JAQUIN Y BOAZ

(heb., yakhin, él establecerá, bo†™az, agilidad, fortaleza).

Los nombres de las dos columnas simbólicas en el pórtico del templo de Salomón; Jaquí­n al lado sur, Boaz al lado norte. Estas columnas fueron diseñadas por Hiram, de Tiro (1Ki 7:13-22).

Fuente: Diccionario Bíblico Mundo Hispano

Nombre puesto por Salomón a las dos columnas de bronce que se colocaron en el pórtico del †¢templo. Jaquí­n estaba a la derecha y Boaz a la izquierda (1Re 7:21). No formaban parte de la estructura sino que estaban aisladas. En cuanto a su altura, 1Re 7:15 y Jer 52:21 dicen que era de dieciocho codos; 2Cr 3:15 dice treinta y cinco codos. Cuando la destrucción de Jerusalén por los caldeos fueron quebradas y el bronce llevado a Babilonia (Jer 52:17). En cuanto a la significación de los nombres hay varias teorí­as. Una de ellas: Jaquí­n = Que Dios establezca (o haga fuerte). Boaz = En él (Dios) está la fortaleza.

Fuente: Diccionario de la Biblia Cristiano

Los nombres de los pilares o columnas de bronce decorados que flanqueaban la entrada del *templo de Salomón en Jerusalén (1 R. 7.21; 2 Cr. 3.15–17). Cuando Nabucodonosor capturó Jerusalén en 587 a.C. fueron quebrados y llevados a Babilonia (2 R. 25.13).

I. Descripción y construcción

Las columnas tenían dieciocho codos de altura (unos 9 m) y doce de circunferencia (alrededor de 1 m de diámetro), y en la parte superior tenían capiteles de cinco codos de altura (unos 2, 5 m) (1 R. 7.15–16). El Cronista da su altura como de 35 codos (2 Cr. 3.15), pero se cree que indica la altura combinada de ambas columnas, si calculamos una luz de un codo para su inserción en sus bases y capiteles. En la época de la destrucción del templo se dice que los capiteles tenían tres codos de altura (2 R. 25.17); esta reducción de su altura puede haber sido consecuencia de las renovaciones que Joás (2 R. 12.6ss) o Josías (2 R. 22.3ss) llevó a cabo en el templo (cf. Jer. 52.22). Esta explicación es preferible a la opinión según la cual fue un error de lectura o de trasmisión del texto.

Se han hecho diversos intentos de imaginar la decoración en la forma en que se la describe (1 R. 7.17–22, 41–42; Jer. 52.22–23). Parecería que el capitel tenía cuatro pétalos de lirios abiertos e invertidos (šušan) de cuatro codos de ancho (bā˒ūlām, 1 R. 7.19, “del vestíbulo”, °vp, así Yeivin) y tenía por encima un globo (gullā). Este pomo o globo estaba rodeado por una red (śeḇāḵâ) en cuyo borde había dos hileras de granadas.

Las columnas y los capiteles fueron vaciados por Hiram, artesano de Tiro (1 R. 7.13–14), que trabajó en la tierra arcillosa entre Sucot y Saretán (1 R. 7.46). Eran huecos (Jer. 52.21) y pueden haber sido fundidos con una técnica similar a la utilizada por Senaquerib cuando hizo fundir en bronce grandes bestias míticas (ARAB, 2, 1927, pp. 169; véase tamb. Underwood, Man 58, 1958, pp. 42), o bien podría haberse adoptado para esta inmensa tarea algún método similar al empleado para fundir los cañones medievales.

II. Propósito

Aunque se ha sugerido que las columnas servían de soporte al techo del atrio, la descripción del AT las incluye más bien con el mobiliario del templo que con los elementos arquitectónicos, y vemos que fueron colocadas “en” o “cerca” (1 R. 7.21) y “delante” (2 Cr. 3.17) del templo. Hay considerables pruebas de la existencia de columnas libres en las entradas de los santuarios de templos. En el ss. XIII a.C. se encontraron columnas en el templo de *Hazor y Kamid el-Loz en un templo fenicio en Quitión y un templo israelita en *Arad, pero es imposible determinar si eran columnas libres o no. Podemos imaginar el aspecto de las columnas tomando como base modelos de santuarios en arcilla encontrados en Palestina y Chipre (ss. XIII-IX a.C.) y por marfiles hallados en Arslán Tash y Nimrud. Impresiones de templos en monedas griegas y romanas de Chipre y Fenicia, y descripciones de Herodoto (2.44), Estrabón (3.4.170) y Luciano (de dea Syria 15.27) revelan que en la entrada de los templos se siguió colocando pares de columnas hasta el ss. II d.C. por lo menos.

Si bien está claro que las columnas no servían un propósito arquitectónico, el significado religioso que pudieran haber tenido es oscuro. Pueden haber indicado la presencia divina, como era el caso de las columnas de nube y fuego durante la peregrinación por el desierto (Ex. 33.9; Dt. 31.15). Aparentemente tienen un significado similar diversas piedras y columnas en uso desde tiempos prehistóricos hasta la actualidad.

III. Nombres

Los nombres de las columnas podrían servir para perpetuar la memoria del linaje de David por parte de su madre (Jaquín aparece como nombre simeonita [Nm. 26.12] y de una familia sacerdotal [1 Cr. 24.17]), y también por la línea paterna (* Booz). De todos modos, una teoría más plausible es que los nombres pueden ser las primeras palabras de oráculos que daban poder a la dinastía davídica; quizás “Yahvéh establecerá (yaḵı̂nyukse) tu trono para siempre” y “en la fortaleza (be˓ōz) de Yahvéh se gozará el rey”, o algo similar.

Bibliografía. A. Parrot, El templo de Jerusalén, 1962, pp. 16–20; E. H. Maly, El mundo de David y Salomón, 1972, pp. 143–146; G. E. Wright, Arqueología Bíblica, 1975, pp. 196–208.

R. B. Y. Scott, JBL 57, 1939, pp. 143ss; H. G. May, BASOR 88, 1942, pp. 19–27; S. Yeivin, PEQ 91, 1959, pp. 6–22; J. Ovellette, RB 76, 1969, pp. 365–378.

D.J.W., C.J.D.

Douglas, J. (2000). Nuevo diccionario Biblico : Primera Edicion. Miami: Sociedades Bíblicas Unidas.

Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico