IRRACIONALISMO

El i. es la doctrina según la cual la realidad en general (o sólo determinados sectores de la misma) no puede ser conocida por el raciocinio abstracto del entendimiento (o de la razón, o del -> espí­ritu en general) y, por tanto, sólo puede ser aprehendida (por lo menos originariamente) a través de actos independientes de la inteligencia (sentimiento, vivencia, intuición, amor, simpatí­a, asentimiento, fe, instinto, conducta).

1. Formas más importantes del irracionalismo. a) Según el i. derivado del -> nominalismo y del -> empirismo, la realidad sensible no se puede conocer racionalmente en su esencia y sus fundamentos metafí­sicos. b) El -> voluntarismo, en lugar de una estructura racional del ser, introduce una voluntad puramente arbitraria o instintiva como fundamento del mundo. El hombre sólo alcanza la realidad por la voluntad o por el amor. c) Para el -> vitalismo la esencia de la realidad radica en la vida con su dinamismo, que sólo es inteligible por intuición, y no puede aprehenderse conceptualmente. d) Según Kant (-> kantismo) y algunos de sus secuaces el entendimiento no puede llegar a la cosa en sí­ ni a la realidad. e) La filosofí­a de los -a valores separa el ser racionalmente cognoscible del valor, aprehensible sólo por el sentimiento. f) El -> existencialismo apunta a un conocimiento pre- o supranacional del hombre entero, el cual es presentado por muchos como racionalmente inexplicable. g) La ética de situación llevada a su último extremo rechaza el conocimiento racional de los mandamientos generales como norma de la acción moral. h) Según varias tendencias de la filosofí­a de la -> religión, Dios sólo se abre al sentimiento, a la fe, a la intuición. Las proposiciones racionales (dogmas), con frecuencia son consideradas como meros sí­mbolos variables de lo divino, que es incomprensible, i) La teologí­a -> dialéctica en sus formas más extremas entiende la revelación como una paradoja en contradicción con todo orden racionalmente cognoscible.

2. El análisis del conocimiento humano desenmascara al i. y al -> racionalismo como extremos fundamentalmente insuficientes, en los que laten motivos justos, pero tratados de forma incompleta, según se pone de manifiesto por las siguientes reflexiones: a) Así­ como la unidad personal del hombre se despliega en una rica variedad de fuerzas que se complementan, de igual manera hay que entender el conocimiento humano como un complejo originariamente unido de factores cognoscitivos, análogos entre sí­ y con distintos centros de interés según el objeto, la situación y el lugar histórico. b) Todos los modos de conocimiento hallan su unidad y fundamento informante en la -> transcendencia del espí­ritu humano hacia el ámbito del -> ser; esta unidad primigenia de la -> conciencia espiritual excluye un postrer pluralismo del conocimiento. c) Como el espí­ritu humano en su decir «es» y en el acto de la libertad expresa lo -> absoluto y sabe de la totalidad del ser, sí­guese que la estructura fundamental de la realidad universal y, por ende, todo en general, es siempre conocido inicialmente por el espí­ritu y, consecuentemente, en principio es espiritualmente cognoscible. Ya la pregunta por todas las cosas y su totalidad contiene, efectivamente, como condición de su posibilidad, un previo saber implí­cito sobre el todo. Así­, pues, un i. estricto se deshace a sí­ mismo por su contradicción interna: se habla sabiendo de algo que deberí­a ser inasequible para el conocimiento. d) Como espiritualidad finita, dirigida ante todo a los objetos mundanos, el -> conocimiento humano se halla en una tensión inevitable entre el concepto idealmente disponible, pero abstracto, y la intuición viva. La intuición aprehende inicialmente la plenitud concreta del objeto, pero carece aún de claridad racional. De ahí­ que impulse hacia el concepto, a la vez que se sustrae a la plena comprensión conceptual. e) Sí­guese que el pensamiento abstracto no es una función epistemológica independiente, sino sólo la versión abstracta, categorial y objetivadora de la intuición y -> experiencia en su estadio anterior al concepto; de ahí­ que todo campo de lo real sea accesible al pensar abstracto, o racional en un sentido más estricto (cf., sin embargo, -> revelación, -> misterio). f) El pensamiento abstracto vive, en su proceso ulterior, en conexión y tensión -> dialéctica con la intuición primigenia; mas por razón de su referencia al ser en general (diferencia ontológica), puede transcender el objeto mundano y analizar sus fundamentos metafí­sicos y teológicos. g) En los campos particulares la referencia del objeto al ser es distinta en cada caso y, por ende, también es distinta, la relación entre concepto e intuición (-> analogí­a del ser): desde la reducción casi completa de la intuición a concepto exacto hasta la denominación mí­tica del misterio. Por esto el conocimiento racional no debe definirse unilateralmente partiendo de un ideal preconcebido de conocimiento o de un orden particular del saber, p. ej., las ciencias de la naturaleza, pues ese conocimiento y su lenguaje presentan siempre un cuño diverso al adaptarse a los distintos campos del saber. Sin embargo, la versión conceptual es tanto más apropiada, cuanto el objeto conocido es más susceptible de un análisis funcional y categorial. Sobre el necesario entrelazamiento de la intuición y del pensamiento con los actos espirituales de apetencia, sentimiento y amor, véase -> voluntarismo. i) El conocimiento sensible es por esencia un elemento exterior para el espí­ritu humano. O sea, por un lado está originariamente emparentado con el espí­ritu y se halla ordenado a él como base necesaria de partida y complemento permanente; y, por otro, dada su relativa independencia y su limitación, no puede «elevarse» plenamente a conocimiento espiritual, y así­ es a la vez expresión de la finitud y del perspectivismo de todo conocer.

BIBLIOGRAFíA: R. Garrigou-Lagrange, Le sena du mysttre et le clairobscur intellectuel (P 1934); H. Ldubln, Studien zum Irrationalitatsproblem (Hl 1941); R. Crawshay-Williams, The Comforts of Unreason (Lo 1947); K. Jaspers, Vernunft und Widervernunft in unserer Zeit (Mn 1950); A. Aliotta, Le origini dell’Irrazionalismo contemporaneo (Na 1950); E. R. Dodds, The Greeks and the Irrational (Berkeley – Los Angeles 1951); J. Bojarull, En el mundo de lo irreal (Ba 1954); A. Masullo, Intuizione e discorso (Na 1955); O. F. Bollnow, Die Vernunft und die Machte des Irrationalen: Wesen und Wirklichkeit des Menschen, bajo la dir. de K. Ziegler (G6 1957); Rahner IV 53-104; EncFII 1553-1564; W. Keilbach, 1. und Intuitionismus: Custos, quid de nocte?, bajo la dir. de K. Rudolf- L. Lentner (W 1961) 61-70.

Klaus Riesenhuber

K. Rahner (ed.), Sacramentum Mundi. Enciclopedia Teolσgica, Herder, Barcelona 1972

Fuente: Sacramentum Mundi Enciclopedia Teológica

El irracionalismo (mejor, no-racionalismo) es la creencia filosófica que afirma que uno entra en contacto con la realidad en una forma no-racional. Lo Real es supraracional o bien transracional, y requiere, por tanto, que nos acerquemos a él en una forma no-racional para lograr el contacto. El acercamiento puede ser por intuición (Bergson), o por la voluntad (Schopenhauer), o por emoción (romanticismo), o por misticismo (Plotinus).

En teología, irracionalismo es la creencia que se alcanza a Dios en una forma no-racional. El intuicionalismo, misticismo y existencialismo religiosos son formas de irracionalismo. El liberalismo, fuertemente enraizado en la filosofía romántica o panteísta tiene un sabor fuertemente irracional, al igual que mucha teología contemporánea que haya sido influenciada por las doctrinas de Kierkegaard de lo dialéctico y paradójico, y por la separación existencialista de la existencia y la esencia (también de Kierkegaard).

Bernard Ramm

Harrison, E. F., Bromiley, G. W., & Henry, C. F. H. (2006). Diccionario de Teología (330). Grand Rapids, MI: Libros Desafío.

Fuente: Diccionario de Teología