los requisitos de los lí­deres de la iglesia y también advertencias sobre los falsos maestros que profesaban conocer a Dios, pero lo negaban con sus hechos. Pablo enfatizó la necesidad de que los creyentes vivieran vidas santas (santificación).
*Filemón es una carta breve en la que Pablo insta a un hermano creyente, Filemón, a aceptar el regreso de su esclavo Onésimo que habí­a huido y que ahora era su hermano en Cristo.
*Hebreos es una carta sin firma, y hay varias suposiciones sobre quién es el autor (Bernabé, Apolo, Priscila). Hebreos fue escrita para los creyentes judí­os a fin de recordarles que Cristo era más que los ángeles, Moisés, los sacerdotes del AT y la ley. Jesús es la más alta revelación de Dios. El autor instó a sus lectores a ser fieles a su compromiso con Cristo al enfrentar persecución.
*Santiago fue probablemente el medio hermano de Jesús. Recordó a los creyentes que debí­an hacer mucho más que sólo decir que pertenecí­an a Cristo, debí­an vivir y actuar de acuerdo con su fe. La auténtica fe salvadora produce acciones cristianas.
Primera de Pedro es el mensaje de esperanza de Pedro para alentar a los creyentes que sufrí­an persecución de parte de los de afuera. Pedro animó a sus lectores a comportarse piadosamente, sabiendo que su salvación era cierta, y a esperar la gloria que serí­a revelada.
Segunda de Pedro es una carta más general que la primera. Advierte a los creyentes del peligro de los falsos maestros dentro de la iglesia, les anima en su desarrollo cristiano y les exhorta a permanecer alertas porque Cristo viene otra vez.
Primera de Juan fue escrita para asegurar a los creyentes de la realidad de la *encarnación, y para prevenirles contra los falsos maestros que pretendí­an ser perfectos (aunque eran inmorales) y que enseñaban que Jesús no habí­a sido realmente un hombre. Juan enfatizó la necesidad de que los creyentes amaran a Dios y se amaran unos a otros.
Segunda de Juan fue dirigida a una iglesia o a una mujer en particular y alienta a los creyentes a amarse unos a otros y a cuidarse de falsos maestros.
Tercera de Juan fue escrita a Gayo, un lí­der en la iglesia, para elogiarlo por recibir bien a maestros viajeros enviados por Juan. Otro lí­der, Diótrefes, rechazaba tanto a Juan como a dichos maestros.
Judas fue escrita probablemente por uno de los medio hermanos de Jesús.
Judas advirtió a sus lectores que se cuidaran de los falsos maestros que enseñaban que ser salvos por la gracia significaba que uno podí­a vivir de la manera que se le daba la gana. Instó a los creyentes a permanecer en el amor de Dios hasta la venida de Cristo.
Apocalipsis, el último libro de la Biblia, es el único libro del NT que es principalmente profético. Está en la categorí­a de literatura apocalí­ptica porque Juan recibió su mensaje en una visión. Juan escribió para alentar a los creyentes a que se negaran a ceder a las presiones de afuera. En la confrontación final futura entre Dios y Satanás, los creyentes deben permanecer firmes contra la persecución de Satanás. Los creyentes serán vindicados cuando Cristo venga, destruya a los malos, establezca plenamente su reino y dé comienzo al nuevo cielo y nueva tierra. (Ver ESCATOLOGIA.).

Las Tierras Bí­blicas.
I. *ISRAEL.
A. Nombres. Se han usado distintos nombres para describir el territorio dentro del cual ocurrió la mayorí­a de los sucesos descritos en la Biblia. El nombre más antiguo, *Canaán (Gen 10:19; Gen 12:6), se deriva del nombre del pueblo que originalmente lo ocupó, los cananeos. Más adelante, Dios dio esta tierra a su pueblo escogido, Israel, y fue llamada por ese nombre. Después de la muerte de Salomón, la nación se dividió en las diez tribus del norte que retuvieron el nombre Israel (o *Efraí­n) y el reino del sur que se llamó Judá.
Años más tarde los romanos dividieron el territorio en las provincias de *Judá, *Samaria y *Galilea. Finalmente, alrededor del siglo V d. de J.C., la tierra de la Biblia fue llamada *Palestina, palabra que originalmente significaba †œtierra de los *filisteos† y que se referí­a al pueblo que una vez viviera a lo largo de la costa sudeste. La arqueologí­a ha demostrado que esta tierra fue poblada en los tiempos más primitivos. *Jericó, por ejemplo, es la ciudad más antigua del mundo que ha sido habitada continuamente hasta el dí­a de hoy. (Ver ARQUEOLOGIA.).
B. Geografí­a. Aunque sus fronteras han variado en algo, Palestina es pequeña, aprox. 250 km. de largo y entre 42 y 140 km. de ancho. Esta tierra de contrastes tiene cuatro áreas geográficas: las llanuras de la costa, sierras y montañas, el valle del Jordán y la transjordania.
En tiempos bí­blicos, el borde de las llanuras de la costa estaba cubierto de altas dunas de arena que impedí­an que los arroyos fluyeran hasta el océano. Esto causaba que se formaran pantanos y ciénagas durante las épocas de lluvia. La costa, en lí­nea recta, no tiene puertos naturales.
La llanura costera gradualmente da lugar a los montes y montañas de la región central que forman tres cadenas montañosas. La cadena de montañas del norte comienza con el monte *Hermón (la montaña más elevada de 2.814 m. de altura) y los montes de Galilea. La cadena central, o samaritana, incluye el monte *Ebal (938 m.) y el monte *Gerizim (868 m.). La cadena del sur, o de Judea, incluye *Jerusalén (790 m.) y *Hebrón (1027 m.). Dos valles importantes que atraviesan estas cadenas son el valle de *Jezreel al norte y el valle de *Sorec en el sur. En tiempos bí­blicos, la mayorí­a de las ciudades y la población de Israel estaban en las regiones montañosas y los valles.
Las laderas orientales de las montañas son escarpadas declinando abruptamente al valle del Jordán que en realidad es parte de una profunda falla conocida como la Gran Fisura. El valle del Jordán incluye las áreas más bajas en Palestina. Desde el mar de *Galilea (a 198 m. bajo el nivel del mar) en el norte, el rí­o *Jordán fluye 321 km. hacia el *mar Muerto en el sur, que está a 392 m. bajo el nivel del mar, ¡el punto más bajo sobre la superficie de la tierra!.
Al este del valle del Jordán la tierra se va elevando a la meseta del área de la *transjordania.
C. Clima. El factor más importante en el clima de Palestina es la lluvia.
Palestina tiene épocas de lluvia y épocas secas, las primeras ocurren en el otoño y la primavera. Las lluvias otoñales empiezan a mediados de octubre, siendo las mayores en diciembre y enero. Las lluvias primaverales caen en abril y son necesarias para el desarrollo de los cultivos. Durante el verano, el rocí­o y la bruma matinal proveen la humedad necesaria a lo largo de las llanuras costeñas y la región central. La cantidad anual de lluvia depende de los vientos del oeste y varí­an de un año a otro. La costa, las laderas occidentales de los montes centrales, el norte (Galilea) y transjordania reciben la mayor parte de las lluvias. Las laderas orientales y el sur son más secos e incluyen los desiertos. En tiempos bí­blicos, la mejor tierra para los *cultivos se encontraban en Galilea, en el valle de Jezreel y en la región occidental y central.
Por ser una región tan pequeña, Palestina tiene una sorprendentemente amplia variedad de temperaturas. No sólo la temperatura varí­a 20º desde mediodí­a hasta medianoche, pero desde una región a otra. El valle del Jordán es la región más calurosa y sus temperaturas tropicales alcanzan los 50º en el verano. Las regiones costeras tienden a un clima más moderado y las áreas montañosas, como Jerusalén, son más calurosas. (Ver TIEMPO.).
D. *Plantas. La flora en Palestina ha cambiado mucho desde la época de Génesis. En una época, bosques espesos cubrí­an Galilea y la transjordania, y las llanuras costeras consistí­an de dunas de arena, ciénagas saladas y selvas.
Las llanuras fértiles del noroeste y las áreas centrales proveí­an la mejor tierra para la *agricultura.
Los tres tipos básicos de vida vegetal en Palestina (desértico, tropical y subtropical) corresponden a los tres diferentes tipos de clima. Los árboles subtropicales incluyen roble, terenbito, algarrobo, boj y algunos pinos. Plantas tropicales, como palmeras, crecen en las temperaturas más elevadas del valle del Jordán. La acacia, retama, ortiga y los espinos crecen en el desierto.
Cuando llega la lluvia de primavera, la tierra se cubre de flores, como azafrán y anémonas, pero pronto se secan y mueren (Mat 6:28). En tiempos bí­blicos, tres árboles frutales principales eran tan caracterí­sticos del lugar que eran usados para simbolizar a Israel: el olivo, la higuera y la vid. El trigo, la cebada y el mijo eran los principales granos y la fuente principal de alimentos.
En tiempos bí­blicos se cultivaban verduras como habichuelas, lentejas y pepinos. Debido a las condiciones climáticas y a la pobreza del suelo, los campos raramente producí­an pastos aptos para los animales. (Ver PLANTAS.).
E. Animales. Los sembrados y la crí­a de animales eran tan importantes en tiempos del AT que la riqueza de un hombre era calculada contando la cantidad de vacas, caballos, ovejas, bueyes y camellos que poseí­a. Estos animales mansos proveí­an leche, carne, transporte, †œtechos† para sus tiendas y ropa.
Algunos eran ofrecidos como sacrificios en el templo o en altares paganos.
Palestina tení­a también una gran cantidad de animales salvajes: león, leopardo, lobo, hiena, zorro, liebre y ciervo. Los perros eran casi salvajes y se les describí­a como animales gruñones y sucios. (Ver ANIMALES.).
La Biblia menciona más de 50 especies de *aves. Habí­a aves de rapiña como el águila, el buitre, el búho y el falcón. También eran comunes la garza, el avetoro, el pigargo, la perdiz, la paloma, el pichón, la cigüeña y el gorrión.
Abundaban muchas clases de peces similares a los que se encuentran en Egipto, especialmente en Galilea, y eran una fuente importante de alimentos. La población de insectos incluí­a abejas y langostas. El libro de Joel describe una terrible invasión de langostas. (Ver AVES.).
II. LOS VECINOS DE ISRAEL.
Palestina estaba ubicada entre las dos civilizaciones más grandes de la antigüedad en la zona mediterránea: Mesopotamia y Egipto. Las rutas comerciales que uní­an a las dos civilizaciones iban de norte a sur pasando por Palestina. Además, tení­a la única ruta terrestre de este a oeste entre el mar Mediterráneo y los desiertos de Arabia. Por lo tanto, Palestina era un territorio importante y codiciado. Se lo disputaban muchos de los poderes mundiales.
La cultura sumeria da el trasfondo de los primeros capí­tulos de Génesis. Los sumerios eran un pueblo *semí­tico que viví­a en el territorio de los rí­os *Tigris y *Eufrates. Desarrollaron la primera cultura auténticamente independiente que data del 4500 a. de J.C. Eran bastante avanzados. Desarrollaron la escritura (alrededor del 3200 a. de J.C.) y fueron conocidos por su literatura, ley y ciencia. *Ur, la ciudad sumeria más populosa, era un centro de enseñanza y contaba con bibliotecas, escuelas y numerosos templos a dioses paganos. Abraham era oriundo de Ur.
La civilización egipcia, que data de alrededor del año 3000 a. de J.C., se concentraba alrededor del rí­o *Nilo. El Nilo, que fluye de sur a norte a través de Egipto, proveí­a a los egipcios de un medio central de locomoción. Y el Nilo y su fértil valle facilitaban a los egipcios el poder ser el granero del mundo antiguo. Porque Egipto estaba organizada alrededor de un solo gobernante, conocido como *faraón, quien tení­a el poder polí­tico supremo y que era considerado como un dios, les fue posible construir edificios masivos (pirámides). Egipto fue el lugar de nacimiento de la nación de Israel. Más adelante, a medida que su poder declinó, Egipto en ocasiones se aliaba con Israel o aun invadí­a su territorio. (Ver EGIPTO.).
Los *cananeos eran el grupo racial principal en Palestina en el tiempo de la conquista y estaba compuesto de diferentes tribus, incluyendo los jebuseos, amorreos y heveos. Los cananeos viví­an en pequeñas ciudades, estados o poblaciones fortificadas. Israel no alcanzó a conquistar totalmente a los cananeos, como Dios les habí­a mandado, y absorbieron el remanente dentro de su propia nación. Más adelante, la religión pagana de ellos, especialmente la adoración a Baal, tuvo una influencia desastrosa sobre Israel. (Ver IDOLATRIA; Ver IDOLOS.).
Los *filisteos habí­an sido originalmente un pueblo marinero, quizá de *Creta, que se establecieron en cinco ciudades principales (*Gaza, *Ascalón, *Gat, *Asdod y *Ecrón) a lo largo de la costa de Palestina. Los filisteos eran más avanzados que los israelitas y eran expertos herreros. Su superioridad en la fabricación de armas y herramientas les ayudó a dominar a Israel durante el perí­odo de los *jueces. Fueron derrotados finalmente por *David. (Ver FILISTEOS.)
*Siria es la región
al norte de Israel que la Biblia llama *Aram. Es una tierra fértil de muchos rí­os. Sus ciudades más importantes eran *Damasco y *Antioquí­a. La relación de Siria con Israel se caracterizaba por la guerra, las alianzas y los perí­odos de paz. (Ver SIRIA.).
Desde el siglo VIII a. de J.C., cinco distintos poderes mundiales dominaron Palestina: Asiria, Babilonia, Persia, Grecia y Roma. Asiria, la primera gran potencia, estaba en la parte norte de *Mesopotamia. Después de muchas luchas, Asiria conquistó el reino del norte (Israel) en 722 a. de J.C. Los asirios eran una potencia militar cruel que sometí­a a las naciones conquistadas deportando a sus habitantes y haciéndoles establecerse fuera de sus patrias. La polí­tica de deportación forzada y colonización destruí­a la identidad nacional de los pueblos conquistados. La capital asiria era *Ní­nive, la ciudad a la cual Dios mandó al profeta Jonás. Los asirios fueron conquistados por los babilonios en el año 612 a. de J.C. (Ver ASIRIA.).
La segunda potencia mundial que controló Palestina fue Babilonia. El rey babilonio *Nabucodonosor conquistó Asiria y luego Judá, el reino del sur, en el año 586 a. de J. C. Muchos judí­os (incluyendo los profestas *Ezequiel y *Daniel) fueron deportados y exiliados en Babilonia. Los babilonios fueron conquistados por los persas en el año 539 a. de J.C. (Ver BABILONIA.).
La tercera potencia mundial que controló Palestina fue Persia. El Imperio Persa se extendí­a desde el valle del Tigris al oeste y sur al valle Indó al este, territorio que incluye la mayor parte de la Irán moderna. Dado que alentaron a las naciones sojuzgadas a seguir con su propia religión y cultura, los persas permitieron que los judí­os regresaran a su tierra y reconstruyeran el templo. Los persas fueron conquistados por Alejandro el Grande en el año 331 a. de J.C. (Ver PERSIA.).
La cuarta potencia mundial que controló Palestina fue *Grecia. *Alejandro el Grande inició este imperio conquistando la mayor parte del mundo conocido en aquel entonces. Su polí­tica de extender la cultura y el idioma griegos a todas partes de su imperio afectó mucho a Israel. Después de la muerte de Alejandro, sus cuatro generales se dividieron el territorio que él habí­a conquistado. Al principio, Palestina quedó bajo el control del *Ptolomeo de Egipto y después bajo los *seléucidas. (Ver GRECIA; Ver PTOLOMEO; Ver SELEUCIDAS.).
La última potencia mundial que conquistó a Palestina fue Roma. Esto ocurrió en el año 63 a. de J.C. cuando el general romano Pompeyo hizo de Siria una provincia romana. Jesús nació durante el reinado del emperador romano *Augusto. La paz mundial y la vasta red de carreteras que resultaron del gobierno romano permitió a los primeros cristianos extender el evangelio a lo largo y ancho del Imperio Romano. Muchos judí­os resistí­an continuamente la opresión romana. La resistencia judí­a finalmente resultó en la revuelta judí­a contra la ocupación romana en Palestina. En el año 70 d. de J.C. los romanos aplastaron el levantamiento y destruyeron el templo de Jerusalén. (Ver IMPERIO ROMANO.).

La Gente De La Biblia.
I. EL HOGAR.
En tiempos bí­blicos, una *casa tí­pica se parecí­a bastante a una caja. Tení­a un techo plano y gruesas paredes hechas de piedra o ladrillo. Al entrar de la calle a una casa así­, se pasaba por una *puerta y un patio pequeño que muchas veces hací­a las veces de cocina. Una segunda puerta abrí­a a una sala que detrás tení­a dos pequeños dormitorios. En los hogares de la gente común, los pisos eran de arcilla o *barro apisonado. En los hogares de los ricos, los pisos eran de *piedra. Las puertas eran de madera, género, pieles o juncos entrelazados. Las ventanas eran pequeñas y altas. No habí­a chimeneas, así­ que el humo de la cocina en el interior tení­a que escapar por las ventanas o las puertas.
En tiempo de calor, los techos planos eran usados para dormir, para hacer más lugar para vivir, trabajar y adorar. A veces una escalera exterior llevaba a un altillo sobre el techo llamado †œaposento alto†. Las casas podí­an ser parte del muro de la ciudad, o compartir una medianera con la casa de al lado. Cuando hací­a frí­o los animales de la familia a veces se poní­an en la parte baja de la sala.
Sus muebles eran: una mesa para comer, esteras o camas para dormir y a veces asientos o sillones. (Ver CASA; Ver MOBILIARIO.).
Hombres y mujeres usaban ropa similar, aunque el
*vestido de la mujer tendí­a a ser más colorido y existí­a diferencia en los bordados y costura. En tiempo frí­o, tanto hombres como mujeres usaban camisetas largas de algodón que llegaban hasta las rodillas o aun hasta los pies. La túnica entallada que usaban en lugar de tapado era de lana forrada de algodón (para no irritar la piel) y podí­a tener mangas largas o cortas. Estas túnicas eran largas, vení­an en una variedad de colores y eran ceñidas en la cintura con una faja ancha. Las fajas de género también formaban una especie de bolsillo para llevar objetos; las fajas de cuero eran usadas por los soldados y pastores para cargar espadas, dagas u objetos de valor. La túnica o manto se usaba por lo general sobre la otra ropa y se usaba tanto como un sobretodo o como una cobija cuando hací­a frí­o.
Los hombres pobres usaban gorras de algodón o lana. Otros usaban turbantes de lino enrollados alrededor de la cabeza o pañuelos para la cabeza doblados en triángulos y atados con una cuerda. Las mujeres usaban pañoletas o chales que con frecuencia se aseguraban sobre una gorra dura y se decoraban con perlas, plata u ornamentos. A veces estas pañoletas eran usadas como velos que cubrí­an parte del rostro y el pecho. Las sandalias eran de cuero duro para que duraran más, y los zapatos eran de cuero blando para mayor comodidad. (Ver VESTIDO.).
Tanto hombres como mujeres usaban *joyas, tales como los aretes en las orejas y la nariz, anillos, brazaletes en los brazos y tobillos, hechos de oro y plata y engarzados de piedras preciosas. (Ver JOYAS; Ver MINERALES.).
La higiene y limpieza personales eran una parte importante de la adoración para el pueblo judí­o. Los sacerdotes tení­an que lavarse antes de ofrecer sacrificios.
Cuando alguien o algo se ensuciaba tení­a que ser lavado antes de ofrecer sacrificios. Aunque los baños públicos no se popularizaron hasta los perí­odos griego y romano, la gente a veces se bañaba en los arroyos o en las fuentes de agua. En el clima caluroso y polvoriento en Palestina, la gente se lavaba los pies antes de entrar a una casa, y se lavaba la cara y las manos antes de comer.
Debido a que el *agua era escasa y la gente tomaba pocos *baños, usaban con frecuencia *ungüentos y perfumes como desodorantes. Originalmente estas especias y óleos de dulce aroma se usaban en el templo como incienso durante el culto; se usaban también para embalsamar a los muertos. Las mujeres usaban *cosméticos para pintarse los ojos y ser más atractivas, aunque la Biblia con frecuencia desanimaba el uso de cosméticos. (Ver AGUA.).
El cuidado del *cabello era considerado importante. El cabello despeinado indicaba duelo o tristeza. Ciertas personas conocidas como *nazareos, hací­an votos que incluí­an no cortarse el cabello. En tiempos del AT, el cabello largo era señal de hermosura en hombres y mujeres. En tiempos del NT, el cabello de los hombres era más corto, y el cabello más largo de las mujeres muchas veces era trenzado y adornado. Las *barbas eran comunes entre los judí­os y aceptadas como señal de dignidad; tanto es así­ que los sacerdotes y nazareos tení­an prohibido afeitarse. (Ver CABELLO.).
El *alimento más común del israelita era el pan hecho de trigo o cebada. En ocasión de las *fiestas u otras celebraciones religiosas se serví­a carne asada, especialmente *cordero o cabrito. Como no habí­a refrigeración, la gente no tomaba mucha leche, y la carne debí­a ser comida sin tardar después de dar muerte al animal. Se usaba la leche de vaca y cabra para hacer queso y yogur.
Se usaban habichuelas y lentejas para hacer sopas. La uva, la fruta más común, se usaba muchas veces para hacer vino. Los judí­os tomaban agua normalmente con sus comidas. De las aceitunas sacaban aceite para cocinar. Los higos, las granadas, los melones, dátiles, las naranjas y los limones eran comidos crudos.
Por lo general, los israelitas comí­an dos *comidas por dí­a. El horario de las comidas variaba mucho. Usualmente, la primera comida era más liviana que la segunda, y se serví­a en cualquier momento entre temprano en la mañana y el mediodí­a. La segunda comida por lo general se comí­a a la noche. Durante esta comida era cuando se serví­a a los huéspedes un *banquete o *comida muy abundante. Los ricos disfrutaban de carne, pero, excepto en ocasiones especiales, era demasiado cara para la gente común. La dieta principal de los pobres consistí­a de pan de cebada. Las mujeres y niñas preparaban las comidas sobre *fuegos abiertos o en ollas, usando diversas *especias para dar sabor a los platillos que preparaban. Se usaban distintos tipos de vasijas para cocinar y comer. Por lo general no usaban cuchillos, tenedores, ni cucharas. El platillo principal se cocinaba en una olla grande en la cual cada uno mojaba su pan. En la época del AT, era común que la gente se sentara en el suelo para comer. En la época del NT se recostaban en el suelo o sobre almohadones alrededor de tres lados de una mesa grande y baja. (Ver COMIDA; Ver VASIJA.).
II. LA *FAMILIA.
En los tiempos de Abraham, la familia incluí­a al esposo, la esposa, los hijos, abuelos, *tí­os, tí­as, primos, siervos, amigos y visitantes. Dios llamó a la familia de Abraham a ser su pueblo especial, los judí­os. De los 12 hijos de Jacob, el nieto de Abraham, Dios formó la nación de Israel. Los integrantes de la familia en tiempos del AT se llamaban unos a otros *hermanos y hermanas y trabajaban unidos para sostener, proteger y proveer lo necesario para la familia, dando la impresión de ser una pequeña aldea. Durante este perí­odo, los judí­os adoptaron algunas de las prácticas matrimoniales de las naciones vecinas y tení­an más de una esposa, práctica llamada poligamia. Esto con frecuencia causaba problemas.
En el tiempo del NT las familias eran más pequeñas y consistí­an del esposo, la esposa y los hijos. Durante este perí­odo las familias por lo general viví­an en una casita en una ciudad. Jesús instó a los miembros de la familia a que se respetaran y amaran unos a otros. El NT usa la relación familiar para describir la relación í­ntima que los cristianos tienen con Dios. (Ver FAMILIA.).
En los tiempos bí­blicos, las costumbres relacionadas con el *matrimonio eran muy distintas a las de la actualidad. Los casamientos por lo general eran concertados por los padres. El futuro esposo pagaba un precio por su novia (mohar), y el futuro suegro daba una dote. Estos pagos podí­an ser de dinero, bienes o trabajo. Al contraer compromiso la pareja quedaba legalmente unida aunque no viví­an juntos. Después de cierto tiempo (quizá un año), se realizaba la *boda. El novio traí­a a su novia y al cortejo de ella a la casa de sus padres.
Toda la ciudad ayudaba a celebrar la boda disfrutando de la fiesta que duraba hasta una semana. (Ver MATRIMONIO.).
El esposo era la cabeza del hogar: el padre, maestro y el que proveí­a para las necesidades. Era responsable del bienestar espiritual y fí­sico de su familia. La esposa estaba sujeta a su marido y era considerada propiedad de él. Era responsable por la preparación de las comidas y de hacer la ropa. Su papel como madre era de especial importancia ya que los hijos eran considerados como una señal de las bendiciones de Dios. Los hijos debí­an obedecer a sus *padres. El hijo *primogénito pertenecí­a a Dios y recibí­a parte doble de la *herencia. Las hijas ayudaban a sus madres con las tareas domésticas y las de cuidar a los animales; los hijos varones aprendí­an el trabajo u oficio de sus papás. El hombre podí­a *divorciar a su esposa bajo ciertas circunstancias, pero la mujer no podí­a divorciar a su esposo; pero, por lo general, las familias judí­as eran unidades fuertes que no se rompí­an fácilmente. No sólo debí­an los padres ayudar a sus hijos a desarrollar habilidades necesarias para su vida, sino que tení­an que enseñarles constantemente de los grandes hechos de Dios en la historia (p. ej., del éxodo) y lo que Dios demandaba de ellos. El aprendizaje siempre se centraba en Dios, sus obras y su Palabra. Después del exilio, las *escuelas en las *sinagogas enseñaban a los varones a leer, escribir y comprender el AT.
Las *enfermedades eran comunes. La Biblia muchas veces describe los sí­ntomas en lugar de citar por nombre a la enfermedad. Los problemas de salud afectaban la *mente (epilepsia, locura) y el *cuerpo (infecciones de la piel, fiebres, plagas, ceguera, sordera, etc.). Para evitar el contagio de las enfermedades, las leyes de Dios proveí­an instrucciones especiales sobre el lavado y preparación de alimentos. El aceite mezclado con hierbas, ungüentos y vino eran usados como medicinas.
Cuando sucedí­a una *muerte, la familia y los amigos hací­an duelo por la pérdida de su ser querido. Debido al clima caluroso, el *funeral se hací­a enseguida. Las preparaciones para la *sepultura incluí­an lavar el cuerpo, ungirlo con perfumes y ungüentos y envolverlo en ropas especiales para el *sepulcro.
Luego se colocaba el cuerpo en una tumba o cueva. Israel rechazaba toda expresión de adoración a los muertos y los ritos funerales israelitas nunca incluí­an nada de *magia. El AT poco dice del destino de los muertos, aunque enseña que los muertos van a un lugar de sombras llamado Seol, y que los justos que mueren tienen esperanza de gloria (Psa 73:23-24). Llegada la época del NT los fariseos creí­an en la resurrección corporal. Sin embargo, no fue hasta las enseñanzas de Jesús que se desarrollaron completamente los conceptos de vida eterna con Dios y de una resurrección corporal.
III. VIDa ECONOMICA.
Las *ocupaciones en la Biblia se centraban mayormente en la tierra: agricultura, pesca, cuidado de los animales y minerí­a. Otros trabajos incluí­an edificación, gobierno, ejército y defensa y vida religiosa. La gente con frecuencia se dedicaba a varios trabajos para mantener a sus familias. Habí­a pocos negocios grandes, la mayorí­a eran operados en los mismos hogares.
La *agricultura era tanto la ocupación principal como la más antigua (Adán cuidó el jardí­n de Edén). Pero el clima seco, la tierra rocosa, las plagas de las plantas, y los insectos hací­an que la agricultura en Palestina fuera difí­cil. Los agricultores tení­an pocas *herramientas. Todos debí­an ayudar en la época de la cosecha. La crí­a de los animales (pastores, ganaderos) y la pesca proveí­an el alimento y la materia prima para la ropa y las tiendas. Palestina tení­a pocos *minerales. Cerca de Ezióngeber, el hierro y el cobre eran extraí­dos y trabajados por metalúrgicos y caldereros.
Los artesanos proveí­an los productos que se necesitaban para la vida diaria y pasaban su oficio a sus hijos. Producí­an ropa (tejedores, sastres) y equipo para el hogar y la agricultura (soldadores, alfareros). (Ver ALFARERIA; Ver VASIJAS; Ver HERRAMIENTAS.)
Construí­an y reparaban casas y edificios (albañiles, carpinteros, ladrilleros), y proveí­an
*joyas y objetos para uso en la adoración (orfebres; joyeros). Los abogados, rabinos, escribas y jueces formaban la profesión legal. Los sacerdotes, cantantes y músicos ayudaban en la adoración y el ministerio en el templo. Los profetas frecuentemente serví­an como consejeros de los reyes (p. ej., Natán). Los oficiales del gobierno israelita fueron reemplazados más tarde por gobernantes foráneos que usaban sus propios oficiales (el NT hace muchas referencias a los gobernantes romanos). Los soldados y oficiales militares se ocupaban de defender a Israel. (Ver OFICIOS; Ver GUERRA; Ver ARMAS.).
Bajo Salomón y en cooperación con Tiro y Sidón, Israel comenzó a comerciar con sus vecinos. Después de la muerte de Salomón, sin embargo, decayó este comercio. Aunque los comerciantes pasaban por Palestina usando sus rutas importantes de comercio, el comercio quedó mayormente en manos de los conquistadores de Israel, especialmente los griegos y romanos. Los gremios en los tiempos del NT cubrí­an todos los comercios y profesiones y eran mayormente grupos sociales en su naturaleza. Estas asociaciones frecuentemente se oponí­an a la iglesia primitiva. (Ver COMERCIO Y VIAJES; Ver PESAS Y MEDIDAS.).
En tiempos antiguos el *dinero se hací­a de metal, frecuentemente tomando forma de joyas. La primera moneda mencionada en el AT es el siclo, que significa pesa. No fue hasta el año 700 a. de J.C. que se comenzaron a usar las monedas con figuras o sellos impresos. Al principio los hebreos usaban las monedas de sus conquistadores, los asirios y babilonios. El NT menciona una moneda romana (denario), las monedas griegas (dracma, blanca), y las monedas judí­as (gera, libra, siclo, y talento).
Aunque los bancos, como se conocen hoy dí­a, no existí­an, los cambistas en el templo cambiaban las monedas extranjeras por el dinero en circulación. Las prácticas de pedir prestado y prestar fueron descritas detalladamente en la ley mosaica, especialmente para proteger los derechos de los pobres. No se permití­a que los judí­os cobraran intereses (*usura) a otros judí­os, aunque sí­ podí­an cobrárselos a los extranjeros. Solí­an usar propiedades o prendas de ropa como *promesa de que una *deuda se pagarí­a. La ley del AT hasta definí­a la clase de propiedad que podí­a ser usada como promesa. Los profetas frecuentemente denunciaban a los ricos por el maltrato de los pobres. Después del exilio, las leyes del AT prácticamente fueron ignoradas. En los tiempos del NT la usura, el *interés, *pedir prestado y prestar eran prácticas comunes.
Muchas veces la gente tení­a que vender a sus hijos y esposas como esclavos para pagar sus deudas. (Ver DINERO.).
IV. VIDA POLITICA Y LA LEY.
Abraham, el padre de la nación judí­a, comenzó su vida en la Tierra Prometida viviendo en tiendas y mudándose con su familia, sirvientes y animales de un lugar a otro. Los 12 hijos de Jacob, el nieto de Abraham, llegaron a ser las 12 tribus de Israel que Dios después sacó de Egipto bajo el liderazgo de Moisés.
Bajo el liderazgo de Josué, el sucesor de Moisés, Israel conquistó la tierra de Palestina, y cada tribu se estableció en su propia herencia, viviendo en pequeñas comunidades agrí­colas o pueblos. Cada pueblo consistí­a de sólo 156 a 200 casas y no gozaban de ninguna protección. Durante este tiempo los israelitas eran gobernados por *jueces a quienes Dios levantó para ayudarles a vencer a sus enemigos.
Israel era una *teocracia, una nación gobernada por Dios y su ley. Pero los israelitas querí­an tener un rey tal como lo tení­an otras naciones. Aunque el profeta *Samuel advirtió a Israel acerca de las consecuencias de tener reyes humanos, ungió a Saúl y después a David como reyes de Israel. Bajo David y su hijo Salomón, Israel extendió sus fronteras y llegó a ser una nación poderosa. Durante este tiempo la gente viví­a en *ciudades que tení­an muros altos para protección y *puertas que se cerraban de noche.
Después de la muerte de Salomón, el reino se dividió en dos naciones (Israel en el norte, Judá en el sur), cada una con su propio rey. La desobediencia a Dios de los judí­os eventualmente resultó en que poderes extranjeros conquistaron a cada reino (Asiria a Israel y Babilonia a Judá). Desde el tiempo de las dos conquistas, Israel fue gobernada por una sucesión de reinos (imperios); cada uno de ellos nombraba a su propio gobernante. Los judí­os pudieron usar algunos de sus propios oficiales, y aumentó el poder polí­tico de los *sacerdotes.
Palestina pudo gozar de un limitado gobierno propio bajo los romanos. Durante el ministerio de Cristo, *Herodes Antipas fue el rey de Galilea, y Judea fue gobernada por *procuradores que eran nombrados por el emperador. Habí­a lí­deres militares en áreas donde se habí­an establecido las tropas romanas. Los *impuestos eran cobrados por el gobierno y por las autoridades religiosas. El primer impuesto permanente fue el impuesto de sacrificio, o del templo (un medio siclo), que ayudaba con el sostén de la adoración en el templo y se continuó pagando durante la era del NT. La gente también daba un diezmo, o la décima parte, de su ingreso para ayudar a sostener a los sacerdotes, los levitas y los necesitados.
Fue bajo Salomón que los judí­os comenzaron a pagar impuestos al gobierno.
(Esta fue una consecuencia de la monarquí­a humana sobre la cual Samuel habí­a advertido anteriormente a los judí­os.) Estos impuestos se usaban para financiar el extenso programa de edificación de Salomón. Los reyes que gobernaron después de Salomón continuaron cobrando impuestos. Después de que Israel fuera conquistada, los israelitas tuvieron que pagar impuestos a una sucesión de gobiernos invasores. Estos impuestos frecuentemente eran muy altos, y habí­a abusos en la colección de los mismos. Los romanos recaudaban impuestos directamente sobre las propiedades y personas (impuesto por cabeza) e indirectamente en cuotas por derechos de aduana y de vivir en la ciudad. Los altos impuestos muchas veces llevaban a la rebelión. (Ver IMPUESTOS.).
Desde el tiempo de Moisés, los jueces eran elegidos para resolver disputas entre la gente. Usaban el AT como base para sus decisiones. Después de que se establecieron en sus tierras, las disputas se atendí­an en la puerta principal de la ciudad. Después del exilio, surgió un grupo de profesionales expertos en la ley conocido como *escribas. Los escribas dedicaban su vida al estudio e interpretación de la ley del AT. En consecuencia, frecuentemente se les pedí­a que sirvieran como jueces en las cortes judí­as. Bajo los romanos, la corte suprema judí­a era el Sanedrí­n, que tení­a su sede en Jerusalén y consistí­a de *ancianos (los principales de las tribus), sacerdotes (la familia del sumo sacerdote) y escribas (mayormente fariseos). El juicio dado por el Sanedrí­n era definitivo, a menos que se tratara de la pena de muerte, que requerí­a la aprobación del procurador romano. El AT incluye las leyes civiles y las del derecho penal. Las leyes civiles regí­an sobre el matrimonio, la herencia, los derechos del *primogénito, la compra y venta, los *salarios, las deudas y los intereses. La ley del derecho penal especificaba el castigo que debí­a ser impuesto por ciertos crí­menes. El crimen más serio era el que se cometí­a contra Dios o contra la santidad del pueblo de Dios, crí­menes como la *blasfemia, la *idolatrí­a, la *magia, el *asesinato y el *adulterio. (Ver LEY; Ver CASTIGO.).
V. CULTURA.
Dado que la sabidurí­a y el entendimiento vienen de Dios, la enseñanza y el conocimiento en Israel se centraban en la Biblia. La idea griega de saber por saber era extraña al pensamiento de los israelitas. Toda la enseñanza y el aprendizaje se enfocaban en la Biblia, ya fuera el tema la lectura, escritura, geografí­a o historia. No se estudiaban otros temas independientemente, más bien se desarrollaban desde una perspectiva religiosa. Por ejemplo, la *astrologí­a se usaba para determinar el *calendario religioso, y los *números tení­an un valor simbólico especial en los escritos judí­os. Las *artes también se desarrollaban con un enfoque religioso.
La literatura fue el mayor logro cultural de Israel. La poesí­a hebrea es hermosa y usa ejemplos concretos tomados de la vida diaria. Describe los sentimientos del hombre, su deseo de tener una relación con Dios, el plan redentor de Dios y la gloria de su creación. La Biblia contiene muchos diferentes tipos de literatura (*fábulas, *alegorí­as, evangelio, literatura apocalí­ptica, literatura sapiencial) que enfoca al hombre y su relación con el Dios viviente. En su tratamiento de estos temas, no hay otros escritos antiguos que alcancen el nivel de la Biblia. (Ver arriba: La Biblia como literatura; también ver BIBLIA.).
La *música también fue una parte importante de la cultura de Israel. La música se usaba para celebrar, para llorar una muerte, para alabar a Dios y a los héroes de Israel. David originó la música hebrea y el culto musical en el templo.
Escribió muchos salmos (los himnos de la Biblia) e inventó varios instrumentos musicales (1Ch 23:5). El libro de los Salmos es el himnario de Israel, pero hay más cantos a través de la Biblia. El templo tení­a una orquesta y los levitas serví­an como cantantes y músicos. Se usaban diferentes instrumentos musicales. (Ver MUSICA, INSTRUMENTOS DE MUSICA.)
La *danza y la música frecuentemente iban juntas. Los niños y los adultos danzaban, aunque los hombres y las mujeres no danzaban juntos. La danza se usaba para celebrar las victorias militares y tení­a su lugar en las fiestas religiosas, bodas y aun en la adoración (Psa 149:3).
A Israel se le prohibió fabricar imágenes de Dios (Exo 20:4) y, probablemente por eso, nunca desarrolló la pintura y la escultura. Aunque la *alfarerí­a era un arte importante, los esfuerzos artí­sticos principales de Israel se centraron en el templo; por ejemplo, en el arca del pacto y en las cortinas bordadas. Debido a que no se desarrolló la *arquitectura en Israel, Salomón importó a artesanos fenicios para construir el templo y su palacio. Los griegos construyeron los edificios más hermosos del mundo antiguo. Más adelante los romanos imitaron a los griegos y llegaron a ser famosos por la gran cantidad de arcos, teatros y mercados a través de su imperio. (Ver ARQUITECTURA; Ver ARTE.).
La diversión de Israel se centraba en sus fiestas religiosas, aunque en la Biblia se mencionan algunos antiguos *juegos de mesa y juegos de niños. Los griegos introdujeron en Israel las *carreras y otras clases de competencias atléticas, pero no practicaban los juegos crueles y violentos de los romanos. Debido a que Israel no producí­a dramas, no habí­a *teatros hasta que Herodes el Grande los introdujo en Cesarea y Jerusalén. Dado que eran tan grandes, estas estructuras abiertas casi siempre eran construidas en las laderas de las colinas y se usaban para las asambleas públicas.

La Adoración Y Relación Con Dios.
I. EL ANTIGUO TESTAMENTO : LA FE DE ISRAEL.
A. El pacto. El pacto era el corazón de la relación del amor de Dios con su pueblo en el AT. En la antigüedad, un *pacto era un acuerdo entre dos partes.
Existí­an dos clases de pactos: un acuerdo voluntario entre iguales (como el que existí­a entre David y Jonatán, 1Sa 18:3), y acuerdos de lealtad entre un gran rey y un rey de menos categorí­a (su vasallo). En la Biblia, los pactos entre Dios y su pueblo siempre eran de la segunda clase. Dios siempre dicta las condiciones de sus acuerdos, que afirman su soberaní­a y majestad y la obligación de fe y obediencia por parte del pueblo. El plan de Dios de redimir a su pueblo se revela progresivamente a través de sus pactos con *Abraham, *Moisés y *David. Bajo las condiciones del pacto con Abraham, Dios le prometió una tierra (Canaán), una nación (Israel) y que él serí­a de bendición a todas las naciones (Gen 15:9-21; Gen 15:17). Abraham creyó en las promesas de Dios y obedeció fielmente, sometiéndose a la señal del pacto que era la *circuncisión, acto que simbolizaba la separación del pecado y la santidad hacia Dios. Bajo las condiciones del pacto mosaico (éxodo 19—24), Dios prometió ser el Dios de Israel, su protector y defensor, e Israel juró ser el pueblo fiel de Dios. La obediencia significaba bendición y vida (Deu 30:19-20); la desobediencia resultarí­a en maldición y muerte. Bajo las condiciones del pacto daví­dico, Dios prometió a la familia de David un trono y reino eternos (2Sa 7:5-16). Este pacto apuntaba hacia el futuro Mesí­as, Jesús, el descendiente más prominente de David, que finalmente cumplirí­a todas las promesas divinas de redención. (Ver PACTO; Ver JUDAISMO; Ver ANTIGUO TESTAMENTO.).
La *ley (Torá) (Ver arriba: La Biblia como literatura) definió la esencia del pacto de Dios con Moisés e Israel. Los *Diez Mandamientos, que establecen los deberes básicos del ser humano hacia Dios y hacia su prójimo, son los principios generales de este convenio. Después de dar los Diez Mandamientos, Dios dio una cantidad de reglamentos especí­ficos acerca de la adoración y de la vida polí­tica y social de su pueblo. La circuncisión recordarí­a a los israelitas de su dedicación a Dios. Aunque la circuncisión era una señal del pacto con Abraham, era también obligatoria bajo el pacto mosaico (Exo 4:25-26; Exo 12:44, Exo 12:48), ya que en parte simbolizaba que uno pertenecí­a a Dios. La señal especí­fica del pacto mosaico era el *sábado (Exo 31:12-17). Las leyes sobre la comida declaraban qué clase de animales, pájaros y pescados podí­an comerse y cómo debí­an matarlos y cocinarlos. Durante la era de los macabeos las leyes sobre la comida eran consideradas de especial importancia como prueba de lealtad. (Ver LEY.).
B. *Adoración y rito 1. Lugares de adoración. Dios dio instrucciones especí­ficas para la construcción del *tabernáculo, el lugar donde él moraba entre su pueblo. Esta tienda podí­a ser trasladada a dondequiera fuera el pueblo y se usó para la adoración y los sacrificios hasta la época de Salomón. Contení­a el *arca del pacto, en la cual Moisés colocó las dos tablas de la ley. Cubriendo el arca habí­a una plancha sólida de oro llamada †œpropiciatorio†, con un querubí­n a cada lado. Este simbolizaba el lugar exacto desde donde Dios reinaba.
La residencia permanente de Dios era el *templo de Jerusalén, que Salomón construyó en el siglo X a. de J. C. (1 Reyes 6—8). El templo era pequeño y se parecí­a al tabernáculo. Cuando Babilonia conquistó a Judá, el templo fue destruido en 586 a. de J.C.. Zorobabel y otros que volvieron del exilio reconstruyeron una versión más sencilla y menos costosa del templo de Salomón en 515 a. de J.C. Las invasiones continuas despojaron al templo de sus muebles, y cayó en ruinas. Pedazo por pedazo, Herodes el Grande comenzó a reconstruir el templo en el año 20 a. de J.C. Esta restauración se completó en 64 d. de J.C., pero el templo fue completamente destruido por ejércitos romanos en el año 70 d. de J.C. (Ver TEMPLO.).
Durante el exilio los judí­os se reuní­an en sinagogas para orar y leer las Escrituras. Las sinagogas serví­an como centros de adoración, educación y justicia. Después de la destrucción del templo en Jerusalén, las sinagogas llegaron a ser el centro de la vida religiosa judí­a. (Ver arriba: El perí­odo entre los Testamentos.).
2. Rito : actos de adoración. Aunque el sacrificio es tan antiguo como Caí­n y Abel, no fue sino hasta el pacto en Sinaí­ que Dios definió la naturaleza del sacrificio y las diferentes clases de sacrificios que él requerí­a. Hay varias clases de sacrificios: por el pecado, por el pecado con altivez, de granos, de compañerismo y de ofrendas quemadas. En las ofrendas por el pecado, el animal sacrificado proveí­a una manera por la cual Dios perdonaba el pecado: el animal morí­a en lugar del pecador y como sustituto de su pecado. La sangre derramada por el animal (*muerte) significaba vida para el que la ofrecí­a y apuntaba hacia el cumplimiento final en Cristo, el Sacrificio, una vez para siempre, que trae perdón y salvación a los que confí­an en él. Las ofrendas de granos y de compañerismo expresaban gratitud a Dios por su provisión. Las ofrendas quemadas expresaban devoción y dedicación sincera a Dios. (Ver SACRIFICIOS Y OFRENDAS.).
Las *fiestas y los festivales del calendario hebreo recordaban a Israel las misericordias pasadas de Dios y su necesidad de recibir perdón. También anticipaban la futura liberación de Israel. Dios ordenó estos tiempos especiales de la alegrí­a y gozo para enfocar la atención de la nación en él. Dios dio a los judí­os el sábado, un dí­a santo semanal apartado, para descansar y adorar, una señal del pacto mosaico (Exo 31:12-17). El sábado se celebraba el séptimo dí­a de la semana por familias y por grupos pequeños que adoraban juntos. Después del exilio, el sábado se celebraba en la sinagoga.
Cada año, cada judí­o varón debí­a viajar a Jerusalén para asistir a tres fiestas.
Estas eran la Pascua, la fiesta de Pentecostés, y la fiesta de los Tabernáculos.
La Pascua, la fiesta más importante, recordaba a los judí­os que Dios los habí­a liberado de la esclavitud en Egipto y los habí­a constituido en su nación. Dios †œpasó† por encima de las casas de los judí­os porque sus postes habí­an sido rociados con sangre, pero mandó juicio y muerte a los hogares desprotegidos de los egipcios. La Pascua se celebraba a mediados de abril, junto con la fiesta de los panes sin levadura, que duraba siete dí­as. La última cena de Jesús con sus discí­pulos fue una cena de Pascua. En esa cena, Jesús dio a la Pascua un nuevo significado identificándose como el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. La fiesta de Pentecostés (llamada también la fiesta de las semanas o la cosecha) era una celebración de un dí­a, al finalizar la cosecha y 50 dí­as después de la Pascua. Posteriormente al exilio, la fiesta de Pentecostés era también una celebración de la ocasión cuando les fue dada la ley. Los discí­pulos de Jesús recibieron el Espí­ritu Santo prometido en este dí­a (Hechos 2). La fiesta de los Tabernáculos era una celebración de ocho dí­as que se realizaba en el otoño al terminar la cosecha de los olivos y las frutas. Era un dí­a de acción de gracias. Durante esta fiesta la gente viví­a en chozas rústicas o tabernáculos para recordar el tiempo que Israel pasara en el desierto cuando la nación viví­a en tiendas.
El *dí­a de la Expiación era el dí­a más importante y solemne del calendario religioso judí­o. En este dí­a el sumo sacerdote sacrificaba un macho cabrí­o por el pecado de la nación, entraba en el lugar santí­simo y rociaba la sangre del animal en el propiciatorio, expiando así­ los pecados de Israel. Expiar significa cubrir el pecado pagando por él con un sacrificio que representa y sustituye al pecador. Según la Biblia, un sacrificio expiatorio une y reconcilia a Dios con el hombre, enemistados y separados por el pecado. Después de la expiación, el sumo sacerdote confesaba los pecados cometidos durante el pasado año sobre la cabeza de un segundo macho cabrí­o, identificando así­ al animal con los pecados del pueblo. Este macho cabrí­o luego era puesto en libertad en el desierto para simbolizar que el pecado habí­a sido quitado. El dí­a de la Expiación debí­a ser repetido todos los años, demostrando que se necesitaba una solución mejor y más permanente para el pecado. La muerte de Jesús en la cruz fue el sacrificio expiatorio final y completo para los pecados. (Ver CALENDARIO; Ver FIESTAS.).
C. Lí­deres religiosos judí­os. Los *sacerdotes en el AT serví­an como enlace entre el pueblo pecador y un Dios santo. En el monte Sinaí­, Dios nombró a tres grupos de la tribu de Leví­ para guiar en la adoración de Israel.
*Aarón fue escogido para ser el sumo sacerdote. Realizaba su función más importante en el dí­a de Expiación, cuando ofrecí­a la sangre en el lugar santí­simo. *Eleazar, el hijo de Aarón, lo sucedió como sumo sacerdote. Todos los futuros sumos sacerdotes debí­an ser escogidos de esta familia. En el NT Jesús es el gran sumo sacerdote que se ofreció a sí­ mismo por el pecado de su pueblo.
El resto de la familia de Aarón también era de la tribu de Leví­. Fueron nombrados también sacerdotes. Se dividieron en 24 grupos que ofrecí­an sacrificios y serví­an en el tabernáculo. El resto de los *levitas fueron escogidos para ayudar a los sacerdotes en el mantenimiento del tabernáculo y más adelante del templo. Eran responsables por el cuidado de los muebles del tabernáculo y de armarlo y desarmarlo. Más adelante, cuando se construyó el templo, fueron cantantes, músicos, conserjes, porteros y ayudantes del sacerdote. Los levitas recibí­an su sostén del pueblo que debí­a darles un
*diezmo (una décima parte) de sus ingresos. A su vez, los levitas daban una décima parte de este diezmo a los sacerdotes. (Ver SACERDOTES.).
Los *profetas en el AT eran los voceros de Dios. Proclamaban las palabras de Dios, predecí­an el futuro, prometí­an liberación futura a través del Mesí­as y llamaban al pueblo al arrepentimiento y obediencia a la ley. Muchas veces los profetas recibí­an su mensaje de Dios a través de sueños o visiones. En otras ocasiones Dios les hablaba directamente. A veces los profetas no gozaban de popularidad entre el pueblo porque exponí­an sus pecados y anunciaban el juicio sobre Israel y otras naciones. En Deuteronomio 18 Dios provee la prueba del verdadero profeta: sus palabras serán cumplidas. Jesucristo ultimadamente cumplió el mensaje de los profetas. (Ver PROFETAS.).
Surgieron otros lí­deres religiosos durante la historia de Israel. Los escribas originalmente eran responsables de guardar los archivos del estado (legales).
Durante el exilio, llegaron a ser maestros de la ley, la cual interpretaban para el pueblo y la preservaban copiando los manuscritos cuidadosamente. Para mayor información sobre la importancia de los escribas en tiempos posteriores del judaí­smo y sobre el papel de los saduceos y fariseos, véase la sección sobre el perí­odo intertestamentario.
II. EL NUEVO TESTAMENTO : CRISTIANISMO.
El NT enfoca la vida, el ministerio, la muerte y resurrección y las enseñanzas de Jesucristo. Con su venida se cumplieron las promesas del AT y dio comienzo al reino de Dios. Las promesas de Dios de bendecir a todas las naciones a través de Israel se cumplieron en el único Hijo de Dios, Jesús, un judí­o de la lí­nea de David, que pone la salvación al alcance de todo judí­o y gentil que confí­a en él. (Ver CRISTO, JESUS.).
A. Jesucristo.
1. El pacto. Jeremí­as profetizó de un nuevo pacto (Jer 31:31-34) bajo el cual la ley se escribirí­a en el corazón del pueblo y Dios perdonarí­a su pecado para siempre. Esto ayudó a reavivar el interés de Israel en la idea del pacto de Dios. En su última cena pascual Jesús se refirió a su cuerpo como pan y a su sangre como vino; él era el Cordero de la Pascua comido simbólicamente por sus discí­pulos como una cena del pacto. Su muerte en la cruz el dí­a siguiente fue la base para el nuevo pacto. El pacto mosaico, o el antiguo, se estableció cuando los israelitas prometieron obedecer sus condiciones y Moisés roció la sangre del animal sobre ellos, la sangre del pacto (Exo 24:5-8). El nuevo pacto fue establecido con la sangre de Jesús (Mat 26:28). El es un sacrificio que en todo sentido es superior a los sacrificios de animales (Heb 9:12-14). Israel estaba bajo la maldición de Dios debido a su propia pecaminosidad. Nunca pudo obedecer la ley de Dios perfectamente. En la cruz, Jesús tomó las maldiciones de la ley sobre sí­ para redimir a la humanidad pecadora (Gal 3:13). Por este sacrificio hecho una vez por todas, Jesús quitó el pecado de su pueblo y estableció un pacto nuevo (Heb 9:15, Heb 9:26). Dado que Dios resucitó a Jesús de los muertos y lo sentó a su mano derecha (Eph 1:20-23), Jesús es el cumplimiento del pacto de Dios prometido a David (2Sa 7:11-16; Act 2:22-36; Act 13:32-37).
2. El Mesí­as. El AT describe al Mesí­as como el Rey ungido de Dios (Dan 9:25-26; Psa 2:2-9), que lograrí­a cumplir la obra redentora de Dios, juzgarí­a a los enemigos de Israel (Psa 110:1-7) y establecerí­a el reino de Dios (Isa 9:2-7; Isa 11:1-9; Mic 5:3-4). Ya en la época intertestamentaria los judí­os se imaginaban al Mesí­as principalmente como un lí­der polí­tico que derrocarí­a a sus enemigos y establecerí­a un reino fí­sico. Tanto los judí­os como los samaritanos creí­an que el Mesí­as serí­a también un profeta como Moisés (Deu 18:15-16; Joh 6:14; Mat 21:11; Luk 7:16) y el mediador del nuevo pacto.
Debido a estas expectaciones polí­ticas, Jesús no se refirió a sí­ mismo abiertamente como el Mesí­as durante su ministerio, aunque sí­ dio énfasis a que habí­a cumplido las promesas del AT. En cambio, enseñó a sus discí­pulos que él cumplirí­a las profecí­as del AT de un rey mesiánico, daví­dico (Psa 2:7), obedeciendo, sufriendo, muriendo (el Siervo del Señor, Isa 41:1; Isa 41:53) y resucitando. Su entrada a Jerusalén (Zec 9:9-10) hizo recordar al pueblo que el Mesí­as era un rey humilde que vení­a a traer paz, no guerra. Jesús se refirió a sí­ mismo como el Hijo del Hombre. Ya que este tí­tulo no era usado por los judí­os para referirse al Mesí­as, Jesús podí­a darle su propio significado.
Como Jesús no resultó ser el libertador polí­tico que los judí­os esperaban, mayormente fue rechazado por su propio pueblo. Los saduceos deseaban mantener su poder polí­tico. Los fariseos se ofendieron por el rechazo de Jesús a sus tradiciones, especialmente su parecer sobre el sábado (Mat 12:2-14), y consideraron sus afirmaciones como blasfemias contra Dios (Luk 5:21). Ambos grupos se unieron para hacer posible su muerte (Mar 11:18).
Después de su muerte y resurrección, cuando se habí­an desvanecido las esperanzas polí­ticas terrenales para él, la identidad de Jesús como el Mesí­as llegó a ser el centro de la predicación cristiana primitiva. Al resucitar a Jesús de los muertos, Dios lo proclamó el Mesí­as, el libertador prometido y el Hijo de Dios (Act 2:31, Act 2:36; Act 3:18). Jesús está ahora sentado a la mano derecha de Dios (Psa 110:1), el soberano de un reino eternal y celestial que sobrepasa el reino nacional que los judí­os esperaban en los dí­as de Cristo. Sin embargo, un dí­a Jesús regresará y ejercerá poder polí­tico en la tierra. En su segunda venida continuará llenando el papel de Mesí­as como rey, juzgando a los enemigos de Dios y la iglesia y estableciendo un reino mundial y polí­tico en que la justicia triunfará en las relaciones humanas. El libro de Apocalipsis y otros pasajes del NT describen esta venida futura. (Ver ESCATOLOGIA.).
B. La iglesia.
Después de la ascensión de Jesús, el grupo pequeño de discí­pulos que le seguí­a se congregó en Jerusalén. Allí­, durante la fiesta de Pentecostés, recibieron el prometido *Espí­ritu Santo (Act 2:1-4). El Espí­ritu Santo es la tercera persona de la *Trinidad (2Th 2:13-14; 1Pe 1:2). En el NT Dios reveló que hay tres personas en un Dios: Dios el Padre; Jesús, quien es Dios el Hijo; y el Espí­ritu Santo, quien debido al sacrificio completo de Cristo por el pecado ahora mora en todos los creyentes, como lo prometió Ezequiel y otros profetas del AT. El Espí­ritu Santo provee el poder para obedecer las leyes de Dios, produce frutos de justicia en la vida de los creyentes (Gal 5:22-23), y da dones a la iglesia (1 Corintios 12; Rom 12:6-8). (Ver IGLESIA; Ver ESPIRITU SANTO; Ver DONES ESPIRITUALES.).
La iglesia nació en Pentecostés cuando muchos judí­os respondieron a la predicación de Pedro arrepintiéndose y confiando en Cristo como el Salvador y Mesí­as (Act 2:40-41). Estos judí­os cristianos se reuní­an para cantar, orar, escuchar las enseñanzas de los apóstoles y animarse unos a otros en la fe (vv. 42-47). Pero conforme crecí­a la iglesia, la oposición creciente de los lí­deres judí­os forzaban a los judí­os cristianos a salir de Jerusalén (Act 8:1-4). A dondequiera que iban estos judí­os cristianos, predicaban el evangelio.
Como resultado, muchos gentiles y judí­os respondieron confiando en Cristo.
De Jerusalén, la iglesia primero se esparció a Samaria (Act 8:14-17).
Luego de Palestina a Antioquí­a (Act 11:19-30), y luego a Asia Menor, Grecia y Roma, en cumplimiento de la comisión de Cristo de ir a otras naciones para predicar las buenas nuevas.
Uno de los que se oponí­an fanáticamente a la iglesia primitiva era Saulo, un judí­o devoto. Mientras que Saulo viajaba a Damasco para perseguir a los cristianos, Jesús se le apareció y lo llamó a un trabajo especial. Saulo llegó a ser *Pablo, el misionero especial de Jesús a los gentiles. Al viajar de ciudad en ciudad, Pablo proclamaba el mensaje de salvación no sólo a los judí­os en las sinagogas, sino también a los gentiles (Act 9:15-16). Durante los tres viajes misioneros, Pablo esparció el evangelio a través del Imperio Romano. El reino de Dios que comenzó durante el ministerio de Cristo se esparció a través del mundo a todos los pueblos, tanto a judí­os como a gentiles.
Al principio, después de su conversión, los judí­os que creí­an en Cristo seguí­an asistiendo a los cultos del templo y celebrando las fiestas judí­as. Los creyentes, tanto judí­os como gentiles, se reuní­an en los hogares para adorar los domingos, primer dí­a de la semana, ya que la resurrección de Cristo sucedió en ese dí­a (Act 20:7; 1Co 16:2). Con la destrucción del templo en 76 d. de J. C., los judí­os creyentes ya no celebraron el sábado, pues el domingo llegó a ser el dí­a reconocido para la adoración. El culto de adoración para estos creyentes primitivos era muy similar al culto de la sinagoga.
La iglesia primitiva observaba dos ordenanzas: la *cena del Señor y el *bautismo. La cena del Señor es una cena del pacto nuevo celebrada con pan (para simbolizar el cuerpo de Cristo) y vino (para simbolizar la sangre de Cristo). La cena del Señor mira hacia atrás, al sacrificio final de Cristo por el pecado y hacia adelante a su regreso en gloria. Juan el Bautista usó el bautismo como una señal de arrepentimiento. Después de Pentecostés, los nuevos creyentes eran bautizados como testimonio de su vida nueva en Cristo. Los creyentes han muerto al pecado y están vivos en Cristo (Rom 6:4). (Ver SACRAMENTO.)

Abreviaturas
a. de J.C. Antes de Jesucristo.
AT Antiguo Testamento.
aprox. Aproximadamente.
Ba Biblia de las Américas.
BAD Biblia al Dí­a BJ.
Biblia de Jerusalén.
c. Circa (lat.), cerca de, aproximadamente.
cap. (caps.) Capí­tulo(s).
cm. Centí­metro.
cf. Confer (lat.), compare.
DHH Dios Habla Hoy.
d. de J.C. Después de Jesucristo.
et al. Et alii (lat.), y otros.
gr. Griego.
heb. Hebreo.
kg. Kilogramo.
km. Kilómetro.
lat. Latí­n.
lit. Literalmente.
LXX Septuaginta (versión griega del AT).
m. Metro.
ms.,mss. Manuscrito(s).
NC Nácar-Colunga .
NT Nuevo Testamento.
par. Y paralelo(s).
p.ej. Por ejemplo.
p., pp. Página, páginas.
RV-1909 Reina-Valera 1909.
RVa Reina-Valera Actualizada
RVR-1960 Reina-Valera Revisada 1960.
s.,ss. Siguiente, siguientes.
s.f. Sin fecha
v.,vv. Versí­culo, versí­culos.
VHA Versión Hispano-Americana .

Fuente: Diccionario Bíblico Mundo Hispano